Religión: Santo evangelio de hoy y lecturas. lunes, 9 de septiembre, "señor, guíame con tu justicia" ************************************sto.rosario a las 22.00

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ACTUALIZACIÓN:

Santo Rosario. 22:00 horas, horario en España peninsular.

EMPEZAMOS A REZAR A LAS 22:00 HORAS.



Desde Lourdes (hoy en castellano):



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Letanías (no son obligatorias, pero agradan a nuestra progenitora del Cielo):



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Salve



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Ave María (cantado)





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¿Cómo se reza el Rosario? Con viñetas explicativas.


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Promesas del Rosario (apariciones marianas):



Aquellos que recen con enorme fe el Rosario recibirán gracias especiales.

Prometo mi protección y las gracias más grandes a aquellos que recen el Rosario.

El Rosario es un arma poderosa para no ir al infierno, destruirá los vicios, disminuirá los pecados, y defendernos de las herejías.

Se otorgará la virtud y las buenas obras abundarán, se otorgará la piedad de Dios para las almas, rescatará a los corazones de la gente de su amor terrenal y vanidades, y los elevará en su deseo por las cosas eternas. Las mismas almas se santificarán por este medio.

El alma que se encomiende a mí en el Rosario no perecerá.

Quien rece el Rosario devotamente, y lleve los misterios como testimonio de vida no conocerá la desdicha. Dios no lo castigará en su justicia, no tendrá una fin violenta, y si es justo, permanecerá en la gracia de Dios, y tendrá la recompensa de la vida eterna.

Aquel que sea verdadero devoto del Rosario no perecerá sin los Sagrados Sacramentos.

Aquellos que recen con mucha fe el Santo Rosario en vida y en la hora de su fin encontrarán la luz de Dios y la plenitud de su gracia, en la hora de la fin participarán en el paraíso por los méritos de los Santos.

Libraré del purgatorio a quienes recen el Rosario devotamente.

Los niños devotos al Rosario merecerán un alto grado de Gloria en el cielo.

Obtendrán todo lo que me pidan mediante el Rosario.

Aquellos que propaguen mi Rosario serán asistidos por mí en sus necesidades.

Mi hijo me ha concedido que todo aquel que se encomiende a mí al rezar el Rosario tendrá como intercesores a toda la corte celestial en vida y a la hora de la fin.

Son mis niños aquellos que recitan el Rosario, y hermanos y hermanas de mi único hijo, Jesucristo.

La devoción a mi Rosario es una gran señal de profecía.

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Prosiguiendo con la iniciativa que comenzamos para subir diariamente la Palabra -siempre necesaria, pero especialmente en los tiempos bélicos y de desesperación que vivimos-, en primer lugar os recuerdo los beneficios que relaciona el Salmo 119 (en Spoiler porque es reiteración).

Beneficios de la Palabra

1) Nutre tu alma sedienta.

«Abatida hasta el polvo está mi alma; Vivifícame según tu palabra.» (Salmo 119: 25).

2) Fortalece tus huesos cansados.

«Afligido estoy en gran manera; Vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra.» (Salmo 119: 107).

3) Redirige tu mirada a lo que es justo.

«Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; Avívame en tu camino.» (Salmo 119:37).

4) Calma tu corazón desanimado.

«Me anticipé al alba, y clamé; Esperé en tu palabra.» (Salmo 119:147).

5) Concede Completa Paz.

«Mucha paz tienen los que aman tu ley, Y no hay para ellos tropiezo.» (Salmo 119:165).

6) Llena De Esperanza.

«Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, En la cual me has hecho esperar.» (Salmo 119:49).

7) Alimenta Tu Espíritu Hambriento.

«¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca.» (Salmo 119:103).

8) Da Profunda Sabiduría.

«Más que los viejos he entendido, Porque he guardado tus mandamientos;» (Salmo 119:100).

9) Tranquilidad Durante El Dolor.

«Conozco, oh Jehová, que tus juicios son justos, Y que conforme a tu fidelidad me afligiste.» (Salmo 119:75)

10) Te Llena De Sus Alabanzas.

«A medianoche me levanto para alabarte Por tus justos juicios.» (Salmo 119:62).

11) Guarda De Caer En La Tentación.

«Apartaos de mí, malignos, Pues yo guardaré los mandamientos de mi Dios.» (Salmo 119:115).

12) Señala Tus Creencias y Acciones Equivocadas.

