TIMOSIDA: «Me diagnosticaron VIH hace 37 años y sigo ocultándolo por temor al rechazo» Sidálava.

«Me diagnosticaron VIH hace 37 años y sigo ocultándolo por temor al rechazo»
Los primeros casos de sida se conocieron en 1981, pero Sidálava denuncia que el estigma aún perdura en la sociedad alavesa

JUDITH ROMEROMiércoles, 1 diciembre 2021, 00:45
Laura –nombre ficticio– contrajo el VIH cuando tenía 20 años. Fue una de las primeras vitorianas en recibir este diagnóstico en 1984, tres años después de la aparición de los primeros casos de la historia. Es una de las supervivientes de la época previa a la aparición de los antirretrovirales más eficaces en 1997. Su recorrido y tratamiento nada tienen que ver con la atención que las personas seropositivas reciben hoy en Álava gracias a entidades como Sidálava, que en el Día Mundial de la Lucha contra el Sida pide terminar con el estigma y la discriminación de estas personas.
«40 años atrás la gente se moría. Ahora es una enfermedad crónica e incurable pero, con el tratamiento adecuado, las personas con VIH pueden tener una esperanza de vida de 80 años», explica Mikel Resa, sexólogo de la asociación fundada en 1987. Más de 6.100 pacientes fueron atendidos con antirretrovirales por Osakidetza en 2020, pero en los ochenta la enfermedad era todavía desconocida.
Laura no se hizo la prueba del VIH, pero en 1984 recibió una llamada alertándole de que había dado positivo en una analítica rutinaria. Hoy no se permite buscar la enfermedad en la sangre de los pacientes sin un consentimiento previo, pero en los primeros años del sida sus informes médicos llevaban un punto rojo y los médicos les trataban con guantes dobles y medidas de seguridad que más tarde se descubrieron innecesarias.
ENFERMEDAD INCURABLEEl sida ya no resulta mortal y Osakidetza atendió con antirretrovirales a 6.106 personas en 2020
Entre 1985 y 1988 de 310 alaveses dieron positivo en VIH y 28 de ellos desarrollaron sida. Ocho murieron en los hospitales de Santiago y Txagorritxu. «Fueron unos años perturbadores para mí. El diagnóstico me descentró mucho. Me daba miedo ir al hospital y que me viese alguien y dejé de estudiar porque me daba miedo que me descubrieran. Le conté a un chico que tenía VIH y me dejó porque su familia le obligó a elegir entre ellos y yo», recuerda tras 34 años de tratamiento. «37 años después del diagnóstico sigo ocultando que tengo sida por temor al rechazo», confiesa.
En la actualidad el tratamiento comienza en el mismo momento de obtener el diagnóstico, pero Laura tuvo que esperar 4 años antes de recibirlo. «En los ochenta esperaban a que te bajaran mucho las defensas antes de empezar a ofrecerte los tratamientos que había disponibles porque producían muchos efectos secundarios», explica.
Laura pasó ocho años sumida en una depresión. Salió adelante y se introdujo en el mundo laboral, aunque no sin dificultades. «Tienes que mantener una serie de situaciones y mentiras que te van minando. Inventar disculpas para ir al hospital…», plantea. «Al principio estas personas tenían que tomar incluso 28 pastillas al día. ¿Quién puede mantener en secreto algo así? Por suerte, ahora sólo es una», celebra Resa.
ANTIGUOS EFECTOS«Nunca tuve una infección, pero el aspecto de mi cara reflejaba lo que me hacía el tratamiento»
La lipodistrofia en la cara fue otro escollo en el camino de Laura. «He tenido la suerte de que nunca he sufrido una infección oportunista, pero mi aspecto reflejaba lo que me estaba pasando», explica Laura, quien tuvo que convivir con una delgadez repentina en la cara cuando apenas tenía 30 años. Osakidetza empezó a ofrecer rellenos de cara a estas personas y Laura se hizo dos.
Gracias a la aparición de antirretrovirales más eficaces en 1997, quienes se contagiaron en los años ochenta se acercan ahora a una jubilación que, en su caso, puede traer consigo un envejecimiento precoz. Laura participa en controles preventivos y cribados contra cánceres con el equipo de Medicina Interna del Hospital de Txagorritxu. «Me asusta un poco que esta sea la expectativa, pero por el momento me encuentro bien», afirma.
Cuatro décadas después, en Euskadi siguen dándose alrededor de 150 infecciones por VIH al año. Para la Comisión antisida el reto está en eliminar el estigma de esta enfermedad de una vez por todas. «Ahora es más fácil infectarse estando con alguien que no se ha hecho la prueba que con una persona seropositiva que recibe tratamiento», subraya Resa, quien señala que muchas personas prefieren no conocer su estado serológico por miedo a «ser introducidos en un colectivo». «Estas personas no obtienen la misma empatía y reconocimiento que otros enfermos», lamenta el sexólogo.
TEMAS
País Vasco, Álava, SIDA

FULANITODETALYCUAL dijo:

Tuberculosis es una bacteria y sigue habiendo casos ..muchos de jovenlandeses que vienen en patera...
Y esos mismo jovenlandeses en patera también tienen el bicho.

Hacer clic para expandir...

Qué indignante!.
La sociedad ha avanzado tanto en estos 40 años que todos sabemos que no debemos aislar ni señalar a un portador de bichito ni tenerles miedo. Ni de VIH, ni de varicela, ningún otro vir..............OOHHHH WAIT.

Arreglado.

Me das la razón: años llevamos advirtiendo de la falta de control y de que esto(o cualquier otro contagio de verdad)podía suceder, pero venía bien a los de siempre. Pues ahora vamos a trolearle un poco.