Sevilla 'caput mundi', la masacre de protestantes y la prohibición del catalán

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Historia

Sevilla 'caput mundi', la masacre de protestantes y la prohibición del catalán​

Se fabricó un "eje del mal" formado por ****oconversos, protestantes y comerciantes extranjeros, muchos de ellos catalanes​

Marc Pons
Foto: Museo de América. Madrid
Barcelona. Sábado, 4 de enero de 2025. 05:30
Tiempo de lectura: 7 minutos

Sevilla, 11 de noviembre de 1557. Hace 468 años. Postigo (portal) del Aceite —entre las Atarazanas y la Catedral—. Un grupo de oficiales de la Inquisición paraban al impresor Julián Hernández, popularmente conocido como Julianillo. Le registraban y le requisaban la carga, y lo detenían y lo recluían en la guandoca inquisitorial del castillo de San Jorge, en Triana. Julianillo, sometido a torturas, confesaría que aquella carga, formada por libros catalogados como heréticos y prohibidos por la Inquisición, había sido enviada —desde Ginebra— por Juan Pérez de Pineda, antiguo responsable de negocios del rey hispánico Carlos de Gante y perseguido por el Santo Oficio y huido de Sevilla. Y que estaba destinada a la comunidad jerónima de San Isidoro del Campo, situada en un pequeño monasterio en las afueras de la ciudad.

Aquella detención provocaría un despliegue represivo impresionante (persecuciones, huidas en plena noche, detenciones, reclusiones, torturas, muertes por maltratos, juicios y sentencias de fin), que se saldaría con la repentina desaparición de la clandestina pero activa comunidad luterana de Sevilla y con la publicación del primer decreto que prohibía el uso de la lengua catalana. ¿Qué sucedió, exactamente, en Sevilla, durante aquellos tenebrosos días? ¿Qué papel jugaban los monjes jerónimos en la difusión del luteranismo? ¿Hacia dónde huyeron los supervivientes de aquella masacre? Y, sobre todo, ¿qué relación había entre la desarticulación de la comunidad luterana clandestina más importante de la península Ibérica y la publicación del primer decreto que prohibía la lengua catalana?

Plano de Sevilla (siglo XVI). Fuente Wikimedia Commons

Plano de Sevilla (siglo XVI) / Fuente: Wikimedia Commons

¿Qué era y qué representaba Sevilla en aquel momento?​

Durante el siglo XV, Sevilla y València se habían convertido en las respectivas capitales económicas y culturales de las coronas castellanoleonesa y catalanoaragonesa. Pero a partir de la unión dinástica de los Reyes Católicos (1479) y la creación del edificio político hispánico, la situación geográfica de Sevilla —totalmente orientada hacia el Atlántico (hacia las grandes rutas de navegación)— y, sobre todo, la derrota de las clases mercantiles, gremiales y populares valencianas en la Revolución de las Germanías (1519-1523), inclinarían la balanza a favor de la capital andaluza. Cuando se produce la masacre contra los protestantes, Sevilla es la ciudad más rica y poblada de la Península y es la capital económica y cultural de la monarquía hispánica, por aquel entonces primera potencia del mundo.

¿Quién gobernaba en Sevilla en aquel momento?​

A mediados del siglo XVI, Sevilla era una ciudad gobernada por una oligarquía urbana formada por las interesadas alianzas matrimoniales entre las clases nobiliarias terratenientes locales —con raíces en la conquista castellanoleonesa de la ciudad (1248)— y las clases mercantiles plebeyas del puerto —segunda, tercera o cuarta generación de poderosas estirpes catalanas, genovesas, venecianas, francesas, bretonas, neerlandesas o inglesas—. Por ejemplo, los mercaderes Cereroles —originario de Barcelona—, que, durante el siglo XVI y por espacio de varias generaciones, ejercerían importantes cargos políticos municipales. Las fuentes también destacan la presencia de poderosas familias locales ****oconversas que formarían parte de este grupo de plebeyos.

