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Será en Octubre
ACTUALIZACIÓN:
Santo Rosario. 22:00 horas, horario en España peninsular.
EMPEZAMOS A REZAR A LAS 22:00 HORAS.
Desde Lourdes (en castellano y en vivo):
+
Letanías (no son obligatorias, pero agradan a nuestra progenitora del Cielo):
+
Salve
+
Ave María (cantado)
---
¿Cómo se reza el Rosario? Con viñetas explicativas.
---
Promesas del Rosario (apariciones marianas):
Aquellos que recen con enorme fe el Rosario recibirán gracias especiales.
Prometo mi protección y las gracias más grandes a aquellos que recen el Rosario.
El Rosario es un arma poderosa para no ir al infierno, destruirá los vicios, disminuirá los pecados, y defendernos de las herejías.
Se otorgará la virtud y las buenas obras abundarán, se otorgará la piedad de Dios para las almas, rescatará a los corazones de la gente de su amor terrenal y vanidades, y los elevará en su deseo por las cosas eternas. Las mismas almas se santificarán por este medio.
El alma que se encomiende a mí en el Rosario no perecerá.
Quien rece el Rosario devotamente, y lleve los misterios como testimonio de vida no conocerá la desdicha. Dios no lo castigará en su justicia, no tendrá una fin violenta, y si es justo, permanecerá en la gracia de Dios, y tendrá la recompensa de la vida eterna.
Aquel que sea verdadero devoto del Rosario no perecerá sin los Sagrados Sacramentos.
Aquellos que recen con mucha fe el Santo Rosario en vida y en la hora de su fin encontrarán la luz de Dios y la plenitud de su gracia, en la hora de la fin participarán en el paraíso por los méritos de los Santos.
Libraré del purgatorio a quienes recen el Rosario devotamente.
Los niños devotos al Rosario merecerán un alto grado de Gloria en el cielo.
Obtendrán todo lo que me pidan mediante el Rosario.
Aquellos que propaguen mi Rosario serán asistidos por mí en sus necesidades.
Mi hijo me ha concedido que todo aquel que se encomiende a mí al rezar el Rosario tendrá como intercesores a toda la corte celestial en vida y a la hora de la fin.
Son mis niños aquellos que recitan el Rosario, y hermanos y hermanas de mi único hijo, Jesucristo.
La devoción a mi Rosario es una gran señal de profecía.
---
Prosiguiendo con la iniciativa que comenzamos para subir diariamente la Palabra -siempre necesaria, pero especialmente en los tiempos bélicos y de desesperación que vivimos-, en primer lugar os recuerdo los beneficios que relaciona el Salmo 119 (en Spoiler porque es reiteración).
A continuación, el Evangelio de hoy miércoles y las lecturas:
“ Y dio fruto ”
Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo 16, 1-5. 9-15
Toda la comunidad de los hijos de Israel partió de Elín y llegó al desierto de Sin, entre Elín y Sinaí, el día quince del segundo mes después de salir de Egipto.
La comunidad de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto, diciendo:
«¡Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos alrededor de la olla de carne y comíamos pan hasta hartarnos! Nos habéis sacado a este desierto para apiolar de hambre a toda esta comunidad».
El Señor dijo a Moisés:
«Mira, haré llover pan del cielo para vosotros: que el pueblo salga a recoger la ración de cada día; lo pondré a prueba a ver si guarda mi instrucción o no. El día sexto prepararán lo que hayan recogido y será el doble de lo que recogen a diario».
Moisés dijo a Aarón:
«Di a la comunidad de los hijos de Israel: “Acercaos al Señor, que ha escuchado vuestras murmuraciones”».
Mientras Aarón hablaba a la comunidad de los hijos de Israel ellos se volvieron hacia el desierto y vieron la gloria del Señor que aparecía en una nube.
El Señor dijo a Moisés:
«He oído las murmuraciones de los hijos de Israel. Diles: “Al atardecer comeréis carne, por la mañana os saciaréis de pan; para que sepáis que yo soy el Señor Dios vuestro”».
