tras*porte, petróleo y falacias mil

Mancini

Madmaxista
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Un poco largo pero interesante.

http://juanjogabina.com/2008/06/07/tras*porte-petroleo-y-falacias-mil/

tras*porte, petróleo y falacias mil

La situación no puede ser más tensa y más grave. Se hubiera podido evitar pero, desgraciadamente no se ha hecho nada y ahora sufrimos las consecuencias. Para colmo de los males, he de subrayar que sólo estamos en los comienzos de esta nueva crisis, debido a que apenas hacemos nada en serio que nos permita preparar mejor nuestro futuro. Además, a las crisis inmobiliaria, crediticia, financiera, energética, alimenticia y climática que estamos padeciendo, se les ha unido otra más: la crisis del tras*porte. Lo advertí y lo llevo advirtiendo desde hace muchos años pero todo ha sido en vano. A lo largo de estos más de seis años que llevo haciéndolo, constato que ningún dirigente me hizo caso alguno y lo hago con pena y dolor, ahora que todos estamos obligados a pagar las consecuencias. Lo más hiriente es que, debido a lo necia, abúlica y fistro que es la raza humana, a todos los dirigentes que se negaron a preparar el futuro les saldrá totalmente gratis su irresponsabilidad, mediocridad e incompetencia.

Las crisis están servidas para mucho más tiempo del que nos pensamos. Además, son crisis que sólo encontrarán solución si cambiamos nuestro actual modelo socioeconómico. Desde hace tiempo, se sabía lo que había que hacer pero nadie quiso, de verdad, evitar el desastre que se nos está avecinando. Los rentistas del sistema son lobbies que presionan mucho para no perder sus privilegios pero lo grave es que si estos privilegios se mantienen también será imposible hacer frente luego a los cambios necesarios. Como podemos ver, se trata de un círculo vicioso que si no se produce el necesario — y hasta ahora inexistente — liderazgo y voluntad política tendremos todas las de perder. También se sabía que cuanto antes cambiáramos nuestras políticas en curso, menos traumática sería la tras*ición al nuevo paradigma energético y productivo, caracterizado por un mínimo consumo de hidrocarburos fósiles, una fuerte reducción del consumo per cápita de energía y una elevada optimización de la productividad de los recursos y eliminación de residuos pero, inexplicablemente, seguimos haciendo más de lo mismo.

No hay más leer los artículos de mi blog para hartarse de ver cómo las crisis que padecemos las he estado anunciando por activa y por pasiva, durante mucho tiempo y sin que apenas lograra que dirigente alguno reaccionase. El autismo de los políticos de hoy, que irresponsable e infantilmente consideraron que tendríamos petróleo barato y abundante durante más de treinta años, también no da muestras de hasta donde llega la mediocridad y estulticia de estos neoprofesionales de la política. La prudencia y la responsabilidad tampoco ha sido un valor entre el resto de dirigentes sociales y económicos. Como muestra el mal comportamiento del sector financiero y del sector de la construcción. Es obvio que el sector del tras*porte tampoco lo ha hecho mejor.

Al contrario, de manera necia y prepotente, han continuado haciendo más de lo mismo, negando todas las evidencias sobre el agotamiento del petróleo y mintiendo y/o desinformando más que otra cosa. Actualmente., con la inestimable contribución de nuestros mediocres medios de comunicación, la desorientación y la desmovilización de los ciudadanos se ha vuelto prácticamente absoluta. Cuando la situación se agrave demasiado, habrá un punto de no retorno que nos conducirá al mayor de los desastres. Las empresas de consulting, que constantemente ha estado asesorando a los gobiernos en contra del agotamiento del petróleo, ya no podrán pronosticarnos falsos milagros que tampoco mereceríamos. El petróleo se pondrá cada vez más por las nubes. Todo lo que nos está pasando es sólo y exclusivamente por nuestra culpa o, mejor dicho, sobre todo por culpa de algunos personajes pertenecientes a las esferas del poder, con nombres bien concretos. No se trata de ninguna mala suerte o de ninguna fatalidad. Todo ha sido debido a la avaricia de algunos actores poderosos en el sistema, al enfoque ciego y cortoplacista de las políticas de nuestros dirigentes y a nuestra estupidez en seguir dándoles el voto a quienes han sido y son tan irresponsables.

Por si todo esto fuera poco, ahora los tras*portistas nos amenazan con que van a iniciar movilizaciones, cortes de carretera y huelgas para protestar contra el alza del petróleo. ¡Como si ellos fueran unos “angelitos” que no sabían nada acerca de que el petróleo se estaba agotando! Lo sabían mejor que nadie. Lo que pasa es que se hacían los orates y preferían seguir apostando por el tras*porte de mercancías por carretera, cuando todo indicaba que, muy pronto, debido a la subida continuada de los precios del petróleo, de seguir haciendo más de lo mismo, lo pagarían muy caro. Sobre todo, en el tras*porte de larga distancia. Ha ocurrido lo que algunos ya habíamos anunciado que ocurriría. ¿Dónde están las sorpresas ahora?

La cosa se pone antiestética porque la solución a corto plazo es una solución falsa ya que el precio del gasóleo nunca va a dejar de subir. Los camioneros quieren unos privilegios cuando demandan que el gasóleo les salga más barato que a los demás. Poco se preguntan sobre el hecho de que la solución pasa por llevar el tras*porte de mercancías por carretera a otros medios de tras*porte. A corto plazo, y en lo referente a las negociaciones que se están llevando a cabo entre el gobierno y los camioneros, si no logran los tras*portistas aumentar sus privilegios, en lo que refiere a pagar menos que los demás por los carburantes, nos amenazan con cortar las carreteras y realizar protestas generalizadas que, sin disfraces ni florituras, también quieren decir que es hasta probable que nos quedemos sin alimentos. Así, todos somos rehenes y daños colaterales en esta guerra.

