Se normaliza cobrar para subir a las azoteas de la Gran Vía madrileña (fotitos y likes de cuñaos y petardas con gintonics)

Cirujano de hierro

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Toledo Sur
El precio del ‘gin-tonic’ con vistas ha subido un 19% en cuatro años, cuando EL PAÍS puso por primera vez la lupa sobre el coste de este plan veraniego.


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Hacerse la foto perfecta en una azotea de la Gran Vía es motivo de envidia en las redes. Una pareja entra con cámaras en mano, listos para darlo todo en lo alto del Hotel RIU, en un piso 27 a 100 metros de altura. El precio varía en cuestión de un minuto. Hasta las 16.59 cuesta cinco euros, a partir de entonces, 10. La pareja con las cámaras está indignada y pide pagar solo cinco por cabeza: “Estamos pegados a la hora”, recriminan. Instantes después, sus preocupaciones son otras. ¿Por qué no hay cola, si siempre hay? ¿Será que está muy nublado? ¿Valdrá la pena pagar tanto por subir así? Dudan, pero al final deciden pagar los 20 euros. Al fin y al cabo, ya están allí. Su apuesta es que el clima mejore y las fotos en la pasarela de cristal queden dignas de Instagram. El añadido perfecto, la copa de gin-tonic en mano, les costaría 16 euros más por cabeza. Todo sea por los benditos me gusta, que cada año cotizan más caro en las azoteas madrileñas.


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Cerca del cielo de Madrid no hay precios populares. De hecho, el gin-tonic estándar cuesta en las azoteas con vistas a la Gran Vía un 19% más que en 2019, cuando EL PAÍS hizo una primera ruta por esa calle para tomar nota de la oferta de esta popular bebida. Desde entonces, hemos hecho un examen anual de la evolución de esta experiencia que da una idea de la inflación en los planes del ocio más selecto en la ciudad. Según el índice gin-tonic 2023, el precio medio ha pasado de 11,94 euros a 13,66 euros si se opta por los gin-tonics más económicos de la carta, como Beefeater, Tanqueray o Larios. El cliente premium paga de media 17,3 por marcas como Monkey 47 o Hendrick’s.


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Desde Plaza España hasta el Palacio de Cibeles, por toda la Gran Vía madrileña se pueden contar 26 azoteas. Todas presumen de tener una de las mejores vistas de la ciudad. En los últimos cuatro años han aparecido ocho más que han hecho que aumente la oferta. Entre ellas se encuentra la del Hotel RIU, que en 2021 cambió el modelo cuando empezó a cobrar a sus clientes solo por subir. Esto ocurrió cuando se dieron cuenta de que la mayoría de la gente no quería consumir, sino hacer la foto para su red social. En el último año, otras azoteas como la de Pestana CR7, el hotel de Cristiano Ronaldo, y el hotel Santo Domingo, en la plaza del mismo nombre, han decidido cobrar cinco euros por subir. Esto ha incrementado mucho el precio del plan del gin-tonic con vistas.

La última en abrir sus puertas ha sido la azotea Penthouse [ático en inglés], que lo hizo hace seis meses en la última planta del Centro Comercial WOW, que está ubicado en el antiguo Hotel Roma. La azotea es conocida porque en su tejado se encuentra la emblemática Loba de Roma en bronce que volvió a la arteria madrileña en 2021. Penthouse se ha convertido en una de las azoteas de moda de este verano.


La ruta del ‘gin-tonic’ con vistas

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Hace cuatro años, hubiera sido posible tomarse un gin-tonic en altura por solo siete euros. Lo fue durante un tiempo en la terraza del Generator, donde ahora cobran 11 euros por ese combinado. “Hemos tenido que subir los precios de la comida y cerveza. Nuestra terraza no tiene las mejores vistas, pero tenemos el mejor ambiente. La gente repite mucho”, asegura un portavoz del hotel.