Por la tarde, una bandada de codornices cubrió todo el campamento; y por la mañana había una capa de rocío alrededor del campamento. Cuando se evaporó la capa de rocío, apareció en la superficie del desierto un polvo fino, como escamas, parecido a la escarcha sobre la tierra. Al verlo, los hijos de Israel se dijeron:
«¿Qué es esto?».
Pues no sabían lo que era. Moisés les dijo:
«Es el pan que el Señor os da de comer».
Salmo de hoy
Sal 77, 18-19. 23-24. 25-26. 27-28 R. El Señor les dio pan del cielo
Tentaron a Dios en sus corazones,
pidiendo una comida a su gusto;
hablaron contra Dios: «¿Podrá Dios
preparar una mesa en el desierto?»
El Señor les dio pan del cielo
Pero dio orden a las altas nubes,
abrió las compuertas del cielo:
hizo llover sobre ellos maná,
les dio un trigo celeste.
El Señor les dio pan del cielo
Y el hombre comió pan de ángeles,
les mandó provisiones hasta la hartura.
Hizo soplar desde el cielo el levante,
y dirigió con su fuerza el viento sur.
El Señor les dio pan del cielo
Hizo llover carne como una polvareda,
y volátiles como arena del mar;
los hizo caer en mitad del campamento,
alrededor de sus tiendas.
El Señor les dio pan del cielo
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 1-9
Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló mucho rato en parábolas:
«Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, una parte cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron.
Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda brotó en seguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó.
Otra cayó entre abrojos, que crecieron y la ahogaron.
Otra cayó en tierra buena y dio fruto: una, ciento; otra sesenta; otra, treinta.
El que tenga oídos, que oiga».
---
Bonus: Añado los comentarios de los dominicos con el Evangelio anterior, así como los del padre Pedro Brassesco, en YT. Para quien prefiera las reflexiones por escrito, las dejo a continuación, hoy a cargo de Hna. Mariví Sánchez Urrutia, de la Congregación de Dominicas de La Anunciata.
Reflexión del Evangelio de hoy
Los israelitas habían llegado a Elim, no sin antes experimentar la gloria de Dios en el paso del Mar Rojo y también las penalidades del desierto. Elim era un lugar agradable con abundante agua. Pero Moisés una vez más pone en marcha al pueblo de Israel hacia la meta: la tierra prometida.
En este pasaje, la travesía a través del desierto, vuelven a quejarse de su situación. Ante una experiencia negativa, el desierto, vuelven a reaccionar como cualquier ser humano podía haberlo hecho. ¿por qué? ¿Por qué a nosotros? ¿Por qué a mí? Y van experimentando una y otra vez que Dios está ahí, manifestándose de manera diversa, pero siempre fiel.
¿Podría simbolizar el maná, en esta lectura-oración, la Gracia que acompaña nuestro camino, que Dios reparte en la travesía de nuestra vida?
Experiencia personal que implica algún movimiento por nuestra parte “que el pueblo salga a recoger la ración de cada día”.
Se sentó junto al lago
Sabemos que las parábolas son una composición literaria que eran ya utilizadas en la antigüedad.
Por otra parte, estamos acostumbrados a que Jesús utilice las parábolas para tras*mitir un mensaje, una enseñanza. Es un buen pedagogo y se vale de cosas que están muy al alcance de la comprensión de todos.
El evangelista Mateo incluye en este capítulo todas las parábolas que pronunció Jesús, posiblemente en diferentes momentos y circunstancias. Existía preocupación en las comunidades cristianas de la naciente Iglesia, por el rechazo que provocaba en muchos de los israelitas el mensaje de Jesús. Y oportunamente el evangelista Mateo recuerda y escribe este texto.
Dejemos que esta parábola, que sin duda la hemos orado y reflexionada muchas veces a lo largo de nuestra vida de creyentes, resuene, una vez más en nuestros oídos (“el que tenga oídos, que oiga”) y en nuestro corazón.
