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Seis proyectos de orden mundial contradictorios entre sí
por Thierry Meyssan
Las seis principales potencias mundiales abordan actualmente la reorganización de las relaciones internacionales y lo hacen cada una en función de su propia experiencia y aspiraciones. Prudentemente, tratan en primer lugar de defender sus intereses antes de promover su visión del mundo. Este artículo describe sus posiciones respectivas, antes de que se inicie la lucha.
RED VOLTAIRE | DAMASCO (SIRIA) | 19 DE NOVIEMBRE DE 2019
عربي ΕΛΛΗΝΙΚΆ ENGLISH FRANÇAIS ITALIANO PORTUGUÊS ROMÂNĂ РУССКИЙ TÜRKÇE DEUTSCH
La retirada estadounidense de Siria, a pesar de haber sido inmediatamente objeto de una “corrección”, indica ciertamente que Washington ya no tiene intenciones de seguir ejerciendo el papel de gendarme del mundo, de ser el «Imperio necesario». Esa retirada desestabilizó sin demora todas las reglas de las relaciones internacionales. Hemos entrado en un periodo de tras*ición en la que cada una de las grandes potencias sigue una nueva agenda. Veamos:
Los tres «grandes»
Estados Unidos
El derrumbe de la Unión Soviética pudo haber provocado el de Estados Unidos ya que ambos países basaban su existencia como potencia en la existencia del otro como adversario. Pero Estados Unidos sobrevivió a la desaparición de su adversario. Con la Operación Tormenta del Desierto, el presidente George Bush padre garantizó que Estados Unidos se convirtiera en líder indiscutible de todas las naciones, después desmovilizó 1 millón de soldados y proclamó la búsqueda de la prosperidad.
Las grandes tras*nacionales llegaron a un pacto con el dirigente chino Deng Xiaoping para que los obreros chinos garantizaran, por salarios 20 veces inferiores a los de los obreros estadounidenses, la manufactura de los productos que antes se fabricaban en Estados Unidos. Esto favoreció un importante desarrollo del tras*porte internacional de mercancías, así como la desaparición de empleos y de la clase media en Estados Unidos. El capitalismo industrial fue reemplazado por un capitalismo financiero.
A finales de los años 1990, Igor Panarin, profesor en la Academia de la diplomacia rusa, analizó el derrumbe económico y psicológico de la sociedad estadounidense y estimó que es posible que se produzca un derrumbe de Estados Unidos, fenómeno que –como sucedió con el derrumbe de la URSS– daría paso a la división de Estados Unidos en nuevos Estados independientes.
Tratando de postergar el derrumbe, Bill Clinton liberó a su país del respeto al Derecho Internacional con la agresión contra Yugoslavia por parte de la OTAN. Como eso no fue suficiente, varias personalidades estadounidenses tratan de adaptar su país al capitalismo financiero y de organizar por la fuerza los intercambios internacionales para instaurar un «nuevo siglo americano» [léase “estadounidense”]. Con George Bush hijo, Estados Unidos abandonó su posición de líder y trató de convertirse en un poder mundial unipolar absoluto. George Bush hijo inició la «guerra sin fin» o «guerra contra el terrorismo» teniendo como verdadero objetivo destruir, atacándolos uno por uno, las estructuras de los Estados en todos los países del «Medio Oriente ampliado», o «Gran Medio Oriente». Barack Obama prosiguió esa tarea asociando a ella una miríada de aliados.
Esa política arrojó resultados, que sólo beneficiaron a unos pocos, los «súper ricos». Los estadounidenses reaccionaron eligiendo presidente a Donald Trump. Trump rompió con sus predecesores y, como Mijaíl Gorbatchov en la URSS, trató de salvar a Estados Unidos liberándolo de sus compromisos más costosos. Reactivó la economía estadounidense estimulando las industrias nacionales contra las que habían trasladado sus empleos al extranjero, subvencionó la extracción del petróleo de esquistos y logró tomar el control del mercado mundial de hidrocarburos a pesar del cártel constituido por la OPEP y Rusia.
