United Colors de Jerez

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United Colors de Jerez | Crónica | EL MUNDO


No jugarán la final de la Champions, pero los pagapensiones del Alma de África son el auténtico equipo milagro del fútbol español. Buscan fondos

PEPE CONTRERAS
@pepeconjerez
12/05/2016 03:52
Eric Raphael Kameni tiene 35 años, en la memoria un salto que no olvida y un brazalete de capitán. "Sí, llegué saltando la valla, la de Melilla", sonríe mientras posa, torso desnudo, cubriéndose sólo por los colores de su equipo. Aunque de Jerez, su nombre es Alma de África. Y en él, junto a otros 15 pagapensiones y cinco españoles, juega y gana al fútbol. Si Dios, y el crowdfunding que han orquestado estos días, lo quieren, subirán a Tercera División Andaluza.

En Camerún, el capitán Kameni era boxeador. "Fui el primero de mi país que vino a Jerez...". Y vuelve a sonreír. Antes, con el rostro serio y la mueca torcida, relata su largo camino: "Salí en 2008, no recuerdo el mes...". Durante "un año y medio", su paisaje estuvo lleno de mafias, de miserias. "Salí solo y es en el camino donde te encuentras a otros que persiguen lo mismo". El gran salto ocurrió una noche terrible, en plena tormenta, con él empapado, "con mucho temor". Elmal tiempo fue su aliado. Logró cruzar.

¿Un milagro? Cabecea Kameni cuando se le pregunta. Mueve la cabeza de arriba abajo. Y también asiente el nigeriano Christian, que llegó en patera. Y Hicham, que se coló de polizón desde jovenlandia... Son 21 jugadores, en su mayoría llegados de África, quienes dan cuerpo al verdadero milagro del fútbol. Porque el prodigio del balompié no es el humilde Leicester, que acaba de ganar la liga inglesa, ni el Atlético de Madrid que eliminó al Bayern de Múnich en la Champions. El equipo que hace que Kameni y sus compañeros muevan la cabeza de arriba abajo ante la pregunta del milagro es el suyo: Alma de África. Ellos integran el United Colors de Jerez de la Frontera. Y ésta es su historia...

Suman una potente alineación de cracks de la vida. Christian Loris, peluquero de 31 años, llegó desde Nigeria y además de jugador es tesorero del club. El camerunés Issa Abdul, de 24, saltó la valla de Melilla, pasó a Rota y al enterarse de la existencia del equipo se vino a Jerez, donde se busca la vida lavando coches. Forma equipo en la cancha y en la limpieza de automóviles con su compatriota Eric Amang, de 24, quien cruzó el Estrecho en patera y va camino del altar con una española.

Dos jugadores son camareros: el mauritano Abdulaye y el ghanés Dani, que estuvo en el Xerez FC y es una de las grandes bazas del club. Maou, senegalés de 24, trabaja con contrato en un mercadillo y juega de central. El jovenlandés Hicham llegó a Algeciras agarrado a los ejes de un camión dentro de un ferry y hoy vive con la familia de su novia española, sale adelante con el reciclaje en el mercadillo de los domingos en la Alameda Vieja y estudia para el Graduado Escolar. Marroquíes son también Hamza y Oussama, que residen en centros de acogida y estudian, lo que les permite tener sus papeles en regla.

Los jovenlandeses tienen como amigos y compañeros de equipo a cinco españoles. Como el jerezano Rafa Benítez, de 19 años, que estudia para ser maestro de Primaria y pasó por la primera plantilla del Xerez Deportivo. Con su nuevo equipo ha sido el máximo goleador. Otro universitario y nativo es Adrián Zarzuela, de 22 años, que estudia segundo de Ingeniería Informática y juega como central.

Con y sin papeles

Sólo siete jugadores tienen contrato de trabajo y carné de residente. Muchos se han ido a zonas agrícolas de Granada, Huelva o Almería para trabajar con o sin papeles. Además de los 21 jugadores de la plantilla, hay otros 15 pagapensiones que acuden a los entrenamientos.

El Alma de África se creó oficialmente en mayo de 2015. Antes de federarse, la mayoría de sus integrantes se ha jugado la vida desde Camerún, Nigeria, Ghana, Mauritania, Burkina Fasso, jovenlandia, Bolivia o Guatemala. Son de una decena de nacionalidades y entre ellos hay cristianos, fiel a la religión del amores y hasta testigos de Jehová. Son 21 jugadores federados: 16 extranjeros y 5 españoles. Para inscribirse, la Federación sólo les pide su documento oficial de identidad, al margen de que tengan regularizada su situación administrativa en España.

"Algunos no se creían que íbamos a ser capaces de hacer un equipo. Recuerdo que un viernes, antes de comenzar la liga, llegué yo con las fichas, sus fotos, las carpetas de la Real Federación Española de Fútbol... Vieron que era verdad lo que les habíamos dicho, lloraron de emoción", dice el presidente del Alma de África, el español Alejandro Benítez, quien resalta de ellos su "carácter de ganadores". Discutían, hace dos años porque debían formar dos equipos para entrenar y todos querían estar con los mejores. Quini, alma jerezana del equipo, vio su determinación y fue quien dijo: "Vamos a hacer algo más".

"Hicimos un torneo triangular benéfico un 28 de diciembre con el Xerez y el Sanluqueño, el partido fue un éxito y ahí empezó todo: del semáforo al campo de fútbol", rememora el presidente.

