Sonia

Clavisto

Será en Octubre
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10 Sep 2013
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Tres. Dos clientes, cada uno por su lado, y yo. Salí de la barra con el pitido inicial y una cerveza para situarme en una posición intermedia. No veo bien.

Pronto llegaron los comentarios, ya casi olvidados. El tipo que estaba frente al televisor, un tío algo menos viejo que nosotros, no tardó en unirse a las despotricaciones del Chato, un colega de bar. Apenas habían pasado cinco minutos del partido cuando yo mismo empecé a cagarme en la fruta. Abrí otra cerveza.

- Sí -le había dicho al Chato media hora antes mientras fumábamos en la puerta-, yo creo que va a haber algo de ambiente...No de llenar, claro, eso no, pero algo...

No reconocía a ningún futbolista. Con la segunda cerveza inquirí por los equipos en los que jugaban algunos de los nombrados por los comentaristas, Rivero y Chapi Ferrer. Me acordé de mi abuela, de cuando yo era niño y veía los partidos de la selección en casa de mi abuelo:

- ¿Quienes son los nuestros? -preguntaba mientras hacía ganchillo.
- Los de rojo -contestaba mi abuelo, imperturbable. Y yo, a veces, tenía ganas de contestarle furioso el porqué siempre preguntaba lo mismo.

Abrí otra cerveza que empezó a trastocar mi equilibrio mental, fingido hasta ese momento.


- Hola, Kufisto -dijo Sonia.

Era el día de antes, el día de ayer.

- Hola, Sonia.

Entró al bar, cosa rara, después que su padre lo hiciera cogiendo del brazo a su muy enferma esposa. No esperaba verla. Hacía tres meses que no la veía. Tres meses sin verla.

Otra pareja llegó para sentarse en su mesa. Serví las cervezas. Pidieron varias rondas. Su padre estaba tan contento que sólo el cansancio de su mujer evitó una ronda más.

- Adiós, Kufisto -dijo Sonia cuando, esta vez sí, salió del bar enganchada al brazo de su progenitora.
- Adiós, Sonia.


Me fui del bar y pasé el resto de la tarde leyendo a Lovecraft, "La sombra de otro tiempo" Una novela difícil, su última gran novela.


jovenlandia se echaba atrás y España jugaba con sus centrales en el medio del campo. Y entre las blasfemias por el juego de nuestra selección me acordé de Lovecraft.


El primer tiempo acabó poco después de la llegada de mi hermano. Salí a fumar el último pito con el Chato.

- ¿Qué, Kufisto? ¿Nos vamos por ahí? Esto está visto...
- No. Me voy a casa.
- jorobar.


Sonia...
 
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