Kovaliov
Madmaxista
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La sepultura de Jesús Arias de Velasco
El jurista asturiano, rector de la Universidad de Oviedo, fue asesinado en Madrid por milicianos junto a sus hijos tras negarse a jurar fidelidad a la República
Retrato de Jesús Arias de Velasco realizado por Paulino Vicente.
Juan Ramón Coronas González
02 NOV 2023 4:01
"Lo que Vos queraís, Señor; sea lo que Vos queráis Si queréis que, entre los cardos, sangre hacia las insondables sombras de la noche eterna. Sea lo que Vos queráis.
Juan Ramon Jimenez
En el Registro del Cementerio del Salvador, de Oviedo, conservan lo que denominan "fichas viejas", relativas a los enterrados hace muchos años, y con una ficha de las sepultura más modernas y diarias.
Entre las "fichas viejas" hay una en la que constan los datos concernientes al enterramiento de Jesús Arias de Velasco y sus hijos y demás restos cadavéricos que allí reposan, más una incorporación del año 1955, el de la esposa de Arias de Velasco, María Domínguez Cónsul. Allí está, pues, enterrada toda la familia Arias de Velasco.
El Cementerio del Salvador se inauguró en el año 1865. La sepultura nº 135, de 1ª clase fue adquirida por De Pilar Agaudín y Fernández Solís en el año 1906, satisfaciendo la cantidad de 500 Pesetas. En el registro de fechas de enterramiento consta: "10-10-1918 Se depositó en esta sepultura el cadáver de Don Jesús F. Solís y G. Bernardo". "3-1940". "Se depositaron en esta sepultura los restos de Don Jesús Arias de Velasco y de dos familiares procedentes de Madrid, y Grado respectivamente". Al añadir "y de Grado" puede referirse a los restos de otra hija de Arias de Velasco, fallecida hacía años de tuberculosis, Eugenia, que, efectivamente, estaba enterrada en Grado.
En ese mismo año se concedió a Francisco Arias de Velasco permiso para colocar una lápida; el 2 de abril de 1955 se entierra el cadáver de María Domínguez Cónsul y en el año 1986 consta que se inhumó el cadáver de Francisco Arias de Velasco Sarandeses, gran periodista asturiano fundador y director de LA NUEVA ESPAÑA hasta el año 1964.
La sepultura de Jesús Arias de Velasco / LNE
A efectos de este artículo, en el año 1940 se trajeron de Madrid del Cementerio de Vicálvaro, los cuerpos de Jesús Arias de Velasco y sus hijos, y años después, en 1955, el de la esposa y progenitora, María Domínguez. Como decíamos, ya estaba la familia al completo. Hasta aquí, diríamos, la parte administrativa. Pero aún no hemos entrado en el porqué de estos enterramientos. Es una historia trágica, común a cientos de familias españolas, un drama más de la Guerra Civil.
Jesús Arias de Velasco fue Profesor Numerario Ayudante de la Universidad de Oviedo, de Derecho Natural, Ayudante de Leopoldo García Alas, "Clarin". A la fin de "Clarin", en 1902, optó a la cátedra, sin conseguirlo. Por dos veces opositó a la misma hasta obtener la Cátedra de Derecho Administrativo y después la de Derecho Político, sustituyendo a Adolfo González Posada, que se iba a Madrid al Instituto de Reformas Sociales. Con él se iba también Adolfo Alvarez Buylla, al mismo Instituto creado por Canalejas para la reforma social. En el año 1919 Jesús Arias de Velasco fue nombrado Rector de la Universidad, hasta 1923, cuando sufre un Claustro donde se pone en cuestión su proceder como Rector y presenta la dimisión. El Directorio Militar, la acepta. Jesús Arias de Velasco se va de Oviedo, muy dolido del proceder de sus compañeros, quizá hasta asqueado de la vida universitaria provinciana. Este desapego a la institución académica resulta evidente en su cuadro como Rector que está en la Universidad. Jesús Arias de Velasco se hizo retratar, no con el escudo de la Universidad de Oviedo sino, como se aprecia en el margen superior izquierdo, con el del Tribunal Supremo.
