UlricoSchmidl
Cuñado nija
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La historia es quizás hasta más interesante que el misterio que genera en la gente que pasa a diario y en su centro se encuentra Rafael Díaz, un viajero español que huyó de su Valencia natal para conquistar América a principios del siglo XX y que de adolescente soñaba con tener una posición acomodada y un “chalecito en el cielo”.
“Mi bisabuelo era un amante de Mar del Plata y se inspiró en los chalets de esa ciudad para realizar su casita en el cielo de Buenos Aires con el mismo estilo”, contó Diego Sethson. El bisnieto de Díaz destacó que detrás de esta casa “se esconde la historia de superación de un hombre que llegó a la Argentina, con una mano atrás y otra adelante, a comienzos del siglo XX”.
Fue construido en 1927, como un lugar de descanso para el español durante el mediodía, que ya gozaba de un éxito inusitado gracias a su emprendimiento “Muebles Díaz”, un gran negocio en el que vendía todo tipo de mobiliario en pleno centro porteño. Su tienda tenía nueve pisos y apuntaba a una clientela de clase media, por lo que comenzó a vender con catálogo y a crédito a todos los rincones de la Argentina. “Llegó a convertirse en una de las más importantes y exclusivas de la Ciudad”, destacó el bisnieto.
De esta manera, Díaz, que vivía en Banfield, decidió construirse un chalet en el techo del edificio para almorzar y dormir una siesta antes de retomar la jornada laboral, ya que, por aquellos años, viajar hacia el Gran Buenos Aires llevaba demasiado tiempo y no lograba aprovechar bien el día.
La construcción del chalet fue finalizada en 1927. Su estructura era simple: tiene dos pisos y un altillo. Su diseño estaba inspirado en el estilo Normando nacido en Francia que tanto se podía apreciar en la arquitectura marplatense. El techo fue realizado a dos aguas y con una marcada inclinación. Desde las alturas de su casa, el español pudo ver cómo se erigía en 1936 el Obelisco, a apenas 100 metros de su negocio y, un año más tarde, también fue testigo de la inauguración del primer tramo de la avenida 9 de Julio.
“Mi bisabuelo fue, quizás, uno de los impulsores de la publicidad en altura. Aprovechando su chalet, y la notoriedad que éste adquirió, colocó un cartel publicitario de “Mueblería Díaz” que se inmortalizó en decenas de fotografías de la época”, contó Sethson en declaraciones a Agencia Télam. “Llegó a tener una radio con música, llamada LOK Radio Mueblería Díaz, que luego se convertiría años después en Radio Rivadavia”, afirmó.
Rafael Díaz falleció en el año 1968, dueño de una gran fortuna y propiedades. Ya en la década del 70 sus herederos decidieron poner en alquiler los pisos del edificio que habían sido parte de la mueblería, y hasta alquilaron el chalet, que se convirtió por un tiempo en el estudio de un fotógrafo. También funcionó como comedor de las oficinas.
En 2014, el inmueble fue declarado patrimonio cultural de la Ciudad de Buenos Aires, por lo que no puede ser modificado sin previa intervención de la Secretaría de Cultura. Actualmente el lugar conserva algunos de sus objetos personales y muebles de época. En el techo quedan algunas arañas de principios de siglo y todos los pisos originales de cerámica en el primer piso y en el altillo. Por su parte, el resto fueron alquilados para oficinas.
En redes sociales, los herederos lanzaron una campaña para contactarse con antiguos clientes. “Entre los que me escriban con fotos de los objetos que se hacían en Mueblería Díaz voy a abrirles el chalet para que hagan una visita”, contó Sethson. A la vez reveló que tienen en mente “un proyecto para reconvertir las oficinas en distintas opciones que incluyan propuestas culturales”.
“Esto puede incluir desde albergues estudiantiles hasta salas de conferenciasque mantengan la estructura de los estudios de radio que fundó mi bisabuelo en 1929″, detalló. ”Puede ser un espacio para presentaciones, exposición de obras de arte y hasta para espectáculos de tango en sus pisos de pinotea originales”, agregó sin descartar tampoco “algún sector de gastronomía para explotar la vista de la terraza y visitas guiadas para contar la historia”.
