sesso libre y salvaje en la antigua Roma

Shanchito

Himbersor
Desde
21 Abr 2014
Mensajes
2.430
Reputación
5.387
Para combatirlo, la Iglesia creó el Día de San Valentín

sesso libre y salvaje en la antigua Roma



En la antigua Roma, existía la costumbre de honrar a la diosa Juno Februata introduciendo los nombres de las jóvenes de la ciudad en una caja. Cada uno de ellos era extraído por un chico y la pareja resultante quedaba unida sexualmente durante la fiesta.

MANUEL P. VILLATORO

16 de febrero de 2017

sesso libre y salvaje en la antigua Roma - El Manifiesto

No hay gran cosa que comentar ante un artículo como el que publicamos: sólo admirar, emocionarse… y estremecerse de nostalgia por todo lo que un día les fue arrebatado a los hombres (y a las mujeres, como añadiría un cursi). Sí, ya lo sé, ni tiene sentido ni es oportuno hoy, mirando al presente, combatir una religión que ya es suficientemente combatida por los materialistas rampantes que, también desde el propio cristianismo (pregúntenselo, si no, al papa Paco), combaten todo aliento grande y sagrado. Sí, es cierto, el combate no pasa ya por ahí. Como he dicho otras veces: entre el zafio materialista que cree en la omnipotencia de la materia y el creyente que cree en la omnipotencia del Dios procedente de otro mundo, no cabe duda: este último es ciertamente preferible al primero.
Ahora bien, mirando al pasado, contemplando, por ejemplo, los rituales orgiásticos de los que aquí se habla, pensando en todo lo que facilitaba y posibilitaba el culto de nuestros antiguos dioses —ésos que, resucitados durante el Renacimiento, impregnaron nuestro arte y nuestra literatura hasta bien entrada la modernidad—, no cabe duda tampoco. Se impone la pregunta: ¿cómo se puede no ser pagano?

J. R. P.


Ni amor, ni pequeños angelitos capaces de volar y de lanzar flechas para entrelazar el destino de dos tortolitos. El origen del Día de San Valentín poco tiene que ver con lo que, a día de hoy, se celebra el 14 de febrero. Por el contrario, esta fiesta en honor a los enamorados se basa en las Lupercales, un festival de depravación y sesso salvaje que se llevaba a cabo en la antigua Roma con varios objetivos. Entre ellos, lograr que los jóvenes se iniciaran en la sexualidad y perdieran el miedo a mantener relaciones entre sí. La celebración era tan bárbara [¿?] e imposible de erradicar que la Iglesia se vio obligada a sustituirla por el actual día de los enamorados en el siglo V.
Con todo, esta es solo una de las teorías existentes sobre el origen de San Valentín. Algunas fuentes creen que también se basa en otra fiesta pagana que se quería «cristianizar»: la que se hacía en honor de Juno Februata. El autor John M. Flader afirma en su obra Tiempos de preguntar. 150 cuestiones sobre la fe católica que, en la antigua Roma, existía la costumbre de honrar a esta deidad introduciendo los nombres de las jóvenes de la ciudad en una caja. Cada uno de ellos era extraído por un chico y la pareja resultante quedaba unida sexualmente durante la fiesta. Nuevamente, lo pecaminoso de la celebración hizo que fuera modificada. «Al final, se sustituyeron los nombres de las chicas por los de los santos», afirma el autor.

La fiesta de las Lupercales

Las Lupercales, según la mayoría de los expertos, eran unas fiestas celebradas en la Antigua Roma que incluían varios ritos para que los adolescentes se iniciaran en las relaciones sensuales. Con todo, y según explica el autor Jean-Noël Robert en su obra Eros romano: sesso y jovenlandesal en la antigua Roma, el origen de esta celebración ya se consideraba entonces mitológico. «Se trataba de una de las ceremonias más arcaicas, ya que numerosos especialistas coinciden en decir que se remontaba a los tiempos del caos, mucho antes de la fundación de Roma, en la que sin duda se hacían sacrificios humanos», señala.

Oficialmente, la fiesta se celebraba en la misma gruta (la Lupercal) en la que se creía que una loba había amamantado a los fundadores de Roma (Rómulo y Remo) después de que estos hubieran sido abandonados en el río por su familia.

