Uno de los ídolos feudales de los esvásticos, endofeladores e idiotitarios lo dice muy claro: el fut

NODIANO_borrado

Madmaxista
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"en españa tenemos un gran paro porque pensamos que el trabajo es un derecho y no una obligación"


"EN ESPAÑA TENEMOS UN GRAN PARO PORQUE PENSAMOS QUE EL TRABAJO ES UN DERECHO Y NO UNA OBLIGACIÓN"


"La reforma laboral tenía y tiene todo el sentido y sería un gran error dar marcha atrás como algunos pretenden"

"España es un país enormemente fragmentado y esto supone un problema real y de imagen para las empresas en el exterior"



La temperatura de la entrevista es muy elevada desde el principio, pero no porque la conversación con este experto en personas, innovación y empresas vaya por derroteros más propios de un combate de boxeo que de uno dialéctico. Sencillamente hace mucho calor. El termómetro marca unos registros más propios de una incubadora que de un despacho, quizás con todo el sentido, porque entre las cuatro paredes de cristal entre las que nos encontramos nacen ideas y estrategias que han cambiado la vida que nos rodea, sobre todo la de muchas de las principales compañías españolas. "El cerebro no es lo que nos diferencia de los demás, sino los valores y la actitud. Al final, uno se distingue de otros por las ganas que tiene de hacer las cosas, por la mentalidad, la pasión y la creatividad que le pone a todo, y no por una idea, porque buenas ideas, como mucho, tienes una al año y gracias".

Benito Vázquez (Orense, 1965) tiene un buen trancazo y lleva todo el día muerto de frío, pero ha mantenido la cita y a medida que pasan los minutos se va entonando. En ningún momento pierde su capacidad de reflexión, aunque no sé si a veces le sube la fiebre, porque me deja perplejo: "Esta es una compañía más simple que el mecanismo de un tenedor. Es la reinvención del sueño de Marx hecha por capitalistas. Nuestro bonus es solidario y equitativo, y se reparte en toda la empresa proporcionalmente al salario fijo de cada uno", dice el consejero delegado de Everis. Países, sectores, divisiones, oficinas, clientes... Todos a una, pero en seguida aclara que "esto no es comunismo, porque cada uno pelea por tener un fijo más alto, ya que lógicamente existen diferencias. Nuestro modelo de incentivos estimula que la gente incremente su valor todos los días y de paso, el de todos los demás. El salario variable no es individual, sino colectivo y eso te obliga a amar al prójimo como a ti mismo por la cuenta que te trae. Nuestro secreto es que somos fieles a nuestro modelo de compañía aunque cambie el negocio". Vázquez prevé que la consultora tecnológica acabe el año con 750 millones de euros de facturación, con un crecimiento de beneficios e ingresos de dos dígitos. Asegura que es la compañía española que más titulados superiores contrata desde 2006, más de 2.700 en el último ejercicio.

"Me siento muy orgulloso de dar oportunidades a los jóvenes y también de haber acompañado a multinacionales españolas como Telefónica, Santander o BBVA a implantar los sistemas core que soportan sus negocios en Latinoamérica". Everis ayudó a Santander a hacer la integración de Banespa, tanto desde el punto de vista estratégico como de los procesos y la tecnología. Lo mismo hizo con Santander Chile y Banco de Santiago. Con Telefónica desarrolló el sistema de reclamaciones y su canal online en distintas zonas del mundo. También está impulsando la tras*formación digital de algunos gigantes empresariales españoles. "La misión de un consultor es poner las compañías en solfa. Dinamizamos, promovemos la competitividad, la eficiencia, la productividad, y sacamos el valor que hay latente en la organización".

Vázquez no se ve dentro de cinco años al frente de Everis, entre otras cosas, como dice, porque "aunque esta compañía es mi hija, tengo que irme porque si no se hundirá. Es bueno que haya gente que me sustituya. No sé cuándo me marcharé, pero no creo que tarde mucho. ¿A dónde? No tengo ni idea, pero no me preocupa, porque si no me contrata nadie es que soy peor de lo que pensaba. Pero como soy ambicioso ya espabilaré, y si soy como creo, no tendré ningún problema". Todo un ejercicio de humildad (eso o la fiebre ha hecho acto de presencia) al que francamente no estoy acostumbrado.



Pregunta. ¿Qué le pasa al mundo? La recuperación sigue en entredicho después de muchos años de crisis. ¿Detrás de todo está la globalización, que necesita más tiempo de adaptación?

Respuesta. El mundo todavía no ha sido capaz de digerir la cantidad de cambios tan profundos que ha habido en estos años y todavía quedan muchos por venir. Por un lado está claro que el mercado es global, pero las políticas y las regulaciones todavía son muy locales. La globalización no tiene el equilibrio necesario en toda la cadena de valor y carece de profundidad.

Se está produciendo una tras*formación cultural y tecnológica que va más allá de lo meramente digital. En las sociedades desarrolladas existe hoy un viraje desde la cultura de la obligación a la del derecho, y eso no es bueno.