En 1933, con la llegada de la República, la recibe casi con alegría y el Gobierno le ofrece formar parte del Tribunal Supremo lo que acepta encantado. Es nombrado en 1933 Presidente de la Sala 5ª, y en 1936 de la Sala 3ª del Tribunal Supremo. Los nombramientos fueron firmados por Niceto Alcalá-Zamora como Presidente de la Segunda República y refrendados por el Ministro De Los Rios Urruti, en 1933, y por el Ministro de Justicia, el asturiano Alvaro de Albornoz, el de 1936.
Ocupaba este puesto el verano de 1936 cuando se produce el Levantamiento del General Franco y Madrid es un polvorín, un caos. El Gobierno, por una orden del Fiscal General de la República, Alberto de Paz, pide a todos los Magistrados un juramento especial de fidelidad a la República. Cuando Arias lee el texto, no está de acuerdo con la petición y tuvo la audacia de cuestionar la decisión gubernamental, considerándola una injerencia intolerable en la independencia judicial, lo que le acarreó un enfrentamiento con otros Magistrados, sobre todo con Gómez González y De Buen Lozano. Y aunque hubo un pacto de silencio, el hecho real fue que unos días después fue detenido. Así lo narró Raul R. Cancio, en su libro "El Tribual Supremo durante la Guerra Civil": "…después de la discusión sobre la petición del juramento Jesús Arias de Velasco era asesinado por un grupo de milicianos, después de hacerle presenciar la fin de sus hijos".
El registro de la tumba. / LNE
Jesús Arias de Velasco siempre había sido católico; su familia, carlista, desde su abuelo Don. Sancho, nombrado jefe regional en Asturias de la Comunión Tradicionalista por Don Jaime I. Su padre, siguió su mismo proceder, aunque Jesús Arias de Velasco nunca lo fue. No se le conoce filiación política. Desaparece y corre el rumor de que ha sido detenido. Y así fue.
Según testimonios familiares de Luis Arias de Velasco y del Canónigo de la Catedral de Madrid, Jesús Junqueras Prats, una noche unos milicianos llegan a su casa, en la calle Santa Engracia, y detienen a Jesús Arias de Velasco. Se llevan también a sus dos hijos, Franciso José, abogado de 31 años, y María Jesús, maestra de 29 años, ante la desesperación de su esposa y progenitora y de las chicas que servían en la casa. Fue una "saca" más de las numerosísimas que se produjeron por toda España, situación vivida, también, por tantas familias asturianas.
Pasaron unos días sin más noticias suyas. Los hechos se sucedieron con rapidez. No hay fechas concretas. Lo que sí sabemos es que fueron fusilados por los milicianos en el cementerio de la ciudad de Vicálvaro, en Madrid. Allí el Juez extendió los tres certificados de defunción que hemos conseguido en los que se pone como causas de su fin,"por arma de fuego".
Pero el fusilamiento, por lo que dijo el Catedrático de Derecho Procesal José Serrano en el discurso de Apertura del Curso Academico de 1942-43 no fue sólo un asesinato, sino un acto inhumano y de una crueldad increíble, pues llegado el momento, le obligaron a presenciar cómo fusilaban primero a uno de sus hijos y después al otro, antes de fusilarlo a él.
"La pasión de la Verdad y de la Justicia estaba tan arraigada en el fondo de su alma cristiana que por confesarlas sufrió martirio y padeció el horrible tormento de asistir al suplicio de sus hijos".
A ese drama de la Guerra que fue el asesinato de Jesús Arias de Velasco le queda un esperpento más. Por ignorancia, pero esperpento. Fue cuando el gobierno de Franco, le abrió expediente de depuración. La Universidad española, al final de la Guerra, sufrió un proceso de depuraciones por responsabilidades políticas. Cuando la noticia la recibió el Rector, Alvarez Gendín, se llevó las manos a la cabeza, porque en Oviedo, se rumoreaba y casi se sabía con certeza que Jesús Arias de Velasco había sido fusilado en zona roja. Así se lo comunica al Ministro, Pedro Sainz Rodriguez, antiguo catedrático en la Universidad de Oviedo. Con frialdad burocrática, confirmó la noticia de la fin Jesús Arias de Velasco y detuvo el expediente, sin una disculpa, al menos a la misma Universidad.