Actualmente, la alternativa más barata la proporciona una terraza situada en la planta novena de El Corte Inglés de Callao: sus gin-tonics más asequibles salen por nueve euros y no hay que pagar por subir. La más costosa de todas es la planta 27 del RIU y optar por las marcas más exclusivas eleva la cuenta hasta los 26 euros. (10 por la entrada no canjeable y 16 por la bebida).

La terraza del Hotel VP Plaza España, Ginkgo, se sitúa también entre las más caras. Subir los fines de semana pasó de costar seis a ocho euros en el último año. La masificación y el hecho de que unas azoteas estén tan cerca de otras fueron dos factores para que el precio subiese. No les interesa la gente que solo accede para hacerse fotos y se encargan de dejarlo claro. Al contrario, buscan vender una experiencia con shows en vivo y cócteles de autor.

El RIU, sin embargo, sabe que su público objetivo son los turistas que buscan hacerse fotos con sus vistas 360: cada cual juega su partida. En la azotea, en la planta 27, la gente hace cola durante más de media hora para posar sobre una pasarela tras*parente, que ha sido catalogada en redes sociales como uno de los lugares más fotografiados de Madrid.


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Hace ya dos años, el Hotel Emperador, en el número 53 de la Gran Vía, empezó a cobrar por subir a su azotea, y aunque la entrada incluye una consumición de una cerveza, justifican el movimiento en la demanda que presenta el hotel. Hay que aclarar que esta azotea, que cuenta con una de las piscinas más emblemáticas de la capital, no ha incrementado los precios de sus combinados en los últimos tres años.

Sucede lo mismo en sitios como The Principal, muy cerca de la parada de metro de Banco de España, que, aunque tiene uno de los precios más caros, 16 por una copa estándar, no cobra por subir. Sus vistas, además, son famosas por salir en series como Élite, y su negocio es conocido por alojar a estrellas como el cantante Bruno Mars. En la competición por llegar antes al cielo de Madrid el número de plantas no lo es todo.

Los hosteleros tienen una sensación agridulce después de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo. No están llenos, y muy pocas azoteas tienen el lujo de tener las colas de RIU o Picalartos, en el 21 de la Gran Vía. “El negocio va bien, pero vemos menos movimiento”, asegura el jefe de barra, Javier Barra, de la terraza Ginkgo.

El director del hotel Hyatt, Jesús Romero, puntualiza que “la evolución de la terraza en el último año ha sido muy positiva” y añade que ya desde el año pasado recuperaron la demanda “después del estruendo de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo” gracias a la ampliación que hicieron y que les “ha permitido usar la terraza también en invierno”.

Otros como el Dear Hotel, en el número 81, no aceptan que la gente reserve para solo tomar un gin-tonic. Además, piden una tarjeta de garantía para reservar una mesa con vistas. Sus gin-tonics cuestan entre 11 y 16 euros. Eso sí, no cobran por subir.

Se cuentan con los dedos de las manos los hoteles sobre la Gran Vía que todavía no tienen una azotea. El hotel Madrid Plaza España y el Hotel Madrid Centro son una excepción en un mercado ultra competitivo donde los hoteles contratan cada vez más empresas externas especialistas en azoteas para que la suya sea la más famosa. El grupo Azotea, que lleva Picalagartos y el Círculo de Bellas Artes, claramente es reconocido por su buen gusto a la hora de diseñar espacios con vistas a la ciudad. Al frente de su coctelería está Luca Anastasio.


El cielo de Madrid, cada vez es más caro

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Anastasio reconoce que estas dos azoteas están dirigidas a un tipo de cliente muy diferente. Picalagartos se centra en madrileños con edades comprendidas entre los 30 y los 50, mientras que la Azotea del Círculo tiene un público muy heterogéneo, ya que recibe muchos turistas, grupos de amigos y padres con hijos. Anastasio busca que sus azoteas lleven el cóctel favorito de cada uno a otro nivel. “Usamos una selección de nuestros destilados favoritos con unos toques de los mejores ingredientes y la fruta deshidratada de máxima calidad. La oferta es amplia entre los gin-tonics, y siempre se puede elegir el que más se adapte a gusto de cada paladar”, asegura.

