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CARMEN ÁLVAREZ VELA
Madrileña, licenciada en Derecho por la UCM. En la batalla cultural. Española por la gracia de Dios.
Tiempos decisivos
13 DE JULIO DE 2024
Estos últimos días han sido difíciles y tristes. No es una buena noticia la ruptura de los gobiernos regionales gobernados por PP y VOX, pero era inevitable. España, que al fin y al cabo es lo que nos importa, necesita una oposición clara, coherente, frontal y unida contra el socialismo. Sí, unida, pero también coherente, clara y frontal. Es importante que cambiemos el planteamiento inicial y dejemos de personalizarlo todo en Sánchez. Ya no se trata sólo de que Sánchez se vaya, el PSOE tiene unos repuestos que harían temblar a Freddy Krueger; se trata de desarrollar la capacidad de desmontar una a una no sólo todas las políticas que ha perpetrado el Gobierno durante estos años, sino también su forma de hacerlas. Y me temo que esto es lo que no se acaba de entender. Muchos dicen que con la ruptura VOX-PP tenemos sanchismo para rato. Yo digo —junto con muchos otros— que con PP-PSOE tenemos más de lo mismo —a sus pactos me remito— ad aeternum y, sinceramente, no estoy por la labor. No importan las siglas, sino las políticas que se llevan a cabo.
Si queremos parar el ritmo de cambios que se están produciendo no sólo en España, sino en toda Europa, es necesario actuar con reflejos. Incluso con decir que es necesario actuar bastaría. España tiene la oportunidad de vislumbrar su posible futuro con absoluta nitidez y cambiar de rumbo. Son muchos los que han vivido el kirchnerismo o que proceden de la pesadilla venezolana y nos advierten de que aquello que creyeron que jamás les podría pasar a ellos, sucede. Pero la mayoría sigue pensando que eso aquí no es posible, que Europa lo impediría. Y a mí cada vez que escucho esta frase me dan ganas de llorar.
España tiene tres frentes mortales:
El primero procede del interior. El separatismo que, alimentado convenientemente por las leyes guerracivilistas del PSOE, ha disparado contra nuestra línea de flotación todos los días hasta conseguir erosionar nuestras instituciones y dejarlas al límite de la supervivencia sin que el Estado se haya defendido. Pero no sólo no se defiende. Nuestra anomalía llega al punto esquizofrénico de que nosotros, los españoles, financiamos con nuestros impuestos nuestra destrucción. Somos un país en avanzado estado de balcanización. Este frente sería suficiente para acabar con España.
Un gobierno chavista. Durante años Hispanoamérica importó de España lo mejor que teníamos. Ahora somos nosotros los que compramos la macabra mercancía del Grupo de Puebla como si fuera la modernidad y el progreso. Aquí se quieren hacer las mismas cosas que los narcoestados llevan dos décadas poniendo en práctica. El Gobierno español está aplicando las mismas técnicas que usó Hugo Chávez en su día. Leyes habilitantes, el populismo más obsceno, la ideología de género más letal importada especialmente de Chile y Argentina o la toma del Tribunal Constitucional y los ataques brutales al poder judicial. Sin proclamarlo de forma expresa estamos en un proceso constituyente en el que ni usted ni yo podremos decir ni pío.
La oleada turística migratoria. Supongo que a muchos este término ya les habrá producido erisipela, pero es lo que hay. Deténganse a observar cómo se vivía en Francia, en el Reino Unido o en Suecia, y comprobarán que ahora mismo son países con un problema de convivencia e inseguridad inasumibles. En España, la llegada de pagapensiones ilegales se incrementa de forma exponencial día a día y la única solución que el gobierno propone, y el PP acepta, es descongestionar Canarias de manera simbólica. Vivimos la política del teatro. Por supuesto que importan las islas Canarias. Y mucho. Por eso es evidente que la solución no es repartir unos cuantos menas entre otras regiones. Lo que hay que hacer es proteger las islas de la llegada de más ilegales. Defender nuestras costas. Todas. Y de esto no se habla. La gran mentira que se propaga todos los días es que esto es un problema de imposible solución. No es imposible ni mucho menos y la forma no es disuadirlos a base de cañonazos. La lucha contra las mafias de trata de personas tiene su método, pero hay demasiados intereses como para ponerlos en práctica. No se hace porque no interesa políticamente. Sin más.
Comprendo que el panorama descrito es desolador. Por eso mismo, o se está en política para cambiar las cosas a medio y largo plazo o mejor dedicarse a otra cosa. España necesita un cambio de rumbo total, aunque ahora haya que tomar decisiones impopulares y dolorosas. Para el que no se haya enterado, que sepa que lo que hace ahora mismo el PSOE son políticas a largo plazo: un cambio de país total, en su estructura, en su economía y en su cultura. Contra esta amenaza que ya está ahí, necesitamos una oposición que constituya una alternativa real capaz de revertir este caos. La empresa es complicadísima, pero no tenemos otra opción que luchar.
El que quiera entender, que entienda.