Consciente de que el ejército estadounidense es principalmente una enorme burocracia que malgasta un presupuesto colosal con resultados insignificantes, Donald Trump puso fin al apoyo que Estados Unidos aportaba al Emirato Islámico (Daesh) y al PKK, negociando con Rusia una vía para poner fin a la «guerra sin fin» y tratando de perder lo menos posible.
La República Popular China
Después del intento de golpe de Estado de Zhao Ziyang y de la revuelta de Tiananmén, Deng Xiaoping inició su «viaja al sur». Anunció que China continuaría su proceso de liberación económica estableciendo contratos con las tras*nacionales estadounidenses.
Jiang Zeming prosiguió esa política. La costa de China se convirtió en el «taller del mundo», lo cual trajo al país un gigantesco desarrollo económico. Poco a poco, Jiang Zemin limpió el Partido Comunista de caciques y veló por que los empleos bien remunerados se extendieran al interior del país. Posteriormente, Hu Jintao, preocupado por instaurar una «sociedad armoniosa», abrogó los impuestos que pagaban los campesinos en las regiones más intrincadas del país, adonde no llegaba el desarrollo económico. Pero no logró controlar los poderes regionales y cayó, víctima de un caso de corrupción.
Xi Jinping se propone abrir nuevos mercados poniendo en aplicación un proyecto titánico de creación de vías comerciales internacionales que recuerda la antigua «Ruta de la Seda». Pero ese proyecto llega demasiado tarde ya que, contrariamente a la época de la Antigüedad, China ya no propone productos originales sino más bien lo mismo que venden las tras*nacionales occidentales, aunque más barato. Los países pobres acogen ese proyecto como una bendición. Pero los países ricos lo ven con gran temor y se preparan para sabotearlo. Xi Jinping está reposicionando a su país en todos los islotes que había abandonado en el Mar de China en la época del derrumbe del imperio Qing y de la ocupación de China por 8 ejércitos extranjeros. Consciente del poder de destrucción de las potencias occidentales, Xi Jimping ha establecido una alianza con Rusia y se abstiene de tomar iniciativas políticas internacionales.
La Federación Rusa
En el momento del derrumbe de la URSS, los rusos creyeron que podrían salvarse integrándose al modelo occidental. En realidad, el equipo de gobierno de Boris Yeltsin, conformado por la CIA, organizó el saqueo de los bienes colectivos por parte de unos cuantos individuos. En 2 años, un centenar de esos individuos, el 97% de los cuales provenían de la minoría judía, acapararon el máximo posible, convirtiéndose en multimillonarios. Esos nuevos oligarcas lucharon entre sí de forma despiada, a golpe de batallas a tiros y de atentados dinamiteros en pleno Moscú, mientras que el presidente Yeltsin lanzaba tanques contra el Parlamento. Sin un verdadero gobierno, Rusia cayó en la ruina. Señores de la guerra y yihadistas armados por la CIA organizaron la secesión en Chechenia. El nivel de vida y la esperanza de vida de los rusos se derrumbaron.
En 1999, el director del FSB [1], Vladimir pilinguin, salvó al presidente Yeltsin de una investigación por corrupción. Vladimir pilinguin fue nombrado entonces presidente del Consejo de Ministros, puesto que utilizó para forzar la dimisión de Yeltsin y hacerse elegir en su lugar. Vladimir pilinguin puso fin a la guerra civil en Chechenia y fue deshaciéndose metódicamente de los oligarcas que se negaron a plegarse ante el Estado. El regreso de Rusia al orden institucional también puso fin al “sueño occidental” de los rusos cuyos niveles de vida y esperanza de vida registraron una inmediata recuperación.