El escritor Carlos Goñi relata en Una de romanos: un paseo por la historia de Roma este curioso episodio: «Marte, el flagrante dios de la guerra, amó en secreto a [una joven], quien concibió dos mellizos. Cuando nacieron, [el tío de la chica, Atulio] introdujo a los pequeños en una cesta y los expulsó al Tíber, convencido de que morirían. Sin embargo, la cesta vino a parar a un remanso del río. Los niños empezaron a llorar y la loba los descubrió. El animal los amamantó en una gruta al sur del Palatino, llamada Lupercal».
Desde aquella gruta se iniciaban las Lupercales de manos de un sacerdote. Éste era el encargado en primer lugar de sacrificar un carnero en honor a Fauno (el dios de la naturaleza). Lo hacía con el mismo cuchillo con el que, posteriormente, embadurnaba la cara de dos lupercos o luperci (los jóvenes que debían pasar por aquel ritual).

«Después secaba los restos de sangre con vellón de lana mojado en leche; en este punto los dos muchachos debían prorrumpir en risas», explica el autor de Eros romano. ¿Por qué esta reacción? Al parecer, porque de esta forma emulaban la victoria de la vida sobre la fin. La «resurrección» por la que, en definitiva, habían pasado los fundadores de la ciudad tras verse abandonados y haber sido recogidos por el animal.

Una vez que habían sido ungidos por el sacerdote, estos dos jóvenes (que casi siempre iban desnudos, o ataviados únicamente con taparrabos fabricados con la piel de los animales sacrificados) salían de la gruta. El ritual no acababa en este punto, sino que iniciaban una carrera desquiciada a través de Roma por un itinerario previamente planeado. Un trayecto que llevaban a cabo mientras proferían obscenidades. Mientras corrían, los lupercos iban dando latigazos —con una correa fabricada también con los restos del carnero— a todo aquel que, voluntariamente, se ubicaba frente a ellos.

El principal objetivo eran, no obstante, las mujeres en edad de ser madres. «La opinión en que estaban las mujeres era que estos latigazos contribuían a su fecundidad, o a su feliz libertad», se explica en el diccionario universal de mitología. Las chicas, de hecho, consideraban todo un honor que los lupercos les diesen un correazo, pues era una forma de que los dioses les asegurasen un retoño. Los hombres zurrados, por el contrario, entendían que aquellos golpes les purificaban y les permitían entrar «limpios» en el nuevo año (que comenzaba entonces en marzo). Es decir, que llevarse una marca a casa era símbolo de buena suerte.

A pesar de todo, los autores le atribuyen varios significados a esta fiesta. Robert señala, por ejemplo, que mediante aquella carrera la «ciudad revivía sus primeros momentos, aquellos en que había pasado de la barbarie y el caos a la civilización, a una nueva vida». Otros tantos son partidarios, por el contrario, de que la ceremonia era principalmente un rito de iniciación entre los más jóvenes. El autor Pierre Jacomet es uno de ellos. El escritor afirma en una de sus obras que aquéllas eran «ceremonias destinadas a alejar el miedo a la sexualidad, el temor de ser incapaz, el terror a no poder cumplir con el ritual de la fertilidad, que es la cópula, a perder la calidad de ciudadano del mundo».

¿Qué sucedía después de la carrera? Las teorías son varias. Algunos autores como Jon Juaristi explican en El bosque originario que las Lupercales podrían incluir «ritos orgiásticos como la prespitación propiciatoria de las pastoras». Robert, por su parte, añade que ese día también se celebraban otros tantos rituales como «el sacrificio de un perro», una invocación a Juno, o un banquete».

La confusión con Juno Februata

Pero San Valentín no solo podría tener su origen en las Lupercales. Como ya se ha señalado anteriormente, también sería posible que se basara en la fiesta que los romanos celebraban en honor de Juno Februata (la diosa de las purificaciones, según se explica en Panlexico, vocabulario de la fabula). No obstante, existe cierta controversia en torno a esta festividad. Algunos autores afirman que era una celebración situada el día 14, mientras que otros la ubican el 15 y, algunos más, llegan a señalar que se celebraba entre el 13 y el 15.

La controversia en torno a esta ella es total. Determinados historiadores señalan que realmente se correspondían con las februales, unas celebraciones que duraban casi medio mes y que se llevaban a cabo en febrero. Las mismas en las que se detenía el culto al resto de divinidades (pues sus templos se cerraban) y, curiosamente, los matrimonios estaban prohibidos.

Las teorías sobre cómo se celebraban las fiestas en honor de Juno Februata son también varias. Algunos autores afirman que en ellas se llevaban a cabo sacrificios mientras los presentes portaban antorchas. Otros escritores como Flaver son partidarios de que, en base a las fuentes clásicas, se festejaban de una forma mucho más romántica: «Existía la antigua costumbre de que el 15 de febrero los chicos escribieran los nombres de las chicas en honor de la diosa Juno Februata».