Portada del cataleg de libros prohibidos por la Inquisición (1559). Fuente Universidad de Sevilla

Portada del catálogo de libros prohibidos por la Inquisición (1559) / Fuente: Universidad de Sevilla

¿Quién más gobernaba en Sevilla en aquel momento?​

Pero la Sevilla de mediados del siglo XVI era, también, un importantísimo foco de poder del aparato de estado hispánico. La Casa de Contratación, el monopolio real de intercambio de recursos entre la monarquía hispánica y sus colonias americanas, estaba en los Alcázares. Y la Inquisición, el temible aparato judicial y policial del estado hispánico creado para eliminar la disidencia al régimen, tenía su sede en el castillo de San Jorge (sobre el actual mercado de Triana). En el momento en el que se produce la caída de la red clandestina protestante de Sevilla, el inquisidor general de la monarquía hispánica era Fernando de Valdés, que era también arzobispo de Sevilla y presidente del Consejo de Castilla (el equivalente a presidente del gobierno de la Corona castellanoleonesa).

¿Cómo había penetrado el protestantismo en Sevilla?​

El profesor Antonio González Polvillo (Universidad de Sevilla) explica que, poco antes de la masacre de 1557, en la capital andaluza había dos focos activos que profesaban, clandestinamente, el luteranismo. El primero estaría sorprendentemente liderado por el religioso aragonés Juan Gil, canónigo magistral de la catedral de Sevilla y conocido popularmente con el nombre de Doctor Egidio. Este grupo estaría formado, también sorprendentemente, por personalidades muy relevantes de la clericatura católica sevillana, como Cipriano de Valera o Constantino Ponce de la Fuente. Pero, según el profesor González Polvillo, los primeros apóstoles del luteranismo en Sevilla fueron Egidio y un comerciante acomodado de la capital andaluza llamado Rodrigo de Valer.

Los ****oconversos y la introducción del protestantismo​

En todos estos casos, el profesor González Polvillo ve una base ideológica erasmista (una doctrina filosófica formulada, poco antes, por Erasmo de Róterdam, que proponía el retorno a un cristianismo más espiritual). Y ve, también, a uno más que a probable origen ****oconverso, de ideología apocalíptica y de carácter mesiánico y profético que los conducía hacia el luteranismo. Con la profesión del culto luterano buscaban la conciliación entre la vieja y perseguida confesión mosaica, abandonada por sus antepasados (1492) pero lo cual continuaba latente, de una manera o de otra, en su tradición, y la nueva, oficial y rampante confesión de estado cristiana en la que habían sido educadas las dos o tres primeras generaciones del mundo ****oconverso (siglo XVI).

Los jerónimos "protestantes"​

El segundo foco de difusión clandestina irradiaba desde el monasterio jerónimo de San Isidoro del Campo, junto a las ruinas de la ciudad romana abandonada de Itálica (popularmente Sevilla la Vieja). Este segundo foco estaba liderado por el abad García Arias Blanco, que la documentación inquisitorial cataloga como "de generación de alubio*s" (descendiente de ****oconversos) y que, según el profesor Jonatan Orozco (Universidad Pablo de Olavide), habría sido el creador de un conventículo (una comunidad confesional clandestina) en aquel monasterio, que se desarrollaba en un ambiente totalmente alejado de la ortodoxia católica (se rechazaban el culto a las imágenes, los rezos repetitivos y la ritualización de algunos sacramentos sin fundamento bíblico).

Retrato de Fernando Valdés (circa 1560). Font Hermandad de los Negros de Sevilla

Retrato de Fernando Valdés (circa 1560) / Fuente: Hermandad de los neցros de Sevilla

¿Quién constituía la feligresía clandestina luterana?​

El profesor Orozco pone el foco sobre el monasterio jerónimo como el espacio donde se oficiaba la liturgia luterana: "durante la reuniones de estos grupúsculos en el interior del convento (San Isidoro del Campo) solía hacer especial énfasis (el abad Arias) en el libro de los Proverbios, en el que creía encontrar un verdadero conocimiento de Dios". Pero, contando a sus acólitos (los religiosos del monasterio que habría "convertido" al luteranismo), ¿quién más podía formar parte de aquella feligresía clandestina? Pues, la investigación historiográfica ha revelado que la feligresía de aquel conventículo estaría formada, exclusivamente, por miembros de las oligarquías locales (nobleza y, sobre todo, grandes mercaderes)... ¡que ostentaban el poder político municipal!