Después de haber reinstaurado el estado de derecho, Vladimir pilinguin se mantuvo fuera de la presidencia de la Federación Rusa por espacio de dos mandatos consecutivos. Apoyó a un insulso profesor de Derecho, Dimitri Medvedev, adulado por Estados Unidos, como candidato a la presidencia de la Federación. Sin embargo, decidido a no dejar el poder en manos no confiables, pilinguin se hizo nombrar primer ministro. Creyendo que Rusia se derrumbaría nuevamente, Georgia atacó Osetia del Sur pero se encontró instantáneamente con el primer ministro pilinguin en su camino. Aquello permitió a pilinguin comprobar el lastimoso estado de las fuerzas armadas rusas, pero logró vencer recurriendo al factor sorpresa.
En 2012, después de haber dejado pasar dos mandatos presidenciales, durante los cuales se desempeñó como primer ministro, pilinguin se presentó nuevamente como candidato a la elección presidencial, fue electo democráticamente y se dedicó a tras*formar el sector de la defensa. Cientos de miles de oficiales, a menudo desviados de lo que debe ser el comportamiento de un militar por los anteriores años de decadencia de las fuerzas armadas rusas, fueron enviados a la jubilación y pilinguin puso al general Serguei Choigu, un tuvano (miembro de una minoría de Siberia), a la cabeza del ministerio ruso de Defensa.
Volviendo al modo de gestión ruso tradicional, Vladimir pilinguin separó el presupuesto civil de una parte del presupuesto militar: la Duma Estatal (el parlamento de la Federación Rusa) se encarga de votar el presupuesto civil y el presupuesto militar es secreto. Vladimir pilinguin restauró la investigación militar, mientras que Estados Unidos creía no tener ya necesidad de invertir en ese sector. Bajo el mandato de Vladimir pilinguin se desarrollaron numerosas armas de nuevo tipo, antes de proceder al despliegue de las nuevas fuerzas armadas rusas en ayuda de la República Árabe Siria. En el teatro de operaciones sirio, el ejército ruso puso a prueba su nuevo armamento en condiciones de combate real y pudo decidir qué armas pasarían a la etapa de producción. En aras de favorecer la experiencia de las tropas en condiciones de combate, se organizó una rotación trimestral del contingente ruso en Siria. En 18 años, la Federación Rusa, que en 1991 había perdido su lugar internacional en el sector militar, se ha convertido en la primera potencia militar mundial.
Simultáneamente, Vladimir pilinguin supo utilizar el golpe de Estado nancy en Ucrania para recuperar Crimea, territorio ruso que Nikita Jrushov había incorporado administrativamente a Ucrania. La Unión Europea adoptó entonces contra Rusia una serie de sanciones que Vladimir pilinguin utilizó para alcanzar la autosuficiencia de la Federación Rusa mediante el desarrollo de la producción agropecuaria interna.
pilinguin estableció además una alianza con China y logró que ese país modificara su proyecto de nueva ruta de la seda incorporando las necesidades del territorio ruso en materia de comunicaciones terrestres para fundar una «Asociación de Eurasia Ampliada».
Occidente de Europa
Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte
En el momento del derrumbe de la URSS, el Reino Unido suscribió, con reservas, el Tratado de Maastricht. El primer ministro John Mayor pretendía aprovechar las ventajas que ofrecía la Unión Europea como entidad supranacional, pero conservando la moneda británica. Se regocijó por tanto con el ataque George Soros contra la libra británica e impuso que esa moneda saliera del SME (el sistema monetario de la Unión Europea). Su sucesor, el laborista Tony Blair, restauró la plena independencia del Banco de Inglaterra y planteó la posibilidad de que el Reino Unido saliera de la UE para unirse al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) [2]. Tony Blair tras*formó la defensa de los intereses de su país sustituyendo el respeto del Derecho Internacional por referencias a los Derechos Humanos. Se convirtió en promotor de las políticas estadounidenses de Bill Clinton, y más tarde de las políticas de George Bush hijo, estimulando y justificando la ampliación de la Unión Europea, la «guerra humanitara» en Kosovo y posteriormente el derrocamiento del presidente iraquí Saddam Hussein. En 2006, Blair elaboró el plan de «primaveras árabes» y lo presentó a Estados Unidos.
