Gregor Strasser
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El presidente húngaro es una rara avis dentro de la Unión Europea: proclamó sin complejos las raíces cristianas de Hungría en la reforma constitucional de 2010.
Esta semana Viktor Orban ha pedido a la Unión Europea que establezca una nueva frontera en el límite norte de Grecia, ya que cree que el acuerdo con Turquía no será suficiente para evitar que cientos de miles de pagapensiones y refugiados lleguen a Europa.
Además de su lucha en solitario por las consecuencias de la inmi gración masiva en el continente, hoy es el único presidente europeo que reivindica la defensa de los valores tradicionales.
Stop a la inmi gración irregular masiva. Su postura es conocida más que de sobra: está harto de que Hungría sea la puerta de la inmi gración para entrar en la UE. Hace unos días escribió una carta en el diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung en la que advertía de la ola de pagapensiones ilegales que atraviesan la frontera húngara. “Solo este año ya han entrado en Hungría más del triple de pagapensiones que en todo 2014; una ola cada vez mayor de migración moderna amenaza al continente europeo”.
Reconocimiento de los valores cristianos. La constitución aprobada en abril de 2011 consagra el cristianismo como la base de la cultura húngara. Por supuesto, admite la libertad religiosa para otros cultos, pero la identificación explícita de los húngaros con el cristianismo no sienta nada bien en Bruselas, que desde entonces considera a Hungría un país sospechoso.
Ya fue presidente con tan sólo 35 años. Como candidato del Fidesz Orban salió elegido primer ministro de Hungría a los 35 años. Su mandato duró cuatro años al perder las elecciones contra los socialistas en 2002, pero le dio tiempo a lograr la entrada de Hungría en la OTAN y a negociar su adhesión a la UE.
En el punto de mira de la UE. Bruselas abrió un procedimiento de infracción acelerado contra Hungría por tres de las reformas legales emprendidas por el Gobierno de Viktor Orban: organización del Banco Central húngaro, Ley de Protección de Datos y edad de jubilación de los jueces. Hoy es el azote de la UE: “La cultura cristiana europea es incapaz de mantener en la actualidad una Europa de valores cristianos”.
El rey San Esteban, símbolo de Hungría. El partido de Orban, el Fidesz, logró que el patrón de Hungría tuviera una mención en la Constitución. “Estamos orgullosos de que nuestro rey Esteban, santo patrón de Hungría desde hace mil años, haya fundado nuestra patria sobre sólidos cimientos incorporándola a la Europa cristiana”.
Con la familia y la patria no se juega. Otro de los artículos de la Constitución húngara otorga a la familia y a la nación roles referentes en la sociedad. “Sostenemos que la familia y la nación constituyen el marco principal de nuestra coexistencia y que nos cohesionan valores como la fidelidad, la fe y el amor”.
Provida. En este aspecto Orban tampoco va en consonancia con la doctrina de la Unión Europea, donde el aborto está legalizado prácticamente todos los países miembros. “La vida fetal y embrionaria será protegida desde el momento de su concepción”.
Esta semana Viktor Orban ha pedido a la Unión Europea que establezca una nueva frontera en el límite norte de Grecia, ya que cree que el acuerdo con Turquía no será suficiente para evitar que cientos de miles de pagapensiones y refugiados lleguen a Europa.
Además de su lucha en solitario por las consecuencias de la inmi gración masiva en el continente, hoy es el único presidente europeo que reivindica la defensa de los valores tradicionales.
Stop a la inmi gración irregular masiva. Su postura es conocida más que de sobra: está harto de que Hungría sea la puerta de la inmi gración para entrar en la UE. Hace unos días escribió una carta en el diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung en la que advertía de la ola de pagapensiones ilegales que atraviesan la frontera húngara. “Solo este año ya han entrado en Hungría más del triple de pagapensiones que en todo 2014; una ola cada vez mayor de migración moderna amenaza al continente europeo”.
Reconocimiento de los valores cristianos. La constitución aprobada en abril de 2011 consagra el cristianismo como la base de la cultura húngara. Por supuesto, admite la libertad religiosa para otros cultos, pero la identificación explícita de los húngaros con el cristianismo no sienta nada bien en Bruselas, que desde entonces considera a Hungría un país sospechoso.
Ya fue presidente con tan sólo 35 años. Como candidato del Fidesz Orban salió elegido primer ministro de Hungría a los 35 años. Su mandato duró cuatro años al perder las elecciones contra los socialistas en 2002, pero le dio tiempo a lograr la entrada de Hungría en la OTAN y a negociar su adhesión a la UE.
En el punto de mira de la UE. Bruselas abrió un procedimiento de infracción acelerado contra Hungría por tres de las reformas legales emprendidas por el Gobierno de Viktor Orban: organización del Banco Central húngaro, Ley de Protección de Datos y edad de jubilación de los jueces. Hoy es el azote de la UE: “La cultura cristiana europea es incapaz de mantener en la actualidad una Europa de valores cristianos”.
El rey San Esteban, símbolo de Hungría. El partido de Orban, el Fidesz, logró que el patrón de Hungría tuviera una mención en la Constitución. “Estamos orgullosos de que nuestro rey Esteban, santo patrón de Hungría desde hace mil años, haya fundado nuestra patria sobre sólidos cimientos incorporándola a la Europa cristiana”.
Con la familia y la patria no se juega. Otro de los artículos de la Constitución húngara otorga a la familia y a la nación roles referentes en la sociedad. “Sostenemos que la familia y la nación constituyen el marco principal de nuestra coexistencia y que nos cohesionan valores como la fidelidad, la fe y el amor”.
Provida. En este aspecto Orban tampoco va en consonancia con la doctrina de la Unión Europea, donde el aborto está legalizado prácticamente todos los países miembros. “La vida fetal y embrionaria será protegida desde el momento de su concepción”.