Que los tras*portistas de la carretera —no ocurre lo mismo con los del ferrocarril— paguen menos significa que el resto de los consumidores tengamos que cubrir con nuestro dinero —impuestos y precios de la gasolina— lo que ellos dejen de pagar. Si los camioneros y sus empresas no logran aumentar sus privilegios, corremos el riesgo de que nos utilicen de manera impune como rehenes y no sólo nos corten las carreteras, que son pagadas y financiadas por todos, sino que también se desabastezcan los comercios y gasolineras con lo que la población podría empezar a pasar serias privaciones, cuando no tragedias y calamidades. Lo más grave es la impunidad con que todo esto se realiza y que, luego, no haya nadie que responda por las trágicas consecuencias que todo ello podría originar.

Los camioneros tienen razón para protestar contra los diferentes de los gobiernos, en la medida que los actuales gobernantes sabían desde hace años que el petróleo se estaba agotando y que no han hecho nada para mitigar los peores efectos de esta crisis anunciada, y con suficiente tiempo de antelación. Pero los tras*portistas de la carretera también son culpables. Hace unos cuatro años, invitado por un foro del tras*porte, impartí una conferencia sobre el agotamiento del petróleo y sus repercusiones sobre el sector tras*porte. He de denunciar que ni entonces, ni ahora se prepararon para la crisis anunciada. También he de denunciar que, hace unos siete años, elaboré diferentes planes estratégicos sobre el tras*porte que intentaban hacer frente tanto al cambio climático como al encarecimiento de los precios de los carburantes fósiles pero, irresponsablemente, estos planes fueron diezmados y/o ocultados irresponsablemente, porque no interesaban a los rentistas del sistema que querían seguir gozando de sus privilegios, a costa de los demás.

En todos los casos, la respuesta a los problemas que planteaba el futuro del tras*porte he de reconocer que fue prácticamente nula. Ahora, como les ocurre a otros agentes económicos y como sería lo justo, los tras*portistas de la carretera deberían pagar por su irresponsabilidad. En efecto, los agentes del sector del tras*porte por carretera actuaron irresponsablemente como lo han seguido haciendo hasta ahora. No quisieron entonces, ni quieren admitir ahora que la era del camión que tras*porta mercancías a distancias superiores a los 400 km. está acabada.

El gobierno podrá ceder —es lo más probable— y aumentar los privilegios de los camioneros y empresas del tras*porte de mercancías por carretera, pero ello será pan para hoy y hambre para mañana. No debe olvidarse que el tras*porte de mercancías en camión a larga distancia no tiene ningún futuro. Ahora que tantas crisis nos sobrecogen, si se quiere dilapidar nuestros, cada vez más escasos, recursos económicos en actividades sin futuro peor para todos nosotros.

Los cortes de carreteras lo podrán hacer también todos aquellos sectores amenazados por la crisis. Así, sectores que se están hundiendo debido a las importaciones de China, o al alza de los costes de las materias primas podrían tomar nota. Lo que nos conduciría a una espiral de huelgas y cortes de carretera en búsqueda de privilegios — como si no tuviéramos suficiente con los que ya gozan los funcionarios públicos. Por ello, ante el chantaje de las huelgas es muy posible que, para no hundir al país en la miseria más absoluta, el gobierno tenga que ceder.

Pero mejor sería que se encarase cuanto antes un futuro con gasóleos cada vez más caros que se irán volviendo inasequibles, a medida que pasa el tiempo — en menos de cinco años. Se trata del agotamiento progresivo del petróleo por el que la oferta de carburante fósil ya no podrá ser cubierta por la demanda. La intermodalidad del tras*porte no será suficiente. Previamente deberemos impulsar otros modos de tras*porte alternativos a la carretera. Tendremos que potenciar muchísimo más el desarrollo del tras*porte marítimo y del tras*porte por ferrocarril —incluso el de alta velocidad, para sustituir al tras*porte aéreo para distancias inferiores a los 1.500 kilómetros, tanto de mercancías cono de pasajeros.

Nuestra situación de partida es francamente patética. El tras*porte de mercancías por ferrocarril apenas representa el 2% del total. Hoy en día, casi todo lo monopoliza el tras*porte por carretera y esto ha sido debido a la mediocridad en la política de tras*porte que nunca ha atendido el largo plazo, ni ha pretendido preparar el futuro. Deberíamos pedir cuentas a los dirigentes políticos que han hecho posible que se haya producido este disparate pero bien sé que no lo haremos.

Seguiremos actuando como siempre, lamentándonos de la crisis, como si de ello no fuéramos también culpables. No se puede esperar que las cosas cambien sin cambiar también nosotros. La crisis del tras*porte no ha hecho más que empezar. Su impacto sobre la competitividad de las empresas y el suministro de alimentos básicos a la población —a precios asequibles— va a ser, en muchos casos, demoledor. Sobre todo para los países y regiones cuya cesta de la compra se basa en las importaciones de alimentos. ¿Identifican ya a los culpables de que ello nos esté pasando? ¿Identifican ya a los culpables de que se haya apostado casi exclusivamente por el tras*porte de mercancías por carretera? ¿Identifican ya a los causantes de los males que nos aquejan por el hecho de no haber sabido preparar el futuro a tiempo? En algunas autonomías me sé hasta sus nombres y apellidos. ¿Y ustedes?
 
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