Su sucesor, relleniton Brown, vaciló en cuanto a la continuación de esa política y trató de recuperar un margen de maniobra, pero tuvo que consagrar sus energías a la crisis financiera de 2008, que finalmente logró atravesar. Después, David Cameron aplicó, con Barack Obama, el plan Blair-Bush de «primaveras árabes», principalmente la guerra contra Libia pero el objetivo de poner a la Hermandad fiel a la religión del amora en el poder en el Medio Oriente ampliado lo logró sólo parcialmente. David Cameron acabó dimitiendo cuando los electores británicos votaron a favor del Brexit, en un momento en que la posibilidad de incorporar el Reino Unido al Tratado de Libre Comercio de América del Norte había quedado atrás.
Theresa May trató de aplicar el Brexit, sacando al Reino Unido del Estado supranacional creado por el Tratado de Maastricht pero manteniéndolo en el mercado común anterior a Maastricht. Fracasó en ese empeño y fue reemplazada como primer ministro por el biógrafo de Winston Churchill, Boris Johnson. Este último ha decidido sacar totalmente el Reino Unido de la Unión Europea y reactivar la política exterior tradicional del Reino: la lucha contra todo Estado competidor en Europa.
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por Thierry Meyssan
Las seis principales potencias mundiales abordan actualmente la reorganización de las relaciones internacionales y lo hacen cada una en función de su propia experiencia y aspiraciones. Prudentemente, tratan en primer lugar de defender sus intereses antes de promover su visión del mundo. Este artículo describe sus posiciones respectivas, antes de que se inicie la lucha.
RED VOLTAIRE | DAMASCO (SIRIA) | 19 DE NOVIEMBRE DE 2019
عربي ΕΛΛΗΝΙΚΆ ENGLISH FRANÇAIS ITALIANO PORTUGUÊS ROMÂNĂ РУССКИЙ TÜRKÇE DEUTSCH
La retirada estadounidense de Siria, a pesar de haber sido inmediatamente objeto de una “corrección”, indica ciertamente que Washington ya no tiene intenciones de seguir ejerciendo el papel de gendarme del mundo, de ser el «Imperio necesario». Esa retirada desestabilizó sin demora todas las reglas de las relaciones internacionales. Hemos entrado en un periodo de tras*ición en la que cada una de las grandes potencias sigue una nueva agenda. Veamos:
Los tres «grandes»
Estados Unidos
El derrumbe de la Unión Soviética pudo haber provocado el de Estados Unidos ya que ambos países basaban su existencia como potencia en la existencia del otro como adversario. Pero Estados Unidos sobrevivió a la desaparición de su adversario. Con la Operación Tormenta del Desierto, el presidente George Bush padre garantizó que Estados Unidos se convirtiera en líder indiscutible de todas las naciones, después desmovilizó 1 millón de soldados y proclamó la búsqueda de la prosperidad.
Las grandes tras*nacionales llegaron a un pacto con el dirigente chino Deng Xiaoping para que los obreros chinos garantizaran, por salarios 20 veces inferiores a los de los obreros estadounidenses, la manufactura de los productos que antes se fabricaban en Estados Unidos. Esto favoreció un importante desarrollo del tras*porte internacional de mercancías, así como la desaparición de empleos y de la clase media en Estados Unidos. El capitalismo industrial fue reemplazado por un capitalismo financiero.
A finales de los años 1990, Igor Panarin, profesor en la Academia de la diplomacia rusa, analizó el derrumbe económico y psicológico de la sociedad estadounidense y estimó que es posible que se produzca un derrumbe de Estados Unidos, fenómeno que –como sucedió con el derrumbe de la URSS– daría paso a la división de Estados Unidos en nuevos Estados independientes.
