¡Vete de aquí, con poca gracia!", le espetó con indignación, sin mostrar ni un ápice de miedo. Su actitud fue tan contundente que el atracador, lejos de insistir, se vio obligado a dar marcha atrás y salió corriendo a toda prisa del idal, sin llevarse ni un solo euro.
Apenas unos segundos después, otro empleado del comercio aparece en escena y pregunta qué ha ocurrido. "Un con poca gracia con una...