«Aparta de mí el camino de la mentira, Y en tu misericordia concédeme tu ley.» (Salmo 119:29).

13) Nos Da Seguridad De Nuestra Herencia Eterna.

«Mis ojos desfallecieron por tu salvación, Y por la palabra de tu justicia.» (Salmo 119:123).

14) Consuela En Tiempo De Angustia.

«Ella es mi consuelo en mi aflicción, Porque tu dicho me ha vivificado.» (Salmo 119:50).

15) En todo momento, puedes ir y dejar que la palabra de Dios te guie, Jesucristo.

«Yo anduve errante como oveja extraviada; busca a tu siervo, Porque no me he olvidado de tus mandamientos.»(Salmo 119:176).

A continuación, el Evangelio de hoy lunes y las lecturas:

Extiende tu mano

Primera lectura​

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 5, 1-8​


Hermanos:
Se oye decir en todas partes que hay entre vosotros un caso de inmoralidad; y una inmoralidad tal que no se da ni entre los gentiles: uno convive con la mujer de su padre.
¿Y vosotros seguís tan ufanos?
Estaría mejor ponerse de luto y expulsar de entre vosotros al que ha hecho eso.
Pues lo que es yo, ausente en el cuerpo, pero presente en espíritu, ya he tomado una decisión como si estuviera presente: reunidos vosotros en el nombre de nuestro Señor Jesús, y yo presente en espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesús entregar al que ha hecho eso en manos de Satanás; para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu se salve en el día del Señor. Ese orgullo vuestro no tiene razón de ser.
¿No sabéis que un poco de levadura fermenta toda la masa?
Barred la levadura vieja para ser una masa nueva, ya que sois panes ácimos.
Porque ha sido inmolada nuestra víctima pascual: Cristo.
Así, pues, celebremos la Pascua, no con levadura vieja (levadura de corrupción y de maldad), sino con los panes ácimos de la sinceridad y la verdad.

Salmo de hoy​

Salmo 5, 5-6a. 6b-7. 12 R/. Señor, guíame con tu justicia​


Tú no eres un Dios que ame la maldad,
ni el malvado es tu huésped,
ni el arrogante se mantiene en tu presencia.
Señor, guíame con tu justicia

Detestas a los malhechores,
destruyes a los mentirosos;
al hombre sanguinario y traicionero
lo aborrece el Señor.
Señor, guíame con tu justicia

Que se alegren los que se acogen a ti,
con júbilo eterno;
protégelos, para que se llenen de gozo
los que aman tu nombre.
Señor, guíame con tu justicia

Evangelio del día​

Lectura del santo evangelio según san Lucas 6, 6-11​


Un sábado, entró Jesús en la sinagoga y se puso a enseñar.
Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada.
Los escribas y los fariseos estaban al acecho para ver si curaba en sábado, y encontrar de qué acusarlo.
Pero él conocía sus pensamientos y dijo al hombre de la mano atrofiada:
«Levántate y ponte en medio».
Y, levantándose, se quedó en pie.
Jesús les dijo:
«Os voy a hacer una pregunta: ¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer el bien o el mal, salvar una vida o destruirla?».
Y, echando en tomo una mirada a todos, le dijo:
«Extiende tu mano».
Él lo hizo y su mano quedó restablecida.
Pero ellos, ciegos por la cólera, discutían qué había que hacer con Jesús.

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Bonus: Añado los comentarios de los dominicos con el Evangelio anterior, así como los del padre Pedro Brassesco, en YT. Para quien prefiera las reflexiones por escrito, las dejo a continuación, hoy a cargo de Fr. Antonio Bueno Espinar O.P., del Convento de Santa Cruz la Real (Granada).





Reflexión del Evangelio de hoy​

Celebremos la Pascua con los panes ácimos de la sinceridad y la verdad​

Pedíamos a Dios, en la oración colecta que marca esta semana, que nos concediera la verdadera libertad y la herencia de los santos. Ello significa que reconocemos como don de Dios la auténtica libertad, que no es hacer lo que a cada quien le place, sino aquella que brota de la verdad. En conformidad con lo que Jesús nos ha dado a conocer. Le pedimos, pues, que nos haga libres y que seamos conscientes de esa libertad. Hemos suplicado también nos permita participar de la herencia de los santos. Ello implica que lo suplicado es lo que más deseamos, vivir en comunión con el Señor y con los hermanos.