¿Quién delató a Julianillo?​

Los profesores Jaume Moll (Universidad Complutense) y Natalia Maillard (Universidad de Sevilla) explican que, antes de la detención de Julianillo, en las imprentas locales Cromberger, Robertis o Zapata (estos últimos, ****oconversos), se habían editado obras que la Inquisición había catalogado como heréticas y prohibidas. Los impresores locales eran vigilados por la Inquisición, pero las intercepciones de libros prohibidos sueltos no cesaban. Y eso se debía a Julianillo, un impresor muy conocido en su entorno gremial, que se entregaba a la introducción clandestina de libros prohibidos, ocultos en toneles de vino. No se ha podido demostrar, pero resulta plausible pensar que sus propios compañeros del gremio, aterrados por la cacería inquisitorial, lo habrían podido delatar.

Castillo de San Jorge, Triana, suyo de la Inquisición hispánica (siglo XVI). Fuente Universidad de Sevilla

Castillo de San Jorge, Triana, sede de la Inquisición hispánica (siglo XVI) / Fuente: Universidad de Sevilla

¿Qué ocurrió después de la detención de Julianillo?​

La detención y tortura de Julianillo provocó el despliegue de una gran operación represiva. Los oficiales de la Inquisición asaltaron el monasterio jerónimo de San Isidoro del Campo, pero todo apunta a que alguien, previamente, habría dado la voz de alarma. ¿Algún miembro de la red clandestina, bien posicionado políticamente, que conoció de inmediato la "caída" de Julianillo? ¿Algún elemento de la jerarquía eclesiástica, bien relacionado con la Inquisición, que quería impedir una masacre de religiosos? No lo sabemos. Pero sí sabemos que pudieron escapar el prior, el procurador y ocho frailes del convento. Y que, en cambio, fueron detenidos, torturados y "penitenciados" (sentenciados a fin y quemados vivos), trece miembros del monasterio.


¿Qué más ocurrió después de la detención de Julianillo?​

La operación represiva contra la comunidad clandestina protestante fue el pretexto perfecto para romper el equilibrio de poder que había presidido la vida política de Sevilla "caput mundi" desde finales del siglo XV. Fernando de Valdés, inquisidor mayor de la monarquía hispánica y arzobispo de Sevilla, sometió a las clases mercantiles de la ciudad a una presión brutal, que desembocaría en una silenciosa tras*ferencia de poder. Por ejemplo, las estirpes de origen catalán Ferrer, Planes, Desclergue, Forcadell, Fonoll, Ràfols, Pedralbes, Tries, Círia, Jorba, Morell, Torregrossa, Aymerich, Cereroles, Ros, Font, Miquel, Jové, Robert, Codina, Vendrell o Sadurní, desaparecen, repentinamente, de la vida económica y política de Sevilla.

Grabado del Monasterio de San Isidoro del Campo (siglo XVIII). Fuente Junta de Andalucía

Grabado del Monasterio de San Isidoro del Campo (siglo XVIII) / Fuente: Junta de Andalucía

La Inquisición y la prohibición del catalán​

No conocemos en profundidad el destino de aquel exilio "catalán", aunque algunas investigaciones afirman que se habría dirigido a Inglaterra. Pero sí sabemos que, concluida la extirpación del luteranismo en Sevilla (1560), Valdés decretó la prohibición de utilizar el catalán en cualquier ámbito inquisitorial. Aquel decreto decía que "en los negocios de la fe, todo se proceda en lengua castellana (...) y que no se escriban los procesos en lengua catalana". Un siglo y medio antes de la Nueva Planta borbónica (1717), la Inquisición se convertía en la primera institución de la monarquía hispánica en prohibir el catalán. Y lo decretaba, reveladoramente, después del exterminio físico de la comunidad protestante local. ¿O habría que decir ****oconversa y disidente del régimen?

 
Conozco una familia protestante catalana. En Occitania hubo un buen puñado en esa época, los famosos hugonotes, así que no es raro que en Cataluña también, y también de Occitania salieron, siglos antes, los cátaros. De alguna forma, es una zona propensa a desviarse de los dictados de Roma y ello pudo haber sido su condena a nivel étnico-nacional, más si se ve que, a diferencia de las zonas protestantes del norte, se trata de una zona rodeada por otras fervientemente católicas, como Neustria o Castilla.
 
