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El 25 de octubre de 1991 Earvin Johnson conocía la fatídica noticia: era portador del VIH. La estrella de la NBA debía abandonar el baloncesto.
Tolo Leal Seguir a tololeal
2021-10-25
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[IMG alt="El 25 de octubre de 1991 Earvin Johnson conocía la fatídica noticia: era portador del VIH. La estrella de la NBA debía abandonar el baloncesto.
"]https://s.libertaddigital.com/images/tras*.png[/IMG]Magic Johnson en un partido con los Lakers | Cordon Press.
El 25 de octubre de 1991 ha quedado marcado como una fecha fatídica para la NBA y para el deporte universal. Fue el día en que terminó para siempre la carrera de uno de los más grandes baloncestistas de todos los tiempos. Un genio al que sólo el VIH pudo detener. Una noticia que el propio protagonista conocía ese triste viernes, y que daría a conocer al mundo el 7 de noviembre. Y el mundo quedó consternado.
Earvin Magic Johnson había cumplido pocas semanas antes 32 años. Para muchos el mejor jugador del planeta en los años 80, seguía en un brillante estado de forma. De hecho, había sido elegido mejor jugador de la NBA en 1989 y 1990. Y estaba a punto de firmar un nuevo contrato con los Lakers. Un contrato que hacía justicia a su condición de superestrella. Algo que no fue así durante toda su carrera. Por poner un ejemplo, en aquellos momentos su compañero de equipo Sam Perkins percibía un salario más alto.
Para terminar de rubricar el nuevo acuerdo, y antes de comenzar la temporada, Magic debía superar una serie de reconocimientos médicos. Unas pruebas rutinarias que no debían suponer ningún problema. Sin embargo, a través de ellas iba a llegar el gran mazazo.
El viernes 25 de octubre descansaba en el hotel, horas antes de enfrentarse a los Jazz en partido amistoso, cuando recibió la llamada. Era el doctor Michael Mellman. Le instaba a verse cuanto antes. De manera urgente.
Sólo unas horas después, avión mediante, Magic se encontraba en el despacho del doctor.
- Earvin, he recibido los resultados de tu reconocimiento físico. Dice que has dado positivo con el VIH, el bichito causante del sida.
El silencio invadió la sala. Un silencio que pareció eterno. Magic no podía dar crédito. Dos asuntos le preocuparon de inmediato: su carrera y, sobre todo, Cookie, su mujer. "Tener que decírselo era lo más duro y doloroso que jamás tuve que hacer en mi vida", declararía el deportista.
El día siguiente se repitieron los análisis. A Johnson, y a su mujer. Tras días agónicos de espera –y mucho baloncesto a solas en el Sports Club de Los Angeles– salieron los resultados, que confirmaban la enfermedad del jugador, pero también que Cookie no se había contagiado.
Un nuevo problema había surgido durante aquellos asfixiantes días. ¿Cómo se iba a relatar a la prensa? Su ausencia, la ausencia de la gran estrella, durante tantos días iba a llamar la atención. Al principio se esgrimió la excusa de un ataque de gripe. Pero la prensa comenzó a especular y a acechar. Magic se había perdido los dos primeros partidos ligueros. ¿Qué estaba pasando ahí realmente?
El miércoles 6 de noviembre se reunió con el doctor David Ho, especialista en la materia. Y éste le trasladó que el bichito no había afectado en demasía a su sistema inmunitario. Que no había desarrollado ninguna enfermedad relacionada con el sida. Pero que era recomendable parar, al menos por un tiempo, su carrera. A riesgo de que de no hacerlo podría acortar drásticamente su vida.
Todo había terminado para Magic. Su eterna sonrisa que había cautivado todas las canchas se apagaba.
Se decidió que el viernes el club, con Earvin Johnson presente, debía dar una rueda de prensa para anunciar la fatídica noticia. Tal vez la rueda de prensa más estremecedora en la historia de la NBA. Un anuncio que tuvo que adelantarse un día, puesto que las filtraciones a la prensa estaban comenzando a arreciar.
Antes, había que avisar a la familia y amigos. No podían enterarse por la prensa. Michael Jordan, Larry Bird, Abdul-Jabbar, Isaiah Thomas, Pat Riley… todos recibieron la llamada directa de un Earvin Johnson destrozado, o de su agente y hombre de confianza Lon Rosen, que le ayudó en la complicada tarea.