Hay tres figuras que destacan en ella, el sembrador, la semilla y los diferentes terrenos. Y quiero destacar la figura del sembrador, Jesús, que durante su vida predicó la Buena Nueva del Reino.
Y lo hacemos en un doble sentido. Nosotros, nosotras sentadas “a la orilla del lago” escuchando su Palabra, siendo conscientes de que el sembrador, necesita de nosotros, para que crezca la semilla.
Sentados a la orilla del lago, en la soledad de una habitación, en la iglesia, en el metro, podemos tomar conciencia de la calidad de “nuestra tierra “si falta abono, si hay alguna mala hierba que impide que la Palabra fructifique en mí, si, a pesar de mi fragilidad, estoy atenta al Sembrador y a mi colaboración con El. Escuchamos su Palabra y revisamos nuestra tierra.
¿Disponemos de un momento sosegado, tranquilo para escuchar su Palabra y dejarnos interpelar por ella?
Y dio fruto
No es tan difícil reconocer en el hoy de nuestro mundo, sobre todo en algunos ambientes, esa misma preocupación y ese mismo rechazo que se daba en las comunidades de Mateo al mensaje de Jesús.
También hoy los cristianos somos sembradores de su Palabra. Cada uno desde su situación personal: en la predicación, en la catequesis, en la familia, comunidad, en el barrio, en … también somos anunciadores de la Buena Noticia del Reino. Bien es verdad, que, en algunos lugares, los campos se van convirtiendo en amplios espacios de placas solares o grandes torres eólicas y las redes, las ondas y sus interferencias, hacen más difícil escuchar al sembrador.
“Salimos de nuestra casa”, supone una disposición de cambio, de dejar rutinas y comodidad. “Salir” como nos dice el Papa Francisco, salir al encuentro de la otra persona, escuchar y echar la semilla de la Buena Noticia del Evangelio, al estilo de Jesús.
Con la sencillez de nuestras palabras y de nuestra vida, desde la proximidad, buscando, como Jesús, las mejores palabras para comunicar la Buena Noticia del Reino, y sobre todo, con este convencimiento de que, es la coherencia de nuestra vida, nuestro testimonio, nuestros gestos, lo que hace verdaderas nuestras palabras, tal y como aprendimos del Maestro.
El Sembrador de nuestra parábola, cree que la semilla puede dar mucho fruto, ciento, sesenta, treinta. Algunos llaman una parábola optimista. Es más bien una parábola esperanzada. Es una llamada a la esperanza y a la confianza en Dios. La iniciativa la tiene siempre Él, es quien hace fructificar nuestros esfuerzos de sembradores. Nosotros tenemos que sembrar sin desanimarnos fácilmente por la aparente falta de frutos. Hay procesos que son lentos y hay que cuidarlos mucho. ¿Nosotros, nosotras, como andamos de esperanza?
Señor, también sobre nosotros, igual que sobre el pueblo de Israel, haz llover tu Gracia para que nuestra tierra sea cada vez más fértil y crezca en nosotros con fuerza, la semilla de tu Palabra. Y seamos tierra agradecida y fecunda.
Hoy, con San Joaquín y Santa Ana, recordamos y pedimos por todos nuestros abuelos, abuelas, personas mayores que viven su ancianidad en circunstancias diferentes. Les recordamos y agradecemos su vida. Deseamos que se haga realidad lo que se reza en un versículo del Salmo 92. 15 “En la vejez seguirán dando fruto”
Fuente: Evangelio del día
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Y porque has resucitado, te damos las gracias. Contigo seremos invencibles. Contigo, llamados a la Vida.
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío en ti.» (Salmo 90)
Santo Rosario. 22:00 horas, horario en España peninsular.
EMPEZAMOS A REZAR A LAS 22:00 HORAS.
Desde Lourdes (en castellano y en vivo):
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Letanías (no son obligatorias, pero agradan a nuestra progenitora del Cielo):
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Salve
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Ave María (cantado)
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¿Cómo se reza el Rosario? Con viñetas explicativas.
