emerico
Himbersor
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Las llamadas eufemísticamente «economías de demanda» son un engaño que funciona a base de meter dinero en el sistema y moverlo. Las formas menos conflictivas de meter dinero consisten en pagar pensiones y sueldos públicos, porque no hay quien no aspire a vivir a cuenta de otros. Este engaño presenta dos problemas triviales:
1) ¿De dónde sale el dinero? El dinero se crea imprimiendo cromos y chapas («deuda pública»), y multiplicando los intercambios bancarios sin reservas: 1.000 euros ingresados (dinero real) en una cuenta bancaria se convierten en cientos de miles tras*firiéndolos entre cuentas (dinero ficticio).
2) ¿Cómo mover el dinero? Mediante el «ciclo extractivo»: pagas por trabajar, por tener bienes, por consumir y por morirte. La recaudación de ese dinero se reparte en sueldos a funcionarios y asimilados, a los que se aplica también el ciclo extractivo, para atender servicios públicos de todo tipo («Estado de Bienestar») cuya única finalidad es mover el dinero.
Como no hay mal (ni bien) que cien años dure, las «economías de demanda» se vienen abajo cuando se acaban el dinero y el trabajo productivo: no se puede imprimir más (el resto de economías no acepta la moneda), los trabajadores productivos se quedan en paro y se comen el dinero real de sus cuentas bancarias, la banca colapsa y sólo quedan los puestos de trabajo de los funcionarios y asimilados, a los que ya no se puede pagar los sueldos.
Nota. Eso de que “los pensionistas se lo han ganado tras una vida de trabajo” es obviamente mentira. Los pensionistas son una «langostada» que se ha comido el futuro de sus nietos y bisnietos.
1) ¿De dónde sale el dinero? El dinero se crea imprimiendo cromos y chapas («deuda pública»), y multiplicando los intercambios bancarios sin reservas: 1.000 euros ingresados (dinero real) en una cuenta bancaria se convierten en cientos de miles tras*firiéndolos entre cuentas (dinero ficticio).
2) ¿Cómo mover el dinero? Mediante el «ciclo extractivo»: pagas por trabajar, por tener bienes, por consumir y por morirte. La recaudación de ese dinero se reparte en sueldos a funcionarios y asimilados, a los que se aplica también el ciclo extractivo, para atender servicios públicos de todo tipo («Estado de Bienestar») cuya única finalidad es mover el dinero.
Como no hay mal (ni bien) que cien años dure, las «economías de demanda» se vienen abajo cuando se acaban el dinero y el trabajo productivo: no se puede imprimir más (el resto de economías no acepta la moneda), los trabajadores productivos se quedan en paro y se comen el dinero real de sus cuentas bancarias, la banca colapsa y sólo quedan los puestos de trabajo de los funcionarios y asimilados, a los que ya no se puede pagar los sueldos.
Nota. Eso de que “los pensionistas se lo han ganado tras una vida de trabajo” es obviamente mentira. Los pensionistas son una «langostada» que se ha comido el futuro de sus nietos y bisnietos.