Tariquea, Domingo, 24 octubre, del año 28.

ProfeInsti

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Tariquea, Domingo, 24 octubre, del año 28.

Jesús y los evangelistas llevaban casi una semana acampados a la orilla del río Jordán en Tariquea.
Les acompañaban cada vez más gente venida de muchos lugares, incluso lejanos como Siria, Grecia, Egipto o Creta.
La gran mayoría eran enfermos que buscaban que Jesús les sanara, no podemos engañarnos a estas alturas de la vida del maestro, el 90% lo hacían por interés.
El mensaje de Jesús les importaba nada o muy poco.
Se llegaron a concentrar más de 600 personas.
Todos los amaneceres un grupo grande de enfermos se acercaban al campamento de Jesús, esperando que les viera y les curara.
Entre ese grupo siempre estaba una chica muy joven de raza de color, posiblemente beduina, que llevaba un bebe de pocos meses.
Levantaba al bebe en alto y gritaba en un pésimo arameo:
RABÍ....,PIEDAD!
Así todos los días, cada 15 o 20 minutos levantaba al bebe y gritaba, RABÍ....,PIEDAD!
El niño apenas se meneaba, presentaba una enorme deformación en la cabeza, posiblemente fuera una hidrocefalia grave.
La de color con un grito lamentoso insistía constantemente:
RABÍ....,PIEDAD!
La madrugada del domingo estuvo toda la noche lloviendo fuertemente y al amanecer cayo una inmensa tormenta, la visibilidad era escasa, todo el campamento se lleno de grandes charcos y barro, las tiendas apenas daban a basto para que cayera todo el agua que inundaba todo.
Ese amanecer nadie salió de su tienda, excepto la negrita.
Se acerco al campamento donde estaba Jesús y siguió chillando mientras levantaba al negrito: RABÍ....,PIEDAD!
Nadie se había levantado todavía debido a la gran lluvia, ni Jesús lo hizo cosa extraña en él pues era muy madrugador.
Sobre las nueve de la mañana, Jesús salió de su tienda a pesar de la gran tormenta y se dirigió rápidamente hacia donde estaba la chica se resbaló varias veces y a punto estuvo de caer al suelo.
Se quedo a unos metros de ella mirándola y así permaneció unos pocos minutos.
El niño lloraba, calado por la intensa lluvia, la progenitora volvió a levantar al bebe y grito: RABÍ....,PIEDAD!
En esto un rayo y un inmenso trueno estallaron, la gente empezó a salir de sus tiendas y contemplar la escena, unos 20 enfermos se acercaron a Jesús.
Jesús sin mediar palabra tomó al bebé y lo abrazó compasivo.
Los rayos y los truenos detonaban cada vez más fuertes.
Estuvo abrazado al niño unos dos minutos, mientras lo protegía de la inmensa lluvia.
La progenitora lloraba desconsoladamente.
De pronto el cielo se volvió AZUL. No puedo explicarlo.
Una gran luminosidad convirtió todo en tonalidad azul, durante unos diez segundos. Todo era azul!! El campo, las personas, la lluvia.
Cuando el cielo recuperó el tonalidad habitual, todo se hizo silencio.
El Maestro devolvió el bebé a la mujer.....jorobar!!!
El cráneo era completamente normal!!!
¿Qué había pasado? Dónde estaba el gran bulto de la cabeza? ¿Cómo pudo sanarlo?.
Jesús se volvió hacia el campamento y me di cuenta de una gran detalle, había dejado de llover, pero es que las ropas estaban completamente secas, no había charcos ni barro, las tiendas secas.
La veintena de enfermos que habían permanecido cerca de Jesús empezaron a gritar y saltar.
Los mancos tenían manos, los cojos caminaban perfectamente con sus nuevos pies, los ciegos veían!!!!
Era una locura! Eso solo lo puede hacer DIOS!!!
Jesús había hecho otra gran curación, pero los evangelistas ni la mencionan.
 
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