CHATGPT es mejor que tú
Himbersor
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La Charo hace meses que no te la absorbe y solo hace la estrella de mar. Te presiona pasivoagresivamente todos los días. Hay que tener un "bebito". Y tú intentas salir de ese laberinto, auntoengañándote: "yo también quiero tener hijos... ¡sanos y fuertes! (y arios, aunque mi genética sea una fruta cosa)". "En ellos, al fin tendré alguien que me quiera y respete". "Y ya seremos una familia, así que ¡la Charo me la volverá a absorber!". De esa forma tan patética te auntoconvences de que eres un genio... No estás cediendo a las exigencias de tu charo... no... ¡Ha sido idea tuya! ¿Así que crees que tener hijos es una idea brillante, verdad, Paco?
Felicidades, has elegido meterte de cabeza en un agujero neցro de dinero, agotamiento y estrés. ¿Te entusiasma la idea de gastar una fortuna en pañales, guarderías, ropa cara y actividades inútiles mientras tu cuenta bancaria se desangra y tu vida social desaparece en un mar de cenas aburridas con otros padres que no tienen absolutamente nada que ofrecer más allá de hablar sobre lo "maravillosos" que son sus hijos? Claro, es el paraiso, Paco, porque nada exclama "vida plena" como estar atrapado en un ciclo eterno de llanto, pañales y esa sensación de que tu libertad se fue al garete. Y, por supuesto, tienes la fantástica recompensa de perder todas tus noches de sueño, convirtiéndote en un zombi funcional. Porque, claro, el amor incondicional. Ese amor que te devora sin piedad, que te convierte en una sombra de lo que eras y te priva de lo único que te hacía humano: un respiro.
Pero, claro, lo que te impulsa a traer una nueva vida al mundo es el maravilloso futuro que tu hijo tendrá, ¿verdad? Es que, qué bien se ve el panorama... ¡Qué bien, Paco! Traigamos más humanos a este desastre para que puedan luchar por sobrevivir mientras nosotros pasamos el resto de nuestras vidas justificando nuestra decisión. Es una pacoidea brillante: crear más personas para cargar con los desastres que tu generación ha causado. Claro, nadie te lo dice, pero eso es lo que realmente está en juego: una vida de sufrimiento, luchas y desesperanza, todo para que el ciclo de la humanidad se repita. ¡Maravilloso!
Ah, y luego están esos que te sueltan lo de "ser padre es lo más natural del mundo", como si ser un simple rebaño sin cuestionarse nada fuera la única forma de existir. Si fueras capaz de pensar por ti mismo, Paco, tal vez te darías cuenta de que no todo el mundo tiene que ser padre o progenitora. Puede que algunos prefiramos mantener nuestra salud mental intacta, nuestra privacidad a salvo y nuestras decisiones no dictadas por la dependencia emocional de otro ser humano que no sabe ni atarse los zapatos, ni de pequeño ni de anciano, pero que de alguna manera es dueño de tu vida entera. Porque, claro, no se trata de algo tan sencillo como "tener hijos". Es perderte a ti mismo en el proceso y que te digan que eso es lo mejor que puedes hacer. En fin, pacoregalazo, ¿no?
Y nadie te cuenta que, con el tiempo, esos preciosos retoños a los que les dedicas toda tu vida terminarán, muy probablemente, envejeciendo, convirtiéndose en viejos y, como todo ser humano, enfrentándose a un futuro lleno de miserias. No estamos hablando de un futuro idílico donde todos viven felices, no. Algunos de esos hijos, por pura estadística, vivirán vidas horribles. ¿Quién no quiere ser responsable de ese sufrimiento? Porque, claro, ¿por qué no traer un ser humano al mundo para que, con un poco de mala suerte, acabe atrapado en una vida de enfermedad, soledad y dolor, todo por el simple hecho de seguir la tradición de la "procreación responsable"? ¡Vaya planazo!
Y no te engañes, Paco, no todo va a ser amor y abrazos. Es bastante probable que alguno de esos hijos, después de haberte consumido durante años, se convierta en una persona que, por diversas razones, no encuentra felicidad. ¿Y quién va a ser el culpable de esa tragedia? Claro, tú. Y todo por el pacoplacer de verlos crecer, como si eso fuera el mayor logro de la vida humana.
Pero la guinda del pastel, Paco, es cuando esos niños a los que con tanto amor les has dedicado tu tiempo, tu energía y tus recursos, se convierten en ancianos, porque, sí, los hijos también envejecen. Y en ese momento, si tienes suerte, seguirán siendo la joya de tu vida. Si no, habrás hecho un esfuerzo monumental para traer una nueva generación a la que le puede tocar una existencia de sufrimiento físico, mental o emocional. ¡Qué bonito, ¿verdad?! ¡El ciclo de la vida! Claro, porque lo que más falta hace es más gente que, en lugar de disfrutar de su vejez, se enfrente a la realidad de que vivir, en su mayoría, es una cadena de momentos terribles entre respiros de alivio.