El jurista asturiano, rector de la Universidad de Oviedo, fue asesinado en Madrid por milicianos junto a sus hijos tras negarse a jurar fidelidad a la República
Retrato de Jesús Arias de Velasco realizado por Paulino Vicente.
Juan Ramón Coronas González
02 NOV 2023 4:01
"Lo que Vos queraís, Señor; sea lo que Vos queráis Si queréis que, entre los cardos, sangre hacia las insondables sombras de la noche eterna. Sea lo que Vos queráis.
Juan Ramon Jimenez
En el Registro del Cementerio del Salvador, de Oviedo, conservan lo que denominan "fichas viejas", relativas a los enterrados hace muchos años, y con una ficha de las sepultura más modernas y diarias.
Entre las "fichas viejas" hay una en la que constan los datos concernientes al enterramiento de Jesús Arias de Velasco y sus hijos y demás restos cadavéricos que allí reposan, más una incorporación del año 1955, el de la esposa de Arias de Velasco, María Domínguez Cónsul. Allí está, pues, enterrada toda la familia Arias de Velasco.
El Cementerio del Salvador se inauguró en el año 1865. La sepultura nº 135, de 1ª clase fue adquirida por De Pilar Agaudín y Fernández Solís en el año 1906, satisfaciendo la cantidad de 500 Pesetas. En el registro de fechas de enterramiento consta: "10-10-1918 Se depositó en esta sepultura el cadáver de Don Jesús F. Solís y G. Bernardo". "3-1940". "Se depositaron en esta sepultura los restos de Don Jesús Arias de Velasco y de dos familiares procedentes de Madrid, y Grado respectivamente". Al añadir "y de Grado" puede referirse a los restos de otra hija de Arias de Velasco, fallecida hacía años de tuberculosis, Eugenia, que, efectivamente, estaba enterrada en Grado.
En ese mismo año se concedió a Francisco Arias de Velasco permiso para colocar una lápida; el 2 de abril de 1955 se entierra el cadáver de María Domínguez Cónsul y en el año 1986 consta que se inhumó el cadáver de Francisco Arias de Velasco Sarandeses, gran periodista asturiano fundador y director de LA NUEVA ESPAÑA hasta el año 1964.
La sepultura de Jesús Arias de Velasco / LNE
A efectos de este artículo, en el año 1940 se trajeron de Madrid del Cementerio de Vicálvaro, los cuerpos de Jesús Arias de Velasco y sus hijos, y años después, en 1955, el de la esposa y progenitora, María Domínguez. Como decíamos, ya estaba la familia al completo. Hasta aquí, diríamos, la parte administrativa. Pero aún no hemos entrado en el porqué de estos enterramientos. Es una historia trágica, común a cientos de familias españolas, un drama más de la Guerra Civil.
Jesús Arias de Velasco fue Profesor Numerario Ayudante de la Universidad de Oviedo, de Derecho Natural, Ayudante de Leopoldo García Alas, "Clarin". A la fin de "Clarin", en 1902, optó a la cátedra, sin conseguirlo. Por dos veces opositó a la misma hasta obtener la Cátedra de Derecho Administrativo y después la de Derecho Político, sustituyendo a Adolfo González Posada, que se iba a Madrid al Instituto de Reformas Sociales. Con él se iba también Adolfo Alvarez Buylla, al mismo Instituto creado por Canalejas para la reforma social. En el año 1919 Jesús Arias de Velasco fue nombrado Rector de la Universidad, hasta 1923, cuando sufre un Claustro donde se pone en cuestión su proceder como Rector y presenta la dimisión. El Directorio Militar, la acepta. Jesús Arias de Velasco se va de Oviedo, muy dolido del proceder de sus compañeros, quizá hasta asqueado de la vida universitaria provinciana. Este desapego a la institución académica resulta evidente en su cuadro como Rector que está en la Universidad. Jesús Arias de Velasco se hizo retratar, no con el escudo de la Universidad de Oviedo sino, como se aprecia en el margen superior izquierdo, con el del Tribunal Supremo.
