Recuerdo bien aquella mañana fría, en la que me levanté como todos los días para ir al colegio, pero no fuí. En el desayuno, en la cocina, la radio encadenaba música de duelo y mi padre tenía el rostro serio y permanecía en silencio, ninguno nos atrevíamos a hablar y mucho menos a montar el jolgorio y el alboroto habituales, la cosa era muy seria. Creo que el sentimiento que se respiraba, tan fuerte como el olor del café que servía mi progenitora, era de incertidumbre; ¿Que pasaría ahora?, parecía como si estuvíeramos al borde de un abismo o apunto de entrar en un cuarto oscuro, en el que podíamos tropezar con cualquier cosa en cualquier momento, sin poder ver nada, sin saber que hacer o a que atenerse. En fin, todo se aclaró rápido luego y no fué para tanto, afortunadamente, pero el momento se me quedó grabado.
Ahora como homenaje al Caudillo, volveré a citarle, hace poco leí una semi-biografía de un primo suyo que estuvo a su lado casi toda su vida y me parece adecuada.
"La masonería, que está incrustada en muchas dependencias estatales de Norteamerica y de la mayoría de las naciones occidentales, es la institución que más favorece al comunismo, y ataca a los gobiernos que no siguen a rajatabla las reglas de la democracia inorgánica, por no poderlos mangonear; pero en cambio son indulgentes con los de tipo comunista, a los que adulan con mucha frecuencia.
Hitler levantó en aquella época la fé del pueblo alemán, que estaba apunto de caer en el comunismo. Lo mismo le sucedió a Mussolini, en cuyo caso la Corona contribuyó mucho a frenar excesos, cosa que no se pudo hacer en Alemania por faltar este poder. Inglaterra sentía una enorme antipatía por estos regímenes totalitarios al ver el levantamiento y el poderío que estaban alcanzando estas naciones. Rusia también los odiaba, pues los totalitarios barrieron por completo al comunismo en sus naciones, que supieron elevar con energía, autoridad y patriotismo.
Estos regímenes de Hitler y Mussolini, al perder la guerra, cayeron estrepitosamente, y en cambio Rusia, al triunfar con la enorme ayuda de los aliados, consiguió enormes ganacias territoriales y el fortalecimiento del comunismo. Es natural que a los soviets les agrade que las naciones de occidente tengan gobiernos liberales y democraticos, pues así los podrán derrotar más facilmente, ya que la propaganda en contra de dichos gobiernos la pueden hacer impunemente. Si es preciso fundan periodicos, los compran, predican la libertad de prensa y de palabra para toda clase de ideas y minan los cimientos de las naciones en que operan.
Pero esa libertad de la que se aprovechan está vedada para la URSS y los paises satélites en los que ellos dominan, y todo funciona con la más feroz disciplina, no permitiéndose, bajo severisímas penas, otra politica que la que el gobierno ordena, con sanciones durísimas de prisión y deportaciones a Siberia.[...]
Se habla mucho de la libertad de prensa, pero esa libertad no existe en la práctica; pues la mayoría de los periodicos són sociedades anónimas o pertenecen a particulares, y en ellos se dice lo que el director ordena, y este recibe las consignas del propietario o del consejo de administración.
La prensa masónica defiende y propala las consignas secretas de la secta, que en su mayoría son en contra de la religión catolica y de los paises en los que no se permiten sus actividades. En dichos sectores estan incrustados como "hermanos" elementos socialistas y comunistas que laboran en armonía con las consignas de los partidos politicos de estas ideas.
La prensa en su mayoría no defiende en primer término los intereses de los ciudadanos o del país donde actua, sino que depende siempre de los grandes trusts. Occidente entrega armas eficaces al comunismo, que las emplea con todo éxito para sus fines de dominación mundial...."
Febrero 1961.