Tratando de postergar el derrumbe, Bill Clinton liberó a su país del respeto al Derecho Internacional con la agresión contra Yugoslavia por parte de la OTAN. Como eso no fue suficiente, varias personalidades estadounidenses tratan de adaptar su país al capitalismo financiero y de organizar por la fuerza los intercambios internacionales para instaurar un «nuevo siglo americano» [léase “estadounidense”]. Con George Bush hijo, Estados Unidos abandonó su posición de líder y trató de convertirse en un poder mundial unipolar absoluto. George Bush hijo inició la «guerra sin fin» o «guerra contra el terrorismo» teniendo como verdadero objetivo destruir, atacándolos uno por uno, las estructuras de los Estados en todos los países del «Medio Oriente ampliado», o «Gran Medio Oriente». Barack Obama prosiguió esa tarea asociando a ella una miríada de aliados.
Esa política arrojó resultados, que sólo beneficiaron a unos pocos, los «súper ricos». Los estadounidenses reaccionaron eligiendo presidente a Donald Trump. Trump rompió con sus predecesores y, como Mijaíl Gorbatchov en la URSS, trató de salvar a Estados Unidos liberándolo de sus compromisos más costosos. Reactivó la economía estadounidense estimulando las industrias nacionales contra las que habían trasladado sus empleos al extranjero, subvencionó la extracción del petróleo de esquistos y logró tomar el control del mercado mundial de hidrocarburos a pesar del cártel constituido por la OPEP y Rusia.
Consciente de que el ejército estadounidense es principalmente una enorme burocracia que malgasta un presupuesto colosal con resultados insignificantes, Donald Trump puso fin al apoyo que Estados Unidos aportaba al Emirato Islámico (Daesh) y al PKK, negociando con Rusia una vía para poner fin a la «guerra sin fin» y tratando de perder lo menos posible.
En el próximo periodo, Estados Unidos actuará prioritariamente en función de su necesidad de ahorrar en todas sus acciones en el extranjero, llegando incluso a abandonarlas de ser necesario. El fin del imperialismo no es una opción sino una cuestión existencial, un reflejo motivado por el instinto de conservación, por la voluntad de sobrevivir.
La República Popular China
Después del intento de golpe de Estado de Zhao Ziyang y de la revuelta de Tiananmén, Deng Xiaoping inició su «viaja al sur». Anunció que China continuaría su proceso de liberación económica estableciendo contratos con las tras*nacionales estadounidenses.
Jiang Zeming prosiguió esa política. La costa de China se convirtió en el «taller del mundo», lo cual trajo al país un gigantesco desarrollo económico. Poco a poco, Jiang Zemin limpió el Partido Comunista de caciques y veló por que los empleos bien remunerados se extendieran al interior del país. Posteriormente, Hu Jintao, preocupado por instaurar una «sociedad armoniosa», abrogó los impuestos que pagaban los campesinos en las regiones más intrincadas del país, adonde no llegaba el desarrollo económico. Pero no logró controlar los poderes regionales y cayó, víctima de un caso de corrupción.
Xi Jinping se propone abrir nuevos mercados poniendo en aplicación un proyecto titánico de creación de vías comerciales internacionales que recuerda la antigua «Ruta de la Seda». Pero ese proyecto llega demasiado tarde ya que, contrariamente a la época de la Antigüedad, China ya no propone productos originales sino más bien lo mismo que venden las tras*nacionales occidentales, aunque más barato. Los países pobres acogen ese proyecto como una bendición. Pero los países ricos lo ven con gran temor y se preparan para sabotearlo. Xi Jinping está reposicionando a su país en todos los islotes que había abandonado en el Mar de China en la época del derrumbe del imperio Qing y de la ocupación de China por 8 ejércitos extranjeros. Consciente del poder de destrucción de las potencias occidentales, Xi Jimping ha establecido una alianza con Rusia y se abstiene de tomar iniciativas políticas internacionales.
