KUTRONIO
Será en Octubre
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Silvia Intxaurrondo se ha convertido en la heroína de la izquierda al ser la periodista de TVE que, en una entrevista a Feijóo, consiguió arrancar unas declaraciones equívocas al líder del PP sobre la revalorización de las pensiones. Pretendiendo afirmar que el PSOE era el único partido que había congelado las pensiones, y que el PP siempre las había revalorizado, en la discusión con Intxaurrondo el líderl del PP incurrió en el error de afirmar que las había revalorizado por encima del IPC. Era cierto que el PSOE era el único partido que congeló las pensiones, y que Pedro Sánchez había votado a favor de esa congelación siendo diputado raso en tiempos de Zapatero, y era cierto que el PP siempre las había subido, pero no era cierto que siempre las había subido por encima del IPC. Este error llevó en tromba a todos los medios de izquierda, como si fueran una sola voz (¿acaso no lo son?), a acusar a Feijóo de mentiroso. A nadie se le escapa la necesidad desesperada de la izquierda de intentar presentar a Feijóo como un mentiroso frente a la percepción general de los problemas que tiene con la verdad Pedro Sánchez, si quiere se lo repito veinte veces antes de cambiar de opinión.
Lo cierto es que la actuación de Silvia Intxaurrondo sería impecable si el baremo cuando entrevistó a Feijóo fuera el mismo que cuando entrevista a los líderes de la izquierda. El problema es que no es así. La actitud de TVE, “la pública”, “la de todos”, resulta llamativamente distinta según los entrevistados pertenezcan a la derecha o a la izquierda en el poder. Interrogatorio policial o alfombra roja, lo normal en un medio debería ser el interrogatorio policial, pero para todos. Lo inaceptable es interrogatorio policial para unos y alfombra roja para otros. Alfombra roja e incluso reclinatorio en algunos casos.
Salta a la vista la doble forma de actuar y que cuando el baremo no es el mismo para el gobierno que para la oposición de lo que podemos hablar no es de periodismo, sino de activismo mediático. Tampoco es que sea esencialmente reprochable el activismo mediático, pero no en “la pública”, la que dicen “la de todos”, que efectivamente pagamos todos, pero que después no es la de todos sino la del gobierno.
El hecho además es que Intxaurrondo ficha por TVE en 2021, por tanto con este gobierno, y que por tanto es respecto a este gobierno del que en primer lugar cabe preguntarse por su disciplina o su dependencia. Respecto a lo que cobra Intxaurrondo en “la de todos” y del bolsillo de todos para no ofrecer un mismo trato a todos, no cabe duda que se trata de una asignación generosa. Intxaurrondo cobra 700 euros por cada programa de La hora de La 1 que presenta, el cual es un programa diario de lunes a viernes, a lo que además hay que sumar otros 6.000 euros al mes como codirectora del programa. En total, Silvia Intxaurrondo cobra de TVE 20.000 euros al mes por su trabajo. Cuando ese sueldo depende del signo del gobierno de turno, debe resultar difícil mantener la equidistancia respecto a cada gobierno de turno. Por lo demás, la pregunta fundamental respecto a la cronicidad de la parcialidad en TVE es si o se puede conseguir una televisión pública imparcial o si lo suyo sería cerrar TVE, teniendo en cuenta además que TVE es mucho más cara que un canal privado e igual de parcial.
Lo cierto es que la actuación de Silvia Intxaurrondo sería impecable si el baremo cuando entrevistó a Feijóo fuera el mismo que cuando entrevista a los líderes de la izquierda. El problema es que no es así. La actitud de TVE, “la pública”, “la de todos”, resulta llamativamente distinta según los entrevistados pertenezcan a la derecha o a la izquierda en el poder. Interrogatorio policial o alfombra roja, lo normal en un medio debería ser el interrogatorio policial, pero para todos. Lo inaceptable es interrogatorio policial para unos y alfombra roja para otros. Alfombra roja e incluso reclinatorio en algunos casos.
Salta a la vista la doble forma de actuar y que cuando el baremo no es el mismo para el gobierno que para la oposición de lo que podemos hablar no es de periodismo, sino de activismo mediático. Tampoco es que sea esencialmente reprochable el activismo mediático, pero no en “la pública”, la que dicen “la de todos”, que efectivamente pagamos todos, pero que después no es la de todos sino la del gobierno.
El hecho además es que Intxaurrondo ficha por TVE en 2021, por tanto con este gobierno, y que por tanto es respecto a este gobierno del que en primer lugar cabe preguntarse por su disciplina o su dependencia. Respecto a lo que cobra Intxaurrondo en “la de todos” y del bolsillo de todos para no ofrecer un mismo trato a todos, no cabe duda que se trata de una asignación generosa. Intxaurrondo cobra 700 euros por cada programa de La hora de La 1 que presenta, el cual es un programa diario de lunes a viernes, a lo que además hay que sumar otros 6.000 euros al mes como codirectora del programa. En total, Silvia Intxaurrondo cobra de TVE 20.000 euros al mes por su trabajo. Cuando ese sueldo depende del signo del gobierno de turno, debe resultar difícil mantener la equidistancia respecto a cada gobierno de turno. Por lo demás, la pregunta fundamental respecto a la cronicidad de la parcialidad en TVE es si o se puede conseguir una televisión pública imparcial o si lo suyo sería cerrar TVE, teniendo en cuenta además que TVE es mucho más cara que un canal privado e igual de parcial.