david53
Madmaxista
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Marga y Wolfi
El dueño de Wolfi murió de una infección bacteriana en su miembro viril. Cuando falleció, rescataron a su perro y descubrieron que había abusado sexualmente de él. De eso hace ya año y medio y Wolfi aún arrastra secuelas. "El trauma es tan grande que aún no está apto para la adopción", asegura Marga, la mujer que cuida de él en una casa de acogida animal en Mallorca.
"A nadie le gusta hablar de zoofilia, pero es algo que existe. En Dinamarca, hasta hace poco, era legal tenerlos en los burdeles y hasta esos lugares llegaban autobuses llenos de turistas. Esos animales abusados sufren igual que una mujer o un hombre", asegura Marga sin soltar la correa de Wolfi. Cuando lo recogió, apenas se le podía tocar. "No dejaba que te acercaras a su parte trasera. Aún hoy no le puedes lavar, ni cortar las uñas ni cepillar sin haberlo sedado antes, porque se pone muy agresivo", explica la cuidadora, que desde hace más de 20 años se dedica al rescate y rehabilitación de animales.
Muchos de esos perros son rescatados de casas donde se practica la prespitación. Aunque en los clubes de alterne están prohibidos, en las viviendas suelen tener animales por si algún cliente lo solicita para mantener sesso. Elena, ex cortesana, asegura que es algo habitual, aunque a veces son las propias mujeres las que consiguen salvarlos de los abusos: "Recuerdo una noche, un hombre pagó para acostarse con todas las chicas de la casa. Cuando se cansó de nosotras, se enteró de que el chófer tenía un perrito y lo pidió para tener sesso. Nos negamos y conseguimos que no abusara de él. Al final se conformó con que el perro estuviera presente mientras se seguía acostando con nosotras".
Los perros utilizados para prácticas zoofílicas pueden presentar laceraciones en el miembro viril, desgarros anales y vaginales. "Hay veces que hay que intervenir quirúrgicamente los desgarros, pero el tratamiento es sobre todo emocional. Puede que no se lleguen a recuperar nunca de las secuelas psicológicas. Algunos llegan a morir por estrés", explica la veterinaria Marta Gallego, que matiza que estamos ante una situación de "violencia, de dominancia, que genera mucha ansiedad a nivel emocional. Hay un sometimiento, y a los animales les ocurre como a las personas. Mucha gente no entiende que sienten y padecen igual que los humanos".
A veces hay que intervenir quirúrgicamente los desgarros, pero el tratamiento es sobre todo emocional. Algunos llegan a morir por estrés
Igüanas y hembras de orangután
Además de perros, los zoófilos suelen abusar de gallinas; gatos; ovejas; también de yeguas, como ocurrió en abril de este año en Alcudia, cuando la Guardia Civil arrestó a un hombre acusado de abusar sexualmente de una yegua y una potra. Las cámaras de seguridad de la finca en la que se colaba cada noche grabaron las agresiones. Antes de instalarlas, los propietarios habían detectado lesiones en los genitales de los dos animales, que fueron provocados por la introducción de objetos en sus orificios. "Es más difícil detectarlo en yeguas y en ovejas, porque sus vulvas son más grades; pero en gallinas, por ejemplo, no sería tan complicado. Por desgracia a estos animales no se les tiene ninguna consideración", sostiene Gallego, quien advierte que "se han denunciado prácticas de zoofilia incluso con iguanas y fauna silvestre".
La veterinaria también recuerda el sufrimiento de las hembras de orangután que son prostituidas. Las depilan y les pintan los labios para poder explotarlas sexualmente, una práctica común en algunos países de Asia.
"No es accidental, es algo premeditado, es una perversión. No hay culpabilidad ni remordimientos ante estos actos depravados. El problema es que el abuso sensual animal está infradiagnosticado porque sólo nos llegan los que están muy mal", asegura Gallego.
Se han denunciado prácticas de zoofilia incluso con iguanas y fauna silvestre. En Asia es común que prostituyan a hembras de orangután
Vacío en la legislación
Aunque la zoofilia está tipificada en España como delito en el artículo 337 del Código Penal, según el abogado especialista Francisco Capacete "los animales están bastante desprotegidos en nuestro país. Nuestro CP castiga la explotación sensual de animales, el problema es demostrarla. Si no hay lesiones importantes y tampoco pruebas, como grabación de vídeo, es casi imposible demostrarlo en un juicio". Si a consecuencia de la explotación sensual se producen "desgarros o lesiones importantes, aunque no pueda demostrarse la zoofilia, se podría condenar por maltrato animal".
"La mayoría son recogidos en la calle o entregados por los dueños, pero apenas hay denuncias porque iniciar un proceso judicial es costoso", cuenta Capacete, que señala que en otros países como Francia, Suiza, Alemania y Holanda la zoofilia sí está expresamente prohibida. También en algunos estados de EE. UU.
"Se debería introducir en nuestro CP el maltrato psicológico al animal, puesto que padecen más psíquica que físicamente. Los traumas psicológicos son terribles. La legislación obvia ese sufrimiento, a pesar de que la psicología animal es una ciencia que lleva muchos años desarrollándose", explica el abogado, que insiste en que "es necesaria una mejor regulación y control del tráfico en Internet. Tanto el de especies como el ofrecimiento sensual de animales. Y para eso no tenemos una regulación concreta, sino muchos vacíos".
Basta con hacer una búsqueda rápida en la red para encontrar foros en los que se ofrecen "dos horas con perro sumiso a 120 euros" y se explica con detalle todo lo que un zoófilo debe hacer para abusar sexualmente de un animal, desde cómo ejecutar las agresiones hasta cómo protegerse de posibles infecciones y enfermedades. "Hay que contarlo, informar de que esto existe. Vivimos en una sociedad que tiene lugares de depravación y miseria jovenlandesal y no podemos mirar hacia otro lado", señala Capacete.
"Un perro forzado víctima de zoofilia sufre igual que una mujer" | Baleares