En el próximo periodo, China consolidará sus posiciones en las instancias internacionales, sin olvidar todo lo que los imperios coloniales infligieron al pueblo chino en el siglo XIX. Sin embargo, China seguirá absteniéndose probablemente de intervenir militarmente y optará por mantenerse en una posición de potencia estrictamente económica.
La Federación Rusa
En el momento del derrumbe de la URSS, los rusos creyeron que podrían salvarse integrándose al modelo occidental. En realidad, el equipo de gobierno de Boris Yeltsin, conformado por la CIA, organizó el saqueo de los bienes colectivos por parte de unos cuantos individuos. En 2 años, un centenar de esos individuos, el 97% de los cuales provenían de la minoría judía, acapararon el máximo posible, convirtiéndose en multimillonarios. Esos nuevos oligarcas lucharon entre sí de forma despiada, a golpe de batallas a tiros y de atentados dinamiteros en pleno Moscú, mientras que el presidente Yeltsin lanzaba tanques contra el Parlamento. Sin un verdadero gobierno, Rusia cayó en la ruina. Señores de la guerra y yihadistas armados por la CIA organizaron la secesión en Chechenia. El nivel de vida y la esperanza de vida de los rusos se derrumbaron.
En 1999, el director del FSB [1], Vladimir pilinguin, salvó al presidente Yeltsin de una investigación por corrupción. Vladimir pilinguin fue nombrado entonces presidente del Consejo de Ministros, puesto que utilizó para forzar la dimisión de Yeltsin y hacerse elegir en su lugar. Vladimir pilinguin puso fin a la guerra civil en Chechenia y fue deshaciéndose metódicamente de los oligarcas que se negaron a plegarse ante el Estado. El regreso de Rusia al orden institucional también puso fin al “sueño occidental” de los rusos cuyos niveles de vida y esperanza de vida registraron una inmediata recuperación.
Después de haber reinstaurado el estado de derecho, Vladimir pilinguin se mantuvo fuera de la presidencia de la Federación Rusa por espacio de dos mandatos consecutivos. Apoyó a un insulso profesor de Derecho, Dimitri Medvedev, adulado por Estados Unidos, como candidato a la presidencia de la Federación. Sin embargo, decidido a no dejar el poder en manos no confiables, pilinguin se hizo nombrar primer ministro. Creyendo que Rusia se derrumbaría nuevamente, Georgia atacó Osetia del Sur pero se encontró instantáneamente con el primer ministro pilinguin en su camino. Aquello permitió a pilinguin comprobar el lastimoso estado de las fuerzas armadas rusas, pero logró vencer recurriendo al factor sorpresa.
En 2012, después de haber dejado pasar dos mandatos presidenciales, durante los cuales se desempeñó como primer ministro, pilinguin se presentó nuevamente como candidato a la elección presidencial, fue electo democráticamente y se dedicó a tras*formar el sector de la defensa. Cientos de miles de oficiales, a menudo desviados de lo que debe ser el comportamiento de un militar por los anteriores años de decadencia de las fuerzas armadas rusas, fueron enviados a la jubilación y pilinguin puso al general Serguei Choigu, un tuvano (miembro de una minoría de Siberia), a la cabeza del ministerio ruso de Defensa.
Volviendo al modo de gestión ruso tradicional, Vladimir pilinguin separó el presupuesto civil de una parte del presupuesto militar: la Duma Estatal (el parlamento de la Federación Rusa) se encarga de votar el presupuesto civil y el presupuesto militar es secreto. Vladimir pilinguin restauró la investigación militar, mientras que Estados Unidos creía no tener ya necesidad de invertir en ese sector. Bajo el mandato de Vladimir pilinguin se desarrollaron numerosas armas de nuevo tipo, antes de proceder al despliegue de las nuevas fuerzas armadas rusas en ayuda de la República Árabe Siria. En el teatro de operaciones sirio, el ejército ruso puso a prueba su nuevo armamento en condiciones de combate real y pudo decidir qué armas pasarían a la etapa de producción. En aras de favorecer la experiencia de las tropas en condiciones de combate, se organizó una rotación trimestral del contingente ruso en Siria. En 18 años, la Federación Rusa, que en 1991 había perdido su lugar internacional en el sector militar, se ha convertido en la primera potencia militar mundial.