A pesar de los denodados esfuerzos del mojito, la copa que más se pide en las azoteas de la Gran Vía es el gin-tonic, aseguran los hosteleros. Aunque cueste lo mismo que el abono de tras*porte joven.

El presidente de Hostelería de España, José Luis Yzuel, asegura que todas las azoteas son productos muy atractivos en este momento. “Cada vez hay más gente que está dispuesta a pagar una entrada. Aunque haya más azoteas, el precio no ha decaído”.


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Recuerda que las azoteas para los hoteles son un producto extra muy rentable. Los hosteleros están apuestan por subir el precio de la entrada y no tanto el de las bebidas. “Cuantas más azoteas, más gente estará dispuesta a pagar el sobreprecio por un poco de altura que haga que corra el aire y alivie las altas temperaturas del verano madrileño”, afirma.

Al estar tan cerca unas de las otras y tener precios similares, su forma de sobresalir ha sido crear una personalidad diferente. Esto se puede ver en su decoración, el tipo de público, su música y hasta en su horario. Y, aunque varias de ellas pertenecen a una misma compañía, como es el caso de Ella y Osadía, que son del grupo SmartRental, todas tienen conceptos muy diferentes. Lo mismo sucede con los tres Hoteles Vincci, que son extraordinariamente distintos entre sí a pesar de compartir ruta.

El vídeo más compartido de la cuenta del microinfluencer de planes en Madrid Mi bello Madrid es un reel de las mejores terrazas. Cuenta con más de 25.000 likes y ha sido guardado más de 30.000 veces desde junio del 2022. “Los vídeos sobre las azoteas son virales seguros. Todos quieren saber dónde están las mejores”, asegura el creador de contenido, Andrés García. La moda de los rooftops neoyorkinos llegó a Madrid para quedarse. Cueste lo que cueste.

 
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El precio del ‘gin-tonic’ con vistas ha subido un 19% en cuatro años, cuando EL PAÍS puso por primera vez la lupa sobre el coste de este plan veraniego.


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Hacerse la foto perfecta en una azotea de la Gran Vía es motivo de envidia en las redes. Una pareja entra con cámaras en mano, listos para darlo todo en lo alto del Hotel RIU, en un piso 27 a 100 metros de altura. El precio varía en cuestión de un minuto. Hasta las 16.59 cuesta cinco euros, a partir de entonces, 10. La pareja con las cámaras está indignada y pide pagar solo cinco por cabeza: “Estamos pegados a la hora”, recriminan. Instantes después, sus preocupaciones son otras. ¿Por qué no hay cola, si siempre hay? ¿Será que está muy nublado? ¿Valdrá la pena pagar tanto por subir así? Dudan, pero al final deciden pagar los 20 euros. Al fin y al cabo, ya están allí. Su apuesta es que el clima mejore y las fotos en la pasarela de cristal queden dignas de Instagram. El añadido perfecto, la copa de gin-tonic en mano, les costaría 16 euros más por cabeza. Todo sea por los benditos me gusta, que cada año cotizan más caro en las azoteas madrileñas.


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Cerca del cielo de Madrid no hay precios populares. De hecho, el gin-tonic estándar cuesta en las azoteas con vistas a la Gran Vía un 19% más que en 2019, cuando EL PAÍS hizo una primera ruta por esa calle para tomar nota de la oferta de esta popular bebida. Desde entonces, hemos hecho un examen anual de la evolución de esta experiencia que da una idea de la inflación en los planes del ocio más selecto en la ciudad. Según el índice gin-tonic 2023, el precio medio ha pasado de 11,94 euros a 13,66 euros si se opta por los gin-tonics más económicos de la carta, como Beefeater, Tanqueray o Larios. El cliente premium paga de media 17,3 por marcas como Monkey 47 o Hendrick’s.