¿Cómo rezar el rosario? Guía visual, paso por paso
Aquí te contamos cómo rezar el rosario. Si eres principiante puedes empezar por rezar un misterio al día hasta que logres completarlo todo.
catholic-link.com
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Promesas del Rosario (apariciones marianas):
Aquellos que recen con enorme fe el Rosario recibirán gracias especiales.
Prometo mi protección y las gracias más grandes a aquellos que recen el Rosario.
El Rosario es un arma poderosa para no ir al infierno, destruirá los vicios, disminuirá los pecados, y defendernos de las herejías.
Se otorgará la virtud y las buenas obras abundarán, se otorgará la piedad de Dios para las almas, rescatará a los corazones de la gente de su amor terrenal y vanidades, y los elevará en su deseo por las cosas eternas. Las mismas almas se santificarán por este medio.
El alma que se encomiende a mí en el Rosario no perecerá.
Quien rece el Rosario devotamente, y lleve los misterios como testimonio de vida no conocerá la desdicha. Dios no lo castigará en su justicia, no tendrá una fin violenta, y si es justo, permanecerá en la gracia de Dios, y tendrá la recompensa de la vida eterna.
Aquel que sea verdadero devoto del Rosario no perecerá sin los Sagrados Sacramentos.
Aquellos que recen con mucha fe el Santo Rosario en vida y en la hora de su fin encontrarán la luz de Dios y la plenitud de su gracia, en la hora de la fin participarán en el paraíso por los méritos de los Santos.
Libraré del purgatorio a quienes recen el Rosario devotamente.
Los niños devotos al Rosario merecerán un alto grado de Gloria en el cielo.
Obtendrán todo lo que me pidan mediante el Rosario.
Aquellos que propaguen mi Rosario serán asistidos por mí en sus necesidades.
Mi hijo me ha concedido que todo aquel que se encomiende a mí al rezar el Rosario tendrá como intercesores a toda la corte celestial en vida y a la hora de la fin.
Son mis niños aquellos que recitan el Rosario, y hermanos y hermanas de mi único hijo, Jesucristo.
La devoción a mi Rosario es una gran señal de profecía.
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Prosiguiendo con la iniciativa que comenzamos para subir diariamente la Palabra -siempre necesaria, pero especialmente en los tiempos bélicos y de desesperación que vivimos-, en primer lugar os recuerdo los beneficios que relaciona el Salmo 119 (en Spoiler porque es reiteración).
Beneficios de la Palabra
1) Nutre tu alma sedienta.
«Abatida hasta el polvo está mi alma; Vivifícame según tu palabra.» (Salmo 119: 25).
2) Fortalece tus huesos cansados.
«Afligido estoy en gran manera; Vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra.» (Salmo 119: 107).
3) Redirige tu mirada a lo que es justo.
«Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; Avívame en tu camino.» (Salmo 119:37).
4) Calma tu corazón desanimado.
«Me anticipé al alba, y clamé; Esperé en tu palabra.» (Salmo 119:147).
5) Concede Completa Paz.
«Mucha paz tienen los que aman tu ley, Y no hay para ellos tropiezo.» (Salmo 119:165).
6) Llena De Esperanza.
«Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, En la cual me has hecho esperar.» (Salmo 119:49).
7) Alimenta Tu Espíritu Hambriento.
«¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca.» (Salmo 119:103).
8) Da Profunda Sabiduría.
«Más que los viejos he entendido, Porque he guardado tus mandamientos;» (Salmo 119:100).
9) Tranquilidad Durante El Dolor.
«Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos, Y que conforme a tu fidelidad me afligiste.» (Salmo 119:75)
10) Te Llena De Sus Alabanzas.
«A medianoche me levanto para alabarte Por tus justos juicios.» (Salmo 119:62).
11) Guarda De Caer En La Tentación.
«Apartaos de mí, malignos, Pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios.» (Salmo 119:115).
