Deslechado
Madmaxista
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Habían ascendido el Broad Peak y soñaban con ser la primera cordada padre e hijo en alcanzar la cima del K2. Fueron los únicos montañeros en llegar al C3 en el ataque a cumbre de la semana pasada. Un sherpa descubrió el emplazamiento de ese campo de altura barrido por una avalancha de 400 metros de ancho.
Una avalancha se lleva a los Schmidt padre e hijo en el campo 3 del K2. Desnivel
Las muertes han abundado esta temporada veraniega en los ochomiles de Pakistán, desde el Nanga Parbat hasta el Gasherbrum I, pasando por el Broad Peak y el K2. Todas ellas tristes y dramáticas, con una fuerte carga emocional en las historias que hay detrás de cada una. La última mala noticia llegada desde el Karakorum ha emocionado más si cabe a la comunidad alpinística mundial, a la vez que pone de manifiesto una vez más la peligrosidad de una montaña como el K2, que nadie ha ascendido este verano.
El accidente
El pasado 24 de julio, una veintena de alpinistas internacionales acompañados de sherpas y porteadores de altura pakistaníes trataron de aprovechar la ventana de buen tiempo previsto para esos días para intentar hacer cumbre en el K2 el día 28. Entre ellos, estaban los españoles Álex Txikon y Félix Criado, así como los neozelandeses Marty Schmidt y Denali Schmidt y su compañero de ascensión Chris Warner. Los Schmidt venían perfectamente aclimatados después de haber hecho cumbre en el Broad Peak unos días antes.
El día 25 de julio, después de progresar a buen ritmo, el grueso del grupo llegaba al campo 2 situado a unos 6.700 m, mientras varios sherpas se aventuraban más arriba pero se veían incapaces de alcanzar el campo 3 (7.200 m) debido a la gran cantidad de nieve acumulada en la ruta. Además, advertían que una avalancha había estado a punto de alcanzarles –les pasó a unos 20 metros-, mientras que habían podido ver otra gran avalancha afectando el área del campo 4.
Ante esos poco halagüeños antecentes, la inmensa mayoría del grupo valoró que las condiciones eran demasiado peligrosas para continuar ascendiendo y se dio la vuelta. De hecho, sólo Marty y Denali Schmidt perseveraron en su intento y salieron al día siguiente hacia arriba, llegando al C3. Desde allí, establecieron contacto por radio con Chris Warner esa misma noche. Sin embargo, no fue posible establecer comunicación con ellos de nuevo a la mañana siguiente.
Dos sherpas que volvían a subir para recuperar material recibieron la petición de echar una ojeada en la zona del C3. Uno de ellos llegó a las cercanías del C3 y allí vio que una avalancha de unos 400 metros de ancho se lo había llevado por completo. Pudo encontrar los piolets y crampones de los neozelandeses desaparecidos, asumiendo que estaban durmiendo en su tienda cuando ocurrió el terrible suceso.
Dadas las peligrosas condiciones de la montaña, se desistió de organizar un equipo de rescate, para no poner en riesgo más vidas.
Guía y montañero experimentado
Marty Schmidt nació en California hace 53 años y comenzó a escalar a principio de la década de 1970 en Yosemite, compartiendo cordada con algunos de los grandes de aquella época dorada. En 1988 se mudó a Nueva Zelanda, donde desarrolló una exitosa carrera como uno de los guías más reconocidos del país. En su currículum figuran las ascensiones a siete ochomiles (Kangchenjunga, Cho Oyu en tres ocasiones, Everest en dos ocasiones, G1, G2, Makalu y Broad Peak).
En su ascensión al Makalu de 2010 protagonizó una aventura épica, según recordaba estos días la web del Britsh Mountaineering Council. Precisamente, Schmidt intentaba la arista sudeste con Chris Warner cuando este último se puso enfermo y tuvieron que desistir del intento. Schmidt probó entonces suerte por la ruta normal y acampó a 7.700 m antes de lanzar su ataque desde allí.
En el camino hacia la cima, se encontró a un alpinista ucraniano exhausto después de haber abierto una variante nueva por la otra vertiente de la montaña y no dudó en darle agua y llevarlo hasta la tienda. Volvió a partir hacia cumbre pero la historia se repitió con otro alpinista ucraniano del mismo equipo, al que asistió del mismo modo. En el tercer intento en el día, llegó hasta 8.200 metros, para encontrarse al tercer ucraniano en muy malas condiciones, con lo que volvió sobre sus pasos encordado en corto con el ucraniano hasta conseguir llevarlo a la tienda.
Con los dos primeros ucranianos recuperados para proseguir el descenso por sus medios y el tercero fuera de peligro, Marty Schmidt lanzó al día siguiente el cuarto ataque a cumbre desde ese campamento, consiguiendo finalmente su objetivo en solitario. En el descenso, asistió de nuevo al ucraniano que quedó en la tienda y bajó con él al día siguiente.
Otro ejemplo de su compromiso humano fue la pedrada que recibió en la cabeza la pasada primavera durante el altercado en el campo 2 del Everest, cuando salió en defensa de Simone jovenlandés, Ueli Steck y Jonathan Griffith, atacados por un tumulto de sherpas.
Padre e hijo alpinistas
Denali Schmidt acumulaba también una importante experiencia alpinística a pesar de sus escasos 25 años de edad. En una expedición con su padre en 2011, ambos abrieron una nueva ruta en la última arista inescalada del Denali, que bautizaron como Dad and son (5.10, A2, WI5). Una expedición en la que grabaron un emotivo vídeo titulado Alaskan Adventures, Marty and Denali Schmidt.