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Desde Plaza España hasta el Palacio de Cibeles, por toda la Gran Vía madrileña se pueden contar 26 azoteas. Todas presumen de tener una de las mejores vistas de la ciudad. En los últimos cuatro años han aparecido ocho más que han hecho que aumente la oferta. Entre ellas se encuentra la del Hotel RIU, que en 2021 cambió el modelo cuando empezó a cobrar a sus clientes solo por subir. Esto ocurrió cuando se dieron cuenta de que la mayoría de la gente no quería consumir, sino hacer la foto para su red social. En el último año, otras azoteas como la de Pestana CR7, el hotel de Cristiano Ronaldo, y el hotel Santo Domingo, en la plaza del mismo nombre, han decidido cobrar cinco euros por subir. Esto ha incrementado mucho el precio del plan del gin-tonic con vistas.

La última en abrir sus puertas ha sido la azotea Penthouse [ático en inglés], que lo hizo hace seis meses en la última planta del Centro Comercial WOW, que está ubicado en el antiguo Hotel Roma. La azotea es conocida porque en su tejado se encuentra la emblemática Loba de Roma en bronce que volvió a la arteria madrileña en 2021. Penthouse se ha convertido en una de las azoteas de moda de este verano.


La ruta del ‘gin-tonic’ con vistas

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Hace cuatro años, hubiera sido posible tomarse un gin-tonic en altura por solo siete euros. Lo fue durante un tiempo en la terraza del Generator, donde ahora cobran 11 euros por ese combinado. “Hemos tenido que subir los precios de la comida y cerveza. Nuestra terraza no tiene las mejores vistas, pero tenemos el mejor ambiente. La gente repite mucho”, asegura un portavoz del hotel.

Actualmente, la alternativa más barata la proporciona una terraza situada en la planta novena de El Corte Inglés de Callao: sus gin-tonics más asequibles salen por nueve euros y no hay que pagar por subir. La más costosa de todas es la planta 27 del RIU y optar por las marcas más exclusivas eleva la cuenta hasta los 26 euros. (10 por la entrada no canjeable y 16 por la bebida).

La terraza del Hotel VP Plaza España, Ginkgo, se sitúa también entre las más caras. Subir los fines de semana pasó de costar seis a ocho euros en el último año. La masificación y el hecho de que unas azoteas estén tan cerca de otras fueron dos factores para que el precio subiese. No les interesa la gente que solo accede para hacerse fotos y se encargan de dejarlo claro. Al contrario, buscan vender una experiencia con shows en vivo y cócteles de autor.

El RIU, sin embargo, sabe que su público objetivo son los turistas que buscan hacerse fotos con sus vistas 360: cada cual juega su partida. En la azotea, en la planta 27, la gente hace cola durante más de media hora para posar sobre una pasarela tras*parente, que ha sido catalogada en redes sociales como uno de los lugares más fotografiados de Madrid.


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Hace ya dos años, el Hotel Emperador, en el número 53 de la Gran Vía, empezó a cobrar por subir a su azotea, y aunque la entrada incluye una consumición de una cerveza, justifican el movimiento en la demanda que presenta el hotel. Hay que aclarar que esta azotea, que cuenta con una de las piscinas más emblemáticas de la capital, no ha incrementado los precios de sus combinados en los últimos tres años.

Sucede lo mismo en sitios como The Principal, muy cerca de la parada de metro de Banco de España, que, aunque tiene uno de los precios más caros, 16 por una copa estándar, no cobra por subir. Sus vistas, además, son famosas por salir en series como Élite, y su negocio es conocido por alojar a estrellas como el cantante Bruno Mars. En la competición por llegar antes al cielo de Madrid el número de plantas no lo es todo.