12) Señala Tus Creencias y Acciones Equivocadas.
«Aparta de mí el camino de la mentira, Y en tu misericordia concédeme tu ley.» (Salmo 119:29).
13) Nos Da Seguridad De Nuestra Herencia Eterna.
«Mis ojos desfallecieron por tu salvación, Y por la palabra de tu justicia.» (Salmo 119:123).
14) Consuela En Tiempo De Angustia.
«Ella es mi consuelo en mi aflicción, Porque tu dicho me ha vivificado.» (Salmo 119:50).
15) En todo momento, puedes ir y dejar que la palabra de Dios te guie, Jesucristo.
«Yo anduve errante como oveja extraviada; busca a tu siervo, Porque no me he olvidado de tus mandamientos.»(Salmo 119:176).
1) Nutre tu alma sedienta.
«Abatida hasta el polvo está mi alma; Vivifícame según tu palabra.» (Salmo 119: 25).
2) Fortalece tus huesos cansados.
«Afligido estoy en gran manera; Vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra.» (Salmo 119: 107).
3) Redirige tu mirada a lo que es justo.
«Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; Avívame en tu camino.» (Salmo 119:37).
4) Calma tu corazón desanimado.
«Me anticipé al alba, y clamé; Esperé en tu palabra.» (Salmo 119:147).
5) Concede Completa Paz.
«Mucha paz tienen los que aman tu ley, Y no hay para ellos tropiezo.» (Salmo 119:165).
6) Llena De Esperanza.
«Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, En la cual me has hecho esperar.» (Salmo 119:49).
7) Alimenta Tu Espíritu Hambriento.
«¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca.» (Salmo 119:103).
8) Da Profunda Sabiduría.
«Más que los viejos he entendido, Porque he guardado tus mandamientos;» (Salmo 119:100).
9) Tranquilidad Durante El Dolor.
«Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos, Y que conforme a tu fidelidad me afligiste.» (Salmo 119:75)
10) Te Llena De Sus Alabanzas.
«A medianoche me levanto para alabarte Por tus justos juicios.» (Salmo 119:62).
11) Guarda De Caer En La Tentación.
«Apartaos de mí, malignos, Pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios.» (Salmo 119:115).
12) Señala Tus Creencias y Acciones Equivocadas.
«Aparta de mí el camino de la mentira, Y en tu misericordia concédeme tu ley.» (Salmo 119:29).
13) Nos Da Seguridad De Nuestra Herencia Eterna.
«Mis ojos desfallecieron por tu salvación, Y por la palabra de tu justicia.» (Salmo 119:123).
14) Consuela En Tiempo De Angustia.
«Ella es mi consuelo en mi aflicción, Porque tu dicho me ha vivificado.» (Salmo 119:50).
15) En todo momento, puedes ir y dejar que la palabra de Dios te guie, Jesucristo.
«Yo anduve errante como oveja extraviada; busca a tu siervo, Porque no me he olvidado de tus mandamientos.»(Salmo 119:176).
A continuación, el Evangelio de hoy miércoles y las lecturas:
“ Y dio fruto ”
Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo 16, 1-5. 9-15
Toda la comunidad de los hijos de Israel partió de Elín y llegó al desierto de Sin, entre Elín y Sinaí, el día quince del segundo mes después de salir de Egipto.
La comunidad de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto, diciendo:
«¡Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos alrededor de la olla de carne y comíamos pan hasta hartarnos! Nos habéis sacado a este desierto para apiolar de hambre a toda esta comunidad».
El Señor dijo a Moisés:
«Mira, haré llover pan del cielo para vosotros: que el pueblo salga a recoger la ración de cada día; lo pondré a prueba a ver si guarda mi instrucción o no. El día sexto prepararán lo que hayan recogido y será el doble de lo que recogen a diario».
Moisés dijo a Aarón:
«Di a la comunidad de los hijos de Israel: “Acercaos al Señor, que ha escuchado vuestras murmuraciones”».
