Cirujano de hierro
Será en Octubre
Se escucharon gritos durante la final del Masters 1000 de Madrid. REUTERS
"Venir al tenis está bien, pero aquí venimos al ambiente", le decía una progenitora a su hija entrando en la Caja Mágica justo antes de la final. El Masters 1000 de Madrid se ha convertido en un lugar de encuentro que va mucho más allá del tenis. Negocios, encuentro con amigos y hasta noches de fiesta han sido protagonistas de estos días de torneo, en el que incluso algunos días ha superado en atracción a los propios partidos de tenis.
El deporte es diversión y pasarlo bien forma parte del show, pero no debemos olvidar qué es el tenis, cómo se comporta el público en este deporte y el ambiente que tiene o debe reinar en una pista. Después de dos décadas acogiendo una de las citas más importantes del circuito, ha llegado la hora de reflexionar y analizar uno de los problemas más grandes que sufre el Madrid Open: el comportamiento de una parte de su público.
"Viva Ayuso", "Que venga Bolaños" sonaba en la grada en pleno saque de Jan-Lennard Struff durante el primer set de la final. Poco después, otro aficionado gritaba "A por el luterano", refiriéndose al jugador alemán [en referencia a que el rival de Alcaraz comparte país de nacimiento con Martín Lutero, fundador de la Iglesia Protestante]. La respuesta, una carcajada bastante llamativa y demasiado generalizada entre las 12.000 personas que hoy llenaban la pista Manolo Santana, y poca o ninguna recriminación. Lo siguiente, unos puntos después, era un berrido más parecido al de un animal que al de un aficionado al tenis en una final de primer nivel justo al lado de la zona habilitada para la prensa.
No es ni mucho menos la primera vez de estas dos semanas que, en la pista central, se escuchan gritos en momentos inoportunos y que tienen poco que ver con lo que ocurre en la pista. El "Hala Madrid" se une con asiduidad al habitual "Viva España" en algunos partidos donde ni siquiera juegan tenistas españoles. En la mayoría de ocasiones, estas salidas de tono provocan que los tenistas tengan que esperar para sacar. De estos gritos, el único que tiene que ver con el tenis y que ha sido habitual es el de "Vamos, Rafa", que se ha escuchado en momentos clave de partidos a pesar de que el balear ni siquiera ha formado parte del cuadro.
Enfrentamientos con Rune y Medvedev
Más serio fue lo ocurrido durante la primera semana con Holger Rune, uno de los tenistas más prometedores y coetáneo de la generación de Alcaraz, y el ruso Daniil Medvedev. Ninguno de los dos son un ejemplo en cuanto a serenidad en la pista, pero en Madrid se vieron superados por la reacción frontal de un público que iba contra ellos. Pitos, insultos y enfrentamiento directo hacia estos dos jugadores que llegaron a mostrar su enfado en rueda de prensa.
La cultura tenística más purista, en los torneos del circuito y lejos del antiguo formato de Copa Davis, presenta a un público respetuoso con los dos jugadores, sin voces desde la grada cuando empieza la mecánica de saque de los tenistas y disfruta del espectáculo en un riguroso silencio durante los puntos. Madrid nunca será Wimbledon, pero una reflexión sobre estas cuestiones no estaría de más. Solo doy una idea: atraer a los verdaderos aficionados al tenis y ponerles fácil que puedan ver los mejores partidos.
“Viva Ayuso”, “Que venga Bolaños”: Madrid tiene un problema de afición al tenis en sus gradas