rafabogado
Será en Octubre
Prosiguiendo con la iniciativa que comenzamos para subir diariamente la Palabra -siempre necesaria, pero especialmente en los tiempos bélicos y de desesperación que vivimos-, en primer lugar os recuerdo los beneficios que relaciona el Salmo 119 (en Spoiler porque es reiteración).
Beneficios de la Palabra
1) Nutre tu alma sedienta.
«Abatida hasta el polvo está mi alma; Vivifícame según tu palabra.» (Salmo 119: 25).
2) Fortalece tus huesos cansados.
«Afligido estoy en gran manera; Vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra.» (Salmo 119: 107).
3) Redirige tu mirada a lo que es justo.
«Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; Avívame en tu camino.» (Salmo 119:37).
4) Calma tu corazón desanimado.
«Me anticipé al alba, y clamé; Esperé en tu palabra.» (Salmo 119:147).
5) Concede Completa Paz.
«Mucha paz tienen los que aman tu ley, Y no hay para ellos tropiezo.» (Salmo 119:165).
6) Llena De Esperanza.
«Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, En la cual me has hecho esperar.» (Salmo 119:49).
7) Alimenta Tu Espíritu Hambriento.
«¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca.» (Salmo 119:103).
8) Da Profunda Sabiduría.
«Más que los viejos he entendido, Porque he guardado tus mandamientos;» (Salmo 119:100).
9) Tranquilidad Durante El Dolor.
«Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos, Y que conforme a tu fidelidad me afligiste.» (Salmo 119:75)
10) Te Llena De Sus Alabanzas.
«A medianoche me levanto para alabarte Por tus justos juicios.» (Salmo 119:62).
11) Guarda De Caer En La Tentación.
«Apartaos de mí, malignos, Pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios.» (Salmo 119:115).
12) Señala Tus Creencias y Acciones Equivocadas.
«Aparta de mí el camino de la mentira, Y en tu misericordia concédeme tu ley.» (Salmo 119:29).
13) Nos Da Seguridad De Nuestra Herencia Eterna.
«Mis ojos desfallecieron por tu salvación, Y por la palabra de tu justicia.» (Salmo 119:123).
14) Consuela En Tiempo De Angustia.
«Ella es mi consuelo en mi aflicción, Porque tu dicho me ha vivificado.» (Salmo 119:50).
15) En todo momento, puedes ir y dejar que la palabra de Dios te guie, Jesucristo.
«Yo anduve errante como oveja extraviada; busca a tu siervo, Porque no me he olvidado de tus mandamientos.»(Salmo 119:176).
1) Nutre tu alma sedienta.
«Abatida hasta el polvo está mi alma; Vivifícame según tu palabra.» (Salmo 119: 25).
2) Fortalece tus huesos cansados.
«Afligido estoy en gran manera; Vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra.» (Salmo 119: 107).
3) Redirige tu mirada a lo que es justo.
«Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; Avívame en tu camino.» (Salmo 119:37).
4) Calma tu corazón desanimado.
«Me anticipé al alba, y clamé; Esperé en tu palabra.» (Salmo 119:147).
5) Concede Completa Paz.
«Mucha paz tienen los que aman tu ley, Y no hay para ellos tropiezo.» (Salmo 119:165).
6) Llena De Esperanza.
«Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, En la cual me has hecho esperar.» (Salmo 119:49).
7) Alimenta Tu Espíritu Hambriento.
«¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca.» (Salmo 119:103).
8) Da Profunda Sabiduría.
«Más que los viejos he entendido, Porque he guardado tus mandamientos;» (Salmo 119:100).
9) Tranquilidad Durante El Dolor.
«Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos, Y que conforme a tu fidelidad me afligiste.» (Salmo 119:75)
10) Te Llena De Sus Alabanzas.
«A medianoche me levanto para alabarte Por tus justos juicios.» (Salmo 119:62).
11) Guarda De Caer En La Tentación.
«Apartaos de mí, malignos, Pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios.» (Salmo 119:115).
12) Señala Tus Creencias y Acciones Equivocadas.
«Aparta de mí el camino de la mentira, Y en tu misericordia concédeme tu ley.» (Salmo 119:29).
13) Nos Da Seguridad De Nuestra Herencia Eterna.
«Mis ojos desfallecieron por tu salvación, Y por la palabra de tu justicia.» (Salmo 119:123).
14) Consuela En Tiempo De Angustia.
«Ella es mi consuelo en mi aflicción, Porque tu dicho me ha vivificado.» (Salmo 119:50).
15) En todo momento, puedes ir y dejar que la palabra de Dios te guie, Jesucristo.
«Yo anduve errante como oveja extraviada; busca a tu siervo, Porque no me he olvidado de tus mandamientos.»(Salmo 119:176).
A continuación, el Evangelio de hoy viernes y las lecturas:
“ Hijos de la luz ”
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 3, 17 – 4,1
Hermanos, sed imitadores míos y fijaos en los que andan según el modelo que tenéis en nosotros.
Porque —como os decía muchas veces, y ahora lo repito con lágrimas en los ojos— hay muchos que andan como enemigos de la cruz de Cristo: su paradero es la perdición; su Dios, el vientre; su gloria, sus vergüenzas; solo aspiran a cosas terrenas.
Nosotros, en cambio, somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo.