También se cree que, posteriormente, las «papeletas» (por así llamarlas) eran guardadas en una caja y cada joven extraía una. Esa sería su pareja sensual, y con ella llevaría a cabo sus fantasías más perversas. «Para cristianizar dicha costumbre, se sustituyeron los nombres de las chicas por los de los santos», completa el experto. El historiador del siglo XVIII Alban Butler es en quien se basa principalmente este experto, el cual es secundado por otros posteriores como Jack Oruch.

Cristianización

La brutalidad de las Lupercales, así como la necesidad de cristianizar la fiesta ante la imposibilidad de que la olvidasen los ciudadanos, provocó que —allá por el siglo Vez— la Iglesia tomara cartas en el asunto. Así lo afirma el periodista e historiador Jesús Hernández (autor del blog ¡Es la guerra!) en su obra homónima: «La fiesta de San Valentín fue instaurada en el año 498 por el papa Gelasio I, probablemente en un intento de eliminar la efeméride pagana de las Lupercales, que se celebraban el 15 de febrero. Un festejo relacionado con el amor y la reproducción».

En palabras de este autor, se eligió sustituirla por San Valentín en base a que este religioso desafió a Roma en el siglo III en nombre del amor. Por entonces, el emperador romano Claudio II Gótico (214-270 d.C.) consideraba que «los soldados que estaban casados pecaban de conservadores en el campo de batalla, en unos momentos en los que las fronteras se veían acosadas por alamanes y vándalos».

El político, que de orate no tenía un pelo, decidió que lo mejor para que sus legionarios se dejasen la vida y derrochasen valor en el frente era prohibirles contraer matrimonio. Si nadie les esperaba en su hogar, no tendrían reparos en batirse a pilum y gladius.

«San Valentín era entonces el obispo de la ciudad de Iteramna (hoy Terni, en Italia), y se avenía a celebrar en secreto las bodas de aquellos soldados que no querían cumplir esa orden del emperador», añade Hernández.

Como era de esperar, al ser descubierto fue apresado por el emperador, quien le decapitó el 14 de febrero del año 269. «Se cree que fue enterrado en la Vía Flaminia, a las afueras de Roma, lo que hizo que durante la Edad Media la Puerta Flamina fuese conocida como Puerta de San Valentín», completa el historiador y periodista. En todo caso, las dudas sobre la veracidad sobre la biografía del santo hizo que la Iglesia Católica eliminara esta festividad del calendario en el año 1969.
 
Por entonces, el emperador romano Claudio II Gótico (214-270 d.C.) consideraba que «los soldados que estaban casados pecaban de conservadores en el campo de batalla, en unos momentos en los que las fronteras se veían acosadas por alamanes y vándalos».

El político, que de orate no tenía un pelo, decidió que lo mejor para que sus legionarios se dejasen la vida y derrochasen valor en el frente era prohibirles contraer matrimonio. Si nadie les esperaba en su hogar, no tendrían reparos en batirse a pilum y gladius.

Que yo sepa, desde que Cayo Mario profesionalizó el ejercito, los legionarios lo tenían prohibido.

No solo por lo apuntado, sino porque merecía la pena arriesgarse: una vez vencida una tribu (los hombres, claro), todo lo que había (mujeres, comida, tierras, joyas, etc) quedaban a mano, y eso para alguien perteneciente al lumpen romano, era preferible a morirse de ardor de estomago en Roma, o peor aún, en el campo. Tenían la oportunidad de "conocer" profundamente a mujeres de distintos sitios, y gratis :D

Además, en aquellos tiempos las legiones era una máquina de picar carne. No estoy por mirarlo, pero seguramente murieron más hombres en las multiples guerras civiles que luchando contra foraneos.
 
Durante varios siglos los legionarios en la epoca del Imperio, tuvieron prohibido casarse. Pero muchos tenían una amante, por lo que, como de hecho muchísimos tenían una esposa, no creo que el ser solteros a efectos legales hiciera que fuesen más valientes en el combate.
 
Nunca me he creido estas cosas. Que nacen más bien de la mente calenturienta y lasciva de muchos eruditos con cierta vocación de viejo verde.

¿En que me baso? Puro sentido común.

Durante toda la antigüedad, el valor de la mujer como tal era escaso. No valía para la caza, aún menos para la guerra. En las tareas agricolas se le reservaban siempre las menos duras, tambien las menos rentables. Tejían e hilaban podían ser buenas artesanas pero su valor económico para la "empresa familiar" siempre sería menor que el de un varón.
De ahí la costumbre de la dote. Entre otras.

