Kabraloka
Madmaxista
La unión hace la fuerza. No parece que las leyes impuestas por nuestros gobernantes funcionen.
Más de 300 personas marcharon desde la plaza hasta la calle Washington, lugar en el que se encuentra el inmueble que denuncian los residentes. Algunos de los manifestantes comenzaron a golpear la puerta hasta que lograron echarla abajo. En ese momento, varios vecinos entraron en la vivienda, una casa de planta baja, y se encararon con los tres okupas que residen en ella. Estos tuvieron que atrincherarse al fondo del inmueble. Ante el incremento de la tensión entre ambas partes, hasta el lugar se desplazaron 12 agentes de la Policía Nacional.
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Mientras todo esto pasa fuera, dentro, los policías hablan con los okupas. Se les ve nerviosos. Se quieren ir, pero temen ser linchados, según fuentes policiales.
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A apenas quince minutos de las diez de la noche, fuentes de la policía explican que en el interior de la vivienda solo quedan dos okupas, un hombre y una mujer. Ella, añaden, está embarazada y, según los vecinos, ha cometido varios atracos en el barrio. Hace dos meses, supuestamente y según los residentes concentrados ante la narcocasa, asaltó a un anciano en casa. «Quedan los peores», dicen los vecinos, que insisten en que si no salen, se quedan toda la noche.
Los vecinos de Monte Alto, en A Coruña, estallan y logran echar a los okupas de un narcopiso: «A ver si empezamos a vivir más tranquilos y seguros»
Tres hombres optaron a última hora de la tarde por abandonar la vivienda y la pareja que quedaba en el interior hizo lo mismo durante la noche. La Policía vigiló la vivienda hasta que quedó tapiada
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Más de 300 personas marcharon desde la plaza hasta la calle Washington, lugar en el que se encuentra el inmueble que denuncian los residentes. Algunos de los manifestantes comenzaron a golpear la puerta hasta que lograron echarla abajo. En ese momento, varios vecinos entraron en la vivienda, una casa de planta baja, y se encararon con los tres okupas que residen en ella. Estos tuvieron que atrincherarse al fondo del inmueble. Ante el incremento de la tensión entre ambas partes, hasta el lugar se desplazaron 12 agentes de la Policía Nacional.
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Mientras todo esto pasa fuera, dentro, los policías hablan con los okupas. Se les ve nerviosos. Se quieren ir, pero temen ser linchados, según fuentes policiales.
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A apenas quince minutos de las diez de la noche, fuentes de la policía explican que en el interior de la vivienda solo quedan dos okupas, un hombre y una mujer. Ella, añaden, está embarazada y, según los vecinos, ha cometido varios atracos en el barrio. Hace dos meses, supuestamente y según los residentes concentrados ante la narcocasa, asaltó a un anciano en casa. «Quedan los peores», dicen los vecinos, que insisten en que si no salen, se quedan toda la noche.