MAESE PELMA
me gusta depilarme los huevones y tocármelos
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El actor y activista mexicano encarna al mutante y descendiente de la cultura maya Namor en 'Wakanda forever'
Ténoch Huerta caracterizado de Namor en 'Wakanda forever'.DISNEY
Y se diría que los motivos de su estrellato son exactamente los contrarios a los habituales. Ni su musculatura luce el brillo de otros como Thor -lo cual fue objeto de polémica en Twitter entre los fans más proclives a la vigorexia-, ni su bondad resiste la más elemental prueba del algodón -de hecho, es el casi malo de la película-, ni se resiste a ofrecer sus opiniones tan comprometidas como irritantes entre el creciente y muy cínico universo antiwoke a cualquiera que se anime a preguntar. «Soy un hombre de izquierdas. Como artista te tienes que definir. Si no lo haces, o eres un fistro o solamente un adorno». Queda claro.
El actor nos recibe vía Zoom y con el tiempo debidamente milimetrado como toca a un estreno global que llegará el viernes a la cartelera con la misión de batir todos los récords. Si el anterior episodio de la pantera se convirtió en la primera película del género más odiado por Scorsese que fue nominada al Oscar a mejor película (además de amontonar 1.350 millones dólares en todo el mundo), la idea es que ahora más. Mayor es el compromiso tras el fallecimiento del icónico Boseman, mayor el presupuesto y mayor la duración (dos horas y 40 minutos de vellón). Todo más. «Es sin duda una gran oportunidad. Además de una responsabilidad. No es que mi personaje sea exactamente el primer superhéroe latino, pero sí soy el primero cuyo origen es una cultura mesoamericana como la maya. Encarno al primer superhéroe radicalmente sudamericano», dice. En efecto, los guionistas, mutatis mutandi, han tras*formado al príncipe submarino Namor creado por Bill Everett en una suerte de superviviente anfibio de lo que dejó sin exterminar nuestra querida España allá en tiempos de encuentros que también fueron conquistas.
«No se trata de dar voz a los que no la tienen», sigue Huerta. «La voz la tenemos, lo que no teníamos son los micrófonos. No sólo es ocupar los espacios sino cómo se ocupan y qué imagen y representación se consigue. Esta película genera el espacio y representación digna, profunda y hermosa tanto de la cultura afroamericana como de la americana original. Se trata de abrir nuevos horizontes, nuevas realidades más satisfactorias».
Huerta se declara partidario del revisionismo histórico, que lo mismo se refiere a un futuro contrafactual (¿qué habría pasado si?) que al pasado más remoto. Y lo hace con todas las consecuencias. «Es necesario mirar a nuestra Historia y llamar a cada cosa con su nombre. Reconocer qué significado tiene, qué impacto y qué heridas ha provocado. Y eso incluye señalar tanto lo positivo como lo negativo. En la historia de Iberoamérica subrayar siempre lo positivo sólo ha servido para taparlo todo. El resultado es que se ha acabado por negar el dolor. Y cuando niegas el dolor de la gente estás negando su existencia, niegas sus heridas y niegas todo lo que define su identidad». Pausa. «Y no me refiero sólo al legado español. También México, mi país, tiene que revisar la violencia que ha ejercido sobre las culturas indígenas».
Lo cierto es que en un momento de Wakanda forever, cuando se explica en un elaborado flash-back el origen del mundo sumergido del que surge Namor, el retrato que se ofrece del papel de los conquistadores españoles es cualquier cosa menos condescendiente.
-¿Significa lo que comenta que, como sugería el presidente López Obrador hace poco, España debería pedir perdón?
-Lo del perdón no nos quita el sueño. Seguimos viviendo y mirando hacia adelante. Pero en términos históricos, quizá sí sea necesario. Pedir disculpas a una persona nunca está de más. Aunque sólo sea para construir nuevos caminos de entendimiento.
Cuenta Huerta que lo que más le atrajo del proyecto es su precisión, su rigor. Su personaje habla maya. Él no, pero Namor aún conserva el legado de lo que es y lo que fue. Los inacabables medios con los que Marvel se mueve dispusieron de la colaboración de varios catedráticos en la materia. Fonéticamente, palabra a palabra, lo que se escucha es el rastro eterno de una lengua antigua. «No es sólo conocimiento académico, es cultura vivida», precisa.
En su cuenta de Twitter, Ténoch se define como «prieto» (oscuro, neցro) y añade el adjetivo, entre otros, de «resentido». «Represento y doy voz a todos aquellos que han quedado históricamente al margen. Mi historia personal es la de un hijo de obreros. Me identifico con los valores de la clase trabajadora. Es más, no sólo me identifico, sino que habito ahí. Vengo de la periferia del poder mediático, del exterior del espacio de representación. Y por eso ahora siento el poder y la responsabilidad de abrir más espacios para más personas como yo. Como el poder de la palabra es el único con el que cuento usaré la palabra para poder abrir las puertas y señalar cuáles son los impedimentos. Ese es mi compromiso. Un artista tiene que tener un discurso y una posición ideológica, política o cultural. Un artista sin discurso no es siquiera un artista. Un artista sin discurso es una persona que se dedica a hacer adornos». Palabra de Ténoch.Palabra de superhéroe.
