castguer
Madmaxista
Desconfío de UPyD no sólo porque esté participando en el juego partidocrático -donde tu colabora magnánimamente en su financiación y en pagar el sueldo de su representante (del propio partido, no de usted) en el Parlamento-, sino, sobre todo, porque sus propuestas regeneracionistas poseen muy poco vuelo y son, en cierto modo, una birria gótica. Veamos de que van:
Ley electoral: simplemente proponen un lavado de cara de la que ya existe, porque en ningún momento apuestan por romper la proporcionalidad de la misma. Ni siquiera se la cuestionan. Una ley electoral proporcional es anti democrática porque aspira a representar incluso a los perdedores, rompiendo así el juego de la mayoría. Con una ley electoral proporcional muy pocos pierden, lo cual es un contrasentido en la pugna política. La proporcionalidad como salvaguarda de la representación de las ideologías en el Parlamento va en contra de la idea democrática de la representación del ciudadano.
Partidos políticos: el artículo de la Constitución que obliga a los partidos políticos a ser democráticos es una soplapollez; es como obligar a todos los murcianos, por ejemplo, a ser rubios. La naturaleza de los partidos políticos ha de estar fuera de la "constitución del Estado", pues tienen que ser representativos de la sociedad civil. UPyD, en este tema, sólo exige que se cumpla la Constitución, lo cual es un imposible. Los partidos políticos dejarían de ser un problema para la democracia si éstos dejaran de ser financiados estatalmente y se debieran sólo a las cuotas de sus afiliados -sin posibilidad, claro está, de las donaciones anónimas, el gran cáncer de la democracia americana-. UPyD, por supuesto, no propone nada que se le parezca. Por otro lado, tampoco apuesta por el fin de las listas electorales. Se limita, creo recordar, a exigir listas abiertas. Las listas abiertas no acaban con el problema de la representación del ciudadano, pues, en última instancia, el partido de turno sigue elaborando la lista en cuestión y poniendo en ella a los tipejos que más le convienen.
Separación de poderes: tampoco son muy regeneracionistas en este punto. La auténtica separación de poderes radica en la elección, por separado, de los diputados y del presidente del gobierno. En cuanto al Judicial, cuantos menos órganos de gobierno de jueces y magistrados mejor. UPyD se limita a exigir una elección más "libre" -como si los jueces elegidos por el Parlamento pudieran serlo- en el CGPJ y el Tribunal Constitucional. Regresar a lo que dice la Constitución tampoco soluciona la "inseparación". Lo mejor -no porque me lo parezca a mí, sino porque es de sentido común- es alejar los altos tribunales del Legislativo y del Ejecutivo. ¿Cómo? Muy fácil: ¿por qué no plantear que jueces, notarios, abogados, procuradores, profesores de Derecho, etc., elijan a los componentes de este poder? . No dudar de la utilidad del Tribunal Constitucional me parece también una cobardía. En teoría sirve para velar por que se cumpla la Constitución. Pero esto es absurdo. Una Constitución que realmente constituya algo, que realmente funcione, no necesita tribunales intermedios -que en realidad son otra estratagema del ejecutivo para meter mano- sino la facultad de cualquier juez -cualquiera- de declarar inconstitucional una ley.Demos
Ley electoral: simplemente proponen un lavado de cara de la que ya existe, porque en ningún momento apuestan por romper la proporcionalidad de la misma. Ni siquiera se la cuestionan. Una ley electoral proporcional es anti democrática porque aspira a representar incluso a los perdedores, rompiendo así el juego de la mayoría. Con una ley electoral proporcional muy pocos pierden, lo cual es un contrasentido en la pugna política. La proporcionalidad como salvaguarda de la representación de las ideologías en el Parlamento va en contra de la idea democrática de la representación del ciudadano.
Partidos políticos: el artículo de la Constitución que obliga a los partidos políticos a ser democráticos es una soplapollez; es como obligar a todos los murcianos, por ejemplo, a ser rubios. La naturaleza de los partidos políticos ha de estar fuera de la "constitución del Estado", pues tienen que ser representativos de la sociedad civil. UPyD, en este tema, sólo exige que se cumpla la Constitución, lo cual es un imposible. Los partidos políticos dejarían de ser un problema para la democracia si éstos dejaran de ser financiados estatalmente y se debieran sólo a las cuotas de sus afiliados -sin posibilidad, claro está, de las donaciones anónimas, el gran cáncer de la democracia americana-. UPyD, por supuesto, no propone nada que se le parezca. Por otro lado, tampoco apuesta por el fin de las listas electorales. Se limita, creo recordar, a exigir listas abiertas. Las listas abiertas no acaban con el problema de la representación del ciudadano, pues, en última instancia, el partido de turno sigue elaborando la lista en cuestión y poniendo en ella a los tipejos que más le convienen.
Separación de poderes: tampoco son muy regeneracionistas en este punto. La auténtica separación de poderes radica en la elección, por separado, de los diputados y del presidente del gobierno. En cuanto al Judicial, cuantos menos órganos de gobierno de jueces y magistrados mejor. UPyD se limita a exigir una elección más "libre" -como si los jueces elegidos por el Parlamento pudieran serlo- en el CGPJ y el Tribunal Constitucional. Regresar a lo que dice la Constitución tampoco soluciona la "inseparación". Lo mejor -no porque me lo parezca a mí, sino porque es de sentido común- es alejar los altos tribunales del Legislativo y del Ejecutivo. ¿Cómo? Muy fácil: ¿por qué no plantear que jueces, notarios, abogados, procuradores, profesores de Derecho, etc., elijan a los componentes de este poder? . No dudar de la utilidad del Tribunal Constitucional me parece también una cobardía. En teoría sirve para velar por que se cumpla la Constitución. Pero esto es absurdo. Una Constitución que realmente constituya algo, que realmente funcione, no necesita tribunales intermedios -que en realidad son otra estratagema del ejecutivo para meter mano- sino la facultad de cualquier juez -cualquiera- de declarar inconstitucional una ley.Demos