En suma durante toda la infancia y adolescencia criar a una mujer era un "derroche" un lujazo, que luego se vería recompensado al llegar a la edad fértil y convertirse dicha inversión en una hembra reproductora y deseable.

El mayor valor pues que atesoraba una mujer era justamente ese. Su valor sensual por llamarlo de algún modo. Un buen casamiento y una buena alianza con una familia poderosa.
Una doncella virgen y saludable, de buena familia, era un bien de muy alto valor adquirido. No tiene ninguna lógica que un padre regalase dicho bien por las buenas a cualquier desconocido, toda su inversión, por amor al arte.

Por eso este tipo de fiestas se sacralizaban. O bien la recompensa era "intangible" o bien se tras*formaba en una especie de tributo o sacrificio.

Y aún así me inclino a pensar que se "contrataban" profesionales del sesso para tales eventos o las participantes eran en su mayoría mujeres de baja o muy baja condición social. Cuya posible virtud ya de por sí tenía muy poco "valor de mercado". ;)
 
La jovenlandesal en la Roma pagana era completamente diferente a la jovenlandesal sensual cristiana.
No consideraban inmorales las relaciones sensuales de los hombres solteros. El concubinato era un matrimonio de segunda categoría. La gaysidad no estaba mal vista en los hombres con la condición de que no les dieran por detrás. La prespitación femenina estaba mal vista pero entre las mujeres pobres era algo muy frecuente y estaba tolerada. Algo parecido a lo que ocurre ahora en la mayoría de los países.
Existía el divorcio, que en la clase alta llegó a ser muy frecuente. Estaba mal visto que las ciudadanas solteras hicieran el amor antes del matrimonio, pero la costumbre es que ellas se casaran pronto. Así era más probable que fuesen vírgenes y tenían muchos años de fertilidad por delante.
 
La jovenlandesal en la Roma pagana era completamente diferente a la jovenlandesal sensual cristiana.
No consideraban inmorales las relaciones sensuales de los hombres solteros. El concubinato era un matrimonio de segunda categoría. La gaysidad no estaba mal vista en los hombres con la condición de que no les dieran por detrás. La prespitación femenina estaba mal vista pero entre las mujeres pobres era algo muy frecuente y estaba tolerada. Algo parecido a lo que ocurre ahora en la mayoría de los países.
Existía el divorcio, que en la clase alta llegó a ser muy frecuente. Estaba mal visto que las ciudadanas solteras hicieran el amor antes del matrimonio, pero la costumbre es que ellas se casaran pronto. Así era más probable que fuesen vírgenes y tenían muchos años de fertilidad por delante.

NO, eso es un mito.

Que pillasen a una vestal tonteando con alguien.

La jovenlandesal sensual en occidente siempre ha sido muy similar. Posiblemente heredada de los pueblos indoeuropeos. Riete tú de los jovenlandeses si te pones a analizar como trataban los democratas y admirados atenieneses a sus mujeres... ;)

Lo que pasa es que la izquierda nos ha vendido un cristianismo fanático y puritano que ha sido siempre una excepción y no la regla. La misma edad media que siempre nos han vendido como una especie de procesión de frailes o monjas ininterrumpida era bastante impúdica en muchas costumbres y no conozco ningún caso de mujer lapidada por adulterio, por ejemplo...
Más bien lo contrario, incluso se hacían canciones groseras y jocosas burlandose de los maridos cornudos. Algo impensable por ejemplo en buena parte del Islam o el judaismo.

Estais colonizados por la sarama progre anticlerical. Y lo veis todo con esas anteojeras.

El cristianismo no hubiese arraigado con la fuerza que lo hizo en la sociedad romana o griega si no hubiese contado con que buena parte de su doctrina ya era común a costumbres muy extendidas. Por ejemplo la misma virginidad femenina y la castidad de las mujeres, como digo algo sobradamente valorado y extendido en todas las culturas antiguas. Griegos, más aún entre los persas y no digamos entre judíos o semitas.

Vivís de estereotipos actuales interesados. ;)

---------- Post added 12-mar-2017 at 18:34 ----------

Y añado ¿Sabeis con lo que si acabó de forma radical el cristianismo? Pero radical....

Por ejemplo con una costumbre extendidísima en toda la antigüedad y que hoy tampoco nadie toleraría, el infanticidio sistemático o los sacrificios humanos. A partir del cristianismo desaparece en toda Europa y diría casi occidente. Menos en el norte quizás, entre barbaros y vikingos se conocen bastantes casos creo recordar.

Pero claro eso nadie lo recuerda... ;)
 
Volver