Un rey español para Albania

Paletik "Paletov" Pasha

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MIEMBRO DE LOS JOVENES PACOS
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Tras la caida del reino de Albania a manos de los turcos en 1468 (reino anteriormente liberado en 1376 por la compañia blanca de navarra) hubo que esperar a la debilidad del imperio otomano para resolver la llamada cuestion oriental en donde las potencias occidentales y rusia debian resolver el problema de organizacion de los territorios liberados de los balcanes para que Rusia no adquierese un peso e influencia mayor en la zona.

En la guerra ruso-turca de 1877 se logro liberar a Rumania, Bulgaria, Serbia y Montenegro.Aprovechando la ocasion, un diplomatico español llamado Juan Pedro de Aladro y Castriota, descendiente directo por rama materna del padre de la nacion albana Jorge Castriota (Skandenberg), emprendio una idea que se convirtio en una obsesion: alcanzar el trono de albania.

Juan Pedro conocía que la princesa Kastriota, heredera en línea directa de la casa y nombre del gran héroe albanés Jorge Kastriota Scanderberg (que desafió sin éxito en 1478 el poder turco para proclamar la independencia albanesa), estuvo afincada en Cádiz desde el siglo XVIII y casó con el bisabuelo materno de Aladro. Como curiosidad sobre esta ascendencia, contaba El Guadalete la marca que Juan Pedro tenía en el hombro derecho en forma de hoja de puñal, heredada del gran Scanderberg, y que nuestro personaje se veía en la obligación de enseñar a los muchos albaneses que, con frecuencia, acudían a su casa de París.

Juan Pedro se jactaba de ello: «Mi abuelo era el que nació en Vidania; yo nací en Jerez de la Frontera. Mi bisabuelo, estando en Nápoles con el Rey Carlos (que después lo fue de España bajo el nombre de Carlos III), casó con la heredera del trono de Albania, y vea usted ahora, cómo un vascongado-albanés va a reinar (si Dios quiere) en la península balcánica". Cuando Aladro traslada su residencia a París en 1886, comienza los preparativos para convertirse en rey de los albaneses, "a cuya causa puso hasta el último céntimo de su inmensa fortuna y hasta la última gota de su sangre". "En Jerez -escribía Pedro Luis Gálvez- era un noble de Francia, y en París vivía como un señorito andaluz. Siempre llevaba en el bolsillo un puñado de luises que repartía o tiraba como un gran señor de leyenda".

Como quiera que su estancia en París le restaba tiempo para estar en Jerez, nombró administrador de sus bienes a Jacinto Ribeyro y Soulés, un escritor palentino, hombre de confianza del príncipe -al que tradujo al castellano su novela 'Sotir y Mitka'-, fundador de la Asociación Pericial y Mercantil de Jerez y director de El Guadalete.

Juan Pedro imprimió diarios y ***etos en Bruselas, Bucarest, Sofía, Nápoles, Atenas y otras ciudades, logrando que en 1899 fuera proclamado rey por el partido nacional albanés, a la espera de la independencia de ese país. Se entrevistó con la diplomacia alemana, austríaca e italiana y soberanos de Europa, que le prometieron su ayuda para que los albaneses se rebelaran contra la tiranía turca. Pero a pesar de todos sus esfuerzos, Aladro terminó por convertirse en personaje molesto no sólo para los turcos sino también para otras naciones.

Cuando la guerra de los países balcánicos de 1912 trajo la anhelada independencia de Albania, era ya demasiado tarde para que Aladro reivindicase su legítima aspiración al trono. Su nombre ya no aparecía entre los pretendientes y los intereses internacionales eran otros. Finalmente, las grandes potencias nombraron al príncipe alemán Wied rey de Albania cuando Aladro ya había caído en el más absoluto de los olvidos.

Juan Pedro Aladro Domecq, o Kastriota, Caballero de la Gran Cruz de Isabel La Católica, de la Estrella de Rumanía, de San Alejandro de Bulgaria, Comendador de la Real Orden de Carlos III y Caballero de la Orden del Santo Sepulcro, entre otros cargos, se encontró con la fin el 15 de febrero de 1914 en el hotel Square Lamartine de París sin que su influencia, dinero y esfuerzo le hubiera permitido ver cumplido su obsesivo sueño.

Y, desde entonces, de Aladro jamás volvió a saberse. Hoy día, sólo la plaza anexa al palacio Domecq recuerda su increíble existencia.

Leer más: El increíble Juan Pedro Aladro kastriota ... El increÃ*ble Juan Pedro Aladro kastriota ...
 
Seguro que nota la reclama también para cantabria :XX:
 
Interesante historia que desconocía, gracias por publicarla. Recordemos también, a modo de curiosidad histórica, que el famoso Skanderbeg fue vasallo de Alfonso el Magnánimo, rey de Aragón, quien lo tomó bajo su protección como parte de su política en el Mediterráneo Oriental.
 
Igual se podia empezar por poner uno Español en España y no uno de ascendencia Franchute.
 
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