M. Priede
Será en Octubre
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Lo mismo que aquí, que llevan a los pensionistas y a los niños a esos museos que son una pura estafa. Los tribunales ordinarios eran infinitamente peores, te condenaban a galeras por la mínima, de hecho muchos delincuentes comunes hacían todo lo posible por ser juzgados como herejes y luego arrepentirse porque les salía mejor. Esas herramientas de tortura nunca existieron, proceden de la imaginación literaria del XIX. Otra cosa: la Inquisición empezó en Francia, pasó a España a través de la Corona de Aragón y de ahí a Castilla y a toda España tras la unificación de los reinos: "Asegura que, de forma errónea, se ha afirmado que en España se fundó el primer tribunal para combatir la herejía y el judaísmo, aunque en realidad sucedió en Francia en el siglo XIII, y que el primer inquisidor fue Robert le Bougre, conocido por su intemperancia y despiadada persecución de la herejía que arrastró a la fin a cientos de personas".
Es intolerable que las autoridades políticas permitan que estos licenciados en Historia, todos ellos progresistas, lleven a cabo una labor de desinformación, repruebo y mentira. Pero ocurre que los políticos, además de oportunistas, son aun más ignorantes que los licenciados.
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¿Por qué la Corona Española no nombró a Cortés como Virrey de Nueva España y dio tantos poderes a la nobleza indígena?
Es intolerable que las autoridades políticas permitan que estos licenciados en Historia, todos ellos progresistas, lleven a cabo una labor de desinformación, repruebo y mentira. Pero ocurre que los políticos, además de oportunistas, son aun más ignorantes que los licenciados.
Así lo recupera la historiadora Úrsula Camba en su libro Persecución y modorra (Editorial Turner), revisión documental sobre el Santo Oficio, en donde confirma que sólo 30 por ciento de los procesados eran sometidos a tormento y que éste nunca implicó esos instrumentos que se exhiben en el apócrifo Museo de la Tortura y la Pena Capital de México.
Pero la fin de Carlos Ometochtzin –quien fomentaba el alzamiento general de los pueblos originarios— no fue vista con buenos ojos por la sociedad virreinal, y tanto los caciques como las autoridades civiles y religiosas elevaron airadas protestas al rey, “alegando que no se podía aplicar tanto rigor a los nativos cuando sólo tenían escasos 20 años de conocer la fe cristiana”, explica Camba Ludlow.
Entonces la Corona emitió una reprimenda al arzobispo y prohibió que el Santo Oficio persiguiera a los indios por delitos de fe. Pero como el avance del mestizaje era inevitable, los documentos del Santo Oficio en la Nueva España revelan persecuciones en contra de mestizos.
Úrsula Camba Ludlow despoja de mitos a La inquisición
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