Historia

Sevilla 'caput mundi', la masacre de protestantes y la prohibición del catalán​

Se fabricó un "eje del mal" formado por ****oconversos, protestantes y comerciantes extranjeros, muchos de ellos catalanes​

Marc Pons
Foto: Museo de América. Madrid
Barcelona. Sábado, 4 de enero de 2025. 05:30
Tiempo de lectura: 7 minutos

Sevilla, 11 de noviembre de 1557. Hace 468 años. Postigo (portal) del Aceite —entre las Atarazanas y la Catedral—. Un grupo de oficiales de la Inquisición paraban al impresor Julián Hernández, popularmente conocido como Julianillo. Le registraban y le requisaban la carga, y lo detenían y lo recluían en la guandoca inquisitorial del castillo de San Jorge, en Triana. Julianillo, sometido a torturas, confesaría que aquella carga, formada por libros catalogados como heréticos y prohibidos por la Inquisición, había sido enviada —desde Ginebra— por Juan Pérez de Pineda, antiguo responsable de negocios del rey hispánico Carlos de Gante y perseguido por el Santo Oficio y huido de Sevilla. Y que estaba destinada a la comunidad jerónima de San Isidoro del Campo, situada en un pequeño monasterio en las afueras de la ciudad.

Aquella detención provocaría un despliegue represivo impresionante (persecuciones, huidas en plena noche, detenciones, reclusiones, torturas, muertes por maltratos, juicios y sentencias de fin), que se saldaría con la repentina desaparición de la clandestina pero activa comunidad luterana de Sevilla y con la publicación del primer decreto que prohibía el uso de la lengua catalana. ¿Qué sucedió, exactamente, en Sevilla, durante aquellos tenebrosos días? ¿Qué papel jugaban los monjes jerónimos en la difusión del luteranismo? ¿Hacia dónde huyeron los supervivientes de aquella masacre? Y, sobre todo, ¿qué relación había entre la desarticulación de la comunidad luterana clandestina más importante de la península Ibérica y la publicación del primer decreto que prohibía la lengua catalana?

Ver archivo adjunto 2202453

Plano de Sevilla (siglo XVI) / Fuente: Wikimedia Commons

¿Qué era y qué representaba Sevilla en aquel momento?​

Durante el siglo XV, Sevilla y València se habían convertido en las respectivas capitales económicas y culturales de las coronas castellanoleonesa y catalanoaragonesa. Pero a partir de la unión dinástica de los Reyes Católicos (1479) y la creación del edificio político hispánico, la situación geográfica de Sevilla —totalmente orientada hacia el Atlántico (hacia las grandes rutas de navegación)— y, sobre todo, la derrota de las clases mercantiles, gremiales y populares valencianas en la Revolución de las Germanías (1519-1523), inclinarían la balanza a favor de la capital andaluza. Cuando se produce la masacre contra los protestantes, Sevilla es la ciudad más rica y poblada de la Península y es la capital económica y cultural de la monarquía hispánica, por aquel entonces primera potencia del mundo.

¿Quién gobernaba en Sevilla en aquel momento?​

A mediados del siglo XVI, Sevilla era una ciudad gobernada por una oligarquía urbana formada por las interesadas alianzas matrimoniales entre las clases nobiliarias terratenientes locales —con raíces en la conquista castellanoleonesa de la ciudad (1248)— y las clases mercantiles plebeyas del puerto —segunda, tercera o cuarta generación de poderosas estirpes catalanas, genovesas, venecianas, francesas, bretonas, neerlandesas o inglesas—. Por ejemplo, los mercaderes Cereroles —originario de Barcelona—, que, durante el siglo XVI y por espacio de varias generaciones, ejercerían importantes cargos políticos municipales. Las fuentes también destacan la presencia de poderosas familias locales ****oconversas que formarían parte de este grupo de plebeyos.

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Portada del catálogo de libros prohibidos por la Inquisición (1559) / Fuente: Universidad de Sevilla

¿Quién más gobernaba en Sevilla en aquel momento?​

Pero la Sevilla de mediados del siglo XVI era, también, un importantísimo foco de poder del aparato de estado hispánico. La Casa de Contratación, el monopolio real de intercambio de recursos entre la monarquía hispánica y sus colonias americanas, estaba en los Alcázares. Y la Inquisición, el temible aparato judicial y policial del estado hispánico creado para eliminar la disidencia al régimen, tenía su sede en el castillo de San Jorge (sobre el actual mercado de Triana). En el momento en el que se produce la caída de la red clandestina protestante de Sevilla, el inquisidor general de la monarquía hispánica era Fernando de Valdés, que era también arzobispo de Sevilla y presidente del Consejo de Castilla (el equivalente a presidente del gobierno de la Corona castellanoleonesa).