Este verano, había planeado una ambiciosa expedición al Karakórum, que incluía la doble ascensión Broad Peak y K2 como objetivo deportivo principal.
Una avalancha se lleva a los Schmidt padre e hijo en el campo 3 del K2. Desnivel
Las muertes han abundado esta temporada veraniega en los ochomiles de Pakistán, desde el Nanga Parbat hasta el Gasherbrum I, pasando por el Broad Peak y el K2. Todas ellas tristes y dramáticas, con una fuerte carga emocional en las historias que hay detrás de cada una. La última mala noticia llegada desde el Karakorum ha emocionado más si cabe a la comunidad alpinística mundial, a la vez que pone de manifiesto una vez más la peligrosidad de una montaña como el K2, que nadie ha ascendido este verano.
El accidente
El pasado 24 de julio, una veintena de alpinistas internacionales acompañados de sherpas y porteadores de altura pakistaníes trataron de aprovechar la ventana de buen tiempo previsto para esos días para intentar hacer cumbre en el K2 el día 28. Entre ellos, estaban los españoles Álex Txikon y Félix Criado, así como los neozelandeses Marty Schmidt y Denali Schmidt y su compañero de ascensión Chris Warner. Los Schmidt venían perfectamente aclimatados después de haber hecho cumbre en el Broad Peak unos días antes.
El día 25 de julio, después de progresar a buen ritmo, el grueso del grupo llegaba al campo 2 situado a unos 6.700 m, mientras varios sherpas se aventuraban más arriba pero se veían incapaces de alcanzar el campo 3 (7.200 m) debido a la gran cantidad de nieve acumulada en la ruta. Además, advertían que una avalancha había estado a punto de alcanzarles –les pasó a unos 20 metros-, mientras que habían podido ver otra gran avalancha afectando el área del campo 4.
Ante esos poco halagüeños antecentes, la inmensa mayoría del grupo valoró que las condiciones eran demasiado peligrosas para continuar ascendiendo y se dio la vuelta. De hecho, sólo Marty y Denali Schmidt perseveraron en su intento y salieron al día siguiente hacia arriba, llegando al C3. Desde allí, establecieron contacto por radio con Chris Warner esa misma noche. Sin embargo, no fue posible establecer comunicación con ellos de nuevo a la mañana siguiente.
Dos sherpas que volvían a subir para recuperar material recibieron la petición de echar una ojeada en la zona del C3. Uno de ellos llegó a las cercanías del C3 y allí vio que una avalancha de unos 400 metros de ancho se lo había llevado por completo. Pudo encontrar los piolets y crampones de los neozelandeses desaparecidos, asumiendo que estaban durmiendo en su tienda cuando ocurrió el terrible suceso.
Dadas las peligrosas condiciones de la montaña, se desistió de organizar un equipo de rescate, para no poner en riesgo más vidas.
Guía y montañero experimentado
Marty Schmidt nació en California hace 53 años y comenzó a escalar a principio de la década de 1970 en Yosemite, compartiendo cordada con algunos de los grandes de aquella época dorada. En 1988 se mudó a Nueva Zelanda, donde desarrolló una exitosa carrera como uno de los guías más reconocidos del país. En su currículum figuran las ascensiones a siete ochomiles (Kangchenjunga, Cho Oyu en tres ocasiones, Everest en dos ocasiones, G1, G2, Makalu y Broad Peak).
En su ascensión al Makalu de 2010 protagonizó una aventura épica, según recordaba estos días la web del Britsh Mountaineering Council. Precisamente, Schmidt intentaba la arista sudeste con Chris Warner cuando este último se puso enfermo y tuvieron que desistir del intento. Schmidt probó entonces suerte por la ruta normal y acampó a 7.700 m antes de lanzar su ataque desde allí.
En el camino hacia la cima, se encontró a un alpinista ucraniano exhausto después de haber abierto una variante nueva por la otra vertiente de la montaña y no dudó en darle agua y llevarlo hasta la tienda. Volvió a partir hacia cumbre pero la historia se repitió con otro alpinista ucraniano del mismo equipo, al que asistió del mismo modo. En el tercer intento en el día, llegó hasta 8.200 metros, para encontrarse al tercer ucraniano en muy malas condiciones, con lo que volvió sobre sus pasos encordado en corto con el ucraniano hasta conseguir llevarlo a la tienda.
Con los dos primeros ucranianos recuperados para proseguir el descenso por sus medios y el tercero fuera de peligro, Marty Schmidt lanzó al día siguiente el cuarto ataque a cumbre desde ese campamento, consiguiendo finalmente su objetivo en solitario. En el descenso, asistió de nuevo al ucraniano que quedó en la tienda y bajó con él al día siguiente.
Otro ejemplo de su compromiso humano fue la pedrada que recibió en la cabeza la pasada primavera durante el altercado en el campo 2 del Everest, cuando salió en defensa de Simone jovenlandés, Ueli Steck y Jonathan Griffith, atacados por un tumulto de sherpas.
Padre e hijo alpinistas
Denali Schmidt acumulaba también una importante experiencia alpinística a pesar de sus escasos 25 años de edad. En una expedición con su padre en 2011, ambos abrieron una nueva ruta en la última arista inescalada del Denali, que bautizaron como Dad and son (5.10, A2, WI5). Una expedición en la que grabaron un emotivo vídeo titulado Alaskan Adventures, Marty and Denali Schmidt.
Este verano, había planeado una ambiciosa expedición al Karakórum, que incluía la doble ascensión Broad Peak y K2 como objetivo deportivo principal.