Mientras Aarón hablaba a la comunidad de los hijos de Israel ellos se volvieron hacia el desierto y vieron la gloria del Señor que aparecía en una nube.
El Señor dijo a Moisés:
«He oído las murmuraciones de los hijos de Israel. Diles: “Al atardecer comeréis carne, por la mañana os saciaréis de pan; para que sepáis que yo soy el Señor Dios vuestro”».
Por la tarde, una bandada de codornices cubrió todo el campamento; y por la mañana había una capa de rocío alrededor del campamento. Cuando se evaporó la capa de rocío, apareció en la superficie del desierto un polvo fino, como escamas, parecido a la escarcha sobre la tierra. Al verlo, los hijos de Israel se dijeron:
«¿Qué es esto?».
Pues no sabían lo que era. Moisés les dijo:
«Es el pan que el Señor os da de comer».
Salmo de hoy
Sal 77, 18-19. 23-24. 25-26. 27-28 R. El Señor les dio pan del cielo
Tentaron a Dios en sus corazones,
pidiendo una comida a su gusto;
hablaron contra Dios: «¿Podrá Dios
preparar una mesa en el desierto?»
El Señor les dio pan del cielo
Pero dio orden a las altas nubes,
abrió las compuertas del cielo:
hizo llover sobre ellos maná,
les dio un trigo celeste.
El Señor les dio pan del cielo
Y el hombre comió pan de ángeles,
les mandó provisiones hasta la hartura.
Hizo soplar desde el cielo el levante,
y dirigió con su fuerza el viento sur.
El Señor les dio pan del cielo
Hizo llover carne como una polvareda,
y volátiles como arena del mar;
los hizo caer en mitad del campamento,
alrededor de sus tiendas.
El Señor les dio pan del cielo
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 1-9
Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló mucho rato en parábolas:
«Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, una parte cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron.
Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda brotó en seguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó.
Otra cayó entre abrojos, que crecieron y la ahogaron.
Otra cayó en tierra buena y dio fruto: una, ciento; otra sesenta; otra, treinta.
El que tenga oídos, que oiga».
---
Bonus: Añado los comentarios de los dominicos con el Evangelio anterior, así como los del padre Pedro Brassesco, en YT. Para quien prefiera las reflexiones por escrito, las dejo a continuación, hoy a cargo de Hna. Mariví Sánchez Urrutia, de la Congregación de Dominicas de La Anunciata.
Reflexión del Evangelio de hoy
Los israelitas habían llegado a Elim, no sin antes experimentar la gloria de Dios en el paso del Mar Rojo y también las penalidades del desierto. Elim era un lugar agradable con abundante agua. Pero Moisés una vez más pone en marcha al pueblo de Israel hacia la meta: la tierra prometida.
En este pasaje, la travesía a través del desierto, vuelven a quejarse de su situación. Ante una experiencia negativa, el desierto, vuelven a reaccionar como cualquier ser humano podía haberlo hecho. ¿por qué? ¿Por qué a nosotros? ¿Por qué a mí? Y van experimentando una y otra vez que Dios está ahí, manifestándose de manera diversa, pero siempre fiel.
¿Podría simbolizar el maná, en esta lectura-oración, la Gracia que acompaña nuestro camino, que Dios reparte en la travesía de nuestra vida?
Experiencia personal que implica algún movimiento por nuestra parte “que el pueblo salga a recoger la ración de cada día”.
Se sentó junto al lago
Sabemos que las parábolas son una composición literaria que eran ya utilizadas en la antigüedad.
Por otra parte, estamos acostumbrados a que Jesús utilice las parábolas para tras*mitir un mensaje, una enseñanza. Es un buen pedagogo y se vale de cosas que están muy al alcance de la comprensión de todos.
El evangelista Mateo incluye en este capítulo todas las parábolas que pronunció Jesús, posiblemente en diferentes momentos y circunstancias. Existía preocupación en las comunidades cristianas de la naciente Iglesia, por el rechazo que provocaba en muchos de los israelitas el mensaje de Jesús. Y oportunamente el evangelista Mateo recuerda y escribe este texto.
