Todo es mentira: el sufragio universal

Resumen: el sufragio universal no es un «derecho», sino una trampa de las elites, para mantener y acrecentar su poder con la falsa coartada de que son elegidos por la mayoría de los ciudadanos, cuando en realidad se eligen ellos mismos creando «rebaños» humanos.

Resulta imposible saber lo que podría hacer una persona en una situación determinada. Sin embargo, es posible prever lo que hará un millón de personas en esa misma situación. Ejemplo. No se puede saber qué hará un simple particular el miércoles santo, pero se sabe con seguridad que varios millones de personas colapsarán carreteras y aeropuertos en la operación salida de las vacaciones de Semana Santa.

La explicación sobre la que se sustenta este hecho se denomina «Ley de los Grandes Números». Esta ley estadística convierte cualquier acontecimiento en el que participan un cierto número de personas en un suceso «normal», con tan sólo añadir unos cientos de miles de personas adicionales. Un suceso «normal» es aquel en el que la canalla, lo innoble y lo ordinario prevalece sobre lo ilustrado, lo crítico y lo excelente, porque la masa siempre desplaza lo selecto.

Esta simple característica sociológica explica el truco del sufragio universal: cuantas más personas voten, es más fácil conseguir que el resultado de la votación refuerce el sistema y a quienes lo administran y mantienen. De igual forma, cuando a las élites se les ve el plumero, no tienen más que añadir unos cientos de miles de votantes más para revertir la situación, por ejemplo, bajando la edad para poder votar, «movilizando» a los que no votan mediante la división y el enfrentamiento o añadiendo nuevos votantes (pagapensiones).