ATENEA3
Madmaxista
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No existe una cifra oficial fiable. Rasmussen no confirma que haya víctimas civiles ante las informaciones que apuntaban a la fin de 45 personas en el ataque a un grupo de talibanes
Las operaciones de la OTAN en Afganistán, como todo el conflicto en sí, parecen ser un cúmulo de confusiones. Las tropas de la ISAF lanzaron esta mañana un ataque en la provincia de Kunduz contra un grupo de talibanes que habían robado dos camiones de gasolina. Las primeras informaciones apuntaban a que casi un centenar de personas habían muerto en el bombardeo.
El gobernador de la provincia, Mohamed Omar, dio una primera cifra oficial de 90 víctimas y dijo que al menos la mitad eran civiles. Según él, los talibanes empezaron a repartir combustible entre los civiles cuando vino una gran explosión provocada por un misil de un caza de la ISAF. La OTAN negaba que hubiera afganos inocentes muertos. Horas más tarde, Omar compareció ante los medios diciendo que la cifra de víctimas estaba entre 50 y 60 y que la mayoría eran insurgentes.
Ante la avalancha de informaciones sobre una supuesta matanza de civiles, el secretario general de la OTAN Anders Fogh Rasmussen dio una rueda de prensa en la que confirmó la operación. Sin embargo, no fue capaz de desmentir que hubiera civiles muertos y anunció la apertura de una investigación. "La operación se llevó a cabo contra un grupo de talibanes, aunque es posible que hubiera civiles entre las víctimas. Lo estamos investigando. El general Stanley McChrystal se ha puesto en contacto con el presidente Karzai para comunicarle nuestro compromiso en la lucha contra la insurgencia. Queremos decirle a los civiles que haremos todo lo posible para protegerlos".
La OTAN anuncia la apertura de una investigación, aunque no cree que haya civiles muertos No sólo el gobernador de Kunduz habló de civiles muertos. Un portavoz de los talibanes confirmó a la cadena británica BBC el ataque. Su testimonio parecía concordar con la versión oficial de la OTAN. Los talibanes acababan de robar los dos camiones cisterna y decidieron repartir la gasolina entre los civiles, después vino el ataque y la supuesta matanza.
La operación fue llevada a cabo por soldados alemanes, que pidieron soporte aéreo cuando localizaron a los talibanes. El Ministerio de Defensa alemán negó inmediatamente que hubiera víctimas civiles.
Nueva estrategia
A principios de esta semana, el general estadounidense Stanley McChrystal dijo en la BBC que las fuerzas de la OTAN deben reconsiderar la estrategia y centrarse en proteger a la población civil. "La situación es muy complicada, pero todavía se puede mejorar si se revisa nuestra estrategia y nuestro compromiso".
McChrystal quiso resaltar la falta de confianza que percibe entre la población civil por estos constantes ataques y porque la situación general del país no acaba de mejorar ocho años después de que EEUU comenzara esta guerra contra los talibanes en busca de Osama Bin Laden.
El ataque de hoy, unida a las evidencias que aparecieron esta semana de que los trabajadores afganos de la embajada de EEUU en Kabul sufrieron maltrato y vejaciones por parte del personal de seguridad, no hacen sino reactivar esa sensación de que las fuerzas internacionales no están allí para protegerlos.
Los civiles, las principales víctimas
De confirmarse finalmente la fin de civiles, el ataque puede provocar una nueva oleada de ira en el pueblo afgano. Cada vez que las víctimas son civiles se pone de manifiesto que la estrategia occidental en Afganistán no es la adecuada. Estos ataques contra población civil han sido más frecuentes en los últimos tiempos y han puesto en bandeja una coartada a los talibanes para ganarse el afecto de los ciudadanos. También han despertado las iras entre el Gobierno afgano. El presidente Hamid Karzai ha dicho en numerosas ocasiones que los ataques son intolerables.
Según datos de la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA), en el primer semestre de este año han fallecido 1.013 civiles en el país víctimas del conflicto, lo que supone un aumento del 24% respecto al mismo período del año anterior. De ellos, 595 personas cayeron asesinadas por las fuerzas insurgentes, y 310 a causa de ataques de las tropas regulares afganas y de las internacionales.