Dejemos que esta parábola, que sin duda la hemos orado y reflexionada muchas veces a lo largo de nuestra vida de creyentes, resuene, una vez más en nuestros oídos (“el que tenga oídos, que oiga”) y en nuestro corazón.
Hay tres figuras que destacan en ella, el sembrador, la semilla y los diferentes terrenos. Y quiero destacar la figura del sembrador, Jesús, que durante su vida predicó la Buena Nueva del Reino.
Y lo hacemos en un doble sentido. Nosotros, nosotras sentadas “a la orilla del lago” escuchando su Palabra, siendo conscientes de que el sembrador, necesita de nosotros, para que crezca la semilla.
Sentados a la orilla del lago, en la soledad de una habitación, en la iglesia, en el metro, podemos tomar conciencia de la calidad de “nuestra tierra “si falta abono, si hay alguna mala hierba que impide que la Palabra fructifique en mí, si, a pesar de mi fragilidad, estoy atenta al Sembrador y a mi colaboración con El. Escuchamos su Palabra y revisamos nuestra tierra.
¿Disponemos de un momento sosegado, tranquilo para escuchar su Palabra y dejarnos interpelar por ella?
Y dio fruto
No es tan difícil reconocer en el hoy de nuestro mundo, sobre todo en algunos ambientes, esa misma preocupación y ese mismo rechazo que se daba en las comunidades de Mateo al mensaje de Jesús.
También hoy los cristianos somos sembradores de su Palabra. Cada uno desde su situación personal: en la predicación, en la catequesis, en la familia, comunidad, en el barrio, en … también somos anunciadores de la Buena Noticia del Reino. Bien es verdad, que, en algunos lugares, los campos se van convirtiendo en amplios espacios de placas solares o grandes torres eólicas y las redes, las ondas y sus interferencias, hacen más difícil escuchar al sembrador.
“Salimos de nuestra casa”, supone una disposición de cambio, de dejar rutinas y comodidad. “Salir” como nos dice el Papa Francisco, salir al encuentro de la otra persona, escuchar y echar la semilla de la Buena Noticia del Evangelio, al estilo de Jesús.
Con la sencillez de nuestras palabras y de nuestra vida, desde la proximidad, buscando, como Jesús, las mejores palabras para comunicar la Buena Noticia del Reino, y sobre todo, con este convencimiento de que, es la coherencia de nuestra vida, nuestro testimonio, nuestros gestos, lo que hace verdaderas nuestras palabras, tal y como aprendimos del Maestro.
El Sembrador de nuestra parábola, cree que la semilla puede dar mucho fruto, ciento, sesenta, treinta. Algunos llaman una parábola optimista. Es más bien una parábola esperanzada. Es una llamada a la esperanza y a la confianza en Dios. La iniciativa la tiene siempre Él, es quien hace fructificar nuestros esfuerzos de sembradores. Nosotros tenemos que sembrar sin desanimarnos fácilmente por la aparente falta de frutos. Hay procesos que son lentos y hay que cuidarlos mucho. ¿Nosotros, nosotras, como andamos de esperanza?
Señor, también sobre nosotros, igual que sobre el pueblo de Israel, haz llover tu Gracia para que nuestra tierra sea cada vez más fértil y crezca en nosotros con fuerza, la semilla de tu Palabra. Y seamos tierra agradecida y fecunda.
Hoy, con San Joaquín y Santa Ana, recordamos y pedimos por todos nuestros abuelos, abuelas, personas mayores que viven su ancianidad en circunstancias diferentes. Les recordamos y agradecemos su vida. Deseamos que se haga realidad lo que se reza en un versículo del Salmo 92. 15 “En la vejez seguirán dando fruto”
Fuente: Evangelio del día
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Y porque has resucitado, te damos las gracias. Contigo seremos invencibles. Contigo, llamados a la Vida.
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío en ti.» (Salmo 90)
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