SIGUE VIENDO NETFLIX, TODO VA BIEN: londinenses obligados a adoptar “dieta de salud planetaria, 2030”

El alcalde de Londres firma una orden que obliga a los londinenses a adoptar una “dieta de salud planetaria” para 2030

El alcalde de Londres, Sadiq Khan, ha inscrito a los londinenses en la “Dieta de Salud Planetaria” del Foro Económico Mundial, en la que las calorías individuales se reducirán a niveles de la Segunda Guerra Mundial y el precio de la carne estará fuera del presupuesto de la gente común y se reservará para la élite.

La Dieta de Salud Planetaria (PHD), que Khan se ha comprometido a imponer a la población de Londres para 2030, es predominantemente un plan vegetariano y tiene como objetivo proporcionar una dieta “equilibrada, nutricional» y “respetuosa con el clima» para los 10 mil millones de personas. alrededor del mundo.

Pero se pone aún peor. A través del grupo C40 de 100 alcaldes de ciudades, Khan también se inscribió en el “Acelerador de Ciudades con Buena Alimentación». Esto comprometió a un subconjunto de 14 ciudades de todo el mundo a trabajar con residentes, empresas, instituciones públicas y otras organizaciones “para desarrollar una estrategia conjunta para implementar estas medidas para 2030».
Por supuesto, en cierto nivel, la idea de que un Khan cada vez más despreciado “trabaje” con los londinenses para desechar las dietas tradicionales en favor de dietas basadas casi exclusivamente en cereales y verduras es ridícula. Pero hace 15 años, también lo era la idea de que un alcalde laborista obligaría a retirar de las carreteras los automóviles más antiguos propiedad de los menos favorecidos bajo el pretexto de la llamada emergencia climática.

Daily Skeptic informa: Como siempre, es una buena idea observar lo que las élites globales están escribiendo y planeando, a menudo a plena vista. El PHD es obra de EAT, una operación activista ecológica sin fines de lucro que dice estar dedicada a tras*formar el sistema alimentario global para mitigar el cambio climático.
Para lograr sus objetivos, cuenta con varios socios, entre ellos el Centro de Resiliencia de Estocolmo y el Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático. No hace falta decir que el programa está financiado por numerosas fundaciones que canalizan dinero, a menudo descrito como filantrópico, para financiar formas de controlar, en lugar de obtener la propiedad absoluta, de los medios de producción. A menudo descrito como “capitalismo de partes interesadas”, el dinero compra influencia, si no control efectivo, sobre amplios sectores de la industria, la política, los medios de comunicación, el mundo académico y la ciencia.

EAT tiene su sede en Oslo y fue fundada por la Fundación Stordalen, Welcome Trust y el Centro de Resiliencia de Estocolmo (SRC). El fundador y presidente ejecutivo es el Dr. Gunhild Stordalen, quien, según se informa, vincula “cuestiones climáticas, de salud y de sostenibilidad en todos los sectores para tras*formar el sistema alimentario mundial”. Se dice que asesora al Foro Económico Mundial y fue nombrada “Joven Líder Global» por la operación de Davos en 2015. En 2011, con su exmarido creó la Fundación Stordalen, que luego inició la Iniciativa EAT con Johan Rockstrom. y la SRC.

El SRC está presidido por Johan Rockstrom del Instituto de Potsdam y es el activista del activista. Ningún temor climático parece demasiado escandaloso para que él lo promueva. En mayo de 2021, dijo a The Guardian que un modelo climático de Potsdam mostraba que el calentamiento de la Tierra no había superado los 2°C en los últimos tres millones de años, una afirmación fácilmente refutada por evidencia científica histórica reciente.
SRC tiene una larga lista de financiadores de fundaciones que incluyen individuos como Wallenberg, Walton y Packard, corporaciones como L’Oreal e Ikea, e instituciones gubernamentales, incluidas la Comisión Europea y el Ministerio de Asuntos Exteriores británico.

El año que viene veremos la publicación de EAT-Lancet 2.0, con la esperanza de aprovechar los hallazgos de la primera publicación y “acelerar” la agenda 2030. Para contribuir a esto, habrá nuevos elementos, como un mayor enfoque en la diversidad, la justicia alimentaria y algo llamado “objetivos sociales del sistema alimentario”. Además del trabajo de la Comisión, se llevará a cabo una consulta global de 12 meses, “con el objetivo de aumentar la legitimidad local, la aceptación y la adopción de las recomendaciones de la Comisión». Se promete el uso de modelos similares al IPCC para evaluar “múltiples vías de tras*ición hacia futuros alimentarios saludables, sostenibles y equitativos”.

Por supuesto, la cuestión clave es si algo de esto sobrevivirá realmente a una votación democrática directa. Los ciudadanos de Nueva Zelanda acaban de destituir a una administración verde y anti-campesinos, el gobierno holandés pende de un hilo tras una guerra local en el sector agrícola, mientras que los votantes rurales irlandeses están descontentos con los planes para diezmar los rebaños de carne. Y como hemos demostrado en artículos anteriores en The People’s Voice, un grupo de ecoextremistas que intentan convertir al mundo en vegetariano va a entrar en conflicto con otro que intenta volver a salvaje el planeta y con otro que prohíbe los fertilizantes nitrogenados y reduce el rendimiento de los cultivos mediante la mitad, y otra plantando vastas hectáreas de monocultivos para biocombustibles.
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fuente inglés

FUENTE ESPAÑOL

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