En 1933, con la llegada de la República, la recibe casi con alegría y el Gobierno le ofrece formar parte del Tribunal Supremo lo que acepta encantado. Es nombrado en 1933 Presidente de la Sala 5ª, y en 1936 de la Sala 3ª del Tribunal Supremo. Los nombramientos fueron firmados por Niceto Alcalá-Zamora como Presidente de la Segunda República y refrendados por el Ministro De Los Rios Urruti, en 1933, y por el Ministro de Justicia, el asturiano Alvaro de Albornoz, el de 1936.
Ocupaba este puesto el verano de 1936 cuando se produce el Levantamiento del General Franco y Madrid es un polvorín, un caos. El Gobierno, por una orden del Fiscal General de la República, Alberto de Paz, pide a todos los Magistrados un juramento especial de fidelidad a la República. Cuando Arias lee el texto, no está de acuerdo con la petición y tuvo la audacia de cuestionar la decisión gubernamental, considerándola una injerencia intolerable en la independencia judicial, lo que le acarreó un enfrentamiento con otros Magistrados, sobre todo con Gómez González y De Buen Lozano. Y aunque hubo un pacto de silencio, el hecho real fue que unos días después fue detenido. Así lo narró Raul R. Cancio, en su libro "El Tribual Supremo durante la Guerra Civil": "…después de la discusión sobre la petición del juramento Jesús Arias de Velasco era asesinado por un grupo de milicianos, después de hacerle presenciar la fin de sus hijos".
El registro de la tumba. / LNE
Jesús Arias de Velasco siempre había sido católico; su familia, carlista, desde su abuelo Don. Sancho, nombrado jefe regional en Asturias de la Comunión Tradicionalista por Don Jaime I. Su padre, siguió su mismo proceder, aunque Jesús Arias de Velasco nunca lo fue. No se le conoce filiación política. Desaparece y corre el rumor de que ha sido detenido. Y así fue.
Según testimonios familiares de Luis Arias de Velasco y del Canónigo de la Catedral de Madrid, Jesús Junqueras Prats, una noche unos milicianos llegan a su casa, en la calle Santa Engracia, y detienen a Jesús Arias de Velasco. Se llevan también a sus dos hijos, Franciso José, abogado de 31 años, y María Jesús, maestra de 29 años, ante la desesperación de su esposa y progenitora y de las chicas que servían en la casa. Fue una "saca" más de las numerosísimas que se produjeron por toda España, situación vivida, también, por tantas familias asturianas.
Pasaron unos días sin más noticias suyas. Los hechos se sucedieron con rapidez. No hay fechas concretas. Lo que sí sabemos es que fueron fusilados por los milicianos en el cementerio de la ciudad de Vicálvaro, en Madrid. Allí el Juez extendió los tres certificados de defunción que hemos conseguido en los que se pone como causas de su fin,"por arma de fuego".
Pero el fusilamiento, por lo que dijo el Catedrático de Derecho Procesal José Serrano en el discurso de Apertura del Curso Academico de 1942-43 no fue sólo un asesinato, sino un acto inhumano y de una crueldad increíble, pues llegado el momento, le obligaron a presenciar cómo fusilaban primero a uno de sus hijos y después al otro, antes de fusilarlo a él.
"La pasión de la Verdad y de la Justicia estaba tan arraigada en el fondo de su alma cristiana que por confesarlas sufrió martirio y padeció el horrible tormento de asistir al suplicio de sus hijos".
A ese drama de la Guerra que fue el asesinato de Jesús Arias de Velasco le queda un esperpento más. Por ignorancia, pero esperpento. Fue cuando el gobierno de Franco, le abrió expediente de depuración. La Universidad española, al final de la Guerra, sufrió un proceso de depuraciones por responsabilidades políticas. Cuando la noticia la recibió el Rector, Alvarez Gendín, se llevó las manos a la cabeza, porque en Oviedo, se rumoreaba y casi se sabía con certeza que Jesús Arias de Velasco había sido fusilado en zona roja. Así se lo comunica al Ministro, Pedro Sainz Rodriguez, antiguo catedrático en la Universidad de Oviedo. Con frialdad burocrática, confirmó la noticia de la fin Jesús Arias de Velasco y detuvo el expediente, sin una disculpa, al menos a la misma Universidad.