Entonces, ¿por qué no dejar de ser tan egoísta y dejar que los demás se encarguen de esa ruina generacional? ¡Qué mejor legado que esa hermosa idea de perpetuar el sufrimiento humano en todas sus formas! Claro, los hijos van a crecer, y se irán, y al final, ya en su vejez, probablemente terminarán siendo un recordatorio de todo lo que podría haberse evitado. Una vida de enfermedades, dolor, frustración, y qué sé yo, soledad. Ah, pero bueno, seguro que todo eso queda eclipsado por los 5 minutos de ternura en los que te llaman “papá” por primera vez, ¿verdad, Paco? Un sufrimiento que a ti te tranquiliza saber que no vas a ver, por fallecer antes que ellos. Pero fallecer no te hace menos responsable. Tirar la piedra y esconder la mano.
Pero, claro, ¡qué bonito es todo! Te has lanzado a la piscina de la paternidad, y ahí está tu hijo, creciendo como una esponja, aprendiendo, desarrollándose… y, al final, puede acabar siendo ese tipo que termina en las noticias, o peor aún, ese ser al que tienes que visitar en prisión. ¿Por qué no? Algunos de esos hijos, de acuerdo con las estadísticas, se sienten cómodos en el papel de victimarios, ya sea por un cúmulo de malas decisiones, una infancia difícil o simplemente porque la naturaleza humana tiene esos pequeños matices pacoincontrolables que, a veces, generan a un pacocriminal.
Y no, no importa cuán "bueno" creas que serás como padre, porque algunos simplemente van a escoger caminos oscuros, y todo lo que has hecho será en vano. Pero tranquilo, Paco, siempre puedes consolarte con la idea de que al menos cumpliste con la tradición y dejaste una huella… aunque esa huella termine siendo unas huellas dactilares en una ficha policial. ¡Qué legado tan bonito!
Y, al final, siempre habrá alguien dispuesto a decirte que tener hijos es un acto de generosidad. Pero la realidad es que todo lo que haces es perpetuar un ciclo de sufrimiento. Porque, seamos honestos, el mundo no necesita más niños. Necesita gente que se dé cuenta de que tal vez la vida no es la necesidad imperiosa de reproducirse, sino aprender a vivir con responsabilidad y sin agregar más caos a lo que ya tenemos. Así que, mientras ellos se siguen ahogando en su rutina, tú puedes seguir disfrutando de tu vida, de tu libertad y de tu salud mental intacta. Mientras ellos apagan sus vidas por ser padres, tú sigues brillando, Paco. Sin arrepentimientos. Ouch, pero ya los has tenido... ya eres padre. Lo siento, Paco, ya estás muerto en vida. Y la charo ahora ni siquiera te deja que se la mentas... RIP.
Felicidades, has elegido meterte de cabeza en un agujero neցro de dinero, agotamiento y estrés. ¿Te entusiasma la idea de gastar una fortuna en pañales, guarderías, ropa cara y actividades inútiles mientras tu cuenta bancaria se desangra y tu vida social desaparece en un mar de cenas aburridas con otros padres que no tienen absolutamente nada que ofrecer más allá de hablar sobre lo "maravillosos" que son sus hijos? Claro, es el paraiso, Paco, porque nada exclama "vida plena" como estar atrapado en un ciclo eterno de llanto, pañales y esa sensación de que tu libertad se fue al garete. Y, por supuesto, tienes la fantástica recompensa de perder todas tus noches de sueño, convirtiéndote en un zombi funcional. Porque, claro, el amor incondicional. Ese amor que te devora sin piedad, que te convierte en una sombra de lo que eras y te priva de lo único que te hacía humano: un respiro.
Pero, claro, lo que te impulsa a traer una nueva vida al mundo es el maravilloso futuro que tu hijo tendrá, ¿verdad? Es que, qué bien se ve el panorama... ¡Qué bien, Paco! Traigamos más humanos a este desastre para que puedan luchar por sobrevivir mientras nosotros pasamos el resto de nuestras vidas justificando nuestra decisión. Es una pacoidea brillante: crear más personas para cargar con los desastres que tu generación ha causado. Claro, nadie te lo dice, pero eso es lo que realmente está en juego: una vida de sufrimiento, luchas y desesperanza, todo para que el ciclo de la humanidad se repita. ¡Maravilloso!
Ah, y luego están esos que te sueltan lo de "ser padre es lo más natural del mundo", como si ser un simple rebaño sin cuestionarse nada fuera la única forma de existir. Si fueras capaz de pensar por ti mismo, Paco, tal vez te darías cuenta de que no todo el mundo tiene que ser padre o progenitora. Puede que algunos prefiramos mantener nuestra salud mental intacta, nuestra privacidad a salvo y nuestras decisiones no dictadas por la dependencia emocional de otro ser humano que no sabe ni atarse los zapatos, ni de pequeño ni de anciano, pero que de alguna manera es dueño de tu vida entera. Porque, claro, no se trata de algo tan sencillo como "tener hijos". Es perderte a ti mismo en el proceso y que te digan que eso es lo mejor que puedes hacer. En fin, pacoregalazo, ¿no?