¿Cómo había penetrado el protestantismo en Sevilla?​

El profesor Antonio González Polvillo (Universidad de Sevilla) explica que, poco antes de la masacre de 1557, en la capital andaluza había dos focos activos que profesaban, clandestinamente, el luteranismo. El primero estaría sorprendentemente liderado por el religioso aragonés Juan Gil, canónigo magistral de la catedral de Sevilla y conocido popularmente con el nombre de Doctor Egidio. Este grupo estaría formado, también sorprendentemente, por personalidades muy relevantes de la clericatura católica sevillana, como Cipriano de Valera o Constantino Ponce de la Fuente. Pero, según el profesor González Polvillo, los primeros apóstoles del luteranismo en Sevilla fueron Egidio y un comerciante acomodado de la capital andaluza llamado Rodrigo de Valer.

Los ****oconversos y la introducción del protestantismo​

En todos estos casos, el profesor González Polvillo ve una base ideológica erasmista (una doctrina filosófica formulada, poco antes, por Erasmo de Róterdam, que proponía el retorno a un cristianismo más espiritual). Y ve, también, a uno más que a probable origen ****oconverso, de ideología apocalíptica y de carácter mesiánico y profético que los conducía hacia el luteranismo. Con la profesión del culto luterano buscaban la conciliación entre la vieja y perseguida confesión mosaica, abandonada por sus antepasados (1492) pero lo cual continuaba latente, de una manera o de otra, en su tradición, y la nueva, oficial y rampante confesión de estado cristiana en la que habían sido educadas las dos o tres primeras generaciones del mundo ****oconverso (siglo XVI).

Los jerónimos "protestantes"​

El segundo foco de difusión clandestina irradiaba desde el monasterio jerónimo de San Isidoro del Campo, junto a las ruinas de la ciudad romana abandonada de Itálica (popularmente Sevilla la Vieja). Este segundo foco estaba liderado por el abad García Arias Blanco, que la documentación inquisitorial cataloga como "de generación de alubio*s" (descendiente de ****oconversos) y que, según el profesor Jonatan Orozco (Universidad Pablo de Olavide), habría sido el creador de un conventículo (una comunidad confesional clandestina) en aquel monasterio, que se desarrollaba en un ambiente totalmente alejado de la ortodoxia católica (se rechazaban el culto a las imágenes, los rezos repetitivos y la ritualización de algunos sacramentos sin fundamento bíblico).

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Retrato de Fernando Valdés (circa 1560) / Fuente: Hermandad de los neցros de Sevilla

¿Quién constituía la feligresía clandestina luterana?​

El profesor Orozco pone el foco sobre el monasterio jerónimo como el espacio donde se oficiaba la liturgia luterana: "durante la reuniones de estos grupúsculos en el interior del convento (San Isidoro del Campo) solía hacer especial énfasis (el abad Arias) en el libro de los Proverbios, en el que creía encontrar un verdadero conocimiento de Dios". Pero, contando a sus acólitos (los religiosos del monasterio que habría "convertido" al luteranismo), ¿quién más podía formar parte de aquella feligresía clandestina? Pues, la investigación historiográfica ha revelado que la feligresía de aquel conventículo estaría formada, exclusivamente, por miembros de las oligarquías locales (nobleza y, sobre todo, grandes mercaderes)... ¡que ostentaban el poder político municipal!

¿Quién delató a Julianillo?​

Los profesores Jaume Moll (Universidad Complutense) y Natalia Maillard (Universidad de Sevilla) explican que, antes de la detención de Julianillo, en las imprentas locales Cromberger, Robertis o Zapata (estos últimos, ****oconversos), se habían editado obras que la Inquisición había catalogado como heréticas y prohibidas. Los impresores locales eran vigilados por la Inquisición, pero las intercepciones de libros prohibidos sueltos no cesaban. Y eso se debía a Julianillo, un impresor muy conocido en su entorno gremial, que se entregaba a la introducción clandestina de libros prohibidos, ocultos en toneles de vino. No se ha podido demostrar, pero resulta plausible pensar que sus propios compañeros del gremio, aterrados por la cacería inquisitorial, lo habrían podido delatar.

