SoyRara
Madmaxista
Voy a exponer el caso de la separación de dos no-pepitos, lo cuelgo aquí porque creo que el tema es más apropiado para el chismorreo de la sala de descanso que para la sala de la burbuja.
Hoy he partido peras con mi chico (Los motivos no los voy a explicar ) Mi chico y yo llevábamos juntos un año y medio, durante este tiempo estuvimos viviendo juntos 2 meses al principio pero después decidimos, de mutuo acuerdo, que cada uno viviría en su casa y nos ahorraríamos esas disputas tan antiestéticas del día a día a la vez que permitíamos que cada uno tuviera su espacio físico y mental. Y así ha sido durante todo este tiempo. De lunes a viernes cada uno en su casa y nos juntábamos y hacíamos vida de pareja los fines de semana.
Hoy se ha acabado, pero no hay más drama que la tristeza propia de una ruptura. No tenemos nada que repartir, ni cuentas, ni piso. Me queda la sensación de que he estado con una persona magnífica durante un año y medio y que a partir de ahora voy a tener un amigo magnífico (bueno, no a partir de ahora, primero los dos necesitamos una temporadita de duelo) No hay reproches ni rencores, ni la sensación de que ninguno de los dos ha invertido en la relación a la espera de recibir algo a cambio con el tiempo, no hemos usado la tarjeta de crédito del amor (ya sabéis, yo hago esto ahora y ya me lo cobraré más tarde) todo pagado en cash.
Estoy satisfecha de cómo ha ido la relación y de cómo está acabando. Aún le quiero y por mí yo no lo hubiera dejado, ha sido él, y sin embargo estoy satisfecha. Eso me hace pensar en muchas hipotecas metafóricas en las que nos metemos en la vida, que luego vienen a embargarnos y nos echamos las manos a la cabeza de desesperación. Me siento orgullosa de nosotros.
Hoy he partido peras con mi chico (Los motivos no los voy a explicar ) Mi chico y yo llevábamos juntos un año y medio, durante este tiempo estuvimos viviendo juntos 2 meses al principio pero después decidimos, de mutuo acuerdo, que cada uno viviría en su casa y nos ahorraríamos esas disputas tan antiestéticas del día a día a la vez que permitíamos que cada uno tuviera su espacio físico y mental. Y así ha sido durante todo este tiempo. De lunes a viernes cada uno en su casa y nos juntábamos y hacíamos vida de pareja los fines de semana.
Hoy se ha acabado, pero no hay más drama que la tristeza propia de una ruptura. No tenemos nada que repartir, ni cuentas, ni piso. Me queda la sensación de que he estado con una persona magnífica durante un año y medio y que a partir de ahora voy a tener un amigo magnífico (bueno, no a partir de ahora, primero los dos necesitamos una temporadita de duelo) No hay reproches ni rencores, ni la sensación de que ninguno de los dos ha invertido en la relación a la espera de recibir algo a cambio con el tiempo, no hemos usado la tarjeta de crédito del amor (ya sabéis, yo hago esto ahora y ya me lo cobraré más tarde) todo pagado en cash.
Estoy satisfecha de cómo ha ido la relación y de cómo está acabando. Aún le quiero y por mí yo no lo hubiera dejado, ha sido él, y sin embargo estoy satisfecha. Eso me hace pensar en muchas hipotecas metafóricas en las que nos metemos en la vida, que luego vienen a embargarnos y nos echamos las manos a la cabeza de desesperación. Me siento orgullosa de nosotros.