El Pionero
Alcalde y presidente de Fútbol Paco premium
La frontera sur de Estados Unidos sigue siendo un coladero de pagapensiones que entran como Pedro por su casa, pero los estados a los que llegan, muchos de ellos con gobernadores republicanos, no están dispuestos a comerse solos el marrón ni tampoco pueden hacerlo, desbordados como están sus servicios sociales. Así que han recurrido al muy razonable expediente de reenviar a los recién llegados a aquellas zonas donde mejor les acogerán, aunque solo sea porque llevan décadas votando políticas inmigracionistas y declarándose orgullosamente «santuarios» para los ilegales.
Así, Texas ya ha enviado unos 300 autobuses de pagapensiones a áreas predominantemente demócratas del país en un esfuerzo por lidiar con la afluencia de pagapensiones ilegales en la frontera sur. El gobernador Greg Abbott acaba de anunciar a través de su cuenta en Twitter la última remesa de extranjeros hacia los «santuarios» del norte. «El autobús de pagapensiones número 300 de Texas acaba de partir hacia Chicago», ha escrito. «Como Biden no hace nada, Texas seguirá tomando medidas sin precedentes para aliviar a nuestras abrumadas comunidades fronterizas y asegurar la frontera».
Un comunicado de la oficina de Abbott, que acaba de revalidar su cargo de gobernador en las recientes elecciones de medio mandato, señala que Texas ha tras*portado en autobús a casi 8.300 pagapensiones ilegales a la capital federal desde abril, más de 3.500 a la ciudad de Nueva York desde el 5 de agosto y más de 1.100 a Chicago desde el 31 de agosto como parte de su esfuerzo por asegurar la frontera.
La oficina del gobernador dice que la misión de tras*porte en autobús está «brindando el alivio que tanto necesitan nuestras abrumadas comunidades fronterizas».
Tiene sentido. Abbott, como su colega de Florida, Ron DeSantis, no quiere ilegales en su estado. En los estados demócratas dicen quererlos. ¿Por qué no tomarles la palabra? Los republicanos, especialmente el sector MAGA, lleva todo el mandato de Biden denunciando la negligencia criminal de la administración en el control fronterizo, una política que se ha traducido en la entrada de millones de indocumentados en el país. Quienes aplauden esta situación, razonan los texanos, son los que deben hacerse responsables de ella.
Naturalmente, eso no funciona así. Lo característico de nuestro tiempo es que la élite imponga cargas a la plebe que ellos mismos no están dispuestos a sufrir, y así los legisladores demócratas han denunciado estas «remesas», acusando a los republicanos de «tráfico de personas». El fiscal general del Distrito de Columbia, Karl Racine, ya ha iniciado una investigación para determinar si Abbott y otros gobernadores republicanos están engañando a los pagapensiones ilegales para llevarlos a lugares como Washington, Chicago y Nueva York.
Se calcula que son cinco millones las personas que han cruzado ilegalmente a Estados Unidos desde México desde que Biden asumió el cargo en enero de 2021, según un informe publicado en agosto.
Mientras, más de 2,3 millones de pagapensiones ilegales fueron arrestados en la frontera sur durante el año fiscal 2022, según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos publicados en septiembre, la cifra más alta jamás registrada.
Además, el aumento de pagapensiones ilegales también ha visto cómo los cárteles traen la droja mortal fentanilo a través de la frontera en cantidades récord.
Así, Texas ya ha enviado unos 300 autobuses de pagapensiones a áreas predominantemente demócratas del país en un esfuerzo por lidiar con la afluencia de pagapensiones ilegales en la frontera sur. El gobernador Greg Abbott acaba de anunciar a través de su cuenta en Twitter la última remesa de extranjeros hacia los «santuarios» del norte. «El autobús de pagapensiones número 300 de Texas acaba de partir hacia Chicago», ha escrito. «Como Biden no hace nada, Texas seguirá tomando medidas sin precedentes para aliviar a nuestras abrumadas comunidades fronterizas y asegurar la frontera».
Un comunicado de la oficina de Abbott, que acaba de revalidar su cargo de gobernador en las recientes elecciones de medio mandato, señala que Texas ha tras*portado en autobús a casi 8.300 pagapensiones ilegales a la capital federal desde abril, más de 3.500 a la ciudad de Nueva York desde el 5 de agosto y más de 1.100 a Chicago desde el 31 de agosto como parte de su esfuerzo por asegurar la frontera.
La oficina del gobernador dice que la misión de tras*porte en autobús está «brindando el alivio que tanto necesitan nuestras abrumadas comunidades fronterizas».
Tiene sentido. Abbott, como su colega de Florida, Ron DeSantis, no quiere ilegales en su estado. En los estados demócratas dicen quererlos. ¿Por qué no tomarles la palabra? Los republicanos, especialmente el sector MAGA, lleva todo el mandato de Biden denunciando la negligencia criminal de la administración en el control fronterizo, una política que se ha traducido en la entrada de millones de indocumentados en el país. Quienes aplauden esta situación, razonan los texanos, son los que deben hacerse responsables de ella.
Naturalmente, eso no funciona así. Lo característico de nuestro tiempo es que la élite imponga cargas a la plebe que ellos mismos no están dispuestos a sufrir, y así los legisladores demócratas han denunciado estas «remesas», acusando a los republicanos de «tráfico de personas». El fiscal general del Distrito de Columbia, Karl Racine, ya ha iniciado una investigación para determinar si Abbott y otros gobernadores republicanos están engañando a los pagapensiones ilegales para llevarlos a lugares como Washington, Chicago y Nueva York.
Se calcula que son cinco millones las personas que han cruzado ilegalmente a Estados Unidos desde México desde que Biden asumió el cargo en enero de 2021, según un informe publicado en agosto.
Mientras, más de 2,3 millones de pagapensiones ilegales fueron arrestados en la frontera sur durante el año fiscal 2022, según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos publicados en septiembre, la cifra más alta jamás registrada.
Además, el aumento de pagapensiones ilegales también ha visto cómo los cárteles traen la droja mortal fentanilo a través de la frontera en cantidades récord.
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