Y con esa disposición, escuchamos lo que Pablo escribe a los de Corinto. Un rumor corre de boca en boca. Se oye decir por todas partes que “hay un caso de unión ilegítima entre ellos”. Pablo les reprocha que no hayan hecho nada. Una cierta indiferencia o un temor a meterse en intimidades. Pero, indirectamente, les está advirtiendo de andar con chismes. Pues ese “se oye decir en todas partes que hay entre vosotros un caso de inmoralidad” revela que van de comentarios. Parroquias de chismosos, dice el Papa Francisco. Es decir, comentan entre ellos, pero no corrigen al que yerra. Algo importante del evangelio ha sido descuidado. Si se conoce un fallo, la invitación que Jesús nos hace es tratar personalmente con el hermano que yerra. Pero para que tiene más atractivo irse de chismes.

No se trata de condenar sin más. Echar al otro. No hizo Jesús eso y el camino que nos señala es justamente otro. Hacer todos los esfuerzos posibles para que ese hermano abra los ojos y vea. Un acompañamiento paciente pero firme. Unida a la palabra que advierte, la oración de intercesión invocando a Dios para que lo ilumine y rectifique, una vez reconocido el error, sea de pensamiento o de conducta.

Lo que no es de recibo es permanecer indiferentes. Pablo les dice: “¿Y vosotros seguís tan ufanos?”. Ante la situación que nos toca vivir en nuestros días, la indiferencia o creer que no pasa nada, que todo vale, nos deja al margen del evangelio de Jesucristo.

Señor, guíame con tu justicia​

Eso suplicamos a Dios, con el salmista. Le pedimos a él que nos guíe con su justicia. Pues teniendo que ser imitadores de Dios como hijos queridos, la justicia de Dios ligada a su santidad, a su bondad, a su misericordia, se convierten en el núcleo del estilo de existencia y vida que brotan del encuentro con el Señor. Dios no aprueba los procedimientos que alejan de él, sino que invita a actuar como él. Dios detesta la maldad por omisión o comisión, pero quiere la salvación de todos y por todos y para todos envió a su Hijo al mundo, para que se salve por medio de él.

¿Qué está permitido en sábado? ¿Hacer el bien o el mal, salvar una vida o destruirla?​

La enseñanza de Jesús no se limita a una exposición doctrinal, sino que incluye la acción salvadora, sanadora, de búsqueda de lo que está enfermo o perdido. Y tiene la costumbre de hacerlo en la sinagoga, en los días dedicados al Señor, el sábado. Nunca hay un día más apropiado para actuar que aquel singularmente dedicado a Dios.

Enseña con los ojos abiertos, mirando a la gente y atendiendo las situaciones que están a la vista. Nos dice San Lucas, que había entre los reunidos un hombre que tiene la mano derecha paralizada. Para quienes estaban allí, eso no tenía especial relieve y los escribas y los fariseos no andan pendientes de esas cosas, van a lo suyo. ¿Qué es lo suyo? Acechar a Jesús, tratar de sorprenderlo haciendo lo que “no se debe en sábado”. No están allí para aprender, para contractar y examinarse. Ellos están seguros de sí mismos y de su perfección.

Jesús coloca en el centro de la comunidad al hombre de la mano atrofiada y les pregunta ¿Qué se puede hacer en sábado, el bien o el mal, salvar una vida o destruirla? La pregunta está planteada, pero el remedio para esa persona no quiere que aguarde su posible contestación. Ha venido a salvar y salva. Y se dirige al hombre de la mano atrofiada, mirando a todos, y le dice: “Extiende tu mano”. La obediencia de la fe manifiesta la fuerza de la palabra. Hizo lo que Jesús le pidió y quedó su mano restablecida. La fe en Jesús es la que sana, salva y devuelve al buen camino.

Cuando no hay fe no hay posibilidad de experimentar la acción salvadora de Dios. Aquellos que, repetidamente son testigos de las obras buenas de Jesús, no se sienten interpelados y nos dice el evangelista: “Pero ellos, ciegos por la cólera, discutían qué había que hacer con Jesús”. Jesús abre nuevos caminos, da plenitud a lo mandado, poniendo ante los ojos lo que encierra cada mandamiento y cuando eso es comprendido, la mente, el corazón y las entrañas se abren y la sensibilidad ante las situaciones que vive cada ser humano, reacciona para hacer lo que hizo Jesús. Nunca ha habido un día más apropiado para hacer el bien que el día que decimos ser del Señor.

¿Cómo respondo antes las situaciones erradas que se viven en nuestros días? ¿Cómo me interpela la palabra y las acciones de Jesús?