Sethson cuenta que desde que decidió mostrarlo tras tantos años de misterio recibió cientos de propuestas. ”Me llegan mensajes desde Praga diciendo que no lo venda, inversores con ideas o proyectos culturales para concretar en la casita del cielo”, concluyó el bisnieto de Rafael Díaz.
“Mi bisabuelo era un amante de Mar del Plata y se inspiró en los chalets de esa ciudad para realizar su casita en el cielo de Buenos Aires con el mismo estilo”, contó Diego Sethson. El bisnieto de Díaz destacó que detrás de esta casa “se esconde la historia de superación de un hombre que llegó a la Argentina, con una mano atrás y otra adelante, a comienzos del siglo XX”.
Fue construido en 1927, como un lugar de descanso para el español durante el mediodía, que ya gozaba de un éxito inusitado gracias a su emprendimiento “Muebles Díaz”, un gran negocio en el que vendía todo tipo de mobiliario en pleno centro porteño. Su tienda tenía nueve pisos y apuntaba a una clientela de clase media, por lo que comenzó a vender con catálogo y a crédito a todos los rincones de la Argentina. “Llegó a convertirse en una de las más importantes y exclusivas de la Ciudad”, destacó el bisnieto.
De esta manera, Díaz, que vivía en Banfield, decidió construirse un chalet en el techo del edificio para almorzar y dormir una siesta antes de retomar la jornada laboral, ya que, por aquellos años, viajar hacia el Gran Buenos Aires llevaba demasiado tiempo y no lograba aprovechar bien el día.
La construcción del chalet fue finalizada en 1927. Su estructura era simple: tiene dos pisos y un altillo. Su diseño estaba inspirado en el estilo Normando nacido en Francia que tanto se podía apreciar en la arquitectura marplatense. El techo fue realizado a dos aguas y con una marcada inclinación. Desde las alturas de su casa, el español pudo ver cómo se erigía en 1936 el Obelisco, a apenas 100 metros de su negocio y, un año más tarde, también fue testigo de la inauguración del primer tramo de la avenida 9 de Julio.
“Mi bisabuelo fue, quizás, uno de los impulsores de la publicidad en altura. Aprovechando su chalet, y la notoriedad que éste adquirió, colocó un cartel publicitario de “Mueblería Díaz” que se inmortalizó en decenas de fotografías de la época”, contó Sethson en declaraciones a Agencia Télam. “Llegó a tener una radio con música, llamada LOK Radio Mueblería Díaz, que luego se convertiría años después en Radio Rivadavia”, afirmó.
Rafael Díaz falleció en el año 1968, dueño de una gran fortuna y propiedades. Ya en la década del 70 sus herederos decidieron poner en alquiler los pisos del edificio que habían sido parte de la mueblería, y hasta alquilaron el chalet, que se convirtió por un tiempo en el estudio de un fotógrafo. También funcionó como comedor de las oficinas.
En 2014, el inmueble fue declarado patrimonio cultural de la Ciudad de Buenos Aires, por lo que no puede ser modificado sin previa intervención de la Secretaría de Cultura. Actualmente el lugar conserva algunos de sus objetos personales y muebles de época. En el techo quedan algunas arañas de principios de siglo y todos los pisos originales de cerámica en el primer piso y en el altillo. Por su parte, el resto fueron alquilados para oficinas.
En redes sociales, los herederos lanzaron una campaña para contactarse con antiguos clientes. “Entre los que me escriban con fotos de los objetos que se hacían en Mueblería Díaz voy a abrirles el chalet para que hagan una visita”, contó Sethson. A la vez reveló que tienen en mente “un proyecto para reconvertir las oficinas en distintas opciones que incluyan propuestas culturales”.
“Esto puede incluir desde albergues estudiantiles hasta salas de conferenciasque mantengan la estructura de los estudios de radio que fundó mi bisabuelo en 1929″, detalló. ”Puede ser un espacio para presentaciones, exposición de obras de arte y hasta para espectáculos de tango en sus pisos de pinotea originales”, agregó sin descartar tampoco “algún sector de gastronomía para explotar la vista de la terraza y visitas guiadas para contar la historia”.
Sethson cuenta que desde que decidió mostrarlo tras tantos años de misterio recibió cientos de propuestas. ”Me llegan mensajes desde Praga diciendo que no lo venda, inversores con ideas o proyectos culturales para concretar en la casita del cielo”, concluyó el bisnieto de Rafael Díaz.
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