Doctor Johnson
Madmaxista
- Desde
- 26 Ene 2017
- Mensajes
- 5.650
- Reputación
- 16.011
El (auto-) golpe de Prigozhin pudo haber sido un teatrillo. Eso lo podrían saber los jefes de Wagner, pero no los zeky, los ex-convictos que lo forman. Los jefes podían estar siguiendo un guión, pero miles de soldados de Wagner efectivamente se rebelaron contra las autoridades rusas. Unos podían estar actuando, pero los otros pensaban que iba perfectamente en serio.
¿Qué hacer con ellos?
1. Liquidarlos. No es una opción viable. Son demasiados y no están los tiempos y la situación como para organizar un nuevo Katyn.
2. Mandarlos a casa. Eso en realidad sería un premio. Salieron de la guandoca aceptando ir a la picadora de carne del frente. Si, con una rebelión los que todavía tenían contrato pendiente consiguen irse de vuelta a casa, se crearía un precedente peligroso.
3. Disolverlos y repartirlos por unidades del ejército regular. Un problema: no los quieren. Los oficiales de carrera rusos, salvando las distancias, sienten hacia el ex-cocinero Prigozhin y su gente carcelaria el mismo desprecio que un oficial de la nobleza prusiana en el ejército aleman durante la 2GM sentía hacia el ex-criador de pollos Heinrich Himmler y sus SS.
Los zeky de Wagner son material peligroso, capaces de pegar tiros por la espalda (figurados o literales) a sus superiores.
4. Mandarlos a otro sitio: fuera del frente y fuera de Rusia, preferiblemente a hacer algo medianamente útil.
Esa es la opción elegida: Bielorrusia.
En la URSS nadie hacia el servicio militar obligatorio en su "entorno". A los moldavos le mandaban fuera de Moldavia, a los ucranianos fuera de Ucrania, a los georgianos fuera de Georgia, a los lituanos fuera de Lituania....
Eso no era sólo para disolver las características nacionales y crear el Homo sovieticus del futuro. Se hacía así porque una de las funciones principales del ejército soviético (como del ejército zarista) era suprimir alzamientos locales. Y se pensaba, con lógica, que soldados de fuera tendrían menos escrúpulos en pegar tiros a civiles que sus propios connacionales.
Eso es lo que va a ser Wagner en Bielorrusia: los antidisturbios de Lukashenko.
De ese modo, pilinguin mata dos pájaros de un tiro: se libra de unos indeseables y mantiene bajo control a Lukashenko.
También, aumentar la presencia militar en Bielorrusia puede obligar a "fijar" tropas ucranianas al otro lado de la frontera, por si acaso, para frenar cualquier intento de oleada turística por esa zona.
Pero no lo van a intentar. Ya lo intentaron al principio de la guerra ("Kiev en tres días"), contando con la sorpresa y superioridad numérica en hombres y material. Y fueron derrotados.
¿Qué hacer con ellos?
1. Liquidarlos. No es una opción viable. Son demasiados y no están los tiempos y la situación como para organizar un nuevo Katyn.
2. Mandarlos a casa. Eso en realidad sería un premio. Salieron de la guandoca aceptando ir a la picadora de carne del frente. Si, con una rebelión los que todavía tenían contrato pendiente consiguen irse de vuelta a casa, se crearía un precedente peligroso.
3. Disolverlos y repartirlos por unidades del ejército regular. Un problema: no los quieren. Los oficiales de carrera rusos, salvando las distancias, sienten hacia el ex-cocinero Prigozhin y su gente carcelaria el mismo desprecio que un oficial de la nobleza prusiana en el ejército aleman durante la 2GM sentía hacia el ex-criador de pollos Heinrich Himmler y sus SS.
Los zeky de Wagner son material peligroso, capaces de pegar tiros por la espalda (figurados o literales) a sus superiores.
4. Mandarlos a otro sitio: fuera del frente y fuera de Rusia, preferiblemente a hacer algo medianamente útil.
Esa es la opción elegida: Bielorrusia.
En la URSS nadie hacia el servicio militar obligatorio en su "entorno". A los moldavos le mandaban fuera de Moldavia, a los ucranianos fuera de Ucrania, a los georgianos fuera de Georgia, a los lituanos fuera de Lituania....
Eso no era sólo para disolver las características nacionales y crear el Homo sovieticus del futuro. Se hacía así porque una de las funciones principales del ejército soviético (como del ejército zarista) era suprimir alzamientos locales. Y se pensaba, con lógica, que soldados de fuera tendrían menos escrúpulos en pegar tiros a civiles que sus propios connacionales.
Eso es lo que va a ser Wagner en Bielorrusia: los antidisturbios de Lukashenko.
De ese modo, pilinguin mata dos pájaros de un tiro: se libra de unos indeseables y mantiene bajo control a Lukashenko.
También, aumentar la presencia militar en Bielorrusia puede obligar a "fijar" tropas ucranianas al otro lado de la frontera, por si acaso, para frenar cualquier intento de oleada turística por esa zona.
Pero no lo van a intentar. Ya lo intentaron al principio de la guerra ("Kiev en tres días"), contando con la sorpresa y superioridad numérica en hombres y material. Y fueron derrotados.