Sergio Ramos se hace más millonario con Los Berrocales

El Pionero

Alcalde y presidente de Fútbol Paco premium
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El pasado martes la Selección española se dejaba sobre el césped del Education City, de Qatar, sus aspiraciones de ganar el Mundial. A miles de kilómetros de allí, en su casa de La jovenlandesaleja (Madrid), Sergio Ramos se mordía las uñas animando al equipo nacional que se jugaba la clasificación desde la tanda de penaltis. Un cara o cruz que ya vivió en la Eurocopa 2012 cuando convirtió el penalti definitivo que daba el pase a semifinales tirando a lo Panenka. En este caso fue su compañero Achraf Hakimi quien marcó a lo Panenka para jovenlandia dedicándoselo a Sergio Ramos, su compañero del PSG. El jugador no pierde las esperanzas de volver a la Selección, aunque es consciente de que su edad es un hándicap. El fútbol sigue siendo su vida, aunque ésta no se reduce exclusivamente a él.

Paralelamente a su carrera como deportista, Ramos ha sabido invertir en empresas de distinto tipo la fortuna acumulada en sus años sobre el césped. Arte moderno, caballos, aviones y ladrillo son algunas vetas de negocio que ha explorado en este tiempo. Una de ellas, relacionada con la promoción inmobiliaria, le acaba de dar una alegría. Se trata de Desarrollos Inmobiliarios Los Berrocales SA, el proyecto urbanístico para urbanizar el sureste de la capital, que acaba de presentar cuentas, confirmando una buena noticia para el jugador después de años de pérdidas.

La idea del megaproyecto urbanístico de Los Berrocales podría parecer a simple vista un pelotazo urbanístico fallido. Una de tantas inversiones en ladrillo que tienen como resultado un agujero de millones de euros. Para entenderlo hay que remontarse al año 2015 con los inicios de la operación urbanística más ambiciosa de los últimos tiempos en la capital. Para gestionar tamaño proyecto Ramos creó la sociedad Desarrollos Inmobiliarios Los Berrocales SA. La idea era tan brillante como arriesgada: comprar una de las mayores bolsas de suelo a 12 kilómetros al sureste de Madrid, con la intención de proyectar la construcción de 100.000 viviendas.

La macro operación se gestaría en una zona de plena expansión madrileña, lindante con los municipios de Rivas, Vicálvaro y San Fernando. La idea de Ramos era seguir el ejemplo de otros barrios al norte de la capital, como Sanchinarro y Valdebebas, y el ensanche de Vallecas, al sur. En esas zonas la revalorización de las viviendas había alcanzado un 30 por ciento augurando pingües beneficios. Sin embargo, lo que se presumía un negocio redondo resultó un fiasco. La promotora chocó de frente con el gobierno de Manuela Carmena, que bloqueó desde el primer momento el proyecto aprobado en su día por el PP. La permanencia de la alcaldesa frenó en seco el proceso, que quedó en vía muerta durante casi cuatro años, hasta que el nuevo ejecutivo de Martínez-Almeida puso fin a esta situación e inició la reparcelación de la zona.

La sangría económica durante estos años fue demoledora para Sergio Ramos y sus socios, que dieron varias veces por perdido el proyecto y su inversión millonaria en el mismo.

Euforia, tras el bajón

Como muestra un dato: Ramos invirtió 34 millones de euros, entre los años 2015 y 2018. Aparte, el central firmó un crédito con el fondo Blackstone que tuvo que cancelar en 2020 con una dación en pago. Sus socios no salieron mejor parados. La cadena de supermercados Eroski, con un 49 por ciento, y el padre de Ramos, José María Ramos (1,01 por ciento) completaban el entramado empresarial junto al propio Sergio, que mantenía el 49 por ciento de las acciones de la sociedad.

En mayo de 2022, Ramos dio un paso atrás cediendo protagonismo a sus socios de Eroski que pasaron a convertirse en el socio referencia de la empresa, aumentando su participación en el capital de la misma hasta el 60 por ciento. Ramos se quedaba entonces con el 39,22 por ciento, mientras su padre reducía su participación hasta el 0,78. Un cambio de actitud que se interpretó como un intento de recuperarse de las pérdidas millonarias que venía acumulando la sociedad año tras año (20 millones en 2020; 4,5 millones en 2019 y 5,3 millones en 2018). Las circunstancias parecen haber cambiado y el jugador está a punto de ver cómo su proyecto urbanístico es, por fin, rentable siete años después. El balance de 2021, recién presentado por la sociedad en el Registro Mercantil, así lo atestigua. Al cierre del último ejercicio la sociedad cerró sus cuentas a punto de dar dar beneficios, declarando una pérdida mínima de 4.156 euros, nada que ver con los números gente de izquierdas millonarios de los últimos años. La sociedad, que preside José María Ramos Reina, padre de Ramos, además cuenta con unos activos de 9,3 millones de euros y un capital social de 1,1 millones de euros, que auguran un futuro viable. Además del ladrillo, Ramos sigue apostando por el mundo del arte contemporáneo y del caballo. SR4 es el nombre de su yeguada con sede en Bollullos de la Mitación, Sevilla, donde cuenta con 40 equinos de pura raza. Igualmente, posee una empresa para poder gestionar su jet privado, un Cessna Citattion 560, valorado en dos millones de euros y que alquila a 2.500 euros la hora, como hacen la mayoría de los dueños de este tipo de aeronaves. Mil y un negocios que hacen más que viable un retiro dorado.

 
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