Simultáneamente, Vladimir pilinguin supo utilizar el golpe de Estado nancy en Ucrania para recuperar Crimea, territorio ruso que Nikita Jrushov había incorporado administrativamente a Ucrania. La Unión Europea adoptó entonces contra Rusia una serie de sanciones que Vladimir pilinguin utilizó para alcanzar la autosuficiencia de la Federación Rusa mediante el desarrollo de la producción agropecuaria interna.
pilinguin estableció además una alianza con China y logró que ese país modificara su proyecto de nueva ruta de la seda incorporando las necesidades del territorio ruso en materia de comunicaciones terrestres para fundar una «Asociación de Eurasia Ampliada».
Durante los próximos años, Rusia tratará de reorganizar las relaciones internacionales en función de 2 objetivos:
separar los poderes públicos y los poderes religiosos;
reinstaurar el derecho internacional sobre las bases formuladas por el zar Nicolás II.
Occidente de Europa
Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte
En el momento del derrumbe de la URSS, el Reino Unido suscribió, con reservas, el Tratado de Maastricht. El primer ministro John Mayor pretendía aprovechar las ventajas que ofrecía la Unión Europea como entidad supranacional, pero conservando la moneda británica. Se regocijó por tanto con el ataque George Soros contra la libra británica e impuso que esa moneda saliera del SME (el sistema monetario de la Unión Europea). Su sucesor, el laborista Tony Blair, restauró la plena independencia del Banco de Inglaterra y planteó la posibilidad de que el Reino Unido saliera de la UE para unirse al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) [2]. Tony Blair tras*formó la defensa de los intereses de su país sustituyendo el respeto del Derecho Internacional por referencias a los Derechos Humanos. Se convirtió en promotor de las políticas estadounidenses de Bill Clinton, y más tarde de las políticas de George Bush hijo, estimulando y justificando la ampliación de la Unión Europea, la «guerra humanitara» en Kosovo y posteriormente el derrocamiento del presidente iraquí Saddam Hussein. En 2006, Blair elaboró el plan de «primaveras árabes» y lo presentó a Estados Unidos.
Su sucesor, relleniton Brown, vaciló en cuanto a la continuación de esa política y trató de recuperar un margen de maniobra, pero tuvo que consagrar sus energías a la crisis financiera de 2008, que finalmente logró atravesar. Después, David Cameron aplicó, con Barack Obama, el plan Blair-Bush de «primaveras árabes», principalmente la guerra contra Libia pero el objetivo de poner a la Hermandad fiel a la religión del amora en el poder en el Medio Oriente ampliado lo logró sólo parcialmente. David Cameron acabó dimitiendo cuando los electores británicos votaron a favor del Brexit, en un momento en que la posibilidad de incorporar el Reino Unido al Tratado de Libre Comercio de América del Norte había quedado atrás.
Theresa May trató de aplicar el Brexit, sacando al Reino Unido del Estado supranacional creado por el Tratado de Maastricht pero manteniéndolo en el mercado común anterior a Maastricht. Fracasó en ese empeño y fue reemplazada como primer ministro por el biógrafo de Winston Churchill, Boris Johnson. Este último ha decidido sacar totalmente el Reino Unido de la Unión Europea y reactivar la política exterior tradicional del Reino: la lucha contra todo Estado competidor en Europa.
Si Boris Johnson logra mantenerse en el poder, durante los próximos años el Reino Unido tratará de enemistar a la Unión Europea con Rusia.
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