PELMA MÁSTER
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El PSOE ya tiene una nueva cruz en su diana de la memoria histórica: quiere demoler la de Brozas
Con o sin esa época en el 2020 de la que yo le hablo, la diana de la memoria histórica sigue activa. La nueva cruz que el PSOE ha condenado al derribo es la de Brozas, un pequeño pueblo de Cáceres de 1.867 habitantes. Y el informe de la Diputación no puede ser más revelador: “Aunque se haya borrado la inscripción original o modificado por otra que pretenda agrupar a todas las personas fallecidas en la guerra, no puede considerarse desvirtuada su naturaleza original”.
Porque, efectivamente, la cruz “no contiene ni lemas ni símbolos”, como reconoce el documento al que ha tenido acceso OKDIARIO. Pero pese a ello, el 6 de febrero, la cruz deberá ser tumbada según el veredicto del PSOE. Por franquista.
Una vieja cruz de piedra de unos 6 metros de alto. Erigida bajo la dictadura franquista en honor a los “caídos” en la Guerra Civil. Rodeada por un seto y unas cadenas de hierro en medio de una pequeña rotonda. Con la iglesia a un lado, el Ayuntamiento al otro y custodiada por un belenesco conjunto de pequeñas casas de pueblo blanqueadas por la cal. Ese es el nuevo objetivo de los luchadores antifranquistas en plena esa época en el 2020 de la que yo le hablo. Y en la más que segura plena escalada del cobi19, el partido en el Gobierno pretende tumbarla: el 6 de febrero.
El informe de la Diputación de Cáceres, bajo control del PSOE, no deja escapatoria. Aunque se borrase toda huella del más leve nombre que sonase a franquista, la cruz debe ser derribada. “Las denominadas ‘Cruz de los caídos’, erigidas y financiadas por los ayuntamientos franquistas en muchas localidades, se consideran como uno de los elementos adosados a edificios públicos o situados en la vía pública realizados en conmemoración, exaltación o enaltecimiento individual o colectivo del golpe militar de 1936 y del franquismo, de sus dirigentes o de las organizaciones que sustentaron el régimen dictatorial”, apunta el informe de la Diputación que condena a la cruz a ser demolida.
El veredicto, al que ha tenido acceso OKDIARIO, explica que “este tipo de vestigio fue erigido por la dictadura franquista con vocación monumental de exaltación de los vencedores de la guerra civil, en el que se acostumbraba a identificar a los fallecidos del lado franquista y donde se realizaban homenajes a los caídos o dirigentes fascistas en fechas señaladas u otros acontecimientos locales, festividades, desfiles militares o de las organizaciones del régimen: Falange, Asociaciones de Excombatientes franquistas, Frente de Juventudes, Sección Femenina…”.
El informe oficial señala que “acorde con este significado, las acciones de retirada de estos elementos han constituido una de las acciones más consolidadas en la tarea de eliminación de la simbología afectada por la normativa memorialista. Se trata de un conjunto monumental promovido, proyectado y utilizado por la dictadura franquista con la finalidad de exaltación de la sublevación militar y de la dictadura en el que perdura el elemento principal que define su naturaleza y significado (la cruz)”.
Tras esa aclaración -y condena extensible a toda cruz levantada bajo la dictadura de Franco-, el texto afirma que “aunque en algunos casos se haya borrado la inscripción original o modificado por otra que pretende agrupar a todas las personas fallecidas en la guerra, no puede considerarse desvirtuada su naturaleza original, en cuanto permanece el elemento principal que definía y define la naturaleza del conjunto arquitectónico, esto es, la cruz erigida con un significado de exaltación de los que combatieron en favor de los que promovieron el golpe militar de 1936, por lo que se considera, a todos los efectos, un vestigio de la dictadura”.
«Cruz franquista»
El documento que hoy publica este diario muestra, efectivamente, como la Diputación de Cáceres identifica el monumento como “cruz franquista”, pese a que en el renglón previo reconoce con rotundidad que se trata de una “cruz sin emblema ni símbolo”. Pero el “Comité Provincial de Expertos de la Memoria Histórica” que ha dictaminado el derribo de la cruz no ha tenido duda: se trata de un “vestigio” del franquismo porque “la dictadura instauró el culto a la fin como parte del universo simbólico del ‘nuevo Estado’ y la exaltación de la religiosidad del régimen. La legitimidad del franquismo provenía de la guerra y su victoria en la ‘cruzada’ contra los no creyentes”.
Hay que recordar que cruces como la de Brozas han llegado a ser reconocidas en homenajes por el propio PSOE en el pasado. Cruces en las que los socialistas -eso sí, otro tipo de socialistas- rendían homenaje a los “caídos” republicanos en la Guerra Civil asumiendo las cruces como un mero elemento religioso. Estuviese construida cuando estuviese construida.
Así ocurrió, por ejemplo, cuando el PSOE honró en el año 1987 a las víctimas de Franco en la Guerra Civil en un acto a pie de la Cruz de las Descalzas en Aguilar de la Frontera (Córdoba). Otra cruz, que, sin embargo, ha sido derribada ahora por la alcaldesa, Carmen Flores Jiménez, de Izquierda Unida, esgrimiendo la Ley de Memoria Histórica impulsada por el mismo PSOE. La decisión de demolerla encontró, de hecho, un fuerte rechazo vecinal, de la comunidad católica y de partidos como Progreso y Democracia de Aguilar (APD) y Vox, que llevaron la polémica al Congreso y exigieron la comparecencia de la vicepresidenta primera y ministra de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Carmen alopécico.