Lo abrieron a jugadores españoles -Alejandro fichó a su hijo Rafa-, aunque con la norma autoimpuesta de que entre los 11 titulares los españoles nunca sean más de cinco. Esta temporada iniciaron la competición oficial en la liga provincial de Cádiz, que es la Cuarta División Andaluza, la última categoría. No olvidan "los cuatro goles que metimos al Español de Vejer. Eso fue una fiesta pese a que nos sancionaron a dos".

Los jugadores del Alma de África salen adelante con aportaciones modestas y su esfuerzo, mientras venden pañuelos en los semáforos o lavan coches en un parque. Algunos han conseguido trabajo como camarero, soldador o albañil. Creen que con un presupuesto ajustado -su ideal para la próxima temporada serían 40.000 euros- podrían consolidar su proyecto solidario e integrador en plena polémica por la acogida de pagapensiones en Europa. "¿Nadie nos ayudará?", se preguntan.
El capitán, el camerunés Kameni, con la bandera del equipo. |J.C. SÁNCHEZ
"De alguna forma es un milagro haber logrado crear un equipo con pagapensiones, sin recursos, que tiene posibilidades de ascenso en la liga andaluza... Si conseguimos financiarlo", dice el presidente.

Un año sin familia

Nunca tiran la toalla. Como el capitán. Cuando llegó a Melilla, lo primero que hizo fue pedir dinero a unos amigos, "ir a una cabina y llamar a la familia para decirles que ya estaba en Europa". Llevaba un año sin hablar con ellos. "No sabían qué había sido de mí". Ni su progenitora ni su padre, que murió en su ausencia, supieron que se había marchado. "Me quedé sin nada en Níger, llamé a mi hermano diciéndole que era un secreto, que no se lo dijera a mis padres. Me dio un poquito, para comer dos días y seguir la guerra, luchando. Yo tenía que trabajar para seguir adelante".

En Melilla pasó cuatro meses hasta que consiguió ir a un centro de la Asociación Comisión Católica Española de inmi gración (Accem) en Jerez, donde vive en uno de sus pisos de acogida. Su esposa, Lina, española, le permitió obtener la nacionalidad. "Gracias a ella he conseguido todo lo que no esperaba".

Kameni no dejó de hacer deporte. "Me gustaba jugar en la pradera hípica del estadio de Jerez. Se corrió la voz y empezamos a tocar balón. Ahí empezó todo". Ahora, Alma de África puede ascender tras una temporada de éxitos en la Cuarta División. "Vamos a subir", promete el capitán. Han quedado en 4ª posición de entre diez equipos. Están a la espera estos días de la reestructuración de la liga andaluza para confirmar que ese puesto les vale el ascenso. Incluso podrían acabar subiendo directamente a Segunda División Andaluza si prosperan los cambios en la nueva distribución.

Pero la proeza corre peligro si no logran apoyo a la colecta (Apontoque, crowdfunding deportivo, proyecto ¡Somos Alma!) que han creado: tenían esta temporada 6.000 euros de presupuesto y deben 2.300. Esperan encontrar uno o varios mecenas que crean en la integración de los pagapensiones. Y luego montar una iniciativa empresarial para asegurar su continuidad.

El enfermero prejubilado Jaime Rodríguez, Quini, es el alma mater de este proyecto basado en el fútbol y dedicado a la memoria de su hermana Maca, fallecida de cáncer hace dos años. Quini solía pasear junto al Estadio Chapín, donde todos los domingos a las cinco, durante cinco años, jugaba al fútbol un grupo de pagapensiones, desordenados, gritones, que el hoy presidente del club y el entrenador, el ex jugador de Segunda División Pepe Correa, enderezaron. Ahora son un equipo federado. Quini cobró una productividad del Servicio Andaluz de Salud que destinó entera a sufragar la puesta en marcha de Alma de África. (Alma se llamaba también una perrita abandonada que él adoptó).

Suban de categoría o no, su mayor victoria ya la han logrado llegando hasta aquí. Valga como otro ejemplo de sus odiseas la de Christian Loris. Cuenta que abandonó los estudios de administración de empresas en Nigeria al partir el 24 de agosto de 2006: "He pasado mucho sufrimiento". Pagó 1.000 euros por el primer tramo del viaje: Níger, Malí y Argelia, donde cruzó el desierto en tres días "muy duros".

Lo peor fueron los nueve meses en jovenlandia. La red mafiosa que le llevaba le exigió mil euros para dejarlo en libertad. "Me secuestraron tres meses, casi sin comer. Era como una guandoca. Hasta que me dejaron salir a buscar trabajo, logré reunir 300 euros y el hombre me miró y me dejó en libertad", relata. "A uno le cortaron la mano, a otro la oreja. Siempre puede ser peor".

Ese captor le dio luego la oportunidad de cruzar el Mediterráneo en patera. "Me dijo que si era capaz de buscarle diez personas para hacerlo, yo no pagaría nada". Consiguió más de diez, pero fue una jugada del jefe mafioso. "Mi sitio lo ocupó su hermano, que había sido deportado de España a jovenlandia".

En la Navidad de 2006 se embarcó en Nador en una zódiac con 65 personas, "como sardinas". "Pasamos tres días parados en el mar porque se rompió el motor. Pero al tercer día arrancó". Llegaron a la costa de Granada el 27 de diciembre. "Me salió suerte, porque no me deportaron. Estaba en España". Se casó con una compatriota y tiene con ella dos hijos "jerezanos".

¿Cuál es hoy su sueño futbolístico? "Ser como Pep Guardiola". En capacidad de resistencia, desde luego, Christian y sus compañeros de modesto equipo ya han demostrado que son de primera. They are the champions
 

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