Un padre camina dos veces de Algeciras a Madrid para denunciar que lleva un año sin ver a sus tres hijos

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Luis Gómez Hidalgo, protestando ante el Congreso junto al carro con el que ha andado dos veces a Madrid desde Algeciras.

Luis Gómez Hidalgo, protestando ante el Congreso junto al carro con el que ha andado dos veces a Madrid desde Algeciras. Cedida por Luis Gómez
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Un padre camina dos veces de Algeciras a Madrid para denunciar que lleva un año sin ver a sus tres hijos


Luis Gómez Hidalgo, de 50 años, ha llevado ante el Congreso, la Fiscalía General del Estado y el Defensor del Pueblo su protesta contra la prohibición legal de comunicarse con sus niños por la denuncia "trampa" de la progenitora.
10 noviembre, 2022 01:59
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Eduardo del Campo @EdelCampoCortes


Luis Gómez Hidalgo, de 50 años, vive en Algeciras a escasos 700 metros de la vivienda donde sus tres hijos, un niño y dos niñas de 11, 9 y 4 años, residen con su progenitora, su antigua pareja. Pero hace un año que este padre no ve a sus críos, porque se lo prohíbe una orden judicial de protección que él denuncia como injusta. No puede recorrer la corta distancia que los separa para visitarlos, ni ir a recogerlos al colegio, ni comunicarse de ninguna forma con ellos.
A cambio de esos 700 metros insalvables, se ha ido dos veces andando desde Algeciras a Madrid, a 609 kilómetros por el camino más corto, para reclamar a las autoridades que no vulneren su presunción de inocencia antes del juicio que tiene pendiente por supuesto maltrato a su mujer. Una acusación que él desmiente: "El maltratado física y psicológicamente fui yo", denuncia en conversación con EL ESPAÑOL a su regreso de su segunda caminata de protesta.
"Un tío no hace mil quinientos kilómetros andando si no es inocente. Aunque me consideren culpable, yo voy a demostrar a mis hijos que soy inocente", dice en referencia a sus tres hijos menores cuya custodia reclama. De un primer matrimonio tiene un hijo adulto que le ha dado ya tres nietos.

Cuenta Luis Gómez que a finales de agosto salió a solas desde Algeciras para ir andando hasta la puerta del Congreso de los Diputados, en la carrera de San Jerónimo. Empujando un carrito con sus pertenencias por las cunetas de carreteras secundarias de Cádiz, Málaga, Córdoba, Ciudad Real, Toledo y Madrid, llegó al cabo de 19 días, "con las piernas reventadas".
Fue a protestar, a solas, ante el Congreso, vestido con una camiseta con las caras pixeladas de sus niños y el lema "Tengo un sueño, solo un sueño, abrazar a mis hijos". A su lado llevaba su carro con otra foto y la frase "De Algeciras a Madrid por mis hijos. ¡Justicia!". También presentó escritos sobre su caso en la oficina del Defensor del Pueblo y en la de la Fiscalía General del Estado. Descansó seis días para reponerse del agotamiento y volvió en tren.
Luis Gómez, en un alto en el camino en la provincia de Córdoba durante una de sus travesías de protesta.

Luis Gómez, en un alto en el camino en la provincia de Córdoba durante una de sus travesías de protesta. Álbum de Luis Gómez
El festivo del 12 de octubre se echó a la carretera de nuevo para seguir denunciando la injusticia que dice que está sufriendo, "como muchos otros padres en España" a los que, según explica, impiden ver a sus hijos por una aplicación abusiva de las medidas de protección en casos de denuncias de violencia de género aún por juzgar. En este segundo viaje a pie llegó a Madrid en la noche del martes 1 de noviembre, el día de Todos los Santos. A la mañana siguiente repitió su peregrinación de denuncia del viaje anterior, protestando en solitario ante el Congreso y acudiendo otra vez a la Fiscalía General del Estado para presentar otro escrito y las pruebas que demuestran, dice, su inocencia.
En la capital de España, Luis Gómez se reunió en la calle, tras concertar previamente la cita, con la exdiputada de Vox Macarena Olona, quien está preparando su nuevo partido político. Asegura este padre que él no es de ningún partido, pero que en Olona ha encontrado un apoyo. "Ella se ha unido a nuestra desgracia y nos tiende la mano", dice en referencia a los hombres en situación parecida a la suya que se consideran "víctimas de la Ley de Violencia de Género".
"El agredido fui yo"
Explica Luis que él, su esposa y los tres niños vivían felices cuando residían en Tánger, en jovenlandia, el país de origen de ella. Cuenta que él trabajaba de intermediario en el sector pescadero cuando conoció en Tánger a la mujer, que hoy tiene unos 31 años. Los niños nacieron en la vecina ciudad autónoma española de Ceuta. Luego la familia se mudó a Algeciras, la ciudad de Luis, donde se instalaron en la vivienda que había sido de su progenitora, y él se puso a trabajar en la hostelería, en el restaurante Rincón de Lucía.
Hacia abril de 2019, él decidió separarse y se fue del hogar, mudándose a una casa de campo en Conil de la Frontera (Cádiz). Unos meses después, el 16 de diciembre de 2019, la mujer lo denunció por maltrato. "Ella dice que yo le corté el pelo", cuenta Luis, y añade que lo ocurrido fue muy diferente.
Según la versión del denunciado, su antigua pareja, de la que se había separado meses antes, fue a buscarlo a él a la casa de campo en Conil. "Ella se corta el pelo, lo tira al suelo, y cuando me agacho para recogerlo, me abre la cabeza con un vaso de barro y sale corriendo saltando el muro y gritando '¡policía, que me mata, policía, que me mata!'". Explica que las lesiones que ella presentaba se las hizo en la oscuridad al chocar con alambradas. "He pedido al Juzgado de Violencia de Género de Algeciras que hagan una prueba de ADN a la sangre de la casa, porque esa sangre es mía al abrirme la cabeza. El agredido fui yo", asegura.
Los tres niños menores de Luis Gómez, fotografiados por su padre en noviembre de 2021 en Algeciras días antes de su detención.

