HaCHa
Rojo cabrón, en tu pandero es leyenda
Yo llevaba la tira de meses sin usar Binance cuando va y me decido a comprarme unas criptos aprovechando su actual situación de fruta ruina zarrapastrosa.
Pues bien, la cosa se ha puesto tan chunga que estoy por desistir.
Va Binance y se pone a pedirme que actualice mi comprobación de identidad. Festival de datos míos arriba y abajo pues. fruta gracia. Acto seguido pido de hacer una SEPA, como siempre; pero esta vez va a ser que no, que eso ahora lo llevan con un intermediario de Irlanda (Bifinity Paysafe) en el que tengo que tener un wallet y al que tengo que autorizar para que lea todos mis datos. Luego me salta un aviso de que hace poco hubo un phishing y nosequé por lo que me convendria mejorar seguridad y cambiar claves y la abuela que fuma, luego me salta otro nosequé de una nueva comprobación que si no la hago me bloquean y que empieza por preguntarme qué quiero hacer con las criptos y qué cantidades pretendo manejar... demencial. Jodidamente demencial. Creo que voy a pasar.
Entre que es un sector que ya no renta ni a tiros, que está todo militarizado a apiolar, el acoso y derribo a tu privacidad en todos los tinglados, que ahora le pasan datos al fisco hasta en el chiringo más cutre, que las comisiones son una violación sin vaselina en cada movimiento y que los intercambios P2P de criptos suponen pagarlas a precio de oro, yo ya paso. Esto es una fruta cosa que se han amado viva y todos los que decíais que jamás podrían controlar las criptos sois unos bocabuzones que no sabéis ni por dónde pega el aire. A día de hoy para comprarse unas criptomonedas sin calentarse mucho la cabeza hace falta ser terco como una mula, hacer más papeles que al presentar la declaración y carecer de la menor intención de preservar el anonimato.
Ningún banco me taladra tanto si quiero comprar o invertir. Ninguno. Máxime cuando todavía no hemos hablado del importe y podrían ser cuatro chavos perfectamente.
Hale, ya me he desahogao, piro al platero de la esquina a comprarme unos paquillos, que para eso no hace falta perder el pandero como una loca desesperada. Ahí revienten todas las criptos de una fruta vez, que para lo que están sirviendo casi que mejor.
Pues bien, la cosa se ha puesto tan chunga que estoy por desistir.
Va Binance y se pone a pedirme que actualice mi comprobación de identidad. Festival de datos míos arriba y abajo pues. fruta gracia. Acto seguido pido de hacer una SEPA, como siempre; pero esta vez va a ser que no, que eso ahora lo llevan con un intermediario de Irlanda (Bifinity Paysafe) en el que tengo que tener un wallet y al que tengo que autorizar para que lea todos mis datos. Luego me salta un aviso de que hace poco hubo un phishing y nosequé por lo que me convendria mejorar seguridad y cambiar claves y la abuela que fuma, luego me salta otro nosequé de una nueva comprobación que si no la hago me bloquean y que empieza por preguntarme qué quiero hacer con las criptos y qué cantidades pretendo manejar... demencial. Jodidamente demencial. Creo que voy a pasar.
Entre que es un sector que ya no renta ni a tiros, que está todo militarizado a apiolar, el acoso y derribo a tu privacidad en todos los tinglados, que ahora le pasan datos al fisco hasta en el chiringo más cutre, que las comisiones son una violación sin vaselina en cada movimiento y que los intercambios P2P de criptos suponen pagarlas a precio de oro, yo ya paso. Esto es una fruta cosa que se han amado viva y todos los que decíais que jamás podrían controlar las criptos sois unos bocabuzones que no sabéis ni por dónde pega el aire. A día de hoy para comprarse unas criptomonedas sin calentarse mucho la cabeza hace falta ser terco como una mula, hacer más papeles que al presentar la declaración y carecer de la menor intención de preservar el anonimato.
Ningún banco me taladra tanto si quiero comprar o invertir. Ninguno. Máxime cuando todavía no hemos hablado del importe y podrían ser cuatro chavos perfectamente.
Hale, ya me he desahogao, piro al platero de la esquina a comprarme unos paquillos, que para eso no hace falta perder el pandero como una loca desesperada. Ahí revienten todas las criptos de una fruta vez, que para lo que están sirviendo casi que mejor.