Aunque decirlo no es políticamente correcto, estoy convencido de que una de las razones por las que en España tenemos siempre un paro muy elevado es porque pensamos que trabajar es un derecho y no una obligación. Con la libertad pasa igual: para mí es más un sentimiento que un derecho. Este es uno de los grandes problemas que tienen los países avanzados. Estamos aplicando soluciones cosméticas y no nos damos cuenta de que los cimientos sociales están cambiando. Y mientras tanto nos olvidamos de los fundamentos. Como decía Bertrand Russell, el padre de la lógica condicional, en todo razonamiento, siendo muy importante la lógica, lo más importante es el axioma. Y si el punto de partida es equivocado, aunque apliques la lógica más correcta, la probabilidad de que te equivoques es altísima.

Al final, todo es una cuestión de valores, que son muy simples. Nosotros hemos pasado de ser cuatro personas cuando empezamos a las 15.000 de hoy creciendo orgánicamente. No somos ni los más brillantes ni tampoco los más listos ni hemos hecho cosas increíbles, pero somos fieles a nuestros principios, que básicamente son cuatro: tras*parencia, decir lo que piensas; coherencia, hacer lo que dices; generosidad exigente con los demás y con uno mismo, y libertad responsable.

En el mundo pasa algo parecido con las políticas de inmi gración. La lógica que se aplica en Europa, que consiste básicamente en abrir las fronteras y ya está, porque somos muy buenos y solidarios, es un error. Este es un problema a tratar de raíz y ver cómo lo solucionas en origen. No puede ser que una solución de tras*ición, como es atender a los refugiados que están a las puertas, se convierta en definitiva.

P. ¿Cuáles son los grandes retos que tiene España por delante?

R. En España estamos muchísimo mejor de lo que pensamos. La competitividad es muy buena respecto a otros países. Para triunfar tienes que distinguirte por dar calidad, ser innovador o ser más barato que otros, algo muy difícil aquí. La condición necesaria para tener éxito es no ser peor que el mejor, y para ser sostenible hay que ser diferente.

Estamos en el grupo de cabeza pero tenemos todavía un amplio margen de mejora, por ejemplo, a la hora de utilizar las tecnologías de la información. Debemos afrontar el reto de la tras*formación digital que, de momento, donde sí se está produciendo es en el mundo del ocio, porque la gente joven se divierte hoy en gran parte con el móvil y las redes sociales. En otros sectores lo que ha habido es más una evolución, no una tras*formación, que todavía está pendiente y que se producirá de la mano de las tecnologías exponenciales, como la inteligencia artificial. Entre los ejecutivos de mi generación soy de los más avanzados en estas cuestiones, pero reconozco que este mundo solo se tras*formará cuando los nativos digitales tengan mi capacidad de decisión.

En estos momentos nos encontramos en un punto de inflexión y estoy convencido de que en un plazo de dos o tres años el mundo va a cambiar tanto que no lo va a conocer nadie. La tras*formación va a ser brutal. Por eso, en España no hay que ir por la vía de los costes, sino por la tecnificación, la tras*formación digital basada en las tecnologías exponenciales. Hay que estimular la innovación y fomentar el emprendimiento, porque ciencia ya tenemos para dar y tomar. Una compañía como NTT Data, de la que formamos parte desde 2014, invierte 2.500 millones de dólares en I+D al año. Lo llamamos inversión y resulta que esos fondos tienen una probabilidad de éxito pequeña y un porcentaje muy alto va a la sarama. Sin embargo, la innovación y el emprendimiento tienen una probabilidad de éxito mucho mayor y el retorno es más rápido.

P. ¿Cuál es el mejor camino para reindustrializar España, invertir más en I+D?

R. Está bien estimular la I+D, pero ya tenemos demasiada ciencia en el mundo. El verdadero problema en España es enfocar bien el emprendimiento y la innovación. Necesitamos tener más paciencia con los emprendedores de verdad. Pero a la vez han surgido ecosistemas de emprendedores e innovadores yupis, que no nos llevan a ninguna parte. Hay que estimular la creatividad, pero sabiendo que el denominador de la ecuación también corre de tu cuenta. No es lo mismo ir de guay que pagar 200 ó 1.000 nóminas todos los meses. No estamos generando un buen ecosistema de emprendimiento y, a veces, detrás de este boom no hay nada.

P. ¿Y qué deberíamos hacer para tener más y mejores emprendedores?

R. Estas cosas hay que empezarlas en la escuela y en casa. Las familias educamos y el sistema educativo instruye. Es una apuesta a largo plazo, pero aquí con las leyes de educación pasa un poco como con el Frente Judaico-Popular o la Unión Popular Judía en La Vida de Brian. Logse, Lomce... Me pierdo con los nombres. Es importante encontrar un equilibrio entre los valores y el conocimiento, primar la cultura del esfuerzo y fomentar el trabajo colaborativo. Además, los poderes públicos tienen que tener un papel neutro en la educación.