Los hosteleros tienen una sensación agridulce después de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo. No están llenos, y muy pocas azoteas tienen el lujo de tener las colas de RIU o Picalartos, en el 21 de la Gran Vía. “El negocio va bien, pero vemos menos movimiento”, asegura el jefe de barra, Javier Barra, de la terraza Ginkgo.

El director del hotel Hyatt, Jesús Romero, puntualiza que “la evolución de la terraza en el último año ha sido muy positiva” y añade que ya desde el año pasado recuperaron la demanda “después del estruendo de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo” gracias a la ampliación que hicieron y que les “ha permitido usar la terraza también en invierno”.

Otros como el Dear Hotel, en el número 81, no aceptan que la gente reserve para solo tomar un gin-tonic. Además, piden una tarjeta de garantía para reservar una mesa con vistas. Sus gin-tonics cuestan entre 11 y 16 euros. Eso sí, no cobran por subir.

Se cuentan con los dedos de las manos los hoteles sobre la Gran Vía que todavía no tienen una azotea. El hotel Madrid Plaza España y el Hotel Madrid Centro son una excepción en un mercado ultra competitivo donde los hoteles contratan cada vez más empresas externas especialistas en azoteas para que la suya sea la más famosa. El grupo Azotea, que lleva Picalagartos y el Círculo de Bellas Artes, claramente es reconocido por su buen gusto a la hora de diseñar espacios con vistas a la ciudad. Al frente de su coctelería está Luca Anastasio.


El cielo de Madrid, cada vez es más caro

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Anastasio reconoce que estas dos azoteas están dirigidas a un tipo de cliente muy diferente. Picalagartos se centra en madrileños con edades comprendidas entre los 30 y los 50, mientras que la Azotea del Círculo tiene un público muy heterogéneo, ya que recibe muchos turistas, grupos de amigos y padres con hijos. Anastasio busca que sus azoteas lleven el cóctel favorito de cada uno a otro nivel. “Usamos una selección de nuestros destilados favoritos con unos toques de los mejores ingredientes y la fruta deshidratada de máxima calidad. La oferta es amplia entre los gin-tonics, y siempre se puede elegir el que más se adapte a gusto de cada paladar”, asegura.

A pesar de los denodados esfuerzos del mojito, la copa que más se pide en las azoteas de la Gran Vía es el gin-tonic, aseguran los hosteleros. Aunque cueste lo mismo que el abono de tras*porte joven.

El presidente de Hostelería de España, José Luis Yzuel, asegura que todas las azoteas son productos muy atractivos en este momento. “Cada vez hay más gente que está dispuesta a pagar una entrada. Aunque haya más azoteas, el precio no ha decaído”.


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Recuerda que las azoteas para los hoteles son un producto extra muy rentable. Los hosteleros están apuestan por subir el precio de la entrada y no tanto el de las bebidas. “Cuantas más azoteas, más gente estará dispuesta a pagar el sobreprecio por un poco de altura que haga que corra el aire y alivie las altas temperaturas del verano madrileño”, afirma.

Al estar tan cerca unas de las otras y tener precios similares, su forma de sobresalir ha sido crear una personalidad diferente. Esto se puede ver en su decoración, el tipo de público, su música y hasta en su horario. Y, aunque varias de ellas pertenecen a una misma compañía, como es el caso de Ella y Osadía, que son del grupo SmartRental, todas tienen conceptos muy diferentes. Lo mismo sucede con los tres Hoteles Vincci, que son extraordinariamente distintos entre sí a pesar de compartir ruta.

El vídeo más compartido de la cuenta del microinfluencer de planes en Madrid Mi bello Madrid es un reel de las mejores terrazas. Cuenta con más de 25.000 likes y ha sido guardado más de 30.000 veces desde junio del 2022. “Los vídeos sobre las azoteas son virales seguros. Todos quieren saber dónde están las mejores”, asegura el creador de contenido, Andrés García. La moda de los rooftops neoyorkinos llegó a Madrid para quedarse. Cueste lo que cueste.

Si ahora en verano es lo mejor que hay en Madrid.
 
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