Una bonita chica de 17 años se presta voluntariamente para ofrecer unos servicios sensuales a alguien importante. Cobra por ello, como es natural. Unos

Virginia Guiffre acusa al nieto de la Reina de Inglaterra de abusos sensuales 20 años después de haber sucedido eso.

Virginia Guiffre, también conocida como Virginia Roberts, conoció a la ahora condenada Ghislaine Maxwell en el año 2000, a la edad de 17 años, cuando trabajaba como asistente de spa en el club Mar-a-Lago de Donald Trump, donde el padre de Giuffre también trabajaba como gerente de mantenimiento.

Maxwell se acercó a ella y le preguntó si estaba interesada en ser masajista de Epstein. Sin embargo, según las afirmaciones de Giuffre, tanto Epstein como Maxwell comenzaron a manipularla.

Giuffre fue presuntamente víctima de la trata de personas con el príncipe Andrew, de 41 años, en 2001. El duque está acusado de mantener relaciones sensuales con Giuffre (conocida entonces por su nombre de soltera, Virginia Roberts) en tres ocasiones: un viaje a Londres en 2001, cuando ella tenía 17 años, por el que le pagaron US$15.000, y posteriormente en Nueva York y en Little Saint James, una pequeña isla privada en las Islas Vírgenes de EE.UU.

El nieto de la reina Isabel II sacó a la luz un acuerdo de 2009, en el que ella aceptó que no perseguiría en justicia a Epstein ni a "otros acusados potenciales" a cambio de medio millón de dólares.

En su demanda, Giuffre afirma que ha seguido sufriendo “importantes trastornos emocionales y psicológicos” décadas después de las supuestas agresiones.

Solicita una indemnización por daños y perjuicios no especificada, pero se especula que la suma podría ascender a millones de dólares.

“Hace veinte años, la riqueza, el poder, la posición y las conexiones del príncipe Andrew le permitieron abusar de una niña asustada y vulnerable sin que nadie estuviera allí para protegerla. Hace tiempo que ha llegado el momento de que rinda cuentas”, afirma la demanda.



Resumiendo:

Una bonita chica de 17 años se presta voluntariamente para ofrecer unos servicios sensuales a alguien importante. Cobra por ello, como es natural. Unos años después recibe otro dinero (500.000 $) para mantener la boca cerrada.

Ahora denuncia a su antiguo cliente.

¿Qué le pasa a esta chica?

¿Cree que le pagaron muy poco y quiere más?

Le acusan de echar un polvo, señores.

Esa señorita debía tener más horas de vuelo que un boeing 747.

Mira que soy antimasónico y anti sectas pero es que todas estas paridas están tomando tintes cómicos, ya no dan ni miedo, dan risa, directamente.

Supongo que por ser él un masónico sectario, la acusación vendrá de parte de otra secta de otro signo o del mismo signo pero de otra facción.

Es que es acojonante, un vivalavirgen hijo de millonetis reales que con 41 años se dedicaba a la fiesta y a cepillarse a todas las chavalas que se le ponían a tiro.

¡Vaya escándalo!