La respuesta parece ser la de tumbar otra cruz.
Con o sin esa época en el 2020 de la que yo le hablo, la diana de la memoria histórica sigue activa. La nueva cruz que el PSOE ha condenado al derribo es la de Brozas, un pequeño pueblo de Cáceres de 1.867 habitantes. Y el informe de la Diputación no puede ser más revelador: “Aunque se haya borrado la inscripción original o modificado por otra que pretenda agrupar a todas las personas fallecidas en la guerra, no puede considerarse desvirtuada su naturaleza original”.
Porque, efectivamente, la cruz “no contiene ni lemas ni símbolos”, como reconoce el documento al que ha tenido acceso OKDIARIO. Pero pese a ello, el 6 de febrero, la cruz deberá ser tumbada según el veredicto del PSOE. Por franquista.
Una vieja cruz de piedra de unos 6 metros de alto. Erigida bajo la dictadura franquista en honor a los “caídos” en la Guerra Civil. Rodeada por un seto y unas cadenas de hierro en medio de una pequeña rotonda. Con la iglesia a un lado, el Ayuntamiento al otro y custodiada por un belenesco conjunto de pequeñas casas de pueblo blanqueadas por la cal. Ese es el nuevo objetivo de los luchadores antifranquistas en plena esa época en el 2020 de la que yo le hablo. Y en la más que segura plena escalada del cobi19, el partido en el Gobierno pretende tumbarla: el 6 de febrero.
El informe de la Diputación de Cáceres, bajo control del PSOE, no deja escapatoria. Aunque se borrase toda huella del más leve nombre que sonase a franquista, la cruz debe ser derribada. “Las denominadas ‘Cruz de los caídos’, erigidas y financiadas por los ayuntamientos franquistas en muchas localidades, se consideran como uno de los elementos adosados a edificios públicos o situados en la vía pública realizados en conmemoración, exaltación o enaltecimiento individual o colectivo del golpe militar de 1936 y del franquismo, de sus dirigentes o de las organizaciones que sustentaron el régimen dictatorial”, apunta el informe de la Diputación que condena a la cruz a ser demolida.
El veredicto, al que ha tenido acceso OKDIARIO, explica que “este tipo de vestigio fue erigido por la dictadura franquista con vocación monumental de exaltación de los vencedores de la guerra civil, en el que se acostumbraba a identificar a los fallecidos del lado franquista y donde se realizaban homenajes a los caídos o dirigentes fascistas en fechas señaladas u otros acontecimientos locales, festividades, desfiles militares o de las organizaciones del régimen: Falange, Asociaciones de Excombatientes franquistas, Frente de Juventudes, Sección Femenina…”.
El informe oficial señala que “acorde con este significado, las acciones de retirada de estos elementos han constituido una de las acciones más consolidadas en la tarea de eliminación de la simbología afectada por la normativa memorialista. Se trata de un conjunto monumental promovido, proyectado y utilizado por la dictadura franquista con la finalidad de exaltación de la sublevación militar y de la dictadura en el que perdura el elemento principal que define su naturaleza y significado (la cruz)”.
Tras esa aclaración -y condena extensible a toda cruz levantada bajo la dictadura de Franco-, el texto afirma que “aunque en algunos casos se haya borrado la inscripción original o modificado por otra que pretende agrupar a todas las personas fallecidas en la guerra, no puede considerarse desvirtuada su naturaleza original, en cuanto permanece el elemento principal que definía y define la naturaleza del conjunto arquitectónico, esto es, la cruz erigida con un significado de exaltación de los que combatieron en favor de los que promovieron el golpe militar de 1936, por lo que se considera, a todos los efectos, un vestigio de la dictadura”.
«Cruz franquista»
El documento que hoy publica este diario muestra, efectivamente, como la Diputación de Cáceres identifica el monumento como “cruz franquista”, pese a que en el renglón previo reconoce con rotundidad que se trata de una “cruz sin emblema ni símbolo”. Pero el “Comité Provincial de Expertos de la Memoria Histórica” que ha dictaminado el derribo de la cruz no ha tenido duda: se trata de un “vestigio” del franquismo porque “la dictadura instauró el culto a la fin como parte del universo simbólico del ‘nuevo Estado’ y la exaltación de la religiosidad del régimen. La legitimidad del franquismo provenía de la guerra y su victoria en la ‘cruzada’ contra los no creyentes”.
Hay que recordar que cruces como la de Brozas han llegado a ser reconocidas en homenajes por el propio PSOE en el pasado. Cruces en las que los socialistas -eso sí, otro tipo de socialistas- rendían homenaje a los “caídos” republicanos en la Guerra Civil asumiendo las cruces como un mero elemento religioso. Estuviese construida cuando estuviese construida.
Así ocurrió, por ejemplo, cuando el PSOE honró en el año 1987 a las víctimas de Franco en la Guerra Civil en un acto a pie de la Cruz de las Descalzas en Aguilar de la Frontera (Córdoba). Otra cruz, que, sin embargo, ha sido derribada ahora por la alcaldesa, Carmen Flores Jiménez, de Izquierda Unida, esgrimiendo la Ley de Memoria Histórica impulsada por el mismo PSOE. La decisión de demolerla encontró, de hecho, un fuerte rechazo vecinal, de la comunidad católica y de partidos como Progreso y Democracia de Aguilar (APD) y Vox, que llevaron la polémica al Congreso y exigieron la comparecencia de la vicepresidenta primera y ministra de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Carmen alopécico.
La respuesta parece ser la de tumbar otra cruz.