Fuente: Extiende tu mano

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Y porque has resucitado, te damos las gracias. Contigo seremos invencibles. Contigo, llamados a la Vida.


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Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío en ti.» (Salmo 90)
 
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Kempis del día
Libro 4º
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Capítulo 2: DE LA BONDAD Y CARIDAD DE DIOS, QUE SE MANIFIESTA EN ESTE SACRAMENTO

1. Señor, confiando en tu bondad y gran misericordia, vengo yo enfermo al médico; hambriento y sediento, a la fuente de la vida; pobre, al rey del cielo; siervo, al Señor; criatura, al Creador; desconsolado, a mi piadoso consolador. Mas ¿de dónde a mí tanto bien, que Tú vengas a mí? ¿Quién soy yo para que te me des a Ti mismo? ¿Cómo se atreve el pecador a comparecer delante de Ti? Y Tú ¿cómo te dignas de venir al pecador? Tú conoces a tu siervo, y sabes que ningún bien tiene por donde pueda merecer que Tú le hagas este beneficio. Yo te confieso, pues, mi vileza, reconozco tu verdad, alabo tu piedad, y te doy gracias por tu extremada caridad. Pues así lo haces conmigo, no por mis merecimientos, sino por Ti mismo, para darme a conocer mejor tu bondad; para que se me infunda mayor caridad, y se recomiende más la humildad. Pues así te agrada a Ti, y así mandaste que se hiciese; también me agrada a mí que Tú lo hayas tenido por bien. ¡Ojalá que no lo impida mi maldad!

2. ¡Oh dulcísimo y benignísimo Jesús! ¡Cuánta reverencia y gracias acompañadas de perpetua alabanza te son debidas por habernos dado tu sacratísimo cuerpo, cuya dignidad ningún hombre es capaz de explicar! Mas ¿qué pensaré en esta comunión, cuando quiero llegarme a mi Señor, a quien no puedo venerar debidamente, y sin embargo deseo recibir con devoción? ¿Qué cosa mejor y más saludable pensaré, sino humillarme profundamente delante de Ti, y ensalzar tu infinita bondad sobre mí? Yo te alabo, Dios mío, y deseo que seas ensalzado para siempre. Despréciome y me rindo a tu majestad en el abismo de mi bajeza.

3. Tú eres el Santo de los Santos, y yo la sarama de los pecadores. Tú te bajas a mí, que no soy digno de alzar los ojos para mirarte. Tú vienes a mí, Tú quieres estar conmigo, Tú me convidas a tu mesa. Tú me quieres dar a comer el manjar celestial, y el pan de los ángeles; que no es otra cosa por cierto sino Tú mismo, pan vivo que descendiste del cielo, y das vida al mundo.

4. ¡Cuánto es, pues, tu amor, cuál tu dignación! y ¡cuántas gracias y alabanzas te son debidas por esto! ¡Oh cuán saludable y provechoso designio tuviste en la institución de este Sacramento! ¡Cuán inefable tu verdad! Pues Tú hablaste, y fue hecho el universo; y se hizo lo que Tú mandaste.

5. Admirable cosa es, digno objeto de la fe, y superior al entendimiento humano, que Tú, Señor Dios mío, verdadero Dios y hombre, eres contenido entero debajo de las especies de pan y vino, y sin detrimento eres comido por el que te recibe. Tú, Señor de todo, que de nada necesitas, quisiste habitar entre nosotros por medio de este Sacramento. Conserva mi corazón y mi cuerpo sin mancha, para que con alegre y limpia conciencia pueda celebrar frecuentemente, y recibir para mi eterna salvación este digno misterio, que ordenaste y estableciste principalmente para honra tuya memoria continua.

6. Alégrate, alma mía, y da gracias a Dios por don tan excelente y consuelo tan singular que te fue dejado en este valle de lágrimas. Porque la caridad de Cristo nunca se disminuye, y la grandeza de su misericordia nunca mengua.

7. Por eso te debes preparar siempre con nueva devoción del alma, y pensar con atenta consideración esta gran misterio de salud. Así te debe parecer tan grande, tan nuevo y agradable cuando celebras u oyes Misa, como si fuese el mismo día en que Cristo, descendiendo en el vientre de la Virgen se hizo hombre; o aquel en que puesto en la Cruz padeció y murió por la salud de los hombres.


Libro html disponible aquí, versión en pdf aquí.
 
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