Las operaciones de la OTAN en Afganistán, como todo el conflicto en sí, parecen ser un cúmulo de confusiones. Las tropas de la ISAF lanzaron esta mañana un ataque en la provincia de Kunduz contra un grupo de talibanes que habían robado dos camiones de gasolina. Las primeras informaciones apuntaban a que casi un centenar de personas habían muerto en el bombardeo.
El gobernador de la provincia, Mohamed Omar, dio una primera cifra oficial de 90 víctimas y dijo que al menos la mitad eran civiles. Según él, los talibanes empezaron a repartir combustible entre los civiles cuando vino una gran explosión provocada por un misil de un caza de la ISAF. La OTAN negaba que hubiera afganos inocentes muertos. Horas más tarde, Omar compareció ante los medios diciendo que la cifra de víctimas estaba entre 50 y 60 y que la mayoría eran insurgentes.
Ante la avalancha de informaciones sobre una supuesta matanza de civiles, el secretario general de la OTAN Anders Fogh Rasmussen dio una rueda de prensa en la que confirmó la operación. Sin embargo, no fue capaz de desmentir que hubiera civiles muertos y anunció la apertura de una investigación. "La operación se llevó a cabo contra un grupo de talibanes, aunque es posible que hubiera civiles entre las víctimas. Lo estamos investigando. El general Stanley McChrystal se ha puesto en contacto con el presidente Karzai para comunicarle nuestro compromiso en la lucha contra la insurgencia. Queremos decirle a los civiles que haremos todo lo posible para protegerlos".
La OTAN anuncia la apertura de una investigación, aunque no cree que haya civiles muertos No sólo el gobernador de Kunduz habló de civiles muertos. Un portavoz de los talibanes confirmó a la cadena británica BBC el ataque. Su testimonio parecía concordar con la versión oficial de la OTAN. Los talibanes acababan de robar los dos camiones cisterna y decidieron repartir la gasolina entre los civiles, después vino el ataque y la supuesta matanza.
La operación fue llevada a cabo por soldados alemanes, que pidieron soporte aéreo cuando localizaron a los talibanes. El Ministerio de Defensa alemán negó inmediatamente que hubiera víctimas civiles.
Nueva estrategia
A principios de esta semana, el general estadounidense Stanley McChrystal dijo en la BBC que las fuerzas de la OTAN deben reconsiderar la estrategia y centrarse en proteger a la población civil. "La situación es muy complicada, pero todavía se puede mejorar si se revisa nuestra estrategia y nuestro compromiso".
McChrystal quiso resaltar la falta de confianza que percibe entre la población civil por estos constantes ataques y porque la situación general del país no acaba de mejorar ocho años después de que EEUU comenzara esta guerra contra los talibanes en busca de Osama Bin Laden.
El ataque de hoy, unida a las evidencias que aparecieron esta semana de que los trabajadores afganos de la embajada de EEUU en Kabul sufrieron maltrato y vejaciones por parte del personal de seguridad, no hacen sino reactivar esa sensación de que las fuerzas internacionales no están allí para protegerlos.
Los civiles, las principales víctimas
De confirmarse finalmente la fin de civiles, el ataque puede provocar una nueva oleada de ira en el pueblo afgano. Cada vez que las víctimas son civiles se pone de manifiesto que la estrategia occidental en Afganistán no es la adecuada. Estos ataques contra población civil han sido más frecuentes en los últimos tiempos y han puesto en bandeja una coartada a los talibanes para ganarse el afecto de los ciudadanos. También han despertado las iras entre el Gobierno afgano. El presidente Hamid Karzai ha dicho en numerosas ocasiones que los ataques son intolerables.
Según datos de la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA), en el primer semestre de este año han fallecido 1.013 civiles en el país víctimas del conflicto, lo que supone un aumento del 24% respecto al mismo período del año anterior. De ellos, 595 personas cayeron asesinadas por las fuerzas insurgentes, y 310 a causa de ataques de las tropas regulares afganas y de las internacionales.