"Buenas tardes a todos. A causa de haber adquirido el VIH tengo que retirarme de los Lakers hoy mismo. Quiero dejar claro que no tengo la enfermedad del sida. Tengo el bichito. (...) Estoy aquí para decir que eso es algo que puede ocurrirle a todo el mundo. Incluso a mí, sí, Magic Johnson. Voy a convertirme en portavoz de esta enfermedad. Estoy dispuesto a luchar".
Así comenzaba a las 13:35 de aquel 7 de noviembre la noticia que iba a cambiar la percepción que la sociedad mundial tenía del bichito de inmunodeficiencia humana.
Una rueda de prensa que sería televisada en directo por la CNN y la ESPN, y que sirvió para alertar al planeta de dos concepciones que entonces eran consideradas como inexorables: que el VIH no afectaba tan solo a los gayses o drojadictos, y que tener el bichito no equivalía a tener el sida.
Magic Johnson se convirtió en el rostro visible de una enfermedad que por aquel entonces era sinónimo de fin. La gente tenía mucho desconocimiento y demasiados prejuicios respecto a un bichito que se estaba comenzando a conocer. Él, con su presencia, contribuyó a su normalización. Abrazó la causa, luchó para y junto con todos aquellos que tenían el bichito. Como él. Como la gran estrella de la NBA.
Aun así, en aquellos inicios de los 90, faltaba mucho por avanzar. Pasados unos meses, con Magic en un perfecto estado de forma, y con el bichito controlado, contempló la posibilidad de regresar a las canchas. Muchos le animaron y le apoyaron. Pero muchos otros le repudiaron. No podían permitir que un infectado jugara en la misma liga que ellos. La ignorancia respecto al VIH continuaba latente.
Así que Magic Johnson, por los demás, y a pesar de su enorme deseo por regresar, descartó la posibilidad. Eso sí, pudo gozar de dos gloriosas retiradas. La primera llegó en el partido del All Star de 1992. La segunda, con aquel inolvidable Dream Team que fascinó en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92.
Hoy, Earvin Magic Johnson tiene 62 años. Vive una vida en plenitud con su familia, y ha ocupado diferentes cargos en la franquicia de Los Angeles Lakers desde su retirada. Ha sido desde entonces un embajador de la lucha contra el VIH y el sida, especialmente mediante su propia Fundación.
Tolo Leal Seguir a tololeal
2021-10-25
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[IMG alt="El 25 de octubre de 1991 Earvin Johnson conocía la fatídica noticia: era portador del VIH. La estrella de la NBA debía abandonar el baloncesto.
"]https://s.libertaddigital.com/images/tras*.png[/IMG]Magic Johnson en un partido con los Lakers | Cordon Press.
El 25 de octubre de 1991 ha quedado marcado como una fecha fatídica para la NBA y para el deporte universal. Fue el día en que terminó para siempre la carrera de uno de los más grandes baloncestistas de todos los tiempos. Un genio al que sólo el VIH pudo detener. Una noticia que el propio protagonista conocía ese triste viernes, y que daría a conocer al mundo el 7 de noviembre. Y el mundo quedó consternado.
Earvin Magic Johnson había cumplido pocas semanas antes 32 años. Para muchos el mejor jugador del planeta en los años 80, seguía en un brillante estado de forma. De hecho, había sido elegido mejor jugador de la NBA en 1989 y 1990. Y estaba a punto de firmar un nuevo contrato con los Lakers. Un contrato que hacía justicia a su condición de superestrella. Algo que no fue así durante toda su carrera. Por poner un ejemplo, en aquellos momentos su compañero de equipo Sam Perkins percibía un salario más alto.
Para terminar de rubricar el nuevo acuerdo, y antes de comenzar la temporada, Magic debía superar una serie de reconocimientos médicos. Unas pruebas rutinarias que no debían suponer ningún problema. Sin embargo, a través de ellas iba a llegar el gran mazazo.
El viernes 25 de octubre descansaba en el hotel, horas antes de enfrentarse a los Jazz en partido amistoso, cuando recibió la llamada. Era el doctor Michael Mellman. Le instaba a verse cuanto antes. De manera urgente.
Sólo unas horas después, avión mediante, Magic se encontraba en el despacho del doctor.
- Earvin, he recibido los resultados de tu reconocimiento físico. Dice que has dado positivo con el VIH, el bichito causante del sida.
El silencio invadió la sala. Un silencio que pareció eterno. Magic no podía dar crédito. Dos asuntos le preocuparon de inmediato: su carrera y, sobre todo, Cookie, su mujer. "Tener que decírselo era lo más duro y doloroso que jamás tuve que hacer en mi vida", declararía el deportista.
