Un médico denuncia a uno de los clientes por llevarse el vehículo eléctrico con el que acude a trabajar tras atenderle en su consulta privada
Jueves, 4 de enero 2024, 01:02
Alejandro Zabala tiene 63 años y atesora una larga trayectoria como médico de familia en Osakidetza. Además, pasa consulta una hora a la semana en un centro de Getxo en el que realiza diversos reconocimientos para permisos de conducir y otros trámites administrativos. Pese a su dilatada experiencia y haber visto «de todo», admite que no estaba preparado para lo que le sucedió hace 15 días. «Estaba en la clínica, con mi bata blanca puesta y, al mirar por la ventana, observé perfectamente a un joven escapando con mi patinete eléctrico a toda velocidad. Me quedé petrificado. No lo podía creer. Me lo había robado».
Lo llamativo del caso es que ese hombre no era un desconocido, sino que se trataba de un paciente del mismo centro médico que había estado en la sala de espera. «No le iba a atender yo, pero sí mi compañero», cuenta Alejandro. «Si es que tenemos su ficha, con su teléfono, edad, domicilio, todos sus datos... Es increíble la impunidad con la que actúan ciertas personas. Eso es lo que más me duele de toda esta historia, mucho más que la pérdida de un bien material», se lamenta.
Alejandro había dejado el vehículo de movilidad personal en el vestíbulo de la clínica, un lugar al que no acceden personas ajenas a la dinámica de la clínica. «Nunca imaginé que alguien le echara el morro de llevárselo por la puerta». El patinete robado es de la marca 'Pure' y está valorado en 500 euros. «No es ninguna maravilla pero a mí me hacía un gran servicio. Es una faena». El doctor acostumbra a desplazarse sobre dos ruedas porque padece un problema vascular. «Me encanta caminar, pero no puedo ir a pie demasiado tiempo porque mi estado físico no me lo permite». Alejandro, que se mueve a diario desde Aiboa al ambulatorio de Las Arenas, había encontrado en el patinete eléctrico un gran aliado. «Es cómodo. Lo utilizo muchísimo. También por conciencia ecológica y ciudadana porque coger el coche para venir a Las Arenas me parece un disparate».
Denuncia a la Policía
«Lo que más duele es la sensación de impunidad: que te robe alguien conocido en tu cara»
«No sé si lo recuperaré»
Tras percatarse del hurto, el doctor llamó por teléfono al supuesto ladrón. «Me dijo que me estaba equivocando de persona». Alejandro intentó zanjar el asunto con buenas palabras pero, dice, no le quedó otro remedio que presentar una denuncia contra el paciente de su clínica.
La Ertzaintza se puso a trabajar. «Me llamaron y traté de ayudarles en todo lo posible, pero ahora mismo no tengo noticias. Sigo sin mi patinete y no estoy nada convencido de que lo vaya a recuperar». Estos dias se está «apañando» gracias a un conocido. «Rubén, que es un buen amigo, me ha dejado desinteresadamente el suyo al conocer mi rocambolesca historia». El médico afirma que lo suyo es «una anécdota, pero revela al punto que estamos llegando en esta sociedad, que está perdiendo su cohesión porque la ley no se cumple y hay infinidad de pequeños delitos que acaban sin castigo. Es una sensación de impunidad total
