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Suspiros de Euskadi | El blog de Santiago González
Suspiros de Euskadi
Publicado en Miércoles, 16 octubre 2013
Por fin ha conseguido el ministro de Asuntos Exteriores expresar su opinión sobre las Comunidades Autónomas sin salirse de sus competencias. Es porque las CCAA se salen ostensiblemente de las suyas en las reivindicaciones de los atributos de relaciones internacionales que son competencia exclusiva del Estado, según la Constitución (artículo 149.1.3ª). Hace bien Margallo en preocuparse, ante datos impresionantes para tiempos de crisis: 931 viajes, 166 oficinas de relaciones diplomático-comerciales.
Los resultados de tanto viaje son más bien magros. No hace falta fijarse en ese Ulises catalán llamado Artur Mas, que aprovecha la menor para viajar a las capitales de la Unión Europea a no ser recibido por nadie. Hoy termina el viaje una semana que el lehendakari Urkullu ha hecho a EEUU, en plan ensayo general con todo para 2015 ó 2020 o cuando quiera que vaya empezar lo suyo.
José Antonio Gundín contaba en su columna de La Razón la lógica del asunto:
“Las embajadas solían seguir un mismo patrón, ya fuera para demostrar que Cataluña no es España, ya para vender el pimiento murciano o la «cultura» andaluza: desembarcaba el preboste con un nutrido séquito de cargos oficiales, sus señoras esposas, jefes de protocolo y media docena de periodistas; contrataban los servicios de una agencia local, la más cara por lo general, para que invitara a todo «NY and Washington»; alquilaban el salón noble de un gran hotel y lo llenaban de… cargos oficiales, alguna esposa, todos los periodistas, un par de corresponsales y un becario del «Times». Aunque el auditorio no pareciera muy americano, el discurso del presidente era igual de inflamado que si lo pronunciara en el Capitolio.Y tras brindar por la multiplicación de las inversiones y distribuir el regalo de cortesía, la gloriosa embajada se disolvía con toda su fanfarria camino de las tiendas de la Quinta Avenida. Al día siguiente, los periódicos de la comunidad daban cumplida información del acontecimiento bajo un título que ya es todo un género: «Nuestra comunidad conquista NuevaYork».
El último viaje del lehendakari Urkullu es canónico: llevarse txistularis y dantzaris, salvo que los pusiera la Euskal Etxea, para agasajar al presidente en cada evento, los coros y danzas de Andoain, que esos sí se los llevaron, así como la Coral de Iralabarri. La cosa tuvo su recompensa por el esparcimiento sentimental que su actuación produjo en la primera dama, que no pudo reprimir las lágrimas. Yo, que me he ocupado de escribir un libro sobre las lágrimas y los derroches sentimentales de un Gobierno entero y los partidos que lo sostenían, entiendo muy bien la sensibilidad del mando. Además, eso pasa en todos los nacionalismos. Miren cómo en el nacionalismo español, eso acuñó una copla que cantaba con mucho sentimiento Concha Piquer, una historia de emigrantes en Nueva York, compartiendo una botella de Rioja Alavesa y Suspiros de Euskal Herria. Hagan las tras*posiciones gentilicias adecuadas y verán cómo les queda: ”…Y en la reunión/ toda de euskaldunes/ entre irrintzis y entre goras/ por Euskadi se brindó...” http://www.goear.com/listen/01e2e4d/suspiros-de-espana-concha-piquer
Dirán que la primera dama vasca no llevaba más que tres días y la coral había viajado con ella, como quien dice, pero los sentimientos son libres como las lágrimas y el agua de la torrentera. ¿Quién puede someter el sentimiento de pertenencia a un calendario?¿Quién lo traducirá a apuntes de contable? Bueno, esto último sí lo sabemos: Artur Mas.
Urkullu no ha pisado la Casa Blanca, como Ardanza, que fue recibido por Reagan, claro que eso era en tiempos de Administración crudamente republicana y ahí teníamos un gran conseguidor en el recientemente fallecido Pete Cenarruza, que era muy nuestro, aunque más de derechas que el caballo de Ataúlfo, nadie es perfecto. Según contaba ayer El Correo, que es el diario que ha cubierto más extensamente la gesta de los expedicionarios, el contenido económico del viaje se ha reducido a un desayuno con empresarios vascos radicados en EEUU, (Gamesa, Iberdrola, CAF, Corporación Mondragón, Sener, Tubacex y Fagor Automoción) una visita a una planta de una empresa vasca en Milwaukee. En lo político, contactos con las autoridades locales de esta última ciudad, con un congresista de origen vasco llamado John Garmendia, y con expertos en resolución de conflictos que ya habían pasado -y facturado- por Euskadi. El día 9 asistió a la firma de un convenio entre dos empresas vascas, Gamesa e Iberdrola para suministrar aerogeneradores al parque eólico Baffin Bay en Texas, 400 millones de dólares. “Zorionak. Estamos orgullosos”, dijo el lehendakari.
Hubo misa en la catedral de San Patricio y una fiestuki en lujoso penthouse de la Quinta Avenida con vistas al Empire State, que estuvo a punto de naufragar, al parecer, porque Aitzol Azurtza, máximo responsable de la Casa Vasca de Nueva York, había invitado a los lehendakaris Ibarretxe y López, a la presidenta de Navarra y a los alcaldes de las tres capitales vascas. Todos excusaron su asistencia, salvo Ibarretxe que era uno más del séquito. Izagirre, alcalde de Bildustán, envió un video. Urkullu fue categórico en su negativa a que se viera y eso llevó al conflicto.
Al final celebró una rueda de prensa ¿en Wall Street, caverna de los tiburones financieros, que diría Pepiño Blanco? No, en el hotel y ante los periodistas vascos que le acompañaban como parte de la expedición. Y digo yo, a la vista del programa y sin saber cuánto ha costado, ¿A qué viene todo este alarde Marco Polo, si podía haber desarrollado el mismo programa en su integridad sin salir de Vitoria? Salvo el guateque en la Quinta Avenida, pero incluida la bronca interna, por supuesto.