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Madmaxista
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DÍA MUNDIAL DEL SIDA
Joan, de 39 años y vecino de Barcelona, fue uno de los participantes en el ensayo de la banderilla terapéutica de la Fundació Lluita contra la Sida
Beatriz Pérez
Barcelona | 01·12·22 | 07:34
Prueba del VIH. OMS - ARCHIVO
"Me daba mucha vergüenza decir que me contagié de VIH. Hay mucho estigma aún, y te sientes solo", dice Joan, un vecino de Barcelona de 39 años que se infectó hace tres y medio. No quiere dar sus apellidos ni tampoco accede a ser fotografiado. "La gente cree que nos contagiamos porque no tomamos precauciones, pero [los hombres que tienen sesso con hombres] nos infectamos no solo por tener más sesso, sino por las propias prácticas sensuales. No quiere decir que la población heterosexual sea más precavida", precisa.
Joan fue uno de los 45 participantes del ensayo clínico de la banderilla terapéutica de la Fundació Lluita contra les Infeccions, la cual no cura el bichito pero sí sustituye los antirretrovirales que las personas con VIH tienen que tomarse cada día. Se contagió en el 2019 y, como ya conocía los síntomas de la infección ("porque tengo casos en mi entorno"), lo supo rápidamente. "Tuve una fiebre muy alta en verano y me saltaron las alarmas", cuenta en el marco, hoy, del Dia Mundial del Sida. Dio positivo en una PCR.
Como la infección era "muy reciente", Joan entró en el estudio de la banderilla terapéutica. Lo derivó BCN Checkpoint, el centro de diagnóstico especializado en VIH donde se hizo la prueba. Entonces la fundación estaba buscando voluntarios para esta investigación. "Como yo había sido detectado precozmente, tenía más predisposición a que los nuevos medicamentos funcionaran, ya que no tengo tanto reservorio viral", explica.
Para él, la importancia de que saliera adelante esta banderilla es que, gracias a ella, no tendría que tomar antirretrovirales. "La preocupación que tiene una persona cuando se infecta de VIH es que no sabe cómo va a cambiar su vida. Eso me preocupó mucho. Si [la medicación] me afectaría a los riñones, por ejemplo. También me inquietaba mucho estar siempre vinculado a una pastilla: yo no me puedo ir seis meses a viajar por el mundo", relata Joan. Él acude una vez al mes al hospital a buscar su medicación, que tiene que tomar diariamente.
"Familiarizados" con el bichito
Aunque saber que estaba infectado fue "muy duro", Joan cree que él estaba preparado porque "en el mundo lgtb la incidencia es muy alta". "Siempre conocemos a alguien que tiene VIH y estamos muy familiarizados con el bichito". Su familia y amigos conocen su situación.
En el Hospital Germans Trias i Pujol (Can Ruti, en Badalona), donde lo trataron, también le ofrecieron acompañamiento. Y, aunque cuenta con el apoyo de su entorno más próximo, reconoce que el diagnóstico supuso un antes y un después. "Hay un año o dos en que lo vives de otra manera... No estás bien", concluye.
SOCIEDADNACIONALINTERNACIONALCIENCIAMEDIO AMBIENTETENDENCIAS 21MÁS NOTICIASENERGÍA FUTURA
DÍA MUNDIAL DEL SIDA
Joan, de 39 años y vecino de Barcelona, fue uno de los participantes en el ensayo de la banderilla terapéutica de la Fundació Lluita contra la Sida
Beatriz Pérez
Barcelona | 01·12·22 | 07:34
Prueba del VIH. OMS - ARCHIVO
"Me daba mucha vergüenza decir que me contagié de VIH. Hay mucho estigma aún, y te sientes solo", dice Joan, un vecino de Barcelona de 39 años que se infectó hace tres y medio. No quiere dar sus apellidos ni tampoco accede a ser fotografiado. "La gente cree que nos contagiamos porque no tomamos precauciones, pero [los hombres que tienen sesso con hombres] nos infectamos no solo por tener más sesso, sino por las propias prácticas sensuales. No quiere decir que la población heterosexual sea más precavida", precisa.
Joan fue uno de los 45 participantes del ensayo clínico de la banderilla terapéutica de la Fundació Lluita contra les Infeccions, la cual no cura el bichito pero sí sustituye los antirretrovirales que las personas con VIH tienen que tomarse cada día. Se contagió en el 2019 y, como ya conocía los síntomas de la infección ("porque tengo casos en mi entorno"), lo supo rápidamente. "Tuve una fiebre muy alta en verano y me saltaron las alarmas", cuenta en el marco, hoy, del Dia Mundial del Sida. Dio positivo en una PCR.
Como la infección era "muy reciente", Joan entró en el estudio de la banderilla terapéutica. Lo derivó BCN Checkpoint, el centro de diagnóstico especializado en VIH donde se hizo la prueba. Entonces la fundación estaba buscando voluntarios para esta investigación. "Como yo había sido detectado precozmente, tenía más predisposición a que los nuevos medicamentos funcionaran, ya que no tengo tanto reservorio viral", explica.
Para él, la importancia de que saliera adelante esta banderilla es que, gracias a ella, no tendría que tomar antirretrovirales. "La preocupación que tiene una persona cuando se infecta de VIH es que no sabe cómo va a cambiar su vida. Eso me preocupó mucho. Si [la medicación] me afectaría a los riñones, por ejemplo. También me inquietaba mucho estar siempre vinculado a una pastilla: yo no me puedo ir seis meses a viajar por el mundo", relata Joan. Él acude una vez al mes al hospital a buscar su medicación, que tiene que tomar diariamente.
"Familiarizados" con el bichito
Aunque saber que estaba infectado fue "muy duro", Joan cree que él estaba preparado porque "en el mundo lgtb la incidencia es muy alta". "Siempre conocemos a alguien que tiene VIH y estamos muy familiarizados con el bichito". Su familia y amigos conocen su situación.
En el Hospital Germans Trias i Pujol (Can Ruti, en Badalona), donde lo trataron, también le ofrecieron acompañamiento. Y, aunque cuenta con el apoyo de su entorno más próximo, reconoce que el diagnóstico supuso un antes y un después. "Hay un año o dos en que lo vives de otra manera... No estás bien", concluye.
Una persona infectada de VIH: "Aún hay mucha vergüenza y estigma, y te sientes solo"
Joan, de 39 años y vecino de Barcelona, fue uno de los participantes en el ensayo de la banderilla terapéutica de la Fundació Lluita contra la Sida
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