KUTRONIO
Será en Octubre
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Ruben Manso, para quien no lo sepa, era hasta hace poco el portavoz económico de VOX. No sólo era el azote del gobierno por su elocuencia, sino porque entre otras cosas es Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales, Licenciado en Derecho e Inspector de Entidades de Crédito del Banco de España. O sea, que podía haber sido cajero del Saturn o ministro tranquilamente. VOX sabrá cómo ha podido quedar fuera de sus listas alguien tan valioso como Manso.
Volviendo a la cuestión titular, Rubén Manso ha sido la penúltima persona cualificada que advierte sobre la inversión de la curva de tipos, la anormalidad de esta situación y el valor que se le suele atribuir como indicador adelantado de la llegada de un enfriamiento económico o una recesión.
La curva de tipos es una curva habitualmente ascendente, por lo menos en tiempos de bonanza, ya que lógicamente el interés de un crédito es mayor conforme más largo es el plazo del crédito. Es decir, la seguridad de que una persona o una empresa en una determinada situación va a devolver un préstamo es mayor a corto plazo que a largo. A la vista de las cuentas de la zapatería de la esquina, se puede prever que dentro de 3 meses la zapatería seguirá operativa, pero resulta mucho más complicado saber qué será de esa misma zapatería dentro de 10 o de 30 años, por consiguiente el interés es mayor si pide un crédito a 30 años que si lo pide a 3 meses, y por eso también la normalidad de la curva de tipos es ser ascendente.
Las anormalidades se producen cuando los bancos centrales empiezan por ejemplo a subir bruscamente los tipos de interés. Esto tiene un efecto inmediato sobre los intereses a corto plazo, subiéndolos, pero además sugiere un recalentamiento de la economía y la inflación. Puesto que los bancos centrales suben los tipos para enfriar la economía y bajar la inflación, la inversión de la curva de tipos refleja tanto esa subida de los tipos a corto plazo como el previsible enfriamiento económico posterior.
Naturalmente la inversión de la curva de tipos no es un indicador infalible, y no es tampoco un indicador de la situación en tiempo real. Es decir, la recesión no llega en el momento de la inversión, sino que puede llegar meses o incluso años después. El desfase temporal puede llegar al punto de que la curva de tipos comience a normalizarse, como apunta Manso en el vídeo, cuando cuando todavía no ha llegado la recesión anticipada por la inversión. Y además de fallar puede también que la inversión se salde con un enfriamiento económico que técnicamente no alcance la categoría de recesión (dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo). Aunque no hablamos de un indicador económico infalible, porque ninguno lo es, la curva de tipos es considerada algo así como el menos falible de los indicadores falibles. Lo que en cualquier caso está claro es que no es un buen presagio una curva de tipos invertida en los EEUU o la eurozona. En el caso de España, además, por la cantidad y calidad de nuestra deuda, por el déficit y por la dependencia de unas recaudaciones récord para mantener en pie la resiliencia electoral de Sánchez y todos los castillos de naipes de las políticas extremas de “progreso”, presentamos un cuadro preocupante respecto a nuestra capacidad de encajar con despreocupación un cambio de ciclo, y más tarde o más temprano siempre llega un cambio de ciclo, por lo que no conviene gobernar como Sánchez, como si nunca fuera a llegar un cambio de ciclo. Avisados estamos, don Rubén.
Volviendo a la cuestión titular, Rubén Manso ha sido la penúltima persona cualificada que advierte sobre la inversión de la curva de tipos, la anormalidad de esta situación y el valor que se le suele atribuir como indicador adelantado de la llegada de un enfriamiento económico o una recesión.
https://twitter.com/eltorotv?ref_sr...nso-dice-que-estamos-dolidos-estamos-dolidos/
La curva de tipos es una curva habitualmente ascendente, por lo menos en tiempos de bonanza, ya que lógicamente el interés de un crédito es mayor conforme más largo es el plazo del crédito. Es decir, la seguridad de que una persona o una empresa en una determinada situación va a devolver un préstamo es mayor a corto plazo que a largo. A la vista de las cuentas de la zapatería de la esquina, se puede prever que dentro de 3 meses la zapatería seguirá operativa, pero resulta mucho más complicado saber qué será de esa misma zapatería dentro de 10 o de 30 años, por consiguiente el interés es mayor si pide un crédito a 30 años que si lo pide a 3 meses, y por eso también la normalidad de la curva de tipos es ser ascendente.
Las anormalidades se producen cuando los bancos centrales empiezan por ejemplo a subir bruscamente los tipos de interés. Esto tiene un efecto inmediato sobre los intereses a corto plazo, subiéndolos, pero además sugiere un recalentamiento de la economía y la inflación. Puesto que los bancos centrales suben los tipos para enfriar la economía y bajar la inflación, la inversión de la curva de tipos refleja tanto esa subida de los tipos a corto plazo como el previsible enfriamiento económico posterior.
Naturalmente la inversión de la curva de tipos no es un indicador infalible, y no es tampoco un indicador de la situación en tiempo real. Es decir, la recesión no llega en el momento de la inversión, sino que puede llegar meses o incluso años después. El desfase temporal puede llegar al punto de que la curva de tipos comience a normalizarse, como apunta Manso en el vídeo, cuando cuando todavía no ha llegado la recesión anticipada por la inversión. Y además de fallar puede también que la inversión se salde con un enfriamiento económico que técnicamente no alcance la categoría de recesión (dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo). Aunque no hablamos de un indicador económico infalible, porque ninguno lo es, la curva de tipos es considerada algo así como el menos falible de los indicadores falibles. Lo que en cualquier caso está claro es que no es un buen presagio una curva de tipos invertida en los EEUU o la eurozona. En el caso de España, además, por la cantidad y calidad de nuestra deuda, por el déficit y por la dependencia de unas recaudaciones récord para mantener en pie la resiliencia electoral de Sánchez y todos los castillos de naipes de las políticas extremas de “progreso”, presentamos un cuadro preocupante respecto a nuestra capacidad de encajar con despreocupación un cambio de ciclo, y más tarde o más temprano siempre llega un cambio de ciclo, por lo que no conviene gobernar como Sánchez, como si nunca fuera a llegar un cambio de ciclo. Avisados estamos, don Rubén.