Ténoch Huerta caracterizado de Namor en 'Wakanda forever'.DISNEY
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Y se diría que los motivos de su estrellato son exactamente los contrarios a los habituales. Ni su musculatura luce el brillo de otros como Thor -lo cual fue objeto de polémica en Twitter entre los fans más proclives a la vigorexia-, ni su bondad resiste la más elemental prueba del algodón -de hecho, es el casi malo de la película-, ni se resiste a ofrecer sus opiniones tan comprometidas como irritantes entre el creciente y muy cínico universo antiwoke a cualquiera que se anime a preguntar. «Soy un hombre de izquierdas. Como artista te tienes que definir. Si no lo haces, o eres un fistro o solamente un adorno». Queda claro.
El actor nos recibe vía Zoom y con el tiempo debidamente milimetrado como toca a un estreno global que llegará el viernes a la cartelera con la misión de batir todos los récords. Si el anterior episodio de la pantera se convirtió en la primera película del género más odiado por Scorsese que fue nominada al Oscar a mejor película (además de amontonar 1.350 millones dólares en todo el mundo), la idea es que ahora más. Mayor es el compromiso tras el fallecimiento del icónico Boseman, mayor el presupuesto y mayor la duración (dos horas y 40 minutos de vellón). Todo más. «Es sin duda una gran oportunidad. Además de una responsabilidad. No es que mi personaje sea exactamente el primer superhéroe latino, pero sí soy el primero cuyo origen es una cultura mesoamericana como la maya. Encarno al primer superhéroe radicalmente sudamericano», dice. En efecto, los guionistas, mutatis mutandi, han tras*formado al príncipe submarino Namor creado por Bill Everett en una suerte de superviviente anfibio de lo que dejó sin exterminar nuestra querida España allá en tiempos de encuentros que también fueron conquistas.
«No se trata de dar voz a los que no la tienen», sigue Huerta. «La voz la tenemos, lo que no teníamos son los micrófonos. No sólo es ocupar los espacios sino cómo se ocupan y qué imagen y representación se consigue. Esta película genera el espacio y representación digna, profunda y hermosa tanto de la cultura afroamericana como de la americana original. Se trata de abrir nuevos horizontes, nuevas realidades más satisfactorias».
Huerta se declara partidario del revisionismo histórico, que lo mismo se refiere a un futuro contrafactual (¿qué habría pasado si?) que al pasado más remoto. Y lo hace con todas las consecuencias. «Es necesario mirar a nuestra Historia y llamar a cada cosa con su nombre. Reconocer qué significado tiene, qué impacto y qué heridas ha provocado. Y eso incluye señalar tanto lo positivo como lo negativo. En la historia de Iberoamérica subrayar siempre lo positivo sólo ha servido para taparlo todo. El resultado es que se ha acabado por negar el dolor. Y cuando niegas el dolor de la gente estás negando su existencia, niegas sus heridas y niegas todo lo que define su identidad». Pausa. «Y no me refiero sólo al legado español. También México, mi país, tiene que revisar la violencia que ha ejercido sobre las culturas indígenas».
Lo cierto es que en un momento de Wakanda forever, cuando se explica en un elaborado flash-back el origen del mundo sumergido del que surge Namor, el retrato que se ofrece del papel de los conquistadores españoles es cualquier cosa menos condescendiente.
-¿Significa lo que comenta que, como sugería el presidente López Obrador hace poco, España debería pedir perdón?
-Lo del perdón no nos quita el sueño. Seguimos viviendo y mirando hacia adelante. Pero en términos históricos, quizá sí sea necesario. Pedir disculpas a una persona nunca está de más. Aunque sólo sea para construir nuevos caminos de entendimiento.
Cuenta Huerta que lo que más le atrajo del proyecto es su precisión, su rigor. Su personaje habla maya. Él no, pero Namor aún conserva el legado de lo que es y lo que fue. Los inacabables medios con los que Marvel se mueve dispusieron de la colaboración de varios catedráticos en la materia. Fonéticamente, palabra a palabra, lo que se escucha es el rastro eterno de una lengua antigua. «No es sólo conocimiento académico, es cultura vivida», precisa.
En su cuenta de Twitter, Ténoch se define como «prieto» (oscuro, neցro) y añade el adjetivo, entre otros, de «resentido». «Represento y doy voz a todos aquellos que han quedado históricamente al margen. Mi historia personal es la de un hijo de obreros. Me identifico con los valores de la clase trabajadora. Es más, no sólo me identifico, sino que habito ahí. Vengo de la periferia del poder mediático, del exterior del espacio de representación. Y por eso ahora siento el poder y la responsabilidad de abrir más espacios para más personas como yo. Como el poder de la palabra es el único con el que cuento usaré la palabra para poder abrir las puertas y señalar cuáles son los impedimentos. Ese es mi compromiso. Un artista tiene que tener un discurso y una posición ideológica, política o cultural. Un artista sin discurso no es siquiera un artista. Un artista sin discurso es una persona que se dedica a hacer adornos». Palabra de Ténoch.Palabra de superhéroe.