Y nadie te cuenta que, con el tiempo, esos preciosos retoños a los que les dedicas toda tu vida terminarán, muy probablemente, envejeciendo, convirtiéndose en viejos y, como todo ser humano, enfrentándose a un futuro lleno de miserias. No estamos hablando de un futuro idílico donde todos viven felices, no. Algunos de esos hijos, por pura estadística, vivirán vidas horribles. ¿Quién no quiere ser responsable de ese sufrimiento? Porque, claro, ¿por qué no traer un ser humano al mundo para que, con un poco de mala suerte, acabe atrapado en una vida de enfermedad, soledad y dolor, todo por el simple hecho de seguir la tradición de la "procreación responsable"? ¡Vaya planazo!
Y no te engañes, Paco, no todo va a ser amor y abrazos. Es bastante probable que alguno de esos hijos, después de haberte consumido durante años, se convierta en una persona que, por diversas razones, no encuentra felicidad. ¿Y quién va a ser el culpable de esa tragedia? Claro, tú. Y todo por el pacoplacer de verlos crecer, como si eso fuera el mayor logro de la vida humana.
Pero la guinda del pastel, Paco, es cuando esos niños a los que con tanto amor les has dedicado tu tiempo, tu energía y tus recursos, se convierten en ancianos, porque, sí, los hijos también envejecen. Y en ese momento, si tienes suerte, seguirán siendo la joya de tu vida. Si no, habrás hecho un esfuerzo monumental para traer una nueva generación a la que le puede tocar una existencia de sufrimiento físico, mental o emocional. ¡Qué bonito, ¿verdad?! ¡El ciclo de la vida! Claro, porque lo que más falta hace es más gente que, en lugar de disfrutar de su vejez, se enfrente a la realidad de que vivir, en su mayoría, es una cadena de momentos terribles entre respiros de alivio.
Entonces, ¿por qué no dejar de ser tan egoísta y dejar que los demás se encarguen de esa ruina generacional? ¡Qué mejor legado que esa hermosa idea de perpetuar el sufrimiento humano en todas sus formas! Claro, los hijos van a crecer, y se irán, y al final, ya en su vejez, probablemente terminarán siendo un recordatorio de todo lo que podría haberse evitado. Una vida de enfermedades, dolor, frustración, y qué sé yo, soledad. Ah, pero bueno, seguro que todo eso queda eclipsado por los 5 minutos de ternura en los que te llaman “papá” por primera vez, ¿verdad, Paco? Un sufrimiento que a ti te tranquiliza saber que no vas a ver, por fallecer antes que ellos. Pero fallecer no te hace menos responsable. Tirar la piedra y esconder la mano.
Pero, claro, ¡qué bonito es todo! Te has lanzado a la piscina de la paternidad, y ahí está tu hijo, creciendo como una esponja, aprendiendo, desarrollándose… y, al final, puede acabar siendo ese tipo que termina en las noticias, o peor aún, ese ser al que tienes que visitar en prisión. ¿Por qué no? Algunos de esos hijos, de acuerdo con las estadísticas, se sienten cómodos en el papel de victimarios, ya sea por un cúmulo de malas decisiones, una infancia difícil o simplemente porque la naturaleza humana tiene esos pequeños matices pacoincontrolables que, a veces, generan a un pacocriminal.
Y no, no importa cuán "bueno" creas que serás como padre, porque algunos simplemente van a escoger caminos oscuros, y todo lo que has hecho será en vano. Pero tranquilo, Paco, siempre puedes consolarte con la idea de que al menos cumpliste con la tradición y dejaste una huella… aunque esa huella termine siendo unas huellas dactilares en una ficha policial. ¡Qué legado tan bonito!
Y, al final, siempre habrá alguien dispuesto a decirte que tener hijos es un acto de generosidad. Pero la realidad es que todo lo que haces es perpetuar un ciclo de sufrimiento. Porque, seamos honestos, el mundo no necesita más niños. Necesita gente que se dé cuenta de que tal vez la vida no es la necesidad imperiosa de reproducirse, sino aprender a vivir con responsabilidad y sin agregar más caos a lo que ya tenemos. Así que, mientras ellos se siguen ahogando en su rutina, tú puedes seguir disfrutando de tu vida, de tu libertad y de tu salud mental intacta. Mientras ellos apagan sus vidas por ser padres, tú sigues brillando, Paco. Sin arrepentimientos. Ouch, pero ya los has tenido... ya eres padre. Lo siento, Paco, ya estás muerto en vida. Y la charo ahora ni siquiera te deja que se la mentas... RIP.