Los tres niños menores de Luis Gómez, fotografiados por su padre en noviembre de 2021 en Algeciras días antes de su detención. Álbum de Luis Gómez
La denuncia de ella por el supuesto maltrato de él en ese episodio que Luis dice que ocurrió al revés activó el protocolo de protección, y a la mujer y a los tres niños los llevaron a centros de acogida, aunque él denuncia que los menores estuvieron desatendidos por los servicios sociales y no fueron escolarizados. Estuvieron acogidos en Córdoba y de allí la progenitora se fue con ellos por su cuenta a Galicia, en Ferrol y Orense.
Volvieron a Algeciras, tras lo que Luis se llevó a los niños durante siete meses al pueblo gaditano de Benalup, donde dice que Policía y Ayuntamiento pueden atestiguar que estuvieron escolarizados al fin y atendidos por él sin problemas. La progenitora lo denunció entonces por sustracción de menores; él argumenta que lo hizo para protegerlos de los supuestos malos tratos que la mujer estaba infligiendo a los niños, y que él había denunciado. A raíz de esa denuncia, le prohibieron estar con sus hijos y comunicarse con ellos.
Los niños regresaron con la progenitora en Algeciras. Hace ahora un año, el 17 de noviembre de 2021, según el relato de Luis Gómez, su antigua pareja y progenitora de los niños le tendió "una trampa". Él tenía en vigor la orden de alejamiento de ella y de los hijos, pero la mujer lo llamaba constantemente y le puso al teléfono a los niños, que le decían que fuera a verlos. "Papi, ven, papi, ven. ¿Qué haces?", dice sobre la tesitura en que se encontró.
Luis fue a Algeciras a su encuentro, se quedó en la vivienda tres días para hacer arreglos, dice, pero, al tercer día, ella llamó a la Policía Nacional. Enseña a este periódico el atestado policial, en el que los agentes que fueron a detenerlo por romper la orden de alejamiento constataron que los niños intentaron proteger al padre.
Fragmento del atestado de la Policía Nacional de Algeciras de la detención de Luis Gómez por quebrantar la orden de alejamiento.

Fragmento del atestado de la Policía Nacional de Algeciras de la detención de Luis Gómez por quebrantar la orden de alejamiento.
Dice el atestado que los niños "continúan llorando en presencia de los agentes, reiterando constantemente su deseo de permanecer junto a su padre, pues manifiestan que es él quien cuida de ellos y quien vela por su bienestar, encontrándose desamparados con su progenitora". El atestado policial registra que los niños "se hallan llorando de forma desconsolada tratando de proteger al padre de la acción de la policía, realizando manifestaciones espontáneas tales como: No os llevéis a mi padre, es el mejor padre del mundo, es ella la que no le deja vivir, detenerla a ella".
Cuenta que el fiscal le propuso aceptar una pena menor de tres meses, pero que al negarse él, porque considera que el quebrantamiento del alejamiento lo cometió inducido por la progenitora de los niños como "trampa", fueron a juicio y le cayó una pena mayor, nueve meses de prisión, sin cumplimiento efectivo.
Denuncias cruzadas
Luis Gómez denunció a su vez a su esposa, de la que está en trámites de separación, acusándola de supuestos malos tratos a los niños. Las denuncias cruzadas aún no se han juzgado, pero él lamenta que a él ya lo han condenado al tratarlo como culpable desde hace tres años, cuando ella lo denunció. Asegura el padre movilizado que ha acumulado 128 gigas de documentación para demostrar en el futuro ante sus hijos su inocencia aunque lo condenen.
Luis Gómez, en una foto promocional del restaurante donde trabaja en Algeciras, El Rincón de Lucía.

Luis Gómez, en una foto promocional del restaurante donde trabaja en Algeciras, El Rincón de Lucía. Álbum de Luis Gómez
Dice que no piensa aceptar un pacto con la Fiscalía: "Firmas tu condena de por vida de que eres un maltratador. Yo no he hecho nada. Me acusan de algo que no soy, y lo estoy demostrando. Llevo tres años condenado. ¿Quién me repara el daño?", clama, y anuncia que ha convocado para el 3 de diciembre una manifestación en Algeciras de padres que están "sufriendo la Ley de Violencia de Género".
En su Facebook tiene colgadas las fotos que se hizo con sus tres niños un día feliz poco antes de la denuncia por romper el alejamiento: en una se les ve junto al mar en Algeciras, en otra, visitando la tumba del guitarrista Paco de Lucía, a quien Luis considera "como un padre" y en cuyo honor nombró el restaurante del amigo con quien trabaja.
Ahora no puede ni acercarse a su colegio: "Guardias civiles de uniforme fueron a recogerlos a los colegios para llevárselos a su progenitora el 18 de noviembre del año pasado, cuando me denunció", señala. "Es todo mentira, pero tengo que ag
 
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