Él tras*formará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo.
Así, pues, hermanos míos queridos y añorados, mi alegría y mi corona, manteneos así, en el Señor, queridos.
Salmo de hoy
Salmo 121, 1bc-2. 3-4ab 4cd-5 R/. Vamos alegres a la casa del Señor
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R/.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor. R/.
Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 16, 1-8
En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos:
«Un hombre rico tenía un administrador, a quien acusaron ante él de derrochar sus bienes.
Entonces lo llamó y le dijo:
“¿Qué es eso que estoy oyendo de ti? Dame cuenta de tu administración, porque en adelante no podrás seguir administrando”.
El administrador se puso a decir para sí:
“¿Qué voy a hacer, pues mi señor me quita la administración? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa”.
Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero:
“¿Cuánto debes a mi amo?”.
Este respondió:
“Cien barriles de aceite».
Él le dijo:
«Toma tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta”. Luego dijo a otro:
“Y tú, ¿cuánto debes?”.
Él dijo:
“Cien fanegas de trigo”.
Le dice:
“Toma tu recibo y escribe ochenta”.
Y el amo alabó al administrador injusto, porque había actuado con astucia. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su propia gente que los hijos de la luz».
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Bonus: Añado los comentarios de los dominicos con el Evangelio anterior, así como los del padre Pedro Brassesco, en YT. Para quien prefiera las reflexiones por escrito, las dejo a continuación, hoy a cargo de la Hna. Virgilia León Garrido O.P., de la Congregación Romana de Santo Domingo.
Reflexión del Evangelio de hoy
Aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo
En la primera lectura de la misa de hoy, Pablo comienza presentándose a sí mismo, “sed imitadores míos” y mirad, fijaos en los que andan según el modelo que tenéis en nosotros, aquello que yo os he enseñado.¡Qué gran confianza y humildad la de Pablo, para presentarse como ejemplo a imitar!, qué bien se conoce. “No soy yo, es Cristo quién vive en mí” (Gal 2,20). Él vivía de tal manera que su única prioridad fue hacer la voluntad de Dios. Y dado que hacia la voluntad de Dios, esto, le fortalece para poder exhortar a sus hermanos. Esta vez el ruego no es como otras veces, es de una forma especial, podemos decir; dramática,–“ahora lo repito con lágrimas en los ojos”– hay quienes se comportan en su vivir “como enemigos de la cruz de Cristo”. No quiere ni imaginar, que algunos de sus hermanos se contagien de esta corriente.
Podemos preguntarnos:¿y quiénes son esos enemigos? El mismo Pablo nos lo dice: son aquellos que “solo aspiran a cosas terrenas”, que han cambiado a Dios, bien infinito, por la perdición. Pervierten el evangelio de Cristo, niegan la salvación que nos trajo Jesucristo y que con fe esperaron y esperamos.
Realmente es dramático, es para echarse a llorar, como nos dice San Pablo: nosotros, que estamos hechos para la eternidad, para gozar del infinito amor que no acaba nunca, llegamos a remplazarlo. Es lo peor que puede suceder en la vida de un ser humano, de un cristiano: quien habiendo conocido y vivido la fe, la haya abandonado o se haya relajado de tal modo que haga imposible reconocerlo como cristiano.
San Pablo se lo dejo dicho a las comunidades que iba formando, hoy nos lo dice a nosotros: “hermanos míos manteneos así, esperando la venida gloriosa de nuestro Salvador.”
Los hijos de este mundo son más astutos…que los hijos de la luz
El evangelio de hoy nos presenta una parábola que trata de la administración de los bienes, sólo está en el evangelio de Lucas. Se la conoce como la parábola del administrador deshonesto. El final o conclusión de la parábola es desconcertante. Lucas dice: “El Señor alabó al administrador infiel porque había obrado con sagacidad”. ¿Cómo es posible que Jesús puede elogiar a un empleado corrupto? No, no puede ser, debemos buscar el verdadero sentido evangélico, y no quedarnos fácilmente con actitudes mundanas que hoy siguen repitiéndose ampliamente en nuestra sociedad“El Señor alabó al administrador injusto porque había obrado con sagacidad, pues los hijos de este mundo son más sagaces con los de su clase que los hijos de la luz.” Jesús no alaba el robo, ni el soborno sino la presencia de espíritu del administrador. Sabe calcular bien las cosas y sabe encontrar una salida, cuando de repente se ve sin trabajo. La historia nos muestra la importancia de la astucia y la previsión. El administrador, aunque deshonesto, fue capaz de anticipar su futuro y actuar en consecuencia. Esta habilidad para prever y actuar es crucial en nuestra vida diaria.
Dejemos claro que la costumbre del soborno es una costumbre de “pecado”, se comienza quizá con algo pequeño, ¡pero es como la droja! Pronto ese soborno se convierte en dependencia, y no puede venir de Dios. Esa “costumbre” en nuestra vida nos resta libertad, hace que perdemos la dignidad de seres humanos.
Pidamos a nuestros hermanos difuntos que intercedan por todos nosotros ante el Dios de la misericordia. Amén .
Fuente: Hijos de la luz
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Y porque has resucitado, te damos las gracias. Contigo seremos invencibles. Contigo, llamados a la Vida.
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío en ti.» (Salmo 90)