Un árbitro impide jugar a Gurpreet por llevar un turbante

Anka Motz

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«Me sentí frustrado, pero mis compañeros me motivaron con su apoyo»

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Y como los comentarios defendían la actuación del árbitro.

Pues, se censuran y se cierra los comentarios!!!!!!

«Me sentí frustrado y decepcionado, pero todos mis compañeros me motivaron con su apoyo». Gurpreet tiene 15 años, nació en India, en Punjab, reside en Igorre, donde llegó en 2016 y vive con sus padres y su hermana, y juega en el cadete del Arratia, cuyo campo está a tiro de piedra de su casa. El pasado 21 de enero, este joven afable, que habla a la perfección castellano y euskera, afrontaba con su equipo un partido en el campo del Padura, en Arrigorriaga. Después del descanso, el técnico de su formación consideró oportuno que saltara al terreno de juego: sin embargo, a los dos minutos, el árbitro le indicó que tenía que quitarse el 'patka', una especie de turbante de tela que sobre todo llevan los niños de la comunidad sij cubriendo su pelo. El joven jugador se negó y no pudo continuar el duelo. ¿Qué ocurrió? El resto de su equipo también se marchó del campo y el club ha sido sancionado con una multa de 300 euros por la Federacion Vizcaína de Fútbol y se le ha restado tres puntos en la clasificación, en cumplimiento del artículo 50.1 sobre «retirada del terreno de juego».

Gurpreet lleva federado un año y medio, este curso ya se han disputado quince jornadas en su categoría, y nunca había tenido ningún problema por llevar esta prenda. Hasta hace dos semanas. «Me sorprendió mucho. Llevo cinco años en el equipo -antes en categoría escolar donde no se pueden portar gafas y la normativa no es tan estricta en cuanto a equipación-, y nunca me había pasado algo así», lamenta con una sonrisa que no desaparece en toda la conversación con EL CORREO este miércoles por la tarde en Urbieta, campo del Arratia.

Y ese gesto se hace todavía más grande cuando se le recuerda el paso dado por sus compañeros; irse del partido. «Me gustó mucho. Estaba muy contento. En ese momento, me sentía desmotivado, pero todos mis compañeros y los entrenadores me dieron su apoyo», aplaude este adolescente que este miércoles estaba arropado por su progenitora y su hermana y varios amigos y colegas de vestuario que se quejan de la actitud del colegiado: «Es una vergüenza», comentan.

Asegura Gurpreet que no lo pasó «mal» porque todos «me han respaldado», aunque es cierto que hubo momentos, sobre todo en los primeros días, en los que llegó a pensar que no iba a poder jugar más con su equipo por defender las creencias de su comunidad. Sin embargo, las fuentes consultadas por este periódico aseguran que este niño indio podrá disputar este fin de semana el encuentro contra el Montefuerte en Urbieta.

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De hecho, Iñaki Gómez Mardones, presidente de la Federación Vizcaína de Fútbol, asegura en conversación con EL CORREO que si se hubiera planteado que Gurpreet iba a jugar con el 'patka' a principio de temporada se hubiese analizado y, casi con toda seguridad, se hubiera admitido. «Lo lógico y normal es haberse puesto antes en contacto con la Federación. Se habla, se ve lo que es, y se hubiera consentido», aporta el máximo dirigente del fútbol territorial, que defiende la actuación del árbitro. Igual que Jon Agirre, presidente del Comité Vizcaíno de Árbitros. «Nosotros somos integradores, pero el árbitro ha actuado bien, ha cumplido las normas de la FIFA sobre equipación».

«Sentido común»

Pedro Ormazabal, presidente del Arratia, desea que su jugador, al que le une una magnífica relación, participe en el duelo. «Esperemos que prevalezca el sentido común», solicita y recuerda que, hasta hace quince días, no había habido problemas. «Siempre ha llevado el 'patka'. Lleva año y medio jugando en la categoría cadete, estamos en la jornada 15, y hasta ahora no había pasado nada», repasa el dirigente del equipo, que anuncia que ya ha presentado un recurso ante la Federación Vizcaína de Fútbol contra la sanción impuesta.

Aunque, ahora mismo, eso es lo de menos. Lo importante es que Gurpreet pueda seguir disfrutando de este deporte con sus amigos de Igorre. En Punjab, donde nació, tiene otros. «Aunque vamos en vacaciones, les echo mucho de menos», admite un adolescente al que solo le gusta el fútbol. «No soy de ningún equipo», dice, aunque presionado por el presidente acepta: «Soy del Arratia, y un poco del Athletic».






 
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