Una moción de censura, además, diría por poderes. La derecha anticonstitucional no ha encontrado ni tiene candidato.

Sir Connor

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Pasados más de ochenta años y pareciéndoles que desde entonces no ha habido mejor gobierno en España que el que detentaba Francisco Franco, al que no era posible destituir ni censurar a su gobierno, la extrema derecha falangista y nancy —son palabras de una de sus miembros más destacada—, ha decidido acogerse al mecanismo constitucional y democrático para censurar al Gobierno y encabezar otro con el candidato Ramón Tamames.

Creo que estamos de suerte. La Constitución actual prevé la moción de censura, aunque la derecha haya tachado de ilícito su resultado cuando le tocó sucumbir a este mandamiento democrático. La moción es constructiva. Ése es el espíritu y ése será el mejor aprendizaje de su fracaso porque difícilmente se puede considerar constructiva una moción para destruir los valores democráticos. La grandeza de nuestra democracia va a permitir, sin embargo, que sea instructiva, de ahí, insisto en que asistir a ella es un privilegio.

Una moción de censura, además, diría por poderes. La derecha anticonstitucional no ha encontrado ni tiene candidato. Eso no tiene precio, pero no debería provocar desprecio ni, mucho menos, aprecio ni debilidad.

El Gobierno, su presidente, no debería perder el tiempo en defender su gestión. Es igual, no es trascendente, no se trata de eso en esta performance ultraderechista. Es sabido que la gestión del Gobierno de coalición progresista no les gusta, añoran la gestión de los gobiernos franquistas. Es lo suyo, aunque aquel su presidente vitalicio, Franco, nunca se sometió a unas elecciones, ni se le podía censurar ni se metía en política. Su caudillo añorado y sus valores que dicen defender, como el honor, siempre estuvieron maltrechos, no solo traicionó su juramento militar, traicionó a sus compañeros de armas y a la Constitución a la que había jurado lealtad. Por lo tanto, señor presidente, mejor hacer caso a Mark Twain, ya sabe: “nunca discuta con un fulastre, lo llevará a su terreno…”.

En la anterior moción de censura escribí que Pablo Casado “hernandezmancheaba”. No tardó en ser realidad. Ahora Feijóo está “casadeando” y no se lo puede permitir. Sea fuerte.
Defienda simplemente y ni más ni menos que la democracia. Convierta la moción en instructiva, explique cómo se defiende y quién no lo hace, quiénes respetan las normas, quién tiene paciencia democrática y respeta su turno, que no lo da un celador, una máquina expendedora o la prensa ultrasinfónica sino el pueblo en elecciones libres. No sería bueno despreciar esta ocasión.

Tampoco es tiempo de aprecio -abstenerse lo es- sino de defender con firmeza las convicciones democráticas de la derecha. Núñez Feijóo no estará presente, tiene suerte, no tendrá que huir como su censurado M.Rajoy que encontró refugio entre los vapores espirituosos del vecindario. Su cobardía lo llevó a no soportar que lo censurasen, la actitud de Feijóo, aún ausente, tiene que ser la contraria, la valentía ante la extrema derecha.


En realidad, a pesar de lo dicho en los mentideros de la Corte, a pesar del cabreo y la incomodidad de los comunicadores extremoduros, la moción no es contra ellos, o solo mobiliariamente, va contra la democracia. En la anterior moción de censura escribí que Pablo Casado “hernandezmancheaba”. No tardó en ser realidad. Ahora Feijóo está “casadeando” y no se lo puede permitir. Sea fuerte.
 
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