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El grupo de Hurtos de la Policía que vigila a los 'ronaldinhos', jóvenes magrebíes y descuideros con más de 200 antecedentes en el Centro de Madrid
Sus ojos se fijan en lo que nadie se detiene a observar en la calle. Sus miradas profundizan en alguien sospechoso que cabecea y busca un objetivo despistado para robar al descuido...
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El grupo de Hurtos de la Policía que vigila a los 'ronaldinhos', jóvenes magrebíes y descuideros con más de 200 antecedentes en el Centro de Madrid
- LUIS F. DURÁN
Madrid
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Un agente del grupo de Hurtos revisando una grabación del robo de un 'muletero'.E. M.
Sus ojos se fijan en lo que nadie se detiene a observar en la calle. Sus miradas profundizan en alguien sospechoso que cabecea y busca un objetivo despistado para robar al descuido por las calles más turísticas de la capital. Hablamos de uno de los muchos agentes que integran el grupo de Hurtos de la comisaría de Centro de la Policía Nacional, un equipo que cada día recorre las calles de la capital y que estos días redobla sus esfuerzos con la llegada de miles de personas a las fiestas del Orgullo.
En lo que va de año, ya han realizado 980 detenciones, una gran parte descuideros y jóvenes de origen joven, algunos menas, que se han especializado en robos de teléfonos móviles, relojes y cadenas de oro. Los carteristas que con habilidad hurtan carteras y billeteras a los viandantes tienen cada vez menos presencia en el centro de la capital; tampoco hay últimamente rastro en el corazón de la ciudad de los temidos clanes de mujeres o menores de los países del Este que sustraen al descuido monederos.
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«Hay que tener en cuenta que la gente cada vez lleva menos dinero en las carteras», aclara uno de los agentes del grupo de Hurtos, que asegura que se enfrentan a nuevas modalidades delictivas que investigan a diario. Se refiere sin prejuicios, por ejemplo, a un hurto bautizado como Ronaldinho por la forma en que los ladrones intentan regatear a la víctima. Son delitos cometidos por jóvenes magrebíes que persiguen a jóvenes para arrebatarles el móvil, oro o relojes. «Lo llamamos Ronaldinho porque consiste en acercarse a la víctima hablando de fútbol para distraerles. Les preguntan por su equipo de fútbol y con su zapatilla les tocan el calzado que llevan. En ese momento, la víctima mira hacia abajo y aprovechan para quitarles de un tirón el móvil que llevan en la mano, el oro, o lo que puedan», detalla uno de los agentes.
Este lumpen de jóvenes magrebíes también pisa a fondo las discotecas y su entorno para robar al descuido. Normalmente, en su guion criminal no suelen lesionar ni agredir a las víctimas, ya que son conscientes de que el robo con violencia acarrea penas más duras y que el hurto no tiene una gran responsabilidad penal. «También buscan el momento de la noche en el que la gente va un poco bebida y solitaria cuando cierran los locales de Madrid. Saben que la gente, en ese momento, es más vulnerable, así que aprovechan ese instante para delinquir», prosigue otro de los policías.
Los objetos robados por estos adolescentes sin escrúpulos suelen ser vendidos a conocidos, aunque la Policía investiga a varios receptadores que dan salida en el mercado neցro a la mercancía.
Las recepciones de los hoteles son otro de los puntos que el grupo de Hurtos vigila con atención estos días. «Hay varias personas que se dedican a meterse en los hoteles con una maleta o una mochila. Se hacen pasar por clientes y en realidad lo que hacen es llevarse otras maletas u objetos», indica otro de los avezados policías. «Afortunadamente, ya se les conoce en algunos hoteles donde no se les deja pasar», prosigue el funcionario mientras revisa las cámaras de seguridad de un hotel de Madrid, donde días antes se produce el robo en el que un ladrón ha hecho el cambiazo. Deja una mochila vacía y se lleva otra.
Los muleteros son otros descuideros profesionales a los que el grupo de Hurtos pisa los talones cada día, alguno de ellos capaces de hasta conseguir un botín de 200 euros o hasta 30.000 euros en un día. «Suelen moverse por las terrazas o los comedores de los bares en busca de un móvil encima de una mesa. Son muy astutos y sagaces y utilizan una muleta para ocultar sus movimientos. En cuanto te distraes te han quitado el teléfono móvil».
El grupo de Hurtos de la Policía Nacional no descansa ningún día de la semana. Trabajan en coordinación con los equipos de seguridad ciudadana. Recopilan información, examinan imágenes, investigan los movimientos de los cacos y suelen tener una gran eficacia. «Analizamos cada denuncia y comprobamos la realidad de los hechos. Muchas veces tenemos que llamar a las víctimas para ampliar información o necesitamos pedir las imágenes de las cámaras de seguridad para apuntalar las pesquisas», describe otro agente.
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Este año el grupo ha conseguido reducir el número de hurtos en la comisaría del distrito Centro en un 33% respecto al año 2019 -prepandemia-, una buena estadística debido a que la llegada de turistas está también en cifras similares a hace tres o cuatro años. La mayoría de estos delincuentes atrapados por el grupo son castigados a ridículas penas de multa de 300 euros, cuando solo por un teléfono móvil robado obtienen unos 150 euros.
Varios partidos como VOX o el PDeCAT han presentado enmiendas para modificar el Código Penal y endurecer, así, las penas a quienes cometan pequeños hurtos con reincidencia o multirreincidencia. Algunos de los detenidos por el grupo tiene hasta más de 200 antecedentes.