Ver archivo adjunto 2202457

Castillo de San Jorge, Triana, sede de la Inquisición hispánica (siglo XVI) / Fuente: Universidad de Sevilla

¿Qué ocurrió después de la detención de Julianillo?​

La detención y tortura de Julianillo provocó el despliegue de una gran operación represiva. Los oficiales de la Inquisición asaltaron el monasterio jerónimo de San Isidoro del Campo, pero todo apunta a que alguien, previamente, habría dado la voz de alarma. ¿Algún miembro de la red clandestina, bien posicionado políticamente, que conoció de inmediato la "caída" de Julianillo? ¿Algún elemento de la jerarquía eclesiástica, bien relacionado con la Inquisición, que quería impedir una masacre de religiosos? No lo sabemos. Pero sí sabemos que pudieron escapar el prior, el procurador y ocho frailes del convento. Y que, en cambio, fueron detenidos, torturados y "penitenciados" (sentenciados a fin y quemados vivos), trece miembros del monasterio.


¿Qué más ocurrió después de la detención de Julianillo?​

La operación represiva contra la comunidad clandestina protestante fue el pretexto perfecto para romper el equilibrio de poder que había presidido la vida política de Sevilla "caput mundi" desde finales del siglo XV. Fernando de Valdés, inquisidor mayor de la monarquía hispánica y arzobispo de Sevilla, sometió a las clases mercantiles de la ciudad a una presión brutal, que desembocaría en una silenciosa tras*ferencia de poder. Por ejemplo, las estirpes de origen catalán Ferrer, Planes, Desclergue, Forcadell, Fonoll, Ràfols, Pedralbes, Tries, Círia, Jorba, Morell, Torregrossa, Aymerich, Cereroles, Ros, Font, Miquel, Jové, Robert, Codina, Vendrell o Sadurní, desaparecen, repentinamente, de la vida económica y política de Sevilla.

Ver archivo adjunto 2202458

Grabado del Monasterio de San Isidoro del Campo (siglo XVIII) / Fuente: Junta de Andalucía

La Inquisición y la prohibición del catalán​

No conocemos en profundidad el destino de aquel exilio "catalán", aunque algunas investigaciones afirman que se habría dirigido a Inglaterra. Pero sí sabemos que, concluida la extirpación del luteranismo en Sevilla (1560), Valdés decretó la prohibición de utilizar el catalán en cualquier ámbito inquisitorial. Aquel decreto decía que "en los negocios de la fe, todo se proceda en lengua castellana (...) y que no se escriban los procesos en lengua catalana". Un siglo y medio antes de la Nueva Planta borbónica (1717), la Inquisición se convertía en la primera institución de la monarquía hispánica en prohibir el catalán. Y lo decretaba, reveladoramente, después del exterminio físico de la comunidad protestante local. ¿O habría que decir ****oconversa y disidente del régimen?



La ficción histórica de las tres menos cuarto pasa puntual.

!!CIRCULEN!!
 
Conozco una familia protestante catalana. En Occitania hubo un buen puñado en esa época, los famosos hugonotes, así que no es raro que en Cataluña también, y también de Occitania salieron, siglos antes, los cátaros. De alguna forma, es una zona propensa a desviarse de los dictados de Roma y ello pudo haber sido su condena a nivel étnico-nacional, más si se ve que, a diferencia de las zonas protestantes del norte, se trata de una zona rodeada por otras fervientemente católicas, como Neustria o Castilla.
Creo que Carod-Rovira escribió un libro sobre el tema.
Según él básicamente fracasó porque el protentantismo no es muy meditarráneo que digamos.
Además si Cataluña llega a ser protestante no habríamos sobrevivido a Francia...
 
Ahí estuvieron finos los gobernantes, cortando el problema del protestantismo de raíz. Si se hubieran seguido expandiendo hubiera habido una guerra religiosa como la que sucedió en Francia o Alemania. Unos antepasados míos que eran tintoreros del sur de Francia emigraron a España en esa época por las continuas calamidades, matanzas y destrucciones.
 
Ahí estuvieron finos los gobernantes, cortando el problema del protestantismo de raíz. Si se hubieran seguido expandiendo hubiera habido una guerra religiosa como la que sucedió en Francia o Alemania. Unos antepasados míos que eran tintoreros del sur de Francia emigraron a España en esa época por las continuas calamidades, matanzas y destrucciones.
las guerras hacen progresar a las sociedades.
 
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