La primera regla que debemos romper en España es la separación entre la izquierda y la derecha. Es un discurso que no se sostendrá en el futuro y perdemos demasiadas energías en luchas estériles.

P. ¿Cuáles son las fortalezas y debilidades de España frente a otros países?

R. De bueno tenemos la actitud, la chispa, somos pasionales, creativos y en general empáticos. Otra gran ventaja es nuestro idioma, por el gran mercado que supone, y nuestra posición geoestratégica.

Desde el punto de vista empresarial no somos peores que el mejor. Pero cuando sales fuera tienes que adaptar tu filosofía a la cultura y la realidad locales. En esto tenemos margen de mejora.

Otra cuestión que juega a la contra es que nuestro país está enormemente fragmentado, artificialmente enfrentado, y esto supone un problema real y de imagen para las empresas en el exterior. Es más una cuestión de personalismos que de sentimientos reales. Y genera incertidumbre: "¿Qué va a pasar en España? ¿Cataluña se independizará? ¿Habrá un Gobierno estable?", nos preguntan a menudo desde Japón porque están preocupados. Y lo peor es que no veo a nadie trabajando para fomentar los vínculos entre los españoles.

P. Everis es parte de la japonesa NTT Data. ¿Cómo ha sido la integración desde que compraron la empresa en 2013 por 559 millones de euros? ¿Por qué Japón lleva 20 años con su economía estancada?

R. Tenemos culturas muy diferentes desde el punto de vista humano, pero no tanto desde el empresarial. El Grupo NTT es muy jerárquico y nosotros somos una empresa muy plana. Ellos nos aportan marca global y reputación más allá de Latinoamérica y Europa, y mejoran nuestra capacidad financiera y tecnológica. Se fijaron en nosotros por el modelo de compañía, la posición en América y por tener clientes muy grandes.

La economía japonesa ha estado tantos años estancada porque la mayoría de sus empresas miraban hacia adentro. Pero ahora no. Los japoneses hoy no dejan de mirar hacia fuera en todos los sectores y no paran de llevar a cabo operaciones corporativas. Japón es muy consciente de que hoy son 130 millones de habitantes pero serán 80 en el 2050. Saben que su futuro está fuera. Tienen dinero, tecnología, y lo están poniendo en valor.

P. ¿Está satisfecho con las reformas llevadas a cabo en España en estos años?

R. A la vista está que la situación ha mejorado. Solo tienes que preguntar por la última campaña de Navidad. Hay que reconocer que se han hecho muchas cosas bien. Por ejemplo, a mí me parece que la reforma laboral tiene todo el sentido y sería un error dar marcha atrás. ¿Por qué? El mayor riesgo para un trabajador no está en el tipo de contrato que tiene sino en su capacidad para aportar valor. Cuantas más garantías tengas, más esclavo eres. Ni contrato fijo, ni temporal, ni nada. Tengo amigos que están en empresas muy sólidas, que ganan un dinero, pero están acomodados y corren un gran riesgo.

La economía está cambiando y de lo único que hay que preocuparse es de tener un sitio donde puedas demostrar quién eres. Los sindicatos han tenido un papel esencial en el mundo porque velaban por los intereses de los trabajadores para que la empresa no se aprovechase y hubiera un equilibrio. Pero el mundo no va por los contratos y empleos más estables, sino por crear espacios de contribución de valor, y punto. Además, las tecnologías exponenciales van a cambiarlo todo. ¿Por qué tengo que trabajar ocho horas al día? Esto va de sostenibilidad, y a lo mejor trabajando cuatro puedo vivir feliz.

P. ¿Qué haría para acabar de una vez con el problema del paro en España. Muchos jóvenes están obligados a emigrar?

R. Las cifras de paro no son reales. Hay mucha economía sumergida para desgracia de muchos, porque hay servicios y prestaciones públicas que alguien tiene que pagar. Además, es una competencia desleal para las empresas tras*parentes.

Siempre que hablo de emigración me acuerdo de mis suegros, que se fueron a Alemania con 23 años, con su hija mayor (mi mujer) que tenía tres años, y dejaron a la pequeña con la abuela. Estuvieron tres años trabajando como animales en ocupaciones que no quería nadie y que solo hacíamos los españoles y los turcos, pero volvieron felices . Siempre dicen que les cambió la vida.

Es importante cambiar la mentalidad, modificar la educación y el concepto de subsidios y prestaciones sociales. Las cosas no se pueden dar por nada, eso supondría un coste infinito.










Así es... la respuesta "nacionalista" es nula = +1000 votos al pacma.
 
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Hombre, lo lógico es que diga aquello que sirva a los intereses de quien le paga.
Lo extraño sería lo contrario.
Los perros que muerden la mano de quien les da de comer ya sabemos cómo acaban.

Lo que está claro es que ese silencio tan cómplice y connivente les pasará factura.
 
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