El día siguiente se repitieron los análisis. A Johnson, y a su mujer. Tras días agónicos de espera –y mucho baloncesto a solas en el Sports Club de Los Angeles– salieron los resultados, que confirmaban la enfermedad del jugador, pero también que Cookie no se había contagiado.
Un nuevo problema había surgido durante aquellos asfixiantes días. ¿Cómo se iba a relatar a la prensa? Su ausencia, la ausencia de la gran estrella, durante tantos días iba a llamar la atención. Al principio se esgrimió la excusa de un ataque de gripe. Pero la prensa comenzó a especular y a acechar. Magic se había perdido los dos primeros partidos ligueros. ¿Qué estaba pasando ahí realmente?
El miércoles 6 de noviembre se reunió con el doctor David Ho, especialista en la materia. Y éste le trasladó que el bichito no había afectado en demasía a su sistema inmunitario. Que no había desarrollado ninguna enfermedad relacionada con el sida. Pero que era recomendable parar, al menos por un tiempo, su carrera. A riesgo de que de no hacerlo podría acortar drásticamente su vida.
Todo había terminado para Magic. Su eterna sonrisa que había cautivado todas las canchas se apagaba.
Se decidió que el viernes el club, con Earvin Johnson presente, debía dar una rueda de prensa para anunciar la fatídica noticia. Tal vez la rueda de prensa más estremecedora en la historia de la NBA. Un anuncio que tuvo que adelantarse un día, puesto que las filtraciones a la prensa estaban comenzando a arreciar.
Antes, había que avisar a la familia y amigos. No podían enterarse por la prensa. Michael Jordan, Larry Bird, Abdul-Jabbar, Isaiah Thomas, Pat Riley… todos recibieron la llamada directa de un Earvin Johnson destrozado, o de su agente y hombre de confianza Lon Rosen, que le ayudó en la complicada tarea.
"Buenas tardes a todos. A causa de haber adquirido el VIH tengo que retirarme de los Lakers hoy mismo. Quiero dejar claro que no tengo la enfermedad del sida. Tengo el bichito. (...) Estoy aquí para decir que eso es algo que puede ocurrirle a todo el mundo. Incluso a mí, sí, Magic Johnson. Voy a convertirme en portavoz de esta enfermedad. Estoy dispuesto a luchar".
Así comenzaba a las 13:35 de aquel 7 de noviembre la noticia que iba a cambiar la percepción que la sociedad mundial tenía del bichito de inmunodeficiencia humana.
Una rueda de prensa que sería televisada en directo por la CNN y la ESPN, y que sirvió para alertar al planeta de dos concepciones que entonces eran consideradas como inexorables: que el VIH no afectaba tan solo a los gayses o drojadictos, y que tener el bichito no equivalía a tener el sida.
Magic Johnson se convirtió en el rostro visible de una enfermedad que por aquel entonces era sinónimo de fin. La gente tenía mucho desconocimiento y demasiados prejuicios respecto a un bichito que se estaba comenzando a conocer. Él, con su presencia, contribuyó a su normalización. Abrazó la causa, luchó para y junto con todos aquellos que tenían el bichito. Como él. Como la gran estrella de la NBA.
Aun así, en aquellos inicios de los 90, faltaba mucho por avanzar. Pasados unos meses, con Magic en un perfecto estado de forma, y con el bichito controlado, contempló la posibilidad de regresar a las canchas. Muchos le animaron y le apoyaron. Pero muchos otros le repudiaron. No podían permitir que un infectado jugara en la misma liga que ellos. La ignorancia respecto al VIH continuaba latente.
Así que Magic Johnson, por los demás, y a pesar de su enorme deseo por regresar, descartó la posibilidad. Eso sí, pudo gozar de dos gloriosas retiradas. La primera llegó en el partido del All Star de 1992. La segunda, con aquel inolvidable Dream Team que fascinó en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92.
Hoy, Earvin Magic Johnson tiene 62 años. Vive una vida en plenitud con su familia, y ha ocupado diferentes cargos en la franquicia de Los Angeles Lakers desde su retirada. Ha sido desde entonces un embajador de la lucha contra el VIH y el sida, especialmente mediante su propia Fundación.
*La mayor parte de la información y diálogos están extraídos del capítulo ‘La noticia que conmovió al mundo’, del libro del periodista Gonzalo Vázquez 101 historia de la NBA (Ediciones JC).
30 años de la noticia que estremeció al mundo
El 25 de octubre de 1991 Earvin Johnson conocía la fatídica noticia: era portador del VIH. La estrella de la NBA debía abandonar el baloncesto.
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