Cirujano de hierro
Será en Octubre
La demanda está relacionada con el lanzamiento de toneladas de bombas de uranio "empobrecido" ¿De cuántos crímenes podría ser acusado el palanganero sociata de Javier Solana, ex secretario general de la banda terrorista?
Hace 25 años la Guerra de Yugoslavia puso de manifiesto la absoluta degradación jovenlandesal, política y social del imperialismo, que es tanto como decir, de los gobiernos, los parlamentarios, los periodistas, las ONG... No se salvó nadie; todos hicieron causa común con la agresión y el despedazamiento de un país.
Una vez destruida Yugoeslavia, le tocó el turno al único pedazo que se oponía a los planes de la OTAN, Serbia, que fue castigado con el lanzamiento de bombas de uranio contra la población civil. Las consecuencias de la radiación aún se dejan sentir sobre la población serbia.
Ahora Serbia ha anunciado que llevará a los tribunales a los países de la OTAN por su agresión de 1999. La iniciativa la ha tomado la Academia Serbia y un equipo internacional de juristas se prepara para interponer denuncias ante todos y cada uno de los países implicados en aquel crimen, especialmente Estados Unidos y Reino Unido.
Uno de los abogados que trabaja en el equipo, Srdjan Aleksic, asegura que la OTAN lanzó 15 toneladas de bombas radiactivas que hoy siguen afectando a la salud de 33.000 personas. Se trata de una violación flagrante del derecho internacional, tanto por el uso de munición radiactiva, como por la agresión indiscrimidada contra la población civil.
En un informe publicado en 2000, la OTAN reconoció el empleo de armamento de uranio, siendo Serbia, junto con Irak, el único país en ser bombardeado por este tipo de munición desde Hiroshima y Nagasaki en 1945.
Entonces no había internet y con el tras*curso del tiempo es reconfortante encontrar a periodistas, como Jacques Merlino, que estuvo sobre el terreno como corresponsal de France 2 y no mantuvo la boca cerrada, a pesar de la obsesiva propagadanda imperialista. Después de una larga investigación publicó un libro en 1993 titulado “Las verdades yugoeslavas no son todas buenas de contar”.
Tras la pista de las mentiras, Merlino acabó en Estados Unidos, donde se encontró con James Harff, director de una agencia de publicidad, Ruder Finn Globar Public Affairs, que trabajaba a sueldo de Croacia, Bosnia y los kosovares en la propagación de embustes de todos los colores para consumo de la prensa internacional, de los parlamentarios, los partidos políticos, las ONG humanitarias...
Harff le recordó a Merlino algo que es básico el arte de la manipulación: “Nosotros sabemos que la primera afirmación es la que cuenta; los desmentidos no tienen ninguna eficacia”.
Con grandes dosis de cinismo, aquel embaucador profesional le confesó a Merlino uno de sus golpes maestros: lograr que los judíos estadounidenses, en principio opuestos a croatas y bosnios y kosovares, por su pasado nancy y yihadista, cambiaran de bando.
Otro de los fraudes destapados por Merlino son las comisiones “de investigación” enviadas por la ONU y la Unión Europea, especialmente la llamada Comisión Warburton, cuya estancia en el teatro de operaciones se limitó a una estancia de dos dias en Zagreb y otro más al este de la Krajina. Allá oyeron contar los rumores que corrían según los cuales 20.000 mujeres fiel a la religión del amoras habían sido forzadas por los serbios, aunque ellos sólo escucharon a tres testigos presenciales.
A la prensa “prestigiosa” las 20.000 violaciones le parecieron pocas, y empezaron a inflar las cifras: 50.000 para unos, 60.000 para otros... Lo que nadie enumeró fueron las pruebas: cero.
¿Conoce Usted el libro de Merlino?, ¿le han hablado de él?, ¿sabe si está traducido?, ¿está en alguna biblioteca cercana?, ¿le interesa leerlo o se conforma con lo que le contó la prensa “prestigiosa”, como “El País”?
Movimiento Político de Resistencia: Serbia demandará a los países de la OTAN por el lanzamiento de bombas de uranio
Hace 25 años la Guerra de Yugoslavia puso de manifiesto la absoluta degradación jovenlandesal, política y social del imperialismo, que es tanto como decir, de los gobiernos, los parlamentarios, los periodistas, las ONG... No se salvó nadie; todos hicieron causa común con la agresión y el despedazamiento de un país.
Una vez destruida Yugoeslavia, le tocó el turno al único pedazo que se oponía a los planes de la OTAN, Serbia, que fue castigado con el lanzamiento de bombas de uranio contra la población civil. Las consecuencias de la radiación aún se dejan sentir sobre la población serbia.
Ahora Serbia ha anunciado que llevará a los tribunales a los países de la OTAN por su agresión de 1999. La iniciativa la ha tomado la Academia Serbia y un equipo internacional de juristas se prepara para interponer denuncias ante todos y cada uno de los países implicados en aquel crimen, especialmente Estados Unidos y Reino Unido.
Uno de los abogados que trabaja en el equipo, Srdjan Aleksic, asegura que la OTAN lanzó 15 toneladas de bombas radiactivas que hoy siguen afectando a la salud de 33.000 personas. Se trata de una violación flagrante del derecho internacional, tanto por el uso de munición radiactiva, como por la agresión indiscrimidada contra la población civil.
En un informe publicado en 2000, la OTAN reconoció el empleo de armamento de uranio, siendo Serbia, junto con Irak, el único país en ser bombardeado por este tipo de munición desde Hiroshima y Nagasaki en 1945.
Entonces no había internet y con el tras*curso del tiempo es reconfortante encontrar a periodistas, como Jacques Merlino, que estuvo sobre el terreno como corresponsal de France 2 y no mantuvo la boca cerrada, a pesar de la obsesiva propagadanda imperialista. Después de una larga investigación publicó un libro en 1993 titulado “Las verdades yugoeslavas no son todas buenas de contar”.
Tras la pista de las mentiras, Merlino acabó en Estados Unidos, donde se encontró con James Harff, director de una agencia de publicidad, Ruder Finn Globar Public Affairs, que trabajaba a sueldo de Croacia, Bosnia y los kosovares en la propagación de embustes de todos los colores para consumo de la prensa internacional, de los parlamentarios, los partidos políticos, las ONG humanitarias...
Harff le recordó a Merlino algo que es básico el arte de la manipulación: “Nosotros sabemos que la primera afirmación es la que cuenta; los desmentidos no tienen ninguna eficacia”.
Con grandes dosis de cinismo, aquel embaucador profesional le confesó a Merlino uno de sus golpes maestros: lograr que los judíos estadounidenses, en principio opuestos a croatas y bosnios y kosovares, por su pasado nancy y yihadista, cambiaran de bando.
Otro de los fraudes destapados por Merlino son las comisiones “de investigación” enviadas por la ONU y la Unión Europea, especialmente la llamada Comisión Warburton, cuya estancia en el teatro de operaciones se limitó a una estancia de dos dias en Zagreb y otro más al este de la Krajina. Allá oyeron contar los rumores que corrían según los cuales 20.000 mujeres fiel a la religión del amoras habían sido forzadas por los serbios, aunque ellos sólo escucharon a tres testigos presenciales.
A la prensa “prestigiosa” las 20.000 violaciones le parecieron pocas, y empezaron a inflar las cifras: 50.000 para unos, 60.000 para otros... Lo que nadie enumeró fueron las pruebas: cero.
¿Conoce Usted el libro de Merlino?, ¿le han hablado de él?, ¿sabe si está traducido?, ¿está en alguna biblioteca cercana?, ¿le interesa leerlo o se conforma con lo que le contó la prensa “prestigiosa”, como “El País”?
Movimiento Político de Resistencia: Serbia demandará a